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Nos torturaron en la cárcel de Assad

ENTREVISTA CON
OĞUZ YÜZGEÇ Y SERCAN ÜSTÜNDAŞ

Jacobin – Vedat Yeler –  27 enero 2025 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Oğuz Yüzgeç y Sercan Üstündaş, partidarios de la revolución de Rojava, han pasado los últimos tres años en una cárcel de Damasco. Tras su liberación el mes pasado, contaron a Jacobin las torturas que sufrieron y lo que esperan de la Siria post-Assad.

Prisión de la Sección Palestina de Siria en Damasco, Siria, 17 de diciembre de 2024. (Scott Peterson / Getty Images)

En el paisaje fracturado y devastado por la guerra de Siria, la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, conocida comúnmente como Rojava, se ha convertido en un punto de encuentro para revolucionarios de todo el mundo. Creado durante la guerra civil siria, el marco político de Rojava se basa en el confederalismo democrático, una visión de la sociedad que da prioridad a la democracia de base, la igualdad de género y la armonía ecológica. Su sistema ha unido a diversas comunidades, desde kurdos a árabes, asirios y otros, bajo la bandera de la coexistencia pacífica y la justicia social.

Esta visión atrajo a internacionalistas como Oğuz Yüzgeç y Sercan Üstündaş, que veían Rojava como un modelo revolucionario con implicaciones globales, a unirse a la lucha para defenderla. Pero en 2021 fueron emboscados por las fuerzas leales al dictador Bashar al-Assad y encarcelados. No fue hasta el mes pasado, con su derrocamiento, cuando Oğuz y Sercan fueron finalmente liberados de la tristemente célebre prisión de la Sección Palestina 235 de Damasco.

Desde la defensa de Kobane contra el llamado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) hasta la supervivencia a la tortura en la cárcel de Assad, sus viajes ponen de relieve los sacrificios y la resistencia necesarios para mantener una visión revolucionaria frente a inmensos desafíos. Vedat Yeler habló con los dos activistas liberados sobre su experiencia y las perspectivas de futuro de su movimiento.

Unirse a la lucha en Rojava

VEDAT YELER
¿Qué le llevó a unirse a la lucha en Rojava? ¿Qué había en la causa que resonara con usted personal e ideológicamente?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Me incorporé en 2014, respondiendo al llamamiento del movimiento kurdo por la libertad y de las organizaciones revolucionarias de Turquía para defender Kobane de los ataques de ISIS. Era un momento crítico para plantar cara a una amenaza que ponía en peligro no solo la región, sino los principios de libertad y resistencia.

OĞUZ YÜZGEÇ
Para mí, como socialista, Rojava simbolizaba algo más que una lucha kurda: era un faro de esperanza para todas las personas marginadas de la región: árabes, turcos, kurdos, asirios, drusos, etc. Rojava representaba la posibilidad de una sociedad democrática e integradora en medio del caos de las fuerzas fascistas, dictatoriales e islamistas de Oriente Próximo. Rojava representaba la posibilidad de una sociedad democrática e integradora en medio del caos de las fuerzas fascistas, dictatoriales e islamistas de Oriente Próximo. Para mí, esta revolución también estaba entrelazada con la lucha socialista en Turquía. La lucha por preservar Rojava era esencial para la transformación democrática de la región y más allá. Era una oportunidad para construir una sociedad basada en la justicia, la igualdad y la liberación de la mujer, una tarea a la que me sentía profundamente vinculada como revolucionaria y como ser humano.

Lecciones desde la primera línea de una revolución

VEDAT YELER
¿Puede describir los momentos más impactantes de su estancia en Rojava? ¿Cómo le cambió?

OĞUZ YÜZGEÇ
Los lazos de camaradería se hicieron más profundos en una tierra donde la muerte tiene una presencia constante. En un mundo a menudo lleno de vacío y desesperación, la revolución ofreció la oportunidad de conectar con sentimientos y propósitos genuinos. Lo que ganamos aquí -solidaridad, significado y verdadera conexión- fue mucho mayor que todo lo que dejamos atrás.

«En un mundo a menudo lleno de vacío y desesperación, la revolución ofreció la oportunidad de conectar con sentimientos y propósitos genuinos.*

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Vivir la Revolución de Rojava significó ser testigo y contribuir a una profunda transformación social. La lucha no era únicamente militar; se trataba también de reconstruir un nuevo orden social. Mientras resistíamos al ISIS y a otras amenazas, también nos dedicábamos a la labor periodística para documentar este extraordinario momento de la historia. Aprendí la inmensa complejidad de desmantelar un sistema opresivo y, al mismo tiempo, construir uno mejor.

