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La Audiencia Nacional no juzgará al miliciano gallego que luchó contra el ISIS

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«Arges Artiaga», miliciano gallego que luchó contra ISIS

‘Arges Artiaga’, imputado del “homicidio” de 28 yihadistas en el norte de Siria, asegura que «los nacionalistas turcos nos amenazan de muerte por combatir del lado de los kurdos”

“No me arrepentiré jamás de haber luchado contra el Daesh en las Unidades de Defensa Popular (YPG) porque fue una experiencia humana que me transformó interiormente para bien, pero mi vida ya no ha vuelto a ser la misma desde que regresé de allá por culpa de la guerra sucia que libra el Gobierno turco de Erdogan contra los voluntarios extranjeros que hemos apoyado el experimento democrático y confederalista que apadrinan los kurdos de Rojava [norte de Siria]”, asegura «Arges Artiaga». Concretamente, este gallego de 43 años combatió como francotirador en las filas de las YPG desde febrero a junio del pasado año y desde octubre de 2015 al pasado mes de abril.

El grueso de las amenazas, en turco y en inglés, le han llegado a través de su perfil de Facebook, pero le consta que la Prensa turca ha llegado a publicar las fotos de muchos de los milicianos junto a sus nombres, apellidos y direcciones, en una clara invitación a que sean agredidos o, en el mejor de los casos, hostigados. A juicio de «Artiaga», cualquier escenario y amenaza debe ser tomada en serio cuando procede de Turquía, dado que la guerra de Erdogan contra los nacionalistas kurdos ha entrado en una fase enloquecida donde cabe cualquier cosa. Esta semana, sin ir más lejos, el activista kurdo Mustafa Abdi denunciaba desde Madrid las detenciones arbitrarias de los coalcaldes de la población de Diyarbakir, Gültan Kışanak y Fırat Anlı.

Lo de “Arges”, nos cuenta, es su nombre de guerra. Le fue impuesto por una guerrillera kurda y significa “fuego vivo”. “Artiaga” lo eligió él para blindarse y protegerse de represalias similares a las que ahora le inquietan. A diferencia de los dos comunistas que combatieron en Rojava, el gallego se halla en libertad sin cargos, después de que la Audiencia Nacional resolviera que no había motivos para juzgarle por los veintiocho homicidios de yihadistas que se le imputaban. En la primera de las entrevistas que concedió a la Prensa, Artiaga reconoció que se hallaban confirmadas las muertes de seis terroristas del Daesh, aunque a juzgar por sus datos, la cifra era de alrededor de diez.

Tan pronto como regresó y fue dada a conocer su participación en la guerra contra el Estado Islámico a través una entrevista realizada por el editor de Vice, David Meseguer, no ha transcurrido un día sin que sea objeto de amenazas, a menudo de muerte, por parte de los sectores más afectos a Erdogan de la sociedad turca. “No lo he puesto en conocimiento de la policía española, pero inevitablemente -dice-, he tenido que tomar algunas precauciones porque los hechos demuestran que el Gobierno de Ankara está dispuesto a cualquier cosa para reventar Rojava. Aunque no vivo en un estado de permanente paranoia, temo que suceda algo”.

 ¿Cómo es posible que se le imputaran 28 homicidios si usted hablaba de una cuarta parte?

Supongo que entrevistaron a gente y les facilitaron ese número.

 

En todo caso, la Audiencia Nacional ha desestimado definitivamente los cargos. ¿Fue usted arrestado en algún momento o llegó a entrar en prisión?

No. A mi regreso de mi primera estancia en Rojava, la policía vino a hablar conmigo. Después, me volví a marchar a Siria, y a partir de ese momento, me mantenía en contacto con ellos. Cuando regresé de mi último viaje a Rojava, en abril, me citaron para el día siguiente y me comunicaron que me habían imputado veintiocho homicidios. Uno o dos meses después, la Audiencia Nacional desestimó los cargos. La acusación estaba cogida con pinzas y el juez no vio indicios de delito.

Hace ahora unas semanas, el edil del PP que también luchó en Rojava decía que el Daesh había puesto precio a su cabeza… ¿Ha recibido usted amenazas por parte de los yihadistas?

 

El Estado Islámico dice estar dispuesto a dar 125.000 dólares por las cabezas de los extranjeros y un millón, por las de los voluntarios que combatieron en mi unidad, la 223. Yo he recibido algunas amenazas por parte de islamistas, pero lo que en verdad me inquieta a mí y a mis compañeros son los turcos… tanto el Gobierno como todos esos elementos ultranacionalistas de su sociedad y todos esos fanáticos que apoyan incondicionalmente a Erdogan y que odian cerrilmente al pueblo kurdo y el proyecto de Rojava.

