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La madre australiana de Reece Harding habla con franqueza

A continuación reproducimos la carta escrita por Michele Harding, madre de Reece Harding (Heval Bagok), quien murió luchando junto con las YPG contra Estado Islámico (ISIS) en junio de 2015. Impreso con permiso de Michelle Harding.

Aquellos de ustedes que han sido amigos de Facebook desde los primeros días después de la muerte de mi hijo se habrán dado cuenta de mi creciente toma de conciencia sobre mi propia ingenuidad acerca de los asuntos y políticas mundiales. Debo confesar que pensaba que era consciente sobre lo que estaba pasando ya que veía las noticias de la televisión y leía el periódico con regularidad.

Qué equivocada y desilusionada me siento ahora, yo, al igual que otras muchas personas del mundo ordinario, sólo sé lo que nuestros políticos y gobiernos deciden que debemos saber.

También pensé que viviendo en Occidente, donde tenemos democracia, libertad de expresión y medios de comunicación libres e independientes; los representantes políticos que nosotros votamos mantendrían los valores que se supone que esta sociedad representa.

Estaba tan equivocada y fui tan ingenua que estoy avergonzada de mi propia ignorancia y credulidad. Todos estos valores son sólo una fachada perpetuada por la élite política y por las políticas influenciadas por los ricos.

Yo no podía entender al principio por qué nuestros gobiernos no mostraban apoyo a la sociedad democrática, igualitaria e inclusiva que el pueblo Kurdo estaba tratando de construir y promover en una región que tiene muy pocos (o ninguno) de estos derechos.

Me dije a mi misma que tenemos más en común con el pueblo Kurdo que cualquier otro país de la región. Me horroricé de las violaciones de los derechos humanos y las atrocidades cometidas contra los kurdos y otras minorías, y del hecho de que no se estuviese haciendo ni diciendo nada para detenerlas.

Tenemos una gran variedad de órganos de control, grupos de derechos humanos, las Naciones Unidas y las Leyes Internacionales. Sin embargo todas estas organizaciones son tan útiles como “eunucos en un harén” porque están controladas, pagadas y por ello influenciadas por los gobiernos que las crean. Son útiles para tranquilizar a la gente de que sus derechos están protegidos. Parecería que estos derechos son negociables al capricho de nuestros amos.

Me fijé en regímenes como Turquía y Arabia Saudí por nombrar sólo dos de entre muchos, a los que nuestros líderes políticos apoyan a pesar de sus terribles violaciones de los derechos humanos, y me pregunté por qué no se decía nada negativo de ellos y en cambio se los colmaba de alabanzas y afirmaciones de que son “aliados valiosos” para Occidente.

Ahora entiendo que estos regímenes y otros son los que apoyan a los extremistas que nos odian y que desprecian nuestros valores y forma de vida.

Esto me dejó frustrada y con un sentimiento de traición por parte de nuestros líderes por su inquebrantable apoyo a estos regímenes. Ahora estoy avergonzada y soy muy consciente de que nuestros propios gobiernos son los que han alentado y apoyado secretamente esta guerra en Siria e Irak para librarse de un régimen sirio pro-ruso. También estaba en juego el petróleo, el gas y sus beneficios.

Nuestros propios gobiernos están llenos de esos traidores a la humanidad, que tienen más en común con regímenes de la talla de Arabia Saudí y Turquía, ya que comparten el mismo deseo de poder, influencia y beneficio por encima del coste en muertes humanas y de absoluta miseria.

Sí, esta minoría, que es la más malvada de entre todos nosotros, se mantiene en altos cargos del gobierno y han negociado nuestra propia humanidad en acuerdos políticos, de modo que están dispuestos a sentarse y ver a millones de personas inocentes muriendo y sufriendo por el bien del poder y un dólar adicional.

Ahora debemos motivar y educar a la gente buena, que en mi opinión aún son la mayoría, a la acción y a exigir un cambio en la forma en la que nos comportamos y hacemos negocios. Tenemos que hacer que nuestros líderes políticos y gobiernos responsables y que rindan cuentas de lo que hacen.

De otro modo este mundo en el que vivimos continuará este ciclo de autodestrucción y brutalidad, y nuestra humanidad sólo será teoría, sólo otra palabra en un diccionario.

Michele Harding es la madre de Reece Harding (Heval Bagok), quien murió luchando junto con las YPG contra Estado Islámico (ISIS) en junio de 2015. Impreso con permiso de Michelle Harding.

Fuente: Kurdishquestion

Traducción: Rojava azadi

reece

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