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Rojava: ¿Ha eliminado la revolución al estado?

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El pueblo celebra la inauguración del parlamento popular / Esta fotografía ha sido extraída de Kurdish Question 

Cuando las manifestaciones callejeras cedieron el paso a la creación de grupos armados en 2011 en Siria, el gobierno de Damasco intervino con una dura represión militar, mientras que Estados Unidos, Turquía, Qatar y Arabia Saudí enviaron a la oposición un constante flujo de dinero y armas, esperando que los poderes de Assad se derrumbaran rápidamente. El caos sucedió en todo el país, y Jabat-Al-Nusra (Al-Qaeda en Siria) intentó ocupar algunas ciudades en el norte, como Serekaniye, colindante con Turquía. Así, las Unidades de Protección Popular (YPG) se formaron entre la mayoría de la población kurda del área, las cuales lograron expulsar a los salafistas tras un sangriento enfrentamiento.

Entonces, las armas de las YPG se volvieron contra los soldados sirios. Esto ocurrió en julio de 2012. “Eso fue una revolución, un verdadera revolución”, dice Nuvin, un chica de 24 años de Hasakah. La versión dulcificada, según la cual el gobierno sirio “entregó” Rojava pacíficamente a los kurdos para que pudiesen cuidarla de los islamitas en el Oeste y en el Sur del país, no se corrobora con lo que las personas que vivieron  los acontecimientos dicen: “hubo una lucha sangrienta, y finalmente el gobierno se tuvo que retirar.”

¿Por qué se volvieron los kurdos hostiles hacia Assad? Décadas de discriminación y persecución política por los baazistas, así como la colonización árabe de los territorios kurdos, jugaron todos parte. Incluso hoy, un gran número de residentes de Rojava, a pesar de nacer en Siria, no tienen pasaporte ni nacionalidad siria, la única razón es haber nacido kurdos. Ciudadanos de segunda categoría, como los palestinos en Israel, tan apreciados -por razones ficticias, al parecer – por el gobierno sirio. “Estaba prohibido hablar en kurdo” – dice Raperin de 18 años, y en los colegios únicamente se podía aprender lenguaje, historia y cultura árabe. “Nuestra colonización no fue únicamente territorial, fue mucho más profunda que eso”. Entonces, en 2003, Estados Unidos invadió Irán y en 2004 el Kurdistán iraquí estaba un paso más lejos de su autonomía. En estos meses, un equipo de fútbol árabe jugaba en el estadio Qamishlo en Rojava, durante el campeonato los aficionados comenzaron a corear en apoyo a Saddam Hussein y contra los kurdos. “Las luchas que siguieron dejaron docenas de personas muertas, especialmente porque la policía siria intervino exclusivamente contra los kurdos,” recuerdo Shiar, de Amude.

Cuando las YPG volvieron sus armas contra esos mismos uniformes, en el caos de 2012, ellos recordaron bien estos acontecimientos. Cuando el territorio fue liberado casi totalmente de las tropas gubernamentales, el Partido de la Unión Democrática (PYD) -inspirado por las ideas de Abdullah Öcalan -se encargó de promover una reunión de las principales organizaciones políticas, sociales y religiosas, ya fueran kurdas, árabes, asirias, armenias o yazidís, la cual alcanzó un acuerdo para fundar un comité ejecutivo para cada cantón en Rojava que actuaría en lugar del gobierno territorial. La influencia del PYD aseguró que hombres y mujeres dirigieran cada comité. Así, ambos géneros estabas representado en cada oficina, en una proporción del 50% cada uno. Al mismo tiempo, el PYD involucró a otras organizaciones en la creación del TEV-DEM (Movimiento por una Sociedad Democrática) que operaría dentro de la sociedad para apoyar a la población en la creación de un autogobierno económico, político, social y militar.

Los grupos que fundaron el comité ejecutivo en 2011 crearon en 2014 el comité legislativo, en el cual alrededor de 50 organizaciones eligieron respectivamente a un hombre y a una mujer como representantes. La estructura de la revolución en Rojava es al mismo tiempo distinta y análoga a la revolución comunista de la Europa Oriental. En aquellos países, en términos generales, el partido funcionaba  como un motor revolucionario (o motor conservador, dependiendo de las fases y los puntos de vista), y el gobierno (esencialmente un asunto de un partido) realizaba las funciones ejecutivas ordinarias, en una relación concebida como un diálogo entre las estabilidad y el cambio. En el sistema propuesto por Öcalan en sus obras desde prisión, el cual el PYD practica en Rojava, este diálogo se mantiene, pero la relación entre las instituciones ejecutivas/legislativas y el movimiento revolucionario es diferente en la medida en que el partido se limita a sí mismo (intencionadamente) a un función organizativa y a una reproducción de la objetividad política, dejando a un exceso de voces sociales la mejora concreta de la transformación, y sin renunciar a su intención de desaparecer dentro del propio movimiento.