 

¿De verdad cree usted que el Gobierno de Erdogán está hilando tan fino?

No hay un solo día en que no se dirijan a nosotros en inglés o turco para amenazarnos de muerte a través de las redes sociales. Hablo de centenares de mensajes. Por supuesto, ni los leo. El Gobierno de Erdogán está pagando a gente para librar una guerra sucia en las redes. Hackean cuentas y reemplazan las web por mierda porno… Claro que eso no es lo peor. Esa gente nos odia. Un compañero miliciano noruego tuvo la mala idea de abandonar Rojava por Turquía y fue detenido y torturado por los servicios secretos turcos hasta que su Gobierno logró sacarlo de allí.

Ahora mismo, Ankara está creando guardias paramilitares kurdas en la Anatolia para alimentar la guerra sucia. El fanatismo y el radicalismo de Erdogan y sus partidarios no tiene límites. Ellos son los culpables de que el Daesh cobrara aliento. Las fronteras turcas fueron un coladero durante mucho tiempo. Poco después de caer Kobani, se nos metieron cien tipos armados hasta los dientes en la ciudad desde el lado turco y asesinaron a doscientos civiles. Por otro lado, tememos más a todos esos fanáticos que apoyan a Erdogan que a su propio Gobierno. Quiero pensar que Ankara no sería tan imbécil de empezar a crear mártires y ensuciar todavía más su imagen internacional.

 

¿Ha lamentado alguna vez haberse ido a luchar?

Es cierto que, de alguna manera, me están jodiendo la vida. El temor está allí y es inevitable el adoptar ciertos hábitos o precauciones. Pero me siento muy orgulloso de haber podido vivir esa experiencia.

 

Y sin embargo, ha decidido hablar de su caso en los medios de comunicación.

No me quedó otra opción, porque vivo en un pequeño pueblo gallego de 20.000 habitantes y por alguna razón, comenzó a extenderse el bulo de que había estado combatiendo con el Daesh. Por otro lado, hasta la fecha hemos conseguido mantener nuestro nombre en el anonimato. Era importante también dar a conocer qué está pasando allá. Esa ha sido también otra vertiente de nuestra lucha.

 

A diferencia, por ejemplo, de los dos comunistas que combatieron en el norte de Siria, usted viajó a Rojava más alentado por el deseo de plantar cara al Daesh que por motivos políticos…

 

Sí, es cierto. Yo sabía poco sobre Rojava. Pero cuando vi lo de Kobani y lo que le estaba sucediendo a los yazidíes, me dije que debía hacer algo. Tenía cierta experiencia militar en un cuerpo de élite del Ejército español y en la Legión francesa, y había perdido mi empleo como cargador de pescado en la lonja, así que no me lo pensé dos veces…

 

Algo cambió después, no obstante, cuando conoció desde dentro el proyecto confederalista que los kurdos están poniendo en marcha.

Así es. A medida que fui conociendo lo que allí se hacía me di cuenta del valor que tiene lo que están haciendo esos kurdos en una situación de guerra. En el proyecto de Rojava cabe todo el mundo: asirios cristianos, árabes y los propios kurdos. Es el único experimento verdaderamente democrático de todo Oriente Medio, pese a las durísimas circunstancias.
 

Los turcos insisten en no establecer diferencias entre el PKK y las YPG.

 

Ningún país excepto Turquía considera que las YPG son terroristas. Estados Unidos ha dicho abierta y claramente que no tienen la misma consideración. Por otro lado, las YPG jamás ha atacado a Turquía ni sus intereses dentro de su territorio.

 

No son pocas las voces que han denunciado violaciones de derechos humanos en Rojava.

 

Lo de Amnistía Internacional lo montó Turquía. Es cierto que se han demolido casas, pero por las circunstancias impuestas por la guerra, y no porque se esté llevando a cabo ninguna limpieza étnica de árabes.

 

Se diría que el Daesh le está restando a la lucha kurda la verdadera dimensión ideológica que posee. Se habla poco de Rojava y de la revolución que allí se está produciendo.

Rojava está completamente olvidada de la mano de Dios y de las izquierdas europeas, que le han vuelto la espalda. Lo de la Prensa es incluso peor. Uno se encuentra a menudo con periodistas incapaces de distinguir entre un peshmerga y un miliciano. Y en cuanto a los conservadores y a las potencias de Occidente, yo diría que están utilizando a esos pobres turcos para plantar cara al Daesh. Ya veremos qué sucede con su revolución cuando caiga el Estado Islámico. No sería de extrañar que cuando caigan los yihadistas y dejen de resultar útiles, pasen a ocupar la posición de “malos”.
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«Arges Artiaga», miliciano gallego que luchó contra ISIS
Fuente: Público
Autor: Ferrán Barber
Fecha de publicación del original: 06/11/2016

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