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Las mujeres kurdas protestan después de que las milicias respaldadas por Turquía les indiquen que usen el hijab


Fuente: The Independent

Autor: Patrick Cockburn

Fecha: 14/6/2018

Traducción: Rojava Azadi Madrid

Una campaña que intenta «forzar a las mujeres a permanecer en sus casas y no participar en la vida pública como tradicionalmente han podido hacer las mujeres kurdas»

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Los carteles alentaban a las mujeres a usar hijab o niqab; luego fueron retirados tras las protestas.

Los milicianos yihadistas respaldados por Turquía, que se apoderaron del enclave kurdo de Afrin en el norte de Siria a principios de este año, han colocado carteles con instrucciones sobre la obediencia a la sharia, incluyendo entre ellas la obligación de las mujeres a vestirse con un niqab completo, una prenda negra que cubre cuerpo y rostro.

Los carteles provocaron furiosas protestas callejeras por parte de los kurdos -que son en su mayoría musulmanes pero tienen una tradición secular-, que se han quedado en Afrin tras la invasión del ejército turco y los milicianos sirios; éstos a menudo miembros de grupos yihadistas, de los cuales ISIS y Al Qaeda son los ejemplos más extremistas.

Los carteles fueron retirados unos días después por la policía militar turca, pero son solo el último signo de presión sobre las mujeres kurdas por parte de los yihadistas para que acepten un estatus de segunda clase y se pongan el hijab (pañuelo) o el niqab.

Gulistan, de 46 años y profesora en Afrin, dijo a The Independent que el objetivo de lo que describió como «campaña de uso del hijab» es forzar a las mujeres a permanecer en sus casas y no participar en la vida pública, lo que las mujeres kurdas siempre han podido hacer.

«Solo porque uso jeans, siempre escucho palabras como ‘puta, no creyente, perra de Assad y de los chiítas’ expresadas por extraños en la calle», declara.

«Un grupo de mujeres realizaron vigilias de protesta para exigir la eliminación de los carteles», agrega, y explica que el uso del niqab es una costumbre social más que religiosa y no forma parte de la tradición kurda.

La exigencia de que las mujeres kurdas, que son en su mayoría musulmanas suníes, usen el hijab o niqab proviene de milicianos árabes y de colonos con creencias islámicas fundamentalistas similares que han sido forzados a abandonar Ghouta oriental a causa de una ofensiva del gobierno sirio.

En número aproximado a los 35.000, han ocupado las casas y tierras abandonadas por unos 150.000 kurdos que huyeron de la invasión turca iniciada el 20 de enero y que terminó con la captura de la ciudad de Afrin el 18 de marzo.

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(Tuit):

Bienvenidos al Afrin controlado por Turquía:
Dos anuncios callejeros:
•El hijab es una línea roja
•El hijab no es solo una cobertura para la cabeza, sino una prenda conservadora que oculta lo que yace debajo.

 

 

Las Naciones Unidas estiman que 143.000 kurdos permanecen en el enclave [Afrin].

Bave Misto, de 65 años, un agricultor de la ciudad de Bulbul, al norte de la ciudad de Afrin, confirma que los kurdos están bajo presión para que abandonen sus prácticas seculares.

Su familia es una de las menos de 100 familias kurdas que permanecen en Bulbul, frente a las 600 que había antes de la invasión.

Dice que sólo a las personas mayores se les permite regresar a sus hogares y que los milicianos árabes, que dicen pertenecer al Ejército Sirio Libre, están impidiendo que los hombres y mujeres jóvenes lo hagan.

El Sr. Misto dice que los milicianos advierten a los habitantes kurdos de Bulbul de que asistan a la mezquita, y las familias árabes desplazadas de Damasco e Idlib rezan allí cinco veces al día y «piden a nuestras mujeres que se pongan el hijab«.

Uno de sus nuevos vecinos, Abu Mohammad, de  Ghouta oriental, le dijo que obligara a su esposa a usar el hijab, exhortándole que: «Es mejor para esta vida y para el más allá».

Muchos kurdos en Afrin sospechan que la aplicación de las normas sociales islámicas fundamentalistas sobre los seculares kurdos tiene como objetivo fomentar una limpieza étnica de los kurdos de Afrin.

Durante la invasión, se filmó a varias unidades de la milicia árabe cantando lemas sectarios anti-kurdos comúnmente utilizados por ISIS y Al Qaeda.

Los kurdos en Afrin enfrentan dificultades extremas para ganarse la vida.

Misto posee un pequeño campo en las afueras de Bulbul en el que hay olivos y cerezos, pero cuando intentó entrar en él, los milicianos árabes le dijeron que estaba lleno de minas colocadas por el PKK (la organización kurdo-turca Partido de los Trabajadores de Kurdistán), aunque él se mostró escéptico, ya que los milicianos tenían ganado pastando allí.

Misto pudo recuperar su casa de una familia árabe que se había apoderado de ella con la ayuda de la policía local, encabezada por un turco.

Esto puede ser una indicación de las divisiones entre diferentes partes del Ejército Libre Sirio, que es una organización paraguas, sobre cómo tratar a los kurdos y si confiscar o no sus propiedades.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR), con sede en el Reino Unido, informa que Ahrar al-Sham, un movimiento yihadista estrechamente aliado de Turquía, ha expulsado a punta de pistola a siete familias de desplazados de Ghouta oriental, que vivían en casas en Afrin, porque insistieron en pagar el alquiler a los propietarios kurdos.

Los desplazados de Ghouta, que fueron llevados en convoyes hasta Afrin, dijeron que ellos mismos habían sido desposeídos de sus hogares por el gobierno sirio, pero que no consideraban correcto quitarles los hogares a otros.

SOHR dice que Ahrar al-Sham ha amenazado con encarcelar a los evacuados de la parte oriental de Ghouta si regresan a las casas que habían alquilado, bajo el cargo de «tratar con las fuerzas kurdas».

Galería de imágenes del ataque turco contra Afrin, norte de Siria:

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Aunque hay una guerra de guerrillas esporádica llevada a cabo por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) en Afrin, es poco probable que se reviertan los cambios demográficos que han seguido a la invasión turca.

Gulistan dice que la vida de los kurdos que se han quedado en el enclave es crónicamente insegura porque están a merced de grupos como Ahrar al-Sham.

Cuenta que su tío es dueño de una tienda de alimentación, pero las milicias le cobran un alto precio, y que a menudo se llevan mercancías sin pagarlas. Cuando apeló a la policía, los milicianos lo maltrataron aún más.

También explica que uno de sus vecinos fue secuestrado hace tres semanas y que su esposa y su hermano recibieron una nota con una petición de rescate de 50.000 USD por su liberación.

SOHR confirma que hay saqueos y enfrentamientos generalizados entre las facciones de las milicias, y que un funcionario kurdo ha sido torturado hasta la muerte.


 

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