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Rojava Parte Cuatro: El regreso; 18 héroes vuelven a casa por última vez

Traducido por Rojava No Esta Sola

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“La sangre de los mártires nunca toca el suelo.”
— Proverbio kurdo

Así que he estado dando vueltas por Kobane durante un día o dos y he hecho algunos buenos contactos en el centro de medias y también en las YPG. Una tarde el traductor y yo nos paramos un momento a ver qué hacían las YPG; estaba muy silencioso, en general. Entonces un comandante vino caminando mientras hablaba rápidamente y señalaba. Miré al traductor y dijo que las YPG estaban ayudando a escoltar los cuerpos de 18 luchadores de las YPG/J del Cantón de Kobane al Cantón de Cizere para su entierro final. Además se suponía que se iba a celebrar una ceremonia. Así que con tristeza nos subimos a la minifurgoneta Hyundai y seguimos los coches de las YPG allí donde fuesen.

Llegamos a un edificio con un patio cerrado cerca del zoco de Kobane. Parecía como que había sido un gimnasio, más bien de volleyball ya que tenía vestuarios y una cancha medida de volleyball en una zona cerrada (el volleyball es para los kurdos lo que el fútbol para los brasileños, una obsesión, algo loco, un monstruo de seguidores). El edificio había sido expropiado y dado al Instituto por las Familias de los Mártires, una institución revolucionaria que proporciona apoyo a quienes han perdido a gente en la lucha, y para mantener viva la memoria de los mártires. La última tarea no es que necesite mucha energía, las fotos de los mártires son omnipresentes. Están colgadas en los escaparates de las tiendas, en postes, en las paredes de oficinas, en revistas, en los puestos de las YPG y Asayis, en las plazas de las ciudades, en las escuelas; básicamente en todas partes. Y estos posters y lo que representan resuenan profundamente con los kurdos. Lo que es interesante de todo esto es la naturaleza anónima de los mártires, no son tan sólo uno o dos, o incluso docenas, son literalmente miles. Está claro que algunos destacan como Arin Mirkhan, una joven luchadora de las YPJ que junto con su equipo estaban liderando el asalto final a la colina de Mishtehnur sobre Kobane. Se separaron del cuerpo principal de ataque y fueron acribilladas poco a poco por los combatientes de Daesh (terroristas). Con todas sus compañeras muertas o gravemente heridas, ella decidió no ser cogida con vida y vendida como esclava o decapitada. En el caos de los últimos segundos de su vida, Arin Mirkhan se roció con un cóctel molotov y encendió la mecha.

Rojava dispatch (4) 2En el centro se han reunido unas cien personas, las mujeres se sientan en una habitación y los hombres en otra esperando a la llegada de la delegación de Cizere para aceptar los cuerpos de los muertos. Hay silencio, mi contacto del Tev-Dem, Mr. Shaif está allí y me agradece que haya venido. Esperamos, hablamos, bebemos un té. Un autobús viejo, que le faltan algunas ventanas, entra en el patio, esperamos a algunos más. Finalmente el contingente de Cizere llega, mujeres y hombres ancianos, algunos Tev-Dem, algunos de los padres y familiares de los mártires, algunas personas particulares. Les llevan a una sala abierta y les dan los certificados del entierro y muerte de una manera ceremonial. Aceptan. No hay lágrimas.

Rojava dispatch (4) 3Los contingentes de Kobane y Cizere se suben al autobús, consigo un asiento para mi traductor y yo. Vamos al cementerio de los mártires, algunos representantes de Kobane dicen unas palabras de agradecimiento a Cizere y al sacrificio que han hecho los luchadores por la libertad de Kobane. El contingente de Cizere afirma su apoyo y compromiso a Kobane y a la Revolución. La situación es breve y solemne. En el público hay más de una madre de los luchadores caídos, sin embargo hay silencio. No hay lágrimas.

Vamos con retraso y el autobús viejo sale pitando como un cohete por las polvorientas calles. La zona alrededor del instituto está llena de actividad mientras los coches que llevan los ataúdes cubiertos con banderas pasan la puerta y la gente les mira desde las calles de alrededor. Me doy prisa en dar la vuelta a la esquina para ver lo que está pasando en la puerta del centro. Las mujeres han salido del recinto del centro y están en la calle cantando, levantando los dedos en V formando el saludo de la victoria. Los coches individuales que llevan a los héroes pasan saludando a la gente, y son conducidos por soldados de las YPG que devuelven el saludo en V. las mujeres cantan tanto en árabe como en kurmanji, ocasionalmente hacen el zazi, el singular grito regional femenino, que se puede escuchar perforando el todavía pesado aire.

Rojava dispatch (4) 4Miro y sin pensarlo levanto mi mano haciendo el saludo en V, pero permanezco en silencio. No hay nada más que ver u oír en esta escena, sólo sentir. Mi garganta se aprieta y siento odio y amor al mismo tiempo. Amor por aquellos jóvenes luchadores que murieron por la libertad, verdadera libertad; y odio por el hecho de sus muertes, demasiado jóvenes, demasiado valientes, demasiados, odio por aquellos que los mataron – la escoria de Daesh. Si hubiese podido matar en ese momento a todos los combatientes de Daesh, lo hubiese hecho. Hasta. Él. Último. Me tambaleo en mis emociones y miro hacia las mujeres que están reunidas a mi derecha. Sus caras son un borrón de tristeza, gratitud y determinación. Me doy cuenta de que esto no era por el Asedio de Kobane, era por la siguiente e inevitable batalla. Era por aquellos que morirán, tanto como por aquellos que lo han hecho. Y no hay lágrimas. Excepto las mías.

Fuente: Anarchist News
Fotografías: http://modernslavery.calpress.org/?cat=110
Traducido por ‘Rojava no está sola’

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