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Tres días que cambiaron Siria

Medya News – Sarah Glynn – 30 noviembre 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

En tres días, el panorama político de Siria ha cambiado. Los islamistas respaldados por Turquía han aprovechado los vacíos de poder creados por las guerras de Israel y se han hecho con el control de Alepo. Las fuerzas gubernamentales sirias se han derretido a su paso, y Rusia ha demostrado estar demasiado ocupada con Ucrania como para detener el avance. Mientras las Fuerzas Democráticas Sirias se preparan para defender las zonas kurdas contra los ataques previstos, el análisis de esta semana explora los antecedentes de lo que está sucediendo y los diferentes actores implicados, así como la historia hasta ahora.

Escribo esto el viernes por la noche, con la situación en Siria evolucionando minuto a minuto. Cuando lo lean, o lo escuchen, ya no estará actualizado, pero espero al menos poder ponerles en antecedentes de lo que está ocurriendo. Cuando empecé a escribir el jueves, había noticias de una gran ofensiva antigubernamental de las milicias islamistas apoyadas por Turquía que se dirigían hacia Alepo, y de retiradas de las tropas gubernamentales sirias. Pero nadie predijo que 24 horas después esas milicias ya estarían celebrando en las calles de Alepo y fotografiándose en la residencia del gobernador de Alepo y en el cuartel general de la policía, mientras que las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria estarían entrando para defender los distritos kurdos autónomos de la ciudad contra los ataques previstos. Nadie esperaba que el ejército sirio fuera tan débil, ni que la respuesta rusa fuera tan inadecuada.

El repaso de esta semana se centrará en Alepo, pero luego saltará, vía Turquía, a Haringey. Aunque el Gran Londres parecería tener poca relación con la guerra civil siria, los acontecimientos en ambos lugares son producto de la despiadada geopolítica de potencias en competencia, y de la agresión turca; del antagonismo fundacional de Turquía hacia los kurdos, y de la indiferencia internacional hacia quienes la sufren.

En Siria, la guerra civil ha brindado oportunidades para que las potencias vecinas e internacionales se disputen la riqueza y el control. Desde la última invasión de Turquía en 2019, el país ha estado en un periodo de equilibrio inestable y sangriento, con combates continuos en muchas zonas, pero la guerra de Israel ha alterado ese equilibrio. Se ha especulado mucho sobre los posibles escenarios, pero esta semana la primera ventaja la han tomado Turquía y sus aliados islamistas.

Panorama político de Siria

Antes de examinar lo que ha estado ocurriendo, quiero hacer un breve esbozo de los diferentes Estados y organizaciones militares activos en el país.

Los kurdos se concentran en el norte de Siria. Fueron oprimidos por el gobierno árabe sirio de Assad, y consiguieron aprovechar el vacío de poder de la guerra civil para hacerse con el control autónomo de su región. En la actualidad, la Administración Autónoma  también controla muchas zonas no kurdas que sus fuerzas liberaron de ISIS, y han perdido el control de algunas zonas kurdas ante las invasiones de Turquía. El área actual bajo la Administración Autónoma consiste en un gran triángulo que cubre el noreste de Siria, con una franja que falta en el centro de la frontera norte, capturada por Turquía en 2019, y focos de control del Gobierno sirio en las ciudades de Qamishli y Hasaka. También hay exclaves autónomos en Shahba -la pequeña parte de Afrîn no capturada por Turquía- y los distritos septentrionales de Alepo de Sheikh Makhsoud y Ashrafiya, que sufren bloqueos impuestos por el Gobierno sirio. La Administración insiste en que no buscan la independencia, sino la autonomía regional dentro de una Siria democrática y descentralizada; sin embargo, ese tipo de Siria no forma parte de la visión de Assad, que ha desestimado sus peticiones de negociación con acusaciones infundadas de separatismo.

Tanto Rusia como Irán respaldan al régimen sirio y han utilizado la guerra para asegurarse importantes intereses estratégicos y económicos. Además de los miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC, por sus siglas en inglés), Siria acoge a muchas milicias respaldadas por Irán.