OĞUZ YÜZGEÇ
Las palabras de [Vladimir] Lenin resuenan profundamente: «Vivir una revolución es mucho más satisfactorio e instructivo que limitarse a escribir sobre ella». Esta revolución no sólo se luchó con las armas, sino también organizando a las comunidades y atendiendo sus necesidades básicas. Experimentar esto de primera mano me enseñó que la revolución no consiste sólo en tomar el poder, sino en fomentar una conexión profunda y significativa con las personas a las que pretende servir. La lucha en Rojava me ha marcado profundamente y me ha dado una idea más clara de cómo iniciar y mantener un movimiento que sirva realmente a su pueblo.

Captura por los matones de Assad

VEDAT YELER
¿Cómo os capturaron; qué ocurrió inicialmente?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
En 2021, mientras viajábamos por lo que solía ser una región de primera línea cerca de las fronteras del régimen, fuimos emboscados por las fuerzas del régimen de Assad y entregados a las milicias pro-régimen. La comunicación era imposible porque no hablábamos árabe. Primero nos llevaron al centro de inteligencia 290 de Alepo, donde pasamos ocho días incomunicados y nos sometieron a los primeros interrogatorios. Les dijimos que estábamos en Rojava como simpatizantes del movimiento kurdo por la libertad y por solidaridad internacional, pero no comprendieron del todo nuestra posición. De allí nos trasladaron a la tristemente célebre Subdivisión Palestina 235 de Damasco para someternos a interrogatorios más intensivos.

Allí estuvimos encarcelados hasta el día en que fuimos liberados.

La vida en la prisión de Assad: tortura, aislamiento y supervivencia

VEDAT YELER
¿Puede describir las condiciones en la prisión de la Sección Palestina?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Primero nos pusieron en régimen de aislamiento. Las celdas eran de unos dos metros por un metro, sin aseos. Podíamos ir al baño durante un minuto dos veces al día, a las 8 de la mañana y a las 10 de la noche. Durante el primer mes, ni siquiera nos interrogaron, sólo nos encerraron en esas duras condiciones. La comunicación era imposible porque ninguno de los dos hablaba árabe.

OĞUZ YÜZGEÇ
Los interrogatorios comenzaron un mes después. Intentaban obligarnos a admitir que éramos operativos del PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán] y exigían información detallada sobre las infraestructuras militares y civiles de Rojava. También nos presionaron para que cooperáramos con ellos como informantes. El objetivo era hacernos traicionar la revolución. Esto marcó el comienzo de torturas físicas y psicológicas más severas.

VEDAT YELER
¿Puede describir los métodos de tortura que sufrió?

OĞUZ YÜZGEÇ
El método más común era la flagelación con los pies, es decir, ser golpeado en las plantas de los pies mientras se está sujeto en un neumático de goma. También se aplicaban descargas eléctricas en zonas sensibles como el cuello y la ingle. En algunas sesiones se administraban múltiples descargas. Los guardias nos echaban agua y nos dejaban de pie durante horas como otra forma de tortura.

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Estaba prohibido dormir. Teníamos que permanecer despiertos desde las 6 de la mañana hasta medianoche. Los guardias llamaban a las puertas cada hora y, si no respondíamos inmediatamente, nos pegaban. Incluso pedir ir al baño o al médico era motivo de violencia. Si caíamos enfermos, nos decían: «¿Por qué estás enfermo?» y nos castigaban aún más.

OĞUZ YÜZGEÇ
La higiene era otra herramienta de castigo. No nos daban cortaúñas ni materiales de limpieza como cepillos de dientes. Las uñas largas eran castigadas, obligándonos a arrancárnoslas con los dientes. Los guardias nos obligaban a arrancarnos el vello corporal con la mano, y cualquier pelo encontrado durante las inspecciones conllevaba palizas. El objetivo era convertir todos los aspectos de la vida cotidiana en una forma de tortura.

«El objetivo era convertir todos los aspectos de la vida cotidiana en una forma de tortura.»

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
La falta de luz solar y de agua provocaba enfermedades como la sarna e infecciones cutáneas. Los guardias se burlaban de nuestras heridas y nos golpeaban para infligirnos más dolor. La atención médica era inexistente; se negaban explícitamente a tratar las lesiones relacionadas con la tortura.

OĞUZ YÜZGEÇ
La tortura no se ocultaba. Ocurría abiertamente en pasillos, donde se torturaba a varias personas al mismo tiempo. Piensa en un pasillo, decenas de personas están siendo torturadas; aquí me están torturando a mí; a cinco metros están sujetando a alguien para azotarle los pies; unos metros más allá están haciendo «ahorcamiento palestino» [es decir, de las muñecas]. A otros los interrogan sin torturarlos. Oír y ver sufrir a los demás añadía una capa psicológica a los malos tratos.

