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El cantón de Afrin resiste los ataques de Turquía

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Según informa la agencia de noticias kurda ANF varios grupos del autodenominado ELS (Ejército Libre Sirio) con apoyo del ejército turco han atacado más de 150 veces diferentes poblaciones de la región de Shehba (norte de Siria) durante el mes de julio. Los enfrentamientos, que se intensificaron en el mes de junio en diferentes puntos de la frontera del cantón de Afrin, se han cobrado la vida de 5 civiles y han herido a otros 15, algunos de ellos en estado muy grave.

Hasta el momento, los asaltos no han conseguido avances en el territorio, pero sí se han registrado fuertes enfrentamientos y ataques con artillería pesada. Según un informe del KNK (Congreso Nacional Kurdo), el ejército turco ha desplegado tropas y vehículos pesados en los pueblos de Azaz y Marea, así como en las aldeas de Til Malid y Kilcibrin, como preludio de la invasión del cantón. Según diferentes estimaciones, entre 17.000 y 20.000 efectivos, principalmente compuestos por mimebros del ELS, están preparados para el ataque, con el apoyo de vehículos pesados y técnicos del ejército turco.

Se puede afirmar que una de las principales preocupaciones de Turquía en el conflicto sirio es una región kurda fuerte y autónoma a lo largo de los 900 km de toda su frontera sur. Una región que no disimula su apoyo al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), organización político-militar calificada como el principal grupo terrorista para el estado turco. Y una región que, además, está llevando a la práctica los paradigmas políticos del líder del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado desde 1999.

Con la operación ‘Escudo del Eúfrates’, que tuvo lugar entre agosto del 2016 y marzo del 2017, el ejército turco, en estrecha colaboración con algunos grupos del ELS, invadieron parte de la frontera norte de Siria, cortando el camino a las SDF (Fuerzas Democráticas Sirias) en su objetivo de unir los cantones de Afrin y Kobane. Esto sucedió con el beneplácito del EI (Estado Islámico), que abandonó pueblos y ciudades sin oponer prácticamente resistencia, como fue el caso de la ciudad de Jarablus.

El gobierno turco quiere impedir a toda costa la comunicación entre los cantones de Kobane y Afrin, pues supondría una zona amplia de influencia del PKK, que se extendería desde las montañas de Qandil hasta la región de Afrin, cruzando de Irak a Siria a través de un corredor por la región de Shengal, también bajo la influencia del PKK desde que éste se movilizó para defender al pueblo yazidi del genocidio perpetrado por el EI en el verano de 2014.

Turquía busca debilitar el proyecto de la Federación del Norte de Siria y está esperando el permiso de las potencias internacionales para comenzar una invasión a gran escala. Según varios especialistas, para llevar a cabo esta operación, Turquía propuso a Rusia una alianza que ayudaría al gobierno sirio a realizar la desescalada del conflicto en la zona de Idlib, último gran bastión del ELS en Siria. A cambio se permitiría Turquía, con una fuerza terrestre de grupos del ELS, ocupar la zona de Shehba y la ciudad de Tel Rifaat, actualmente bajo el control de las YPG/YPJ, debilitando así la región kurda y alejando la posibilidad de la unión de los cantones.

Pero las conversaciones de Astana de principios de julio concluyeron sin un acuerdo común sobre cómo han de plantearse dichas desescaladas en las zonas acordadas, lo que indica que Turquía y Rusia no hayan llegado a un acuerdo que permita a Turquía invadir Afrin. La realidad es que la última vez que las potencias dieron luz verde al ejército turco para actuar en territorio sirio, éste decidió ir más lejos de lo que en un principio parecía estar acordado, y el ejército del gobierno sirio tuvo que intervenir para frenar la expansión turca en el territorio.

Fuentes kurdas afirman que Rusia está presionando a las YPG para que cedan su control del territorio al régimen de Al Assad y de este modo evitar el asalto de las fuerzas turcas. La comandante de las YPJ, Nisrin Abdullah, ha declarado a esta periodista en una entrevista personal que: “No hay ningún tipo de terrorismo en Afrín que justifique una operación del régimen para liberar Afrin o una intervención rusa”. Según las autoridades kurdas, la cesión del control al régimen de Al Assad es completamente inaceptable. La comandante Abdullah ha recalcado que: “Nosotros creemos que Rusia no dejará pasar a Turquía (a Afrin). Además, las fuerzas de autodefensa del Norte de Siria no lo permitirían.”

La pregunta es, una vez alcanzado un acuerdo entre las partes del conflicto, quién asegura que la intervención turca sobre el territorio sirio finalice. Según fuente pro-kurdas, Turquía está forzando el desplazamiento de las poblaciones kurdas y árabes que no apoyan su intervención y aplicando una política de turquización en la región. Tal política de desplazamientos ha sido acompañada de asesinatos, secuestros, expropiación de propiedades y quema de tierras de cultivo que impiden la subsistencia de las familias. La agencia ANF también menciona que Turquía está construyendo una base militar en el monte de Sheikh Akil en al-Bab y otras construcciones militares en todo el territorio, buscando de este modo una influencia militar a largo plazo.

Mientras tanto, las manifestaciones contra la ocupación se han sucedido en varias ciudades del norte de Siria y en el barrio kurdo de Alepo -Sheikh Masoud-, con una amplia participación no sólo de kurdos, sino también de árabes, asirios y turcomanos. Así mismo, tanto las fuerzas militares kurdas YPG/YPJ como las milicias civiles HPC, han hecho decenas de declaraciones anunciando que están preparados para cualquier ataque y que defenderán el territorio con todas sus consecuencias.

El cantón de Afrin ha sido una zona relativamente pacífica a lo largo del conflicto sirio. Gracias a su estabilidad se convirtió en lugar de acogida de miles de refugiados, que se encuentran actualmente repartidos en cuatro campos. Según diversas fuentes, el número de refugiados en Afrin oscila entre 300 y 400 mil, duplicando la población original del territorio. Afrin es conocida también por ser la principal productora agrícola del norte de Siria; tiene grandes extensiones de árboles frutales y es la principal productora de aceitunas y sus derivados, convirtiéndose en una de las fuentes más importantes de recursos alimenticios para la Federación del Norte de Siria.

Por el momento no parece que los ataques contra las poblaciones de Shehba y Afrin vayan a finalizar y es muy posible que haya una escalada de tensión entre las partes. Por otro lado, hemos de suponer que Turquía continúa en negociaciones con Rusia y el resto de potencias, a la espera de alcanzar algún acuerdo que beneficie su posición contra el proyecto de la Federación del Norte de Siria. La conclusión de la comandante de las YPJ Nisrin Abdullah es: “Nosotros creemos que Rusia no dejará pasar a Turquía. Si Rusia quiere buscar la resolución de los problemas en Siria y proteger a la población de Siria, Rusia no debería dejar pasar a Turquía.”

Autora: Sara A. de Ceano-Vivas Núñez

Fuente: Destino Oriente Próximo

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