Turquía -rival regional de Irán- respalda a los grupos militantes islamistas opuestos al presidente Assad y a su gobierno sirio, denominándolos Ejército Nacional Sirio (SNA). Turquía también busca mayor poder y control y, además, quieren eliminar cualquier forma de autonomía kurda o presencia kurda consciente de sí misma. Ha llevado a cabo tres invasiones y ocupaciones en el norte de Siria para bloquear y destruir la Administración Autónoma establecida por los kurdos y sus aliados. Ha utilizado a las milicias islamistas como mercenarios en su lucha contra los kurdos y ha facilitado el crecimiento de ISIS como fuerza antikurda. Aunque en un principio el presidente Erdoğan quería destituir a Assad, ahora quiere reconstruir las relaciones con él y persuadirle de que se una a estos ataques contra los kurdos y la Administración Autónoma  Democrática del Norte y el Este de Siria [DAANES]. Pero Assad no hablará con Erdoğan mientras Turquía siga ocupando amplias zonas de Siria sin planes de marcharse.

En las zonas ocupadas por Turquía, la vida cotidiana está bajo el brutal control de las bandas de mercenarios del SNA, que incluyen aventureros islamistas de varios países y están especializadas en la extorsión y la violencia gratuita. Turquía también presta apoyo a Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que evolucionó a partir de la Al Qaeda siria, y es una fuerza mejor entrenada y disciplinada que las milicias del SNA. HTS dirige la región de Idlib, y ha estado bloqueando con algunas de las milicias del SNA para aumentar su área de control. A pesar de la brutal realidad de estos grupos islamistas militantes, y de que Estados Unidos (y también sus patrocinadores turcos) han incluido a HTS en la lista de terroristas, por el hecho de luchar contra Assad, los medios de comunicación occidentales siguen refiriéndose a ellos con los nombres benignos de «rebeldes» u «oposición siria».

A pesar de sus intereses a menudo opuestos, Rusia, Irán y Turquía han celebrado muchas reuniones conjuntas y han llegado a acuerdos pragmáticos, como el que permitió a Turquía invadir el cantón kurdo de Afrîn en 2018, al tiempo que se comprometía a contener a HTS en una zona desmilitarizada alrededor de Idlib.

Al comienzo de la guerra civil, Estados Unidos también respaldó a los grupos islamistas, con la esperanza de utilizarlos para lograr un cambio de régimen; pero cuando esto fracasó, e ISIS amenazó con apoderarse de la región, los estadounidenses pasaron a respaldar a las fuerzas kurdas como único grupo que resistía con éxito a ISIS. La Coalición Internacional, dominada por Estados Unidos, mantiene bases en el norte y el este de Siria y mantiene una alianza táctica con las Fuerzas de Autodefensa en la lucha continua contra las células durmientes de ISIS. Su presencia impide que Turquía lleve a cabo otra invasión a gran escala, pero no han intervenido para detener el continuo bombardeo turco del norte y este de Siria ni sus devastadores ataques aéreos. Desde la perspectiva estadounidense, la misión contra ISIS les da otro pie en la región, donde siguen presionando a Assad -sobre todo mediante sanciones que han empobrecido al país- y viendo a Irán como el enemigo consumado.

Aunque ISIS fue derrotado como fuerza territorial en 2019, sigue perpetrando atentados contra la Administración Autónoma y contra las fuerzas del Gobierno sirio. Su ideología perdura y la inestabilidad resultante de los ataques de Turquía le permiten reclutar nuevos miembros, mientras que las zonas ocupadas por Turquía proporcionan a los combatientes de ISIS un refugio relativamente seguro.

Israel ocupa gran parte de los Altos del Golán sirios y lleva a cabo ataques transfronterizos. Estos se dirigen en gran medida contra objetivos vinculados a Irán, y han aumentado desde octubre de 2023. Aunque públicamente forma parte del «eje de resistencia» en apoyo de Palestina, Siria ha mantenido un perfil bajo, recelosa de que Israel incremente estos ataques.

Los ataques de Israel contra objetivos militares iraníes y milicias vinculadas a Irán, y la retirada de las fuerzas de Hezbolá tras los ataques de Israel contra Líbano, han provocado una alteración del equilibrio de poder. Turquía, a través de sus amigos del HTS y el SNA, se ha mostrado dispuesta a aprovecharse de ello.

HTS contra el Gobierno sirio

A pesar de un alto el fuego en 2020 mediado por Rusia y Turquía, ha seguido habiendo combates esporádicos entre el Gobierno sirio, respaldado por Rusia, y HTS, respaldado por Turquía, con víctimas militares y civiles. En los últimos tiempos, estos combates se han intensificado, pero la magnitud del asalto iniciado el miércoles y dirigido por HTS es de otro orden.

