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Occidente traiciona a los kurdos

 Fuente: Gatestone Institute

Autor: Giulio Meotti

Fecha: 07/05/2018

Traducción: Rojava Azadi Madrid


  • Los medios occidentales han ignorado el destino de los kurdos, el pueblo que venció al ISIS por nosotros.
  • El Secretario de Exteriores de Reino Unido, Boris Johnson afirmó en un tuit: «Turquía hace bien en proteger sus fronteras». Occidente ha dado luz verde a los turcos para masacrar a los kurdos.
  • Los kurdos hoy en día, como los checos en 1938, han sido sacrificados en vano. Occidente ha traicionado a los kurdos en tres ocasiones en los tres últimos años. Eran nuestros aliados perfectos, abrían sus ciudades, como Erbil, a decenas de miles de cristianos iraquíes expulsados por el ISIS de Mosul. El Kurdistán iraquí es actualmente el único lugar de Oriente Medio, aparte del estado de Israel, que acoge y protege a todas las religiones y minorías. [*]
  • Un nuevo «síndrome de Munich» asoma desde Occidente. Los kurdos, si no merecen un Estado, al menos son dignos de ser protegidos, sobre todo después de ayudarnos a detener a aquéllos que nos han degollado en los bulevares de París.

 

Los kurdos tienen un proverbio: «No tenemos más amigos que las montañas». En Afrin, sin embargo, ni siquiera las montañas pudieron protegerlos de los aviones de guerra turcos ni de las milicias islamistas aliadas de Ankara. Aunque los vídeos de ejecuciones terroríficas no son desde luego una novedad en la trágica guerra siria, en este caso, el vídeo fue grabado por un grupo terrorista que opera bajo el mando de un país de la OTAN: Turquía.

El vídeo muestra cómo miembros de las milicias sirias abusan del cadáver de Amina Omar, una combatiente kurda también conocida como «Barin Kobani». Omar fue abatida mientras defendía Afrin, una ciudad cantón siria atacada por el ejército turco de Recep Tayyip Erdogan.

En el vídeo, a Omar, que pertenecía a una unidad femenina de las Fuerzas de Protección del Pueblo (YPG), la llaman «cerda» y un soldado le pisotea el pecho. La profanación de su cadáver simboliza no solo la ferocidad de los enemigos de los kurdos, sino también la enorme e insoportable traición moral y política que han sufrido los kurdos por parte de sus aliados occidentales.

«Vergüenza: Occidente cierra los ojos ante el destino de los kurdos» escribió Ivan Rioufol en Le Figaro francés. «Combatieron a nuestro lado en la guerra contra ISIS. Erdogan llama «terroristas» a este pequeño pueblo que arma a mujeres con el cabello al viento y deja la religión en la esfera de la vida privada».

Los medios occidentales han ignorado el destino de los kurdos, el pueblo que venció al ISIS por nosotros.

«Mi hermana, Barin, luchó junto a la coalición contra el Estado Islámico, en Raqqa, además de en otros sitios», declaró el hermano de Omar a The Times en la ciudad de Kobane. «¿Cómo puede haber justicia o confianza entre los aliados cuando la coalición antepone su beneficio a la moralidad y permite que Turquía nos ataque con armamento de la OTAN?»

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Mujeres combatientes de las Fuerzas de Protección del Pueblo (YPG) cerca de la ciudad de Kobane, Siria, el 20 de junio, 2015. Foto de Ahmet Sik/Getty Images

«Los líderes occidentales han mantenido un silencio ensordecedor sobre el sufrimiento de los kurdos ante la ilegal invasión turca», ha dicho Sandeep Gopalan, profesor de derecho de la universidad de Deakin en Melbourne.

«Todos los cancilleres europeos han abandonado a los kurdos a su destino»

Piensen, el Secretario de Exteriores de Reino Unido, Boris Johnson afirmó en un tuit: «Turquía hace bien en proteger sus fronteras». Occidente ha dado luz verde a los turcos para masacrar a los kurdos.

Y lo que es peor, como nos recuerda una petición publicada por el New York Review of Books:

«No hubo ninguna provocación para el ataque turco a Afrin. De hecho, Afrin fue una ciudad tan pacífica durante la mayor parte de la guerra siria que se convirtió en un refugio seguro para decenas de miles de refugiados, algunos de ellos convertidos en refugiados por segunda vez. En los cantones controlados por ellas, las tropas kurdas establecieron un oasis único en Siria con autogobierno local, respeto a los derechos de las mujeres y mandato seglar».

Para los kurdos en Siria, la batalla de Afrin supuso una espantosa derrota de sobrecogedoras consecuencias. Al menos 820 combatientes kurdos murieron en acto de servicio. Y aún quedan por confirmar muchas otras bajas. En comparación, 660 kurdos murieron luchando en las filas de las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, en la batalla por liberar Raqqa, la capital siria de facto del califato ISIS.

