Virtud política en cautividad: el legado perdurable del pensamiento de Abdullah Öcalan
Medya News – Azad Hajiaghaei – 10 octubre 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
Azad Hajiaghaei, investigador postdoctoral en filosofía política, examina el legado político del líder kurdo Abdullah Öcalan, centrándose en su filosofía del «bien común» y en planteamientos alternativos al conflicto. Hajiaghaei contrasta los puntos de vista de Öcalan con la política partidista tradicional, destacando su visión de la coexistencia democrática y el modelo transformador de «nación democrática». Sostiene que las ideas de Öcalan, a pesar de su largo encarcelamiento, ofrecen potencial para resolver los conflictos regionales y avanzar hacia la paz en Oriente Medio.
Como premisa, es imperativo reconocer que lo político funciona como escenario de intereses contrapuestos e incesantes luchas de poder. Allí donde las interacciones humanas se cargan de tensión, lo político emerge con frecuencia como crisol de conflictos, acentuando la enemistad. En este marco, los actores políticos se ven a menudo impulsados por un ethos partidista, la convicción de que la discordia persistirá hasta que la fuerza contraria sea totalmente anulada o extinguida.
El discurso partidista atiza la discordia mucho antes de que se produzcan acciones tangibles, manipulando el lenguaje y la ideología para profundizar y afianzar las divisiones políticas. Este enfoque reduce realidades complejas a dualismos tajantes -opresor frente a oprimido-, sugiriendo que la coexistencia es intrínsecamente inviable y que la supervivencia depende de la aniquilación del «otro».
Sin embargo, en medio de estas luchas partidistas, algunos individuos, como intelectuales o pensadores, abogan por vías alternativas para mitigar los conflictos humanos. Para estos actores, si bien el conflicto es un elemento ineludible de la existencia, también lo son la supervivencia, la coexistencia y los retos humanos colectivos. Aunque los partidistas pueden cortar estos lazos naturales para ensanchar las divisiones, el actor virtuoso anima a sus oponentes a reconocer su humanidad compartida. Subraya que las obligaciones de la humanidad trascienden el campo de batalla; el potencial de una «tercera vía» sigue siendo una senda que merece la pena explorar.
El 9 de octubre se cumplen 26 años de los acontecimientos que culminaron con la detención de Abdullah Öcalan en Nairobi (Kenia) el 15 de febrero de 1999. Sus posteriores 25 años y siete meses de aislamiento en la prisión de İmralı, junto con su papel como destacado líder e intelectual kurdo, brindan la oportunidad de examinar sus pensamientos a través de las lentes tanto de un partisano como de una virtud. Esta dualidad, aunque puede oscurecer una comprensión global de los diversos aspectos de su personalidad, ayuda en última instancia a presentar una imagen más clara de él.
Mirando hacia atrás
Muchos de mis contemporáneos del Kurdistán iraní (Rojhilat) recuerdan cuando Öcalan fue secuestrado en Nairobi, con la colaboración de Estados Unidos, Israel y Turquía. En aquel momento, sus esfuerzos anteriores por abordar la cuestión kurda en Turquía nos eran poco conocidos. Para muchos, especialmente los kurdos de izquierdas, solo era visto como un partisano comprometido y un nacionalista de izquierdas, una percepción no exenta de verdad. Sin embargo, sus ideas no eran muy accesibles para el público kurdo de Rojhilat e Irán. No obstante, su detención despertó un sentimiento de solidaridad y apoyo que sorprendió a la República Islámica y a otros partidos kurdos con una larga historia de lucha.
Durante las protestas kurdas en Rojhilat y varias universidades iraníes, numerosos ciudadanos y estudiantes fueron asesinados por las fuerzas de la República Islámica, mientras que muchos otros fueron detenidos. Sin embargo, hay que mencionar que las ideas de Öcalan no eran muy conocidas en el Kurdistán iraní. Aun así, su entrevista con Yalçın Küçük, publicada en Teherán poco después de su detención y titulada «La historia del resurgimiento», supuso un punto de acceso. En esta entrevista, describió la política desde un punto de vista platónico, como «el arte de crear belleza».
Los kurdos salieron a la calle en ciudades de todo el mundo en respuesta a la captura de Öcalan por las fuerzas internacionales en 1999. Estas imágenes se tomaron en Rojhilat, Kurdistán iraní.
Esta definición era sorprendentemente nueva, sobre todo para los estudiantes, que solían ver «lo político» a través de un prisma maquiavélico. También supuso un alejamiento significativo de las concepciones tradicionales kurdas de la política, que históricamente se habían centrado en la supervivencia y la resistencia frente al sufrimiento.
Estos acontecimientos coincidieron con el periodo de reformas de Irán de 1997 a 2005. En este clima, las ideas de Öcalan empezaron a circular en kurdo y persa, a menudo a través de publicaciones clandestinas y samizdat. Los libros que publicó, en su defensa legal, introdujeron nuevos conceptos -derechos de la mujer, sociedad civil, democracia radical y legítima defensa- que supusieron un cambio de paradigma para quienes estaban acostumbrados a ver la política a través de marcos ideológicos estrechos.