Aunque ha habido muchas noticias de concentraciones militares en la región y aunque, el sábado pasado, la agencia North Press pudo escribir sobre «nuevos informes de que HTS y otras facciones de la oposición se preparan para una posible ofensiva militar contra posiciones gubernamentales en la zona», cuando se produjo el ataque, a primera hora de la mañana del miércoles, las fuerzas gubernamentales sirias parecen haber sido cogidas por sorpresa. HTS, en alianza con una combinación de milicias del SNA tomó rápidamente el control de una docena de ciudades y pueblos, a pesar de los ataques aéreos rusos en apoyo de las fuerzas gubernamentales.

El jueves se informó de que las fuerzas gubernamentales sirias se habían retirado de posiciones clave para volver a una línea de defensa secundaria, pero que estaban trayendo refuerzos. Las milicias de HTS y SNA habían tomado decenas de ciudades y pueblos y una gran base militar. El general al mando de los asesores militares iraníes en la gobernación de Alepo había muerto y la carretera vital que une Alepo con Damasco había quedado cortada.

El viernes por la tarde, las milicias habían penetrado en las afueras de la ciudad de Alepo, y los ataques aéreos sirios y rusos habían dañado zonas de Idlib y Alepo occidental. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó de que el número total de muertos en los tres días ascendía a 255, entre ellos cuatro estudiantes universitarios que murieron al impactar un cohete de HTS en su residencia de estudiantes, y otros veinte civiles. Miles de personas habían huido de la zona de conflicto en busca de seguridad.

El viernes por la noche, estaba claro que las fuerzas gubernamentales sirias se habían fundido, y Rusia, que ha redesplegado gran parte de su poder aéreo a Ucrania, era incapaz de proporcionar el apoyo necesario.

Turquía no está abiertamente implicada, pero nadie que conozca la región duda de que está detrás de los ataques. Como dijo el portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias Farhad Shami en Twitter: «Este ataque está gestionado paso a paso por Turquía y, para comprender plenamente este proceso, es crucial ver el papel de Turquía». Esto ha sido una oportunista toma de poder y puede utilizarse para presionar a Assad -cuya debilidad se ha hecho demasiado evidente- para que llegue a un acuerdo en los términos de Turquía. Aunque cualquier acuerdo también tendría que ser aceptado por las ahora reforzadas milicias.

Con las milicias atacantes a sólo 10 km de Sheikh Makhsoud y Ashrafiyah, y el temor de que la ciudad de Tel Rifat, en Shahba, pueda ser el próximo objetivo, Shami escribió: «Los acontecimientos en el noroeste de Siria son delicados, y nos preocupan directamente y los seguimos de cerca. Pase lo que pase, nuestra prioridad nacional y moral sigue siendo la defensa de nuestro pueblo y nuestras regiones. Por lo tanto, intervendremos cuando sea necesario para defender a nuestro pueblo.»

A menor escala, las SDF habían llevado a cabo una acción de represalia el martes, destinada a interrumpir las actividades de las milicias respaldadas por Turquía cuyo bombardeo había matado a un miembro del Consejo Militar de Manbij el día anterior. En esta acción murieron 17 mercenarios turcos y otros resultaron heridos.

Las Fuerzas de Autodefensa son una fuerza de combate formidable pero, una vez más, no pueden esperar ningún apoyo de sus aliados estadounidenses, a quienes no les gusta molestar a Turquía y están dispuestos a tolerar a las milicias islamistas cuando éstas debilitan a Assad y ponen en aprietos a Rusia.

Lawfare en Turquía

Aunque eclipsada por lo que está ocurriendo en Siria, esta semana también ha sido agitada en Turquía, donde la opresión suele adoptar la forma de guerra jurídica.

