Un médico alemán da testimonio de las condiciones de los refugiados internos en Rojava
Rojinfo – 21 abril 2021 – Traducido por Rojava Azadi Madrid
El Dr. Michael Wilk, médico alemán de la ciudad de Wiesbaden, informa desde los campamentos de Washokanî y Serêkaniyê, cerca de Hassakê, sobre la situación de los refugiados internos y de los habitantes de esta región gestionada por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), enfrentados al embargo turco y a las agresiones militares. Aquí compartimos su testimonio.
El campo de refugiados de Washokani alberga a 14.000 personas que viven en tiendas de campaña en las condiciones más difíciles. El segundo campo, Serêkaniyê, con 11.000 habitantes, también está situado cerca de Hassakê, una región con una población de aproximadamente un millón de habitantes. Lleva el nombre de la ciudad del norte de Siria ocupada desde octubre de 2019 por Turquía y sus tropas yihadistas. Serêkaniyê (Ras al-Ain) era una hermosa ciudad de mayoría kurda situada en la frontera con Turquía. Al otro lado de la división política también viven kurdos, separados de sus parientes en Siria por una frontera trazada por las potencias victoriosas tras el fin del Imperio otomano.
Modelo de cambio social
La población kurda fue oprimida por ambos bandos. Sin embargo, con la creciente pérdida de poder del gobernante Assad, a partir de la Primavera Árabe pudo establecerse en el norte de Siria un movimiento autónomo autodeterminado, que declaró como objetivos los principios democráticos básicos y la igualdad de hombres y mujeres. Posteriormente, logró no solo expulsar al Estado Islámico, sino también imponerse al régimen de Assad. La expansión y consolidación de la región en el noreste de Siria, la inclusión de todos los grupos étnicos de la región en los esfuerzos por crear una sociedad autodeterminada y, lo que es más importante, el cambio en la posición social de las mujeres, han tenido resultados positivos. Es un modelo muy valorado de cambio social en la autodeterminación, en extremo contraste con las estructuras sociales de los países circundantes y prácticamente una pesadilla para los islamistas y autócratas autoritarios como Erdogan.
La infraestructura de Rojava, gravemente dañada, se reconstruyó parcialmente, y se repararon casas, escuelas e incluso clínicas, en gran parte bajo la presión del gobierno y con donaciones internacionales. La ayuda de los estados extranjeros era casi inexistente.
Alemania y la UE son cómplices de los crímenes turcos
La política de no involucración de Occidente continuó incluso cuando Erdogan invadió militarmente los territorios de Rojava, y esto en varias ocasiones. La invasión de Afrin en la primavera de 2018 y la invasión de la zona entre Serêkaniyê y Girê Spî (Tall Abyad) en 2019 desplazaron a cientos de miles de personas de sus tierras ancestrales, dejando muchos muertos y heridos graves. La UE y el gobierno alemán no sólo no hicieron nada, sino que fueron cómplices de la invasión y de los crímenes al seguir suministrando armas. Miles de personas que no han podido encontrar alojamiento en casa de familiares o que no pueden permitirse construir una nueva casa siguen viviendo en escuelas, o peor aún, en tiendas de campaña, como aquí en los campamentos de Washokanî y Serêkaniyê, con 25 000 personas.
Carga económica debida al confinamiento
Al lado, en la clínica para control del coronavirus de la Media Luna Roja Kurda (Heyva Sor a Kurd), la gente lucha por respirar. Las enfermeras de la Media Luna kurda hacen todo lo que pueden con sus limitados recursos. La contención es necesaria, pero económicamente onerosa para la región, ya agotada por la guerra y los ataques de Erdogan.
Como evidencia, el uso y la distribución de la vacuna salvadora refleja las relaciones globales de poder, privilegio y dominación. Hasta ahora, dos tercios de la vacuna se han entregado a sólo seis países del mundo. Aquí, en el campamento de Washokani, todavía no ha llegado ninguna vacuna, ni tampoco al resto de la región. Sin embargo, es igualmente urgente.