Una llamada a la solidaridad: ¡Defendamos Afrin! ¡Defendamos a la humanidad!
Autor: Dilan Dirik
Fuente: ROAR MAGAZINE
Fecha: 24/1/2018
Traducido por Rojava Azadi
Activistas kurdos demuestran en solidaridad con Afrin en Londres. Foto: Kurdistan Solidarity Campaign
Fotos por Kurdistan Solidarity Campaign
En la batalla por Afrin, vemos las dimensiones universales de las luchas populares contra el fascismo, la dictadura y la muerte, y por la democracia, la libertad y la justicia.
Mientras escribo, el ejército turco está inmerso en una invasión transfronteriza ilegal de la región sirio-kurda de Afrin. Afirmando luchar contra «terroristas», el Estado turco -un candidato a miembro de la UE, aliado de Occidente y el segundo ejército mayor de la OTAN- ha perpetrado un acto de agresión contra las mismas personas que ganaron el respeto del mundo por derrotar a ISIS con sus valientes sacrificios y resistencia histórica.
La campaña militar incluye tropas pro-Erdogan del Ejército Libre Sirio (FSA) y representa una amenaza para 800.000 civiles, la mitad de los cuales son desplazados internos que buscaron refugio en Afrin procedentes de regiones como Idlib y Aleppo.
La opción de invadir Afrin reúne todas las letras en el ABC del imperialismo. El ataque no habría podido ser lanzado sin la aprobación de Rusia, que controla el espacio aéreo sobre Afrin, así como sin el consentimiento de Irán y Assad. Según los oficiales en Afrin, Rusia propuso proteger Afrin a cambio de entregar su control al régimen de Assad, pero como la oferta fue rechazada, Rusia dio luz verde a la invasión por parte de Turquía.
Mientras tanto, Estados Unidos, que utilizó convenientemente a los kurdos como «botas de confianza sobre el terreno» en Siria durante los últimos años en la coalición internacional anti-ISIS, se mantiene en silencio respecto al interés de su aliado en la OTAN por sacrificar a los héroes de la guerra contra ISIS, advirtiendo a Turquía que «evite las bajas civiles». Los gobiernos europeos, especialmente Alemania, tienen sus propios intereses en el juego, ya que el ejército turco usa principalmente armas y tanques europeos; armas en manos de fascistas que empujan a millones de personas a abandonar sus hogares y arriesgan la vida para convertirse en refugiados en Europa.
Tras siete años de guerra, Siria está destruida. ISIS vino, mató y se fue; se han cometido genocidio y masacres; la demografía y la ecología de la región han cambiado y Assad parece estar aquí para quedarse. Las demandas legítimas de todos los sirios que tomaron las calles y arriesgaron sus vidas para pedir dignidad, libertad y justicia contra el régimen de Assad han sido traicionadas amargamente. Mientras tanto, los poderosos actores estatales en la región y más allá parecen haber cerrado el círculo, ya que más de medio millón de personas han muerto y unos 6 millones han sido desplazadas. Los activistas hablan de la Tercera Guerra Mundial que tiene lugar en esta región.
Es en este contexto que Turquía inicia su guerra contra Afrin, excediendo por mucho la hostilidad histórica del Estado turco hacia el pueblo kurdo. La batalla simboliza las dos opciones que los pueblos y comunidades de Oriente Medio enfrentan hoy: entre dictaduras militaristas, patriarcales y fascistas por un lado -controladas por intereses y capital imperialistas extranjeros-, o la solidaridad entre autónomos, autodeterminados, libres y comunidades iguales unas a otras. La defensa de Afrin es una oportunidad para que la izquierda se una contra el fascismo y se movilice contra el militarismo, la ocupación y la guerra.
Lo que está en juego
En el contexto de la guerra contra ISIS, los mismos Estados que se sabe que alimentaron a las fuerzas yihadistas dentro de Siria -especialmente Turquía, Arabia Saudí y Qatar-, que se convirtieron en parte de una coalición liderada por los mismos poderes que invadieron Oriente Medio por intereses imperiales, cometiendo crímenes de guerra en nombre de la «lucha contra el terrorismo», y que así establecieron el terreno sobre el cual ISIS eventualmente florecería. Las fuerzas que representan los sistemas del capitalismo, el estatismo autoritario, el fundamentalismo religioso y, en algunos casos, el fascismo puro, fueron los encargados de establecer la democracia y la paz.