En Turquía se sigue persiguiendo judicialmente a los representantes electos y se sigue desmantelando la democracia. Esta semana, el teniente de alcalde del partido DEM del municipio de Bahçesaray, en Van, fue condenado a tres años y once meses de prisión, y se nombró a un administrador del gobierno para sustituirlo. La demanda contra el teniente de alcalde se presentó en 2015, pero esto no impidió que se le permitiera presentarse como candidato. Sobre la mayoría de los políticos kurdos pesan viejas causas sin fundamento, que ahora se utilizan para destituir uno a uno a los alcaldes electos. En Esenyurt, donde el alcalde del Partido Popular Republicano (CHP) fue destituido en octubre y encarcelado, ahora se ha dictado contra su segundo una orden de detención. La imposición de fideicomisarios se ha extendido incluso a un mujtar, o jefe de aldea. Șahismail Göyük fue destituido de su cargo electo tras protestar contra el trato que el gobierno dispensaba a los alevíes. En el juicio recientemente concluido contra 38 miembros de partidos kurdos, 21 personas fueron condenadas a penas de más de seis años y tres a penas de más de un año.

El martes por la mañana, 231 personas fueron detenidas en redadas en 30 provincias: periodistas, activistas y políticos, entre ellos nombres muy conocidos.

El lunes fue el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, marcado por manifestaciones de mujeres en todo el mundo. En Diyarbakir, las autoridades intentaron prohibir el lema del Movimiento de Mujeres Kurdas, «jin jiyan azadi», que se ha convertido en un grito de guerra internacional. Las mujeres respondieron utilizando el lema con más fuerza si cabe.

Los policías londinenses de Erdoğan

En Turquía, la politización de los tribunales y la policía es flagrante, pero la política también corrompe en otros países. Cuando la geopolítica exige que esos países mantengan buenas relaciones con Turquía -por razones estratégicas o para promover acuerdos comerciales- se ven presionados para acatar las peticiones de Turquía de tomar medidas drásticas contra la organización kurda. Turquía les exige que ilegalicen el PKK y criminalicen a los activistas kurdos por sus presuntos vínculos con él. Los gobiernos aceptan sin muchos reparos. La política anticapitalista del movimiento kurdo ya les señala como enemigos del establishment. Para los refugiados kurdos, las fuerzas policiales europeas se han convertido en herramientas del Estado turco del que han escapado.

Esta semana, en Londres, la Policía Metropolitana reprimió a la comunidad kurda con una demostración de fuerza muy pública, que debió de estar pensada para enviar un mensaje a los kurdos y a Turquía.

El 27 de noviembre es el aniversario de la fundación del PKK y, por tanto, del Movimiento por la Libertad de Kurdistán en general. Las comunidades kurdas de todo el mundo lo celebran con la habitual mezcla de música, baile y discursos. El año pasado, en el Centro Comunitario Kurdo de Londres, en Haringey, la policía intentó interrumpir las celebraciones, pero se vio obligada a retirarse al carecer de una orden judicial. Este año asaltaron el centro y también los domicilios de los principales activistas. Se maltrató a la gente, se detuvo a seis personas y la policía anunció que el centro permanecerá cerrado hasta dos semanas mientras llevan a cabo sus investigaciones. Cuando miembros de la comunidad y amigos llegaron para protestar por la redada, fueron recibidos por la policía en masa con perros y un helicóptero.

Etiquetar a una comunidad como potencial terrorista la convierte inmediatamente en foco de miedo y resentimiento. La declaración de la policía es insidiosa en sus sugerencias de peligro público. «No se cree que exista ninguna amenaza inminente para el público», dice, evocando imágenes de una amenaza más adelante. La policía afirma estar «protegiendo a todas nuestras comunidades» e «insta a cualquiera que piense que puede haber sido afectado u objetivo de personas vinculadas al PKK a que se ponga en contacto». Si la policía creyera que existe una amenaza real de terrorismo, difícilmente habría esperado a actuar en una fecha tan señalada.

Algunas personas se han sorprendido de que todo esto haya tenido lugar bajo un gobierno laborista, pero las leyes antiterroristas posteriores al 11-S y la inclusión del PKK en la lista también fueron introducidas por un gobierno laborista. El Partido Laborista moderno es en gran medida un partido del establishment, que defiende el capitalismo y propugna la realpolitik de los acuerdos comerciales y las alianzas de la OTAN. Cuando el PKK fue incluido en la lista por el Reino Unido -y poco después por la Unión Europea- estaba llevando a cabo un largo alto el fuego e intentando establecer negociaciones de paz. La inclusión en la lista supuso un apoyo efectivo a la decisión de Turquía de rechazar las conversaciones de paz en favor de una «solución» militar.


Sarah Glynn es escritora y activista: consulte su sitio web y sígala en Twitter o bluesky

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