Humanos de Kurdistán
HUMANS OF KURDISTAN (VIM Foundation) – 11 abril 2023 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
El proyecto «Humanos de Kurdistán» pretende presentar la diversidad cultural del país. Una mirada a los rostros, pero también a las historias que se esconden detrás de cada uno de ellos.
El proyecto visita a diferentes personas de las cuatro partes (Norte, Sur, Este y Oeste) en que el colonialismo ha dividido Kurdistán. Una fotografía y un corto texto (ingles y kurdo) buscan reflejar la imagen y pensamiento de cada una de ellas. Una forma de llegar a las personas que habitan esta nación y que da muestra de la gran diversidad que alberga.
«Humans of Kurdistán» es un proyecto de VIM Foundation, iniciado en Suleymaniah (Kurdistán del Sur, Irak).
Reproducimos a continuación cuatro ejemplos del proyecto.
«La convivencia en Halabja tiene una larga historia. La belleza de esta ciudad proviene de la realidad de que nada se interpone entre el amor y la devoción que se profesan unos a otros. Soy una chica kakai; esto no me ha impedido tener amigos musulmanes. Cuando veo a una persona que habla kurdo, no me importan mucho otras cosas. Lo que de verdad me hace feliz es que mis amigos también entienden igual la coexistencia pacífica. Ambos respetamos la cultura y la santidad de los demás. Soy profesora desde hace algunos años y existe un respeto mutuo entre mis colegas, mis alumnos y yo. Además, trabajo como fotógrafa en esta ciudad desde hace muchos años. Creo que he asistido a más actos y cumpleaños de musulmanes que de kakais. Incluso participo en la mayoría de sus rituales religiosos y les hago fotos. También vienen conmigo al pueblo de Hawar, donde está nuestro santuario, que es el verdadero lugar de residencia de los kakais». (KURDISTÁN DEL SUR)
«No estoy segura de cuántos años tengo; tengo cuatro niñas y tres niños. Soy de la aldea de Palangan, en Kamyaran. Cuando mi marido y yo nos casamos, pronto pudimos comprar una casa y también teníamos ganado. Pero ahora, mi marido ha caído enfermo y se queda con nuestro hijo menor; yo estoy demasiado apegada al estilo de vida del campo y no puedo vivir en la ciudad con ellos. Esta soledad es difícil para mí. El recuerdo más desagradable que tengo de mi marido es cuando una de nuestras hijas, que no era demasiado pequeña, enfermó y él la llevó al médico. Yo me quedé en el pueblo con nuestros otros hijos. Mi marido volvió unos días después y vi que estaba solo. Por desgracia, nuestra hija falleció, y él la enterró de camino a casa». (KURDISTÁN DEL ESTE)
«He perdido a dos nietos, uno de 3 años y otro de 7. He perdido a mi hijo y a mi nuera. Estaban todos bajo las ruinas. Recuperaron los cuerpos de mis nietos y mi nuera, pero a mi hijo hace días que no lo sacan. Le digo al hombre, ‘Ve a mirar’, me dice, ‘No hay olor’. ¿No podría estar vivo si no hay olor? ¿por qué no los sacas? ¿vas a dejarlos morir? Están trabajando en los escombros de la carretera, pero aún no los han tocado. Cuando llegué aquí, me tiré delante del campo. Mi hijo tiene 22 años. No puedo hacer oír mi voz».
«Tengo 12 años y soy de Serê Kaniyê. Abandonamos nuestra casa por miedo a los bombardeos turcos y nos convertimos en desplazados internos en Al Hasakah. Ahora vivimos en una pequeña casa en la granja en la que trabaja mi padre. Dejé la escuela para ayudar a mi padre. En vacaciones, le ayudo a regar la granja, y el resto de los días trabajo como mecánico de automóviles. Siempre tengo las manos sucias de aceite, ya que trabajo simultáneamente de mecánico y de agricultor. Me encanta la escuela, pero como las condiciones de vida son difíciles, mi padre no puede cubrir solo todas nuestras necesidades. Yo también tengo que trabajar».