La Sección Palestina tenía mala fama. La gente que entraba sabía que no saldría igual. El dicho que usaban en árabe era: «Si entras aquí, estás muerto; cuando sales, renaces». La tortura se había institucionalizado aquí, incluso antes de la guerra civil siria.

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Después de seis meses de aislamiento y tortura, nos llevaron a los pabellones principales de la prisión y nos dijeron lo siguiente: «Si queréis cambiar vuestro testimonio, llamad a la puerta y decid que queréis ver al fiscal. Si no lo hacéis, no saldréis de aquí».

VEDAT YELER
¿Cómo eran las condiciones en el pabellón de la prisión?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Las celdas eran increíblemente pequeñas y estaban abarrotadas. Cada persona sólo tenía un cuadrado de unos cuarenta centímetros de ancho para sentarse. Había entre ochenta y ciento diez personas en cada celda. El aire era sofocante y el ambiente hacía que incluso sentarse fuera una lucha. Había poca luz y el ambiente era opresivo.

OĞUZ YÜZGEÇ
Las comidas se servían en una pila compartida, que también se utilizaba para bañarse, lavar la ropa y limpiar el retrete. El agua se traía dos veces al día y se vertía directamente en la boca desde una jarra de plástico.

VEDAT YELER
¿Cómo se gestionaba la higiene básica?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
La higiene era prácticamente inexistente. Nos daban media pastilla de jabón verde cada quince días, y había que usarlo para todo: bañarse, limpiar los platos e incluso fregar la celda. Había muy pocas mantas, tal vez veinticinco o veintiséis para más de cien personas, y nunca se lavaban. Utilizamos las mismas mantas durante más de dos años. Había piojos por todas partes. Todos los días intentábamos quitárnoslos de la ropa, pero sin luz ni materiales de limpieza adecuados, no podíamos deshacernos de ellos. Muchos murieron de cólera u otras enfermedades, pero esto se consideraba una rutina.

VEDAT YELER
¿Cómo mantuvieron la esperanza en condiciones tan deshumanizadoras?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Conocemos la tradición de resistencia en las cárceles. Los regímenes opresores, los fascistas y las dictaduras reaccionarias intentan doblegar a los oprimidos mediante el encarcelamiento y la tortura. Ya lo hemos visto en las cárceles de Turquía. Por duras e inhumanas que fueran estas condiciones, sabíamos que resistir era esencial. La propia supervivencia se convirtió en una forma de resistencia.

«Por duras e inhumanas que fueran estas condiciones, sabíamos que resistir era esencial; la propia supervivencia se convirtió en una forma de resistencia.»

OĞUZ YÜZGEÇ
Amábamos la vida, pero no tenía esperanzas de salir con vida. Ésa es la realidad. Lo que nos mantuvo en pie fue nuestra conciencia revolucionaria. La historia nos ha demostrado que las cárceles suelen ser campos de batalla para la resistencia, ya sea en Turquía, Kurdistán, Irlanda o Vietnam. Pensé en los que resistieron en las mazmorras de Diyarbakır, en los que soportaron huelgas de hambre en Irlanda y en los revolucionarios vietnamitas de las cárceles de Saigón. Su desafío me dio fuerzas.

No eran sólo ideas abstractas lo que nos sostenía. También eran los valores que apreciábamos: la música, los libros y la camaradería que formaban parte de nuestra lucha. Estas cosas nos recordaban por qué luchábamos. Incluso cuando veíamos la muerte a nuestro alrededor, ya fuera por tortura, enfermedad o ejecución, nos aferrábamos a ella. No se trataba de soñar con la libertad, sino de preservar la dignidad de nuestras creencias, incluso ante la muerte.

Huida y regreso

VEDAT YELER
¿Cómo se desarrolló la fuga de la prisión?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
En los últimos diez días, teníamos la sensación de que algo extraordinario estaba ocurriendo fuera, pero no sabíamos exactamente qué. Porque durante dos semanas no llegaron nuevos detenidos a la Subdivisión de Palestina. El último día, empezamos a oír disparos. Al principio, pensé que era una celebración o una boda. Pero a medida que aumentaba el ruido, me di cuenta de que era un asalto a la propia prisión.

El primer grupo que llegó hasta nosotros nos preguntó si éramos prisioneros. dijimos que sí. Rompieron la cerradura con un martillo y gritaron: «Somos hombres de Jolani [Ahmed Hussein al-Sharaa]». Coreaban consignas religiosas. Inmediatamente pensé: «Si estos son yihadistas respaldados por el Estado turco, podrían matarnos o entregarnos a Turquía». Decidí ocultar mi identidad y evitar hablar demasiado.

VEDAT YELER
¿Qué ocurrió después de que te liberaran?