Mientras tanto, a medida que ISIS captaba la atención de la comunidad internacional, el tema inicial del régimen dictatorial y sediento de sangre de Assad se vio marginado, al igual que cualquier noción de una paz duradera y justa para Siria. Con la entrada de Rusia en la escena de la guerra siria y el papel de Irán, se reforzó el falso binario de la animosidad sunita-chiíta, un recurso comúnmente utilizado sólo para desactivar las soluciones en Oriente Medio. Independientemente de todos los intereses en conflicto de los poderes involucrados, su práctica común ha sido la supresión de la disidencia significativa, la resistencia de base y los proyectos de alternativas democráticas genuinas. Sobre el terreno, esto condujo a la movilización de ideologías fascistas y sectarias por las cuales las personas estaban dispuestas a morir y matar.
Por defecto, cualquier intento de autodeterminación popular y defensa propia contra el colonialismo y la explotación capitalista tendría que ser aniquilado para que tal concepto funcionara. Eso explica todas las campañas de hostilidad hacia la revolución liberacionista de Rojava, incluidos los intentos de grandes potencias como Estados Unidos de usar militarmente Rojava e intentar vaciar su política de sus principios revolucionarios. Aprovechando las contradicciones que surgen dentro de los juegos de poder imperialistas, los kurdos, tratando de mantenerse fieles a los ideales revolucionarios, mientras están literalmente rodeados por el fuego y en alianzas tácticas temporales con algunos actores, han sido acusados constantemente de ser marionetas del imperialismo en su intento de establecer sistemas democráticos radicales de autogobierno, mientras defendían millones de vidas de la muerte segura de los fascistas de ISIS.
Lamentablemente, la sección sectaria y dogmática de la izquierda internacional no ha podido leer estas políticas emancipatorias y actuar en consecuencia, lo que ha permitido que el imperialismo siguiera adelante, al negarse a extender una solidaridad vital con los kurdos cuando más se necesitaba. Todavía hay tiempo para corregir este error.
Resistencia o Fascismo
Sólo unos meses después de que las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ) anunciaran la liberación de Raqqa, la capital de ISIS, donde miles de mujeres habían sido esclavas sexuales durante años, los fundamentalistas religiosos bajo el mando de Erdogan ahora cantan consignas fanáticas acompañadas de extraños rituales de guerra folklóricos otomanos al cruzar a Siria. Los sectores seculares y nacionalistas de la política turca, a los que les gusta considerarse «modernos», también animan la operación con glorificaciones al militarismo fascista.
Mientras grupos yhadistas como ISIS y los afiliados de Al Qaeda han decapitado, crucificado, violado en grupo y quemado gente inocente durante años en la frontera entre Siria y Turquía, la administración de Erdogan no parecía demasiado preocupada por el «terrorismo en sus fronteras». Los esfuerzos para dar a conocer el apoyo militar, logístico y político que Turquía aportaba al ISIS no han sido escuchados, incluso cuando Erdogan apenas podía ocultar su entusiasmo por la posible caída del pueblo kurdo-sirio de Kobane a manos de ISIS en 2014.
Una vez más, está claro que el experimento democrático popular multirracial y liberador de mujeres de la Federación Democrática del Norte de Siria, que comenzó con la revolución de Rojava en 2012, resulta ser una amenaza mucho mayor para los intereses turcos que cualquier fuerza reaccionaria de violadores asesinos. En otras palabras, el Estado turco bajo Erdogan está tratando de terminar lo que su cómplice ISIS no logró: aniquilar las legítimas aspiraciones de autodeterminación del pueblo kurdo, y con eso, la posibilidad de un Oriente Medio alternativo basado en la solidaridad, la justicia. y libertad.
Media semana después de la operación, llamada sorpresivamente «Operación Rama de Olivo», el Estado turco ya había cometido masacres de civiles. En los medios turcos, esta violación del derecho internacional se llama guerra por «democracia, fraternidad y paz». El doble lenguaje de la «guerra contra el terror», iniciado por la administración Bush en los EE.UU., se emplea para engañar a la sociedad turca, y el mundo piensa que esta operación es necesaria para proteger a los ciudadanos turcos de los ataques terroristas y para defender la soberanía nacional.
