La guerra, el cuerpo de la mujer: ¿mártir o terrorista?
Fuente: Kedistan
Autoría: Hawzhin Azeez (Estudiante PHD kurda, co-fundadora de www.hevifoundation.org, creadora de la página Facebook The Middle Eastern Feminist)
Fecha: 20/02/2018
Traducción: Maité (Kedistan)
¿Mártir o terrorista? ¿Por qué una pregunta tan necia a propósito del cuerpo de la mujer en la guerra sucia de Afrin?
La guerra es repugnante y perecer en ella no es ninguna gloria. El cuerpo del enemigo/a es siempre el cadáver del otro.
Pero cuando se trata del cuerpo de la mujer las guerras de los hombres respiran violación, tortura y obscenidad. Lo podemos contemplar en los conflictos recientes, de Bosnia a Daesh, del Congo a Chechenia…los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad ponen siempre de manifiesto el cuerpo de la mujer.
En Afrin el ejército turco y sus aliados no han hecho una excepción, como testimonian las imágenes del cadáver ultrajado y maltratado de Barin, la combatiente kurda. Cuerpos de mujer mutilados, con los pechos amputados, cuerpos desnudos expuestos para seguir deshonrando a la mujer incluso después de muerta. Y para rematar a modo de insulto las palabras “presuntas terroristas” acompañando el crimen.
Y cuando hace unos días otra combatiente atacó un tanque turco haciéndose explotar junto a él, la acusación de “terrorista”, “bomba humana” irrumpió una vez más. Cierta prensa occidental (existe otro sector que simplemente ignora Afrin) se atrevió a escribir que se “trataba de un primer caso entre los kurdos” subrayando la semejanza con Daesh y sus kamikazes. Cuando un combatiente masculino se enfrenta a un tanque con las manos desnudas con una granada como única arma, se convierte en el protagonista de la escena heroica de la película…Pero cuando es una combatiente kurda la que en su desesperación frente a las fuerzas desplegadas comete un acto semejante, asoma en boca de los comentaristas el vocabulario de Erdoğan … “terrorista kurda y kamikaze”.
En reglas generales Kedistan no profesa el culto a las mártires. Sin embargo respetamos ese modo, propio de combatientes y poblaciones en guerra, de honrar el recuerdo de las víctimas, de hacer el duelo. En este caso concreto el término “mártir” no está relacionado con el machismo ni el patriarcado sino con la lucha por la libertad, la de las mujeres en primera línea.
Cuando una vez más se mezclan los comentarios machistas y patriarcales bajo fondo de propaganda de guerra y el discurso nacionalista turco dominante utiliza el vocablo “terrorista” permanentemente, intentando ocultar sus propios crímenes, los pseudo analistas de sillón de cierta prensa deberían aprender a cerrar sus bocazas…inclusive en redes sociales y platós televisivos.
A continuación un texto que lo explica mejor que nosotras, seguido de un homenaje a dos luchadoras por la libertad muertas en esta sucia guerra:
“Resulta extremadamente molesto ver online y en los comentarios mediáticos, incluidos de izquierdas, una equiparación entre los actos de Arin y Avesta y los calificados como “actos suicidas”, creando de esta manera una comparación incómoda con los ataques terroristas. Este elemento resulta doblemente desagradable para nosotros los kurdos, ya que esos mismos estados y regímenes terroristas (junto con sus apoyos occidentales), responsables de genocidios y limpieza étnica de nuestro pueblo, han tildado siempre de “actos terroristas” nuestros esfuerzos por la liberación y la auto preservación (dada nuestra condición de minoría en la región y como tal oprimidos, silenciados y marginalizados).
No cabe comparación ideológica, política o moral alguna entre los ataques suicidas contra civiles inocentes perpetrados por organizaciones tales como Daesh, Al-Qaeda, Al-Nusra y las acciones llevadas a cabo por revolucionarias como Arin y Avesta. Ellas han tomado por blanco a militares y mercenarios de un régimen invasor y a colonizadores terroristas que sin escrúpulo alguno apuntaban directamente sobre civiles, bombardeando y arrasando pueblos enteros, destruyendo las casas y asesinando familias completas en actos intencionados de extrema violencia, arrojando sobre las ciudades bombas de racimo y napalm. Estas mujeres por el contrario, utilizando literalmente su cuerpo a modo de escudo y destructor de la mentalidad patriarcal, colonizadora, “estado-centrista” y capitalista de los invasores y su filosofía racista y sexista, consumaban un último gesto de resistencia.
El modo de abordar el cuerpo de la mujer en tiempos de guerra ha sido siempre diferente con respecto al acordado al del hombre. Este hecho ha quedado evidenciado en el conflicto sirio, en particular debido a la presencia de las YPG en la batalla contra Daesh en un primer tiempo y contra Turquía, sus FSA y co-mercenarios después. Cuando las mujeres caen en manos de esos hombres violentos, sabemos a qué atenernos, lo hemos podido constatar con horror y espanto a lo largo de esta semana, traumática para la comunidad kurda especialmente, al contemplar las abyectas imágenes del cadáver de Barin: cuerpos de mujeres golpeados, mancillados, mutilados, de pechos amputados, cuerpos desnudos expuestos con el fin de deshonrar a las mujeres incluso después de muertas. Ellas sin embargo, tras haber agotado en ambos casos las municiones en el fragor de la acción, han optado por la autodestrucción, han decido cómo disponer de su propio cuerpo: exterminando al enemigo, liberando a su pueblo y dejando el testimonio más poderoso que una mujer pueda exhibir ante el patriarcado destructor y violento que le ha obligado a tomar las armas. Su decisión de accionar el detonador en lugar de permitir que su cuerpo físico acabe en manos de esos hombres violentos sin ningún escrúpulo denota un gran gesto de amor feminista, de valentía, de fuerza y convicción ideológica. Se trata del más potente y supremo NO feminista.
Como kurdos no podemos aceptar vuestra conclusión, vuestros perezosos comentarios políticos con respecto al uso que Avesta y Arin han hecho de sus cuerpos, “ataques suicidas” decís, no existe elección posible entre la muerte y la destrucción de tu propio cuerpo o la violación en grupo, o peor aún, que el enemigo utilice las imágenes de tu cuerpo ensangrentado y mutilado para desmoralizar y traumatizar al pueblo ya de sobra oprimido. Vosotros, expertos o portadores de cualquier otro epígrafe, que pretendéis analizar y comprender la ideología de la liberación y el punto de vista de los oprimidos, deberías al menos ser menos ignorantes en el ámbito político, histórico e ideológico. En nuestra era ya no es posible esconder la destrucción de los cuerpos de nuestros niños bajo las bombas del régimen terrorista, ni los secuestros en masa, ni las violaciones y la venta de nuestras hijas y mujeres en las bocas del infierno y los burdeles de Oriente Medio, ni la limpieza étnica. Tampoco estamos privadas como antes del derecho a hacer uso de la palabra y del acceso a los medios de expresión como para no poder articular la psicología de la liberación y los mecanismos de nuestra opresión en términos más justos, con un léxico y un análisis más agudos, más audaces, utilizando al mismo tiempo vuestra propia jerga colonizadora, pero con palabras mucho más elocuentes e inteligibles que las que vosotros seréis nunca capaces de emplear. No habléis de kurdas y nuestras luchas de liberación salvo si habéis adquirido una comprensión básica de la psicología de los oprimidos y de la distinción entre terroristas y revolucionarios que resisten.”