Las estructuras del PYD están presentes en la TEV-DEM y en otra parte, aunque su objetivo se parece más a reproducir una subjetividad social activa, que se basa más en “confiar” la labor revolucionaria a las bases sociales autosuficientes, que simplemente en ocupar los lugares claves como una organización “separada”. No casualmente, es difícil encontrar “defensores del PYD” en las instituciones de Rojava, aunque a menudo sucede que algunas personas podrían simplemente (y bastante misteriosamente) señalarse como los “perfiles” de la revolución. Esta forma de actuar parece estar dictada por una tranquila pero determinada preocupación por las lecciones históricas ofrecidas por los errores políticos del socialismo pasado. “Su trabajo en organizar algo, para que ese algo pueda caminar con sus propias piernas,” explica un camarada europeo en Qamishlo. “Van al área de Jarablus, donde el Estado Islámico aún domina, y ayudan a converger todas las fuerzas sociales discordantes en una reunión clandestina, la cual constituirá el núcleo de futuras instituciones cuando las relaciones militares del área cambien.” Es lo que los partidos kurdos similares al PYD -PKK y PJAK- están haciendo en Turquía e Irán, donde el DTK (Congreso de la Sociedad Democrática) y KODAR (Sociedad Libre y Democrática de Rojhelat – Kurdistán Iraní) respectivamente son movimientos análogos de la TEV-DEM siria. Estas son esferas donde la experiencia organizativa, política y productiva puede prosperar, junto a todos los componentes sociales que esperan operar de una forma autónoma en diferentes estados.

Sin embargo, ¿son las instituciones de Rojava un estado o anuncia un estado? En Amude, la capital administrativa provisional del cantón de Cizire, los tribunales municipales no parecer ser muy diferentes de cualquier otro tribunal: en la habitación de al lado, el abogado general (quien responde ante un comité ejecutivo) está preguntando a un hombre con su compañera, y hay una prisión en el patio (“una cárcel de cinco estrellas, te aseguro, donde servimos comidas excelentes”, dije uno de los jueces a la espera en el edificio). Los jueces no visten toga, y tienen una mirada amable y con los pies en la tierra, pero las apariencias no valen para nada cuando uno está tratando con leyes y castigos. Sharine, la jueza que lleva trabajando durante más tiempo, explica que el consejo de jueces es elegido por un consejo popular de 180 habitantes de la ciudad. Cuando el consejo considera que no es posible llegar a un veredicto después de la primera sesión, el consejo de ciudadanos y las comunas del área aportan un jurado de quince miembros. Si el caso es particularmente serio, el veredicto de culpabilidad es pasado por cien miembros elegidos entre la población de la misma manera, entonces el abogado asigna el castigo.

El cuerpo jurídico, explica Sharine, permanece parcialmente tradicional, el cual en las sociedades musulmanas nunca dejó de ejercer su autoridad a través de eminencias, eruditos de Fikih (leyes coránicas) y jeques (prominentes personajes locales), en parte dictados por el reciente trabajo del comité legislativo de Rojava, en parte el establecido por el estado sirio durante los años: necesariamente, en materia jurídica la revolución procede a través de decretos y reformas y modifica a través de intervenciones específicas la reforma jurídica de la región. Lo que los jueces de Rojava tratan de clarificar, sin embargo, son dos cosas: primero, en el nuevo sistema la tradición es respetada (sobretodo por razones de consenso popular) pero también cambiada. Por ejemplo, tanto la poligamia como el matrimonio infantil están prohibidos, y si el asesinato de honor era, antes de la revolución, considerado como un tipo de autodefensa, ahora el adulterio  por parte de ambos sexos es castigado con seis meses de arresto (eso sí, han reemplazado la pena de muerte), pero el asesinato de honor provoca un mínimo de cinco años de prisión, y una mujer que mata a su agresor no es considerada culpable. Además, por cada caso judicial que involucra a una mujer, todas las habitantes de  la comuna donde la mujer afectada vive, escriben una carta al juez expresando su punto de vista desde una perspectiva completamente femenina sobre el caso tratado.