Robert Ellis ha comparado Efrîn con la región de los Sudetes en los años 30:

«Dos días antes de ceder la región de los Sudetes a la Alemania nazi en Múnich en septiembre de 1938, el primer ministro británico, Neville Chamberlain desechó la cuestión como «un altercado en un país lejano entre personas de las que no sabemos nada». Puede decirse algo muy parecido de la actitud de Occidente sobre los ataques turcos al enclave kurdo de Afrin al noroeste de Siria».

En la madrugada del 30 de septiembre de 1938, Gran Bretaña, Francia e Italia permitieron que los nazis se anexionaran los Sudetes, una región de Checoslovaquia. El gobierno checoslovaco se opuso y se resistió, pero sus aliados occidentales, decididos a evitar la guerra «a cualquier precio», accedieron a negociar con Adolf Hitler. El Acuerdo de Múnich, sin embargo, no trajo consigo la paz a Europa, sino la guerra.

Del mismo modo que los checos fueron sacrificados en vano, Occidente ha traicionado a los kurdos en tres ocasiones en los tres últimos años. La primera vez en Kobane, la asediada ciudad kurda en la frontera con Turquía, cuyos habitantes lucharon en una batalla que solo «demostró la falta de ayuda de Occidente frente al radicalismo yihadí» para escapar de una muerte segura bajo el ISIS. Después de Kobane, los kurdos fueron abandonados a su suerte durante su referéndum de independencia de Irak el pasado mes de septiembre. Ahora han sido traicionados en Afrin, el cantón sirio en el que se han refugiado de la guerra muchas minorías.

Cuando, a finales de 2014, Occidente decidió intervenir para librarse del califato de ISIS, se enfrentó a un problema obvio: ¿Cómo podía Occidente derrotar a los islamistas si ya no estábamos dispuesto a arriesgar vidas ni a nuestras tropas sobre el terreno? Por medio de los kurdos. Fueron las tropas kurdas quienes primero acudieron en ayuda de los yazidíes que huían del genocidio emprendido contra ellos por el ISIS. Miles de yazidíes acabaron en fosas comunes o capturados y convertidos en esclavos sexuales. Entonces fue cuando Alemania comenzó a enviar armas a los kurdos. Ahora, los yazidíes de Afrin están sufriendo una nueva oleada de persecución por los aliados turcos.

Bernard-Henri Lévy, el filósofo francés, declaró recientemente a Le Figaro:

«La tragedia que están viviendo los kurdos es símbolo del debilitamiento sin precedentes de Occidente. ¿Es el equivalente a la batalla de Adrianópolis, que precedió a la caída de Roma? Espero que no. Pero su resignación ha supuesto una gran afrenta, uno de esos microsucesos aparentemente aberrantes que son muestra de un cambio en el mundo. Ésta no es la primera vez que Occidente defrauda a sus aliados y a sus naciones hermanas. Fue lo que ocurrió durante el ascenso del nazismo. Entonces con el abandono de la mitad del Europa al comunismo».

Los kurdos eran nuestros aliados perfectos, abrían sus ciudades, como Erbil, a decenas de miles de cristianos iraquíes expulsados por el ISIS de Mosul. El Kurdistán iraquí es actualmente el único lugar de Oriente Medio, aparte del estado de Israel, que acoge y protege a todas las religiones y minorías. Según el exparlamentario europeo Paulo Casaca, el gobierno regional kurdo ha mostrado el máximo respeto a todas las minorías ampliamente perseguidas en otras zonas de Irak.

La petición firmada por los intelectuales franceses Pascal Bruckner, Bernard Kouchner y Stephane Breton dice:

«Abandonarlos sería un error moral imperdonable. Los kurdos de Siria han vencido a los islamistas autores de los peores ataques de nuestra historia. Las atrocidades cometidas por turcos e islamistas en Afrin no auguran nada bueno. Esta barbarie es insostenible. Los kurdos son además nuestros únicos aliados en la región y han demostrado su eficacia sobre el terreno. Si los abandonamos, no habrá nadie que nos ayude a evitar nuevos atentados terroristas contra nosotros.

Por último, los kurdos de Siria están construyendo una sociedad democrática que respeta el pluralismo ético y confesional y la igualdad entre hombres y mujeres. Este hecho tendrá una profunda influencia sobre una región desgarrada por las tiranías».

Un nuevo «síndrome de Múnich» asoma desde Occidente. Los kurdos, si no merecen un estado, al menos son dignos de ser protegidos, sobre todo después de ayudarnos a detener a aquéllos que nos han degollado en los bulevares de París.


Giulio Meotti, redactor cultural de Il Foglio, es un periodista y escritor italiano.

[*] Algunas de las opiniones del autor del artículo no son compartidas por Rojava Azadi Madrid. Concretamente la mención a la actitud del Estado de Israel respecto a otras minorías es una de ellas. Consideramos que no es precisamente acogimiento y protección lo que brinda el Estado de Israel al pueblo palestino, sino persecución y genocidio. Ver artículo de Marcel Cartier, «Gaza y Afrin en lucha contra el colonialismo y la ocupación».

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