OĞUZ YÜZGEÇ
Les dijeron a todos que volvieran a sus casas. No hubo clasificación ni interrogatorio; simplemente abrieron las puertas. Para mí, el primer pensamiento fue la supervivencia: encontrar un camino seguro de regreso a Rojava.

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Las calles eran un caos. La gente del barrio nos reconoció como prisioneros y nos invitó a sus casas. Nos dieron ropa, nos alimentaron y nos ofrecieron teléfonos para contactar con nuestras familias. Algunos incluso nos ayudaron a organizar el transporte de vuelta a las zonas controladas por los kurdos. Era surrealista.

VEDAT YELER
¿Qué sintió al regresar a Rojava?

OĞUZ YÜZGEÇ
Rojava nos recibió con los brazos abiertos. Los compañeros de aquí comprendieron perfectamente lo que habíamos sufrido. Nos proporcionaron todo lo que necesitábamos para recuperarnos y reintegrarnos. Fue un momento de profunda solidaridad. Tras escapar del infierno de la prisión del régimen, volver a la revolución fue como recuperar la vida misma.

«Tras escapar del infierno de la prisión del régimen, volver a la revolución fue como recuperar la vida misma.»

VEDAT YELER
¿Cómo influyó esta experiencia en su perspectiva de la lucha?

SERCAN ÜSTÜNDAŞ
Reforzó la importancia de mantener el compromiso con los valores revolucionarios. Sobrevivir a la prisión de Assad fue un recordatorio de que vivir por estos ideales es en sí mismo un acto de desafío.

OĞUZ YÜZGEÇ
También puso de relieve las complejidades de esta guerra. Un enemigo nos encarceló, mientras que otro nos liberó sin querer. La Revolución de Rojava consiste en construir la libertad en un mundo de contradicciones, y esa es una lucha con la que seguimos comprometidos.

VEDAT YELER
¿Qué opina del papel de Turquía en Siria y de su estrategia hacia Rojava tras la caída de Assad?

OĞUZ YÜZGEÇ
Con la caída de Assad, Turquía ha intensificado sus esfuerzos para llenar el vacío de poder, haciendo de Siria un foco central de su estrategia regional. No se trata de una novedad; Turquía mantiene desde hace tiempo vínculos con grupos como Hayat Tahrir al-Sham [HTS], y durante toda la guerra civil siria ha desempeñado el papel de mecenas de las facciones islamistas, proporcionándoles apoyo financiero, logístico y militar.

Ahora, el principal objetivo estratégico de Turquía se ha convertido en el desmantelamiento de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria. El Estado turco reconoce que Rojava ha surgido como una poderosa alternativa democrática en la región, que promueve la liberación de la mujer, la igualdad étnica y la gobernanza de base. Esta visión se opone directamente al nacionalismo y autoritarismo de Turquía. En respuesta, Turquía ve este periodo como una última oportunidad para lanzar una amplia campaña militar contra Rojava junto con su apoderado, el llamado Ejército Nacional Sirio [SNA].

Actualmente se están produciendo intensos enfrentamientos en los alrededores de Kobane. Sin embargo, la resistencia es extraordinaria. El pueblo de Rojava se ha movilizado, codo con codo con las Fuerzas Democráticas Sirias [FDS], organizando grupos civiles de vigilancia en las zonas más disputadas, formando unidades de autodefensa y apoyando a las líneas del frente con alimentos y recursos. Todos contribuyen con lo que pueden para garantizar la supervivencia de la revolución.

Si se consigue detener la agresión de Turquía, Rojava estará más cerca que nunca de asegurar su estatus como región autónoma y libre. Es esencial señalar que ni el HTS ni el SNA podrían llevar a cabo operaciones contra Rojava sin el apoyo de Turquía. Además, Turquía ha sido el principal impedimento a los esfuerzos internacionales para resolver el conflicto en Siria. Por lo tanto, detener la intervención de Turquía es crucial.


COLABORADORES

Oğuz Yüzgeç participó activamente en movimientos juveniles socialistas durante sus años escolares y universitarios en Turquía. Su primera detención fue por participar en Newroz, la fiesta nacional y día de resistencia del pueblo kurdo, en solidaridad como turco. En 2015, sobrevivió a la masacre de Suruc, un ataque de ISIS contra un grupo que viajaba a Kobane en solidaridad. Ahora vive en Rojava y contribuye a su desarrollo.

Sercan Üstündaş es miembro activo de varios partidos socialistas desde 2006. Estuvo encarcelado durante cinco años por varios casos en Turquía, incluido el juicio de Gezi. Es activista desde hace mucho tiempo en Rojava.

Vedat Yeler es un periodista independiente afincado en Atenas (Grecia). Escribe sobre migración, fronteras, política y derechos humanos, con especial atención a los kurdos, Turquía, Grecia y Oriente Medio.

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