En realidad, la invasión está encabezada por el mismo Estado que ha encarcelado a niños, activistas comunitarios, diputados y alcaldes elegidos legalmente, periodistas, abogados, maestros, embajadores de la paz, activistas pro derechos humanos, defensores de los derechos de las mujeres y académicos por exigir la paz, no la guerra. Los hechos se tuercen, se suspende el derecho internacional. Un crimen verdaderamente histórico se está cometiendo frente a los ojos del mundo.
Hombro con hombro con Afrin
El refrán kurdo «no tenemos más amigos que las montañas» se repite a menudo cuando se refiere a las innumerables masacres, injusticias y traiciones que la gente de Kurdistán ha experimentado a lo largo de su historia. Extendiéndose sobre cuatro de los países más importantes de Oriente Medio -Turquía, Irak, Irán y Siria- y constantemente amenazado con ataques genocidas por todos lados, esta expresión resuena con la experiencia vivida más de lo que debería.
El dicho refleja por qué los kurdos, o cualquier otra persona para el caso, nunca pueden confiar en que los Estados respalden sus deseos de libertad y justicia. La reciente cooperación táctica con Rusia y EE.UU. en Siria ha quedado expuesta en los ataques turcos de hoy en Afrin como nada más que juegos de poder imperiales, con las dos grandes potencias sabiendo que están dispuestas a sacrificar la vida de millones de civiles para salvaguardar su intereses geopolíticos. El movimiento de liberación kurdo actuó con conciencia de esto, y es precisamente por eso que, en el momento de la traición, sus estructuras autónomas basadas en la autoorganización no se disuelven sino que prevalecen. La gente corriente de Afrin, con la conciencia y experiencia de la autoorganización adquirida a lo largo de los años, está hoy lista para defenderse de cualquier ataque y ocupación.
Ahora está claro que los pueblos de Oriente Mediosolo pueden confiar en sus esfuerzos autosostenidos para movilizar el poder popular, la solidaridad internacional y la camaradería. En todo el mundo, los activistas kurdos, una vez más, han ocupado las calles para protestar contra la guerra internacional en su lucha por la libertad. El masivo levantamiento de meses de duración por todo Kurdistán y más allá jugó un papel decisivo para alcanzar la eventual victoria de Kobane en enero de 2015. Las demandas de las actuales protestas de solidaridad no sólo se refieren al final de los ataques militares, sino también al cese del comercio de armas con Turquía, y llaman a iniciar procesos genuinos de paz tanto en Turquía como en Siria.
Con el mismo espíritu de Kobane, es crucial movilizar hoy la solidaridad de forma rápida y masiva para Afrin. Nunca podemos confiar en que los Estados tomen la iniciativa para lograr la justicia. La gente común, los oprimidos, los que se resisten, las personas amantes de la libertad y las comunidades del mundo deben ser compañeros de cada uno. Al igual que cientos de miles de personas, desde Argentina a Afganistán y hasta Sudáfrica, se unieron a nuestras manifestaciones, ocupaciones y protestas en 2014 por la defensa de Kobane del fascismo de ISIS, el movimiento de liberación kurdo y todas las fuerzas democráticas y progresistas, en Siria en particular y en Oriente Medio en general, confían en el poder de la solidaridad internacional en esta hora histórica.
En la batalla por Afrin, es posible ver las dimensiones universales de las luchas populares contra el fascismo, la dictadura y la muerte y por la democracia, la libertad y la justicia. El futuro de Afrin simboliza el destino de una región a la que se le ha negado una vida digna durante demasiado tiempo.
Por tanto, no es una exageración decir que Afrin encarna hoy la defensa de la humanidad. Así es como se ve la guerra contra el fascismo en la Mesopotamia del siglo XXI.
¡Debemos estar hombro con hombro y defender Afrin contra el fascismo!
¡No Pasaran!
Dilar Dirik es una activista del movimiento de mujeres kurdas y escribe regularmente sobre las luchas por la libertad en Kurdistán para una audiencia internacional.