Segundo -y es un punto donde todo el mundo aquí, y en Bakur (Kurdistán turco) insiste- la diferencia fundamental con el sistema judicial occidental es que de media solo un tercio de las disputas sociales llegan a los tribunales. Todos los demás son resueltas por las comunas -asambleas del área- a través de acuerdo entre las partes y castigos leves. Un sistema auxiliar según el cual los tribunales no trabajan todo el tiempo en todos los casos existentes, como en la normativa europea, de acuerdo a la idea (además no respetada) de que cada acontecimiento tiene que ser catalogado de acuerdo a un código, o según un criterio general y neutral: el deseo de una sociedad revolucionaria, al menos en Rojava, es que no tenga que ser necesario recurrir a un juez ni a un jurado popular, ni a un asamblea de cientos de personas para evaluar si una personas es culpable, y preguntar al abogado durante cuánto tiempo debe la persona estar en prisión. En las comunas, explican en la corte, las personas se conocen unas a otras de cerca, son de confianza y conocen las personalidades y los trasfondos y -asegura Kaukeb, una joven juez – encuentran un solución en la gran mayoría de casos.

Lo que parece crucial de entender, a posteriori, es que una mirada a las instituciones que se parecen al modelo liberal de Tocqueville o el socialista, revela sólo una mínima parte de la vida política e institucional de Rojava: las comunas, que mencionamos solo al final, en realidad ocupan la parte alta del sistema: promueven el asesoramiento y las soluciones que tienen, para la ciudad y los consejos cantonales, un valor que es bastante superior al de una simple sugerencia. Ghalia, de la Casa del Pueblo de Amude, explica que un simple comunero puede obtener la destitución de cualquier funcionario, incluso uno de la cima. Además de resolver disputas con “comités de solución” elegidos en las Casas del Pueblo, las comunas comienzan actividades económicas en forma de cooperativas, seleccionan voluntarios para la defensa de la zona (las HPC, “fuerzas de defensa social”), proponen leyes para el cantón en los consejos legislativos. ¿Es esta la forma de aniquilar al estado?, le preguntamos a Ghalia. “Las comunas están pensada en “contra” de las juntas en la cima: limitan su poder y ejercen a su vez un poder desde abajo, el cual es predominante en comparación con el que viene desde arriba. Esa es la diferencia con el sistema estatal.”

El movimiento kurdo desafía al estado a un nivel conceptual antes que histórico: la noción del estado aparece aquí en relación a una forma de organizar las instituciones más que a la propia existencia de las instituciones; es sobretodo una forma de pensar en su función. (El movimiento en Rojava propone una visión que no debería ser aceptada sin un sentido crítico ni tampoco descartada arrogantemente sino considerada útil para todos aquellos que articulan una crítica al estado para preguntarse a sí mismos qué, en una mirada más cercana y en el análisis final, es el estado). Las comunas y las Casas del Pueblo, por ejemplo, tienen también una importante función burocrática: algunas chicas pasan por allí para solicitar el permiso para abandonar Rojava (porque uno necesita permiso…), aunque esto tendrá que ser aprobado por los consejos ciudadanos y juntas del cantón; y otro chico pregunta por la exención del servicio militar, introducido recientemente en el consejo legislativo, debido a los estudios, y él tendrá que seguir un camino similar.

¿No recuerda esta función burocrática, una vez más, al funcionamiento del estado? Un camarada presente en la Casa del Pueblo proporciona una respuesta de un tipo diferente: “Aquí la gente tiene problemas prácticos que resolver y sobre los que pensar, la vida en la miseria y la guerra, y no dan una breva en asuntos considerando la “lana de oveja”: quieren que los problemas sociales y del día a día se resuelvan”. Ghalia, detrás del velo con estampado de flores que cubre su cabeza, y con su mirada de una mujer mayor y comprensiva, añade serenamente: “Nuestra mentalidad es diferente a la mentalidad del estado: esto es importante. Nos ayudamos los unos a los otros, no queremos dominarnos unos a otros. El estado es, sobretodo, una lógica, y aquí esta lógica no existe.”

Fuente: KurdishQuestion

Autor: infoaut.org

Fecha de publicación: 05/02/2017

Traducido al inglés por Giorgio Curcetti

Traducido al castellano por Rojava Azadî

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