Covid-19 – ¿Volverá todo a ir bien otra vez?
Komun Academy – Ferda Çetin – 30 marzo 2020
Probablemente la pandemia ha hecho un último favor a la humanidad. Ha revelado que el cuento de hadas del «increíble aumento del nivel de vida» propagado en todo el mundo por los capitalistas es una mentira gigante.
Ha mostrado que aquéllos que han destruido los paisajes, los pueblos, las aldeas y las economías de subsistencia y que han convertido a las personas a quien condujeron hacia las ciudades con sus planes de expropiación en ‘clientes del mercado’ no tienen una estrategia para el futuro y solo viven para el presente.
Ha resultado que las docenas de Estados grandes y pequeños que quieren traer «paz y estabilidad» a Afganistán, Irak, Kurdistán, Siria, Libia y Yemen no tienen respiradores, medicamentos y otros equipos de protección en sus hospitales.
Aquéllos que gastan miles de millones de dólares en aviones de guerra, cohetes, tanques y bombas ni siquiera han pensado en tener máscaras hechas con una simple pieza de tela.
Los Estados que compiten por armas nucleares, biológicas y químicas; que envían satélites al espacio y producen todo tipo de drones; que gastan gran parte de su presupuesto en aviones, tanques y artillería, ni siquiera han pensado en producir desinfectantes y productos de higiene.
Con sus palabras y acciones, una vez más, han dejado claro que ponen a las personas en el lugar de un «rebaño». El «triunfo de la guerra» como la «solución» de Italia o la «inmunidad colectiva» de Gran Bretaña son una expresión de impotencia y una prueba evidente de la percepción de la modernidad capitalista sobre las personas.
El Leviatán, que en tiempos normales recauda impuestos sin distinción entre trabajadores y desempleados, pobres y ricos, jóvenes y viejos, con la propagación del virus empieza a crear listas de los que deben morir primero. El Covid-19 usa términos como «economía de libre mercado» o «liberalismo» para ocultar el mal real: el capitalismo.
La Covid-19 ha demostrado una vez más que el Estado es un parásito que hace que las personas trabajen sin parar hasta los 60 o 65 años, promete pagar sus cuidados y necesidades en la vejez, pero ahora declara que aunque se han recaudado impuestos durante 65 años, no puede proporcionar respiradores, medicamentos o cuidados.
Juntos hemos visto Estados como Estados Unidos, China, Rusia, Gran Bretaña, Alemania y Francia, que se declaran responsables del orden mundial y de la humanidad, convirtiéndose en objetos indefensos, insignificantes e ineficaces.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, todavía cree magnánimamente que puede continuar con su sistema, el cual está al borde del abismo, como si nada hubiera ocurrido, sin reconocer su impotencia. Confía en el olvido de las personas. Con la arrogancia dominante de la riqueza, declara: «No podemos permitir que esto se convierta en un problema a largo plazo».
El asesor económico de Trump, Larry Kudlow, lo confirma con estas palabras: «El presidente tiene razón. Los medios encontrados no deben ser peores que la enfermedad misma. Tendremos que hacer algunas concesiones muy difíciles en el período que viene».
El presidente de Estados Unidos, Trump, y su asesor económico, Kudlow, probablemente sean conscientes de la gran crisis económica de 1929 y de las grandes crisis que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Por eso están tan preocupados.
La gran crisis de 1929 golpeó con más fuerza a las ciudades industrializadas. Surgió un gran ejército de desempleados y personas sin hogar, se destruyeron los pequeños medios de vida materiales individuales, así como los pequeños ahorros de miles de millones de personas, y 4000 grandes bancos se declararon en quiebra.
Durante ese período, el 70 por ciento de la población mundial vivía en zonas rurales y aldeas. Su entorno de trabajo y sus economías eran suficientes para ellos.
Hoy, cuando la crisis del Corona se está extendiendo por todo el mundo, la situación es exactamente la opuesta a 1929, con entre el 65 y el 70 por ciento de la población mundial viviendo en ciudades. El número de personas en el campo y en aldeas que son capaces de mantenerse con la agricultura de subsistencia es muy bajo. Por lo tanto, no hay que ser un experto o un clarividente para ver que la pandemia del coronavirus irá seguida por una crisis económica que superará a la de los años 1929 y 1945.
Esta crisis será de una magnitud que Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, Angela Merkel, Boris Johnson y Emmanuel Macron no quieren.
Mientras la pandemia continúe, los bancos, las compañías de seguros, las fábricas, las compañías financieras, la agroindustria, la construcción, la minería y la agricultura ya no funcionarán dentro del marco de las reglas capitalistas. Ya no podrán producir y comercializar. Sus ingresos se minimizarán, pero sus gastos y deudas permanecerán intactos.
Miles de millones de personas se verán aún más afectadas por esta situación. Después de la pandemia, las masas en las ciudades, en un primer momento, ya no podrán pagar sus pisos. Después tendrán problemas para encontrar comida y agua potable. Los desempleados, los trabajadores ocasionales, las personas que reciben ayudas estatales y aquéllas que han perdido sus empleos como resultado de la pandemia formarán un ejército de necesitados y desposeídos y partirán en busca de servicios básicos.
Las condiciones de hoy no son como las de los dos bloques durante la Guerra Fría. Por el contrario, Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, Gran Bretaña y Francia son parte del mismo sistema. En consecuencia, no habrá un Plan Marshall para ayudar, como hubo después de 1945 bajo la Doctrina Truman.
La experiencia histórica, los acontecimientos actuales y el curso de los hechos apuntan a una gran depresión después del coronavirus.
* Ferda Çetin es periodista y columnista del periódico pro kurdo Yeni Özgür Politika. El texto original se publicó en turco y también se tradujo al alemán.
Traducido por Azadi Plataforma