Para mi generación, este cambio se alejaba de la mera hostilidad hacia una visión de una sociedad bien ordenada centrada en el concepto del «bien público».
En cierta medida, influido por sus escritos, el movimiento estudiantil kurdo de las universidades iraníes experimentó un resurgimiento. En estas instituciones se publicaron numerosas revistas sociopolíticas que se difundieron a Rojhilat, mientras que las reuniones estudiantiles y el énfasis en la formación de organizaciones civiles surgieron como logros significativos de este periodo.
En años posteriores, estos estudiantes ampliaron sus iniciativas a las ciudades de Rojhilat. En consecuencia, antiguos activistas estudiantiles, aprovechando este nuevo enfoque político, crearon organizaciones centradas en los derechos de la mujer, la protección del medio ambiente, el bienestar infantil y la promoción de la lengua y la literatura kurdas.
La publicación de los libros de Öcalan en kurdo y persa, sobre todo hasta 2015, permitió a partidarios y detractores explorar sus dimensiones filosóficas más amplias. Cada vez se le veía más no solo como un líder kurdo, sino como un pensador que luchaba por el «bien público» en un Oriente Medio en tensión.
Sus referencias a la mesa de negociación durante el proceso de paz de Turquía en 2011-2015 se hacían eco de las ideas de Hannah Arendt sobre el «bien público», mientras que su énfasis en trascender la crisis recordaba la reevaluación del pensamiento político de Gramsci. Sin embargo, lo que diferenciaba a Öcalan, en mi opinión, era su enfoque «spinoziano» del mundo, que hacía hincapié en la transformación y en el horizonte del bien común. Es quizá esta perspectiva la que atrajo la atención de pensadores de izquierdas como Antonio Negri.
Öcalan demostraba un profundo conocimiento de las complejidades sociales de Kurdistán y de Oriente Próximo en general, junto con una aspiración visionaria de establecer una sociedad bien ordenada. Su ambición trascendía los intereses parroquiales kurdos y aspiraba a una agenda transformadora centrada en el bien común. Esta amplia perspectiva le llevó a conceptualizar la «nación democrática» como una alternativa convincente al modelo convencional de estado-nación, que aspiraba a frenar el derramamiento de sangre y a interrumpir el persistente ciclo de movimientos kurdos frustrados.
Para mis generaciones contemporáneas, independientemente de la postura que cada uno adopte sobre su ideología, la atención de Öcalan a las realidades cotidianas, su defensa de la disminución de las tensiones entre naciones y su enfoque crítico del poder resuenan poderosamente con las teorías de Michel Foucault sobre la biopolítica.
Sin embargo, esta visión estratégica -anclada en la creencia en la voluntad organizativa y el apoyo popular- encontró oposición, incluso entre los kurdos. Examinando los contextos histórico y contemporáneo, junto con las intrincadas realidades políticas y dinámicas de poder de la región, se pueden evaluar las implicaciones estratégicas de sus ideas.
Hacia el futuro
No hay futuro, sólo reproducción perpetua del pasado. Sin embargo, dentro de este marco existe la posibilidad de construir una nueva utopía que rompa con este ciclo. Como afirma Öcalan, crear un futuro alternativo exige ir más allá de la mera reproducción del pasado. Su énfasis en los valores universales -libertad, igualdad, laicismo, coexistencia y humanismo- subraya su compromiso con el «bien público», desafiando jerarquías de poder arraigadas en el pasado.
A pesar de su profundo conocimiento de los conflictos de intereses y de la dinámica del poder, Öcalan concibe el «bien público» no como un ideal abstracto, sino como un objetivo a alcanzar. Para alcanzarlo en el complejo contexto de Oriente Medio, debe forjarse una nueva utopía enraizada en la democracia.
El periodo comprendido entre el 1 y el 10 de octubre ha sido designado como «Días Mundiales para Liberar a Öcalan». A lo largo de estos diez días, los kurdos de todo el mundo se esfuerzan por llamar la atención internacional sobre las tensiones que persisten en esta región plagada de conflictos. Esta iniciativa también pone de relieve el aislamiento sufrido por el dirigente kurdo en la isla de İmralı durante más de 25 años, destacando las profundas implicaciones de esta prolongada reclusión.
Hasta la fecha, numerosas personalidades políticas mundiales, premios Nobel, intelectuales y académicos han expresado su apoyo a este pensador encarcelado y a su visión. Es un pensador que defiende el bien común con el fervor de un partisano. Su liberación podría ser un paso transformador hacia la reducción de las tensiones en Oriente Medio y el fomento de una paz sostenible e inclusiva en toda la región. Su libertad es merecida y esencial.
El autor:
Azad Hajiaghaei obtuvo su doctorado en Filosofía Política por la Universidad de Teherán en 2018. De 2000 a 2017, fue productor de contenidos y redactor jefe de varias revistas científicas y sociales en Teherán y Sanandaj (Sine). También escribió artículos de opinión para el Shargh Daily News de Teherán durante dos años. Desde 2021, es investigador posdoctoral en la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia).