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Fascismo en el campo de fútbol: el saludo de los Lobos Grises de Demiral

El futbolista turco Merih Demiral haciendo el saludo de los Lobos Grises el 2 de julio de 2024, tras marcar el que resultó ser el gol de la victoria contra Austria en la Eurocopa.

The Kurdish Center for Studies – 5 julio 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

No se puede separar el deporte de la política.

Aunque nos guste creer que los partidos de fútbol son espectáculos apolíticos neutrales, están entrelazados en un contexto sociopolítico más amplio que es ineludible (como bien saben todos los aficionados kurdos del Amedspor). La semana pasada, esta noción se puso de manifiesto, encendiendo un debate más amplio sobre la línea que separa el final de la autoexpresión festiva y el comienzo de la incitación violenta al odio.

En la noche del 2 de julio, Merih Demiral, futbolista turco de 26 años, marcó dos goles para Turquía, llevándola a la victoria sobre Austria en su partido de la Eurocopa 2024 en la ciudad alemana de Leipzig. Sin embargo, tras su segundo gol, lo celebró corriendo hacia los enfervorizados hinchas turcos en las gradas y realizando con orgullo el saludo de los Lobos Grises (Bozkurt işareti) con ambas manos. Lo que siguió fue una polémica internacional en la que se vieron implicados federaciones de fútbol, embajadores, ministros nacionales y presidentes, lo que llevó a muchos aficionados ocasionales a preguntarse por el contexto más amplio de las señas de Demiral con las manos.

¿Quiénes son los Lobos Grises?

Los Lobos Grises (bozkurtlar), oficialmente conocidos como Hogares Idealistas (ülkü ocakları), son el ala juvenil paramilitar neofascista y virulentamente racista del Partido Movimiento Nacionalista turco (MHP), que forma coalición de gobierno con el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Tayyip Erdoğan. Su cosmovisión política de extrema derecha es una combinación de islamismo reaccionario, antisemitismo y turanismo mítico hipernacionalista, que los ve como las tropas de choque para lograr un mundo turco unido desde los Balcanes hasta Siberia. Su xenofobia fanática hacia los no turcos los ha llevado a aterrorizar y asesinar por motivos étnicos: kurdos, armenios, griegos, asirios y árabes; religión: alevíes, cristianos y judíos; y política: cualquiera de la izquierda política. Financian su notoria organización criminal mediante una combinación de tráfico de armas, tráfico de drogas, contrabando de personas, extorsión y apoyo del Estado profundo turco, que los utiliza para intimidar a sus oponentes en toda Europa y Turquía.

Como escuadrón paramilitar de la muerte respaldado por Ankara, los Lobos Grises han tenido vía libre desde su fundación en 1968 para atacar abiertamente a los supuestos enemigos del Estado turco. Esta bendición del Estado para asesinar a miles de sus oponentes ha dado lugar a una lista de atrocidades notables, como la masacre de la Plaza Taksim (1977) -donde asesinaron a 34 izquierdistas-, la masacre de Maraş (1978) -donde asesinaron a más de 100 kurdos alevíes-, la masacre de Beyazıt (1978), en la que volaron por los aires a 7 estudiantes de izquierdas, la masacre de Bahçelievler (1978), en la que dispararon a otros 7 estudiantes, la masacre de Çorum (1980), en la que asesinaron a 57 jóvenes alevíes, y la masacre de Sivas (1993), en la que quemaron vivos a 35 intelectuales alevíes en el hotel Madımak. En el caso de esta última, ocurrió el 2 de julio, lo que significa que mientras las manos de Demiral hacían la forma del Lobo Gris ante miles de hinchas que rugían en el campo de fútbol, lo hacía en el 31º aniversario de cuando una turba hizo el mismo gesto al condenar a 35 personas a una muerte salvaje.

Lejos de casa, en la diáspora europea, los Lobos Grises intentaron asesinar infamemente al Papa Juan Pablo II en 1981 y ahora se les puede encontrar a menudo distribuyendo versiones turcas del «Mein Kampf» de Adolf Hitler, destrozando monumentos conmemorativos del genocidio armenio o llevando a cabo ataques multitudinarios contra personas kurdas, como hicieron recientemente en marzo de 2024 en Bélgica contra familias kurdas que regresaban de las celebraciones de Newroz.

Es por estas razones que muchos kurdos, armenios y otros objetivos de los genocidas Lobos Grises salieron inmediatamente a decir que Merih Demiral haciendo el saludo de los Lobos Grises era similar a alguien dando el ¡sieg heil! y que el grupo debe ser visto como la versión turca de los neonazis. Curiosamente, el fundador de los Lobos Grises, Alparslan Türkes (1917-1997), que era un admirador de Hitler y el nazismo, describió el gesto de la mano del lobo en consecuencia:

«El dedo meñique simboliza a los turcos, el índice al islam, el anular -o hocico- al mundo. El punto donde se unen los tres dedos restantes es un sello. Significa que pondremos el selloturco-islámico en el mundo».

El equipo de fútbol turco hace el saludo nazi en Berlín, Alemania, durante los Juegos Olímpicos de 1936.

Alemania reacciona a la acción de Demiral

En Alemania, país anfitrión de la Eurocopa 2024, donde está prohibido mostrar cualquier simpatía por el nazismo, la ministra del Interior, Nancy Faeser, pidió inmediatamente a la UEFA que sancionara a Demiral por hacer ese gesto, declarando: «Los símbolos de la extrema derecha turca no tienen cabida en nuestros estadios. Utilizar el Campeonato Europeo de Fútbol como plataforma para el racismo es completamente inaceptable. Esperamos que la UEFA investigue el caso y estudie sanciones».

Su indignación estaba justificada, pero también planteaba la cuestión más general de por qué su país no ha ilegalizado a los Lobos Grises como han hecho otros en Europa. Sobre todo teniendo en cuenta que el grupo es lo suficientemente amenazador como para estar bajo vigilancia de la Agencia federal alemana del interior, que supervisa sus actividades. Además, actualmente es el mayor grupo extremista de Alemania, con más de 12.000 miembros estimados. Más aún, el 20 de mayo de 2021, el Parlamento Europeo, del que Alemania forma parte, instó a la Unión Europea a designar a los Lobos Grises como organización terrorista., pero el gobierno alemán aún no lo ha hecho.

En el resto de Europa, el grupo está prohibido en Francia y su gesto con la mano está prohibido en Austria desde 2019, donde se castiga con multas de hasta 4.000 euros. El hecho de que Demiral realizara su saludo del lobo contra la única nación que multa específicamente a la gente por hacer el gesto (Austria), fue otra ironía en este drama general.

Demiral se hace el inocente

En declaraciones tras el partido, Demiral defendió el gesto, pero fingió que se trataba de una expresión apolítica de orgullo nacional:

«Tiene que ver con esta identidad turca, porque estoy muy orgulloso de ser turco. Y lo sentí al máximo después del segundo gol. Por eso acabé haciendo ese gesto. Estoy muy contento de haberlo hecho. Vi a gente en el estadio que hacía ese gesto. Así que eso me recordó que yo también tenía eso en mente».

Cuando se le dio de nuevo la oportunidad de aclararse sobre el gesto, Demiral respondió: «¿Cómo puedo explicarlo? Por supuesto, todos somos turcos. Todos somos turcos en Turquía. Estamos muy orgullosos. Yo estoy muy orgulloso como persona de ser turco. Así que eso es lo que hice. Ese era el significado del gesto. Es bastante normal». Demiral expresó entonces su esperanza de tener «más oportunidades de volver a hacer el mismo gesto».

Esa misma noche, Demiral publicó un post en X en el que aparecía haciendo el saludo con la frase «ne mutlu Türküm diyene«, que significa «Qué feliz es el que dice soy turco». La frase, acuñada por Mustafa Kemal Ataturk (fundador de la Turquía moderna), tiene un significado siniestro para las minorías de Turquía, como kurdos, armenios, griegos y asirios.

Por si alguien pensaba que Demiral era sólo un atleta confundido, la historia demuestra que no es ajeno a la controversia política. También estuvo justo en medio del último gran escándalo del fútbol turco, el 11 de octubre de 2019, tras un gol de Turquía contra Albania en un partido de clasificación para la Eurocopa 2020. En aquella ocasión, Demiral fue uno de los jugadores turcos que participó en un polémico «saludo militar» para celebrar el último asalto de Erdoğan contra los kurdos. A continuación, declaró abiertamente en Twitter su apoyo a la invasión turca de Rojava (norte de Siria), que había llevado al ejército turco a invadir las ciudades kurdas de Serê Kaniyê y Girê Spî. Poco después, funcionarios franceses pidieron sanciones para la selección turca.

Soldados del ejército turco hacen el saludo de los Lobos Grises para celebrar su inminente invasión militar de la ciudad kurda de Afrín, en Rojava/Norte de Siria (enero de 2018).

Exigencia de responsabilidades

Tras la última polémica de Demiral, muchos periodistas y observadores exigieron que se le sancionara con una suspensión o incluso con la expulsión del deporte. El periodista austriaco Michael Bonvalot escribió: «Exhibe abiertamente el símbolo de los Lobos Grises fascistas. Estos paramilitares fueron responsables de miles de muertes, y hoy se sientan en el gobierno turco junto con el AKP de Erdogan. ¿Cuándo reaccionará la UEFA?». Asimismo, Duzen Tekkal, periodista alemana yazidí, expresó su indignación por el gesto, afirmando que lleva años recibiendo amenazas de muerte de miembros de los Lobos Grises en Alemania, y lamentó: «El hecho de que Merih Demiral muestre aquí el saludo del lobo de extrema derecha es una burla a las víctimas».

El experto político sobre Turquía Nick Ashdown ofreció su análisis de la situación, comentando:

«Obviamente, hay una enorme diáspora turca en Alemania, y estoy seguro de que muchos de sus miembros se habrán alegrado de ver el saludo del lobo, pero también muchos más se habrán horrorizado al verlo, sobre todo los miembros de diversas minorías, como la minoría kurda o la minoría religiosa aleví. Estos grupos han sido a menudo objetivo de los Lobos Grises, y esta violencia se reproduce también en Europa, donde a menudo grupos kurdos y grupos turcos de Lobos Grises se enfrentan en las calles, especialmente cuando hay partidos deportivos o acontecimientos similares».

Ashdown describió además la violenta ideología fascista de los Lobos Grises:

«Podría decirse que es un grupo fascista, en el sentido de que la violencia es su núcleo. Hay una obsesión por el orden y la seguridad y una especie de veneración del Estado como mantenedor del orden y la seguridad, y una idolatría de las fuerzas de seguridad y el ejército. Hay hostilidad hacia las minorías y otros grupos marginados. Es muy nacionalista».

Nacionalistas turcos sostienen la bandera de Turquía y hacen el saludo de los Lobos Grises frente a un mural dl ISIS en la ciudad de Jarablus (2016).

Turquía defiende a Demiral

El gobierno de Erdoğan convocó al enviado alemán a Ankara al día siguiente, y el portavoz del partido gobernante AKP, Omer Celik, calificó de «inaceptables» las críticas a Demiral. Para sacar provecho de la polémica, el líder turco Erdoğan canceló su asistencia a la cumbre de la Organización de Estados Turcos en Azerbaiyán el sábado (6 de julio), para poder volar a Berlín y asistir en su lugar al partido de fútbol entre Turquía y Holanda.

Demiral suspendido, Turquía desafiante

Tras el incidente, la UEFA calificó las acciones de Demiral de «comportamiento inapropiado» y nombró a un inspector ético y disciplinario, de acuerdo con el artículo 31 (4) de su reglamento disciplinario, para investigar el asunto. el viernes (5 de julio), suspendieron oficialmente a Demiral por dos partidos, con un comunicado en el que se leía:

«El Comité de Apelación (de la UEFA) ha decidido suspender al jugador de la Federación Turca de Fútbol Merih Demiral, por un total de dos (2) partidos de la competición de selecciones representativas de la UEFA para los que, de otro modo, sería elegible, por incumplir los principios generales de conducta, violar las normas básicas de conducta decente, utilizar los acontecimientos deportivos para manifestaciones de carácter no deportivo y desprestigiar el deporte del fútbol».

Un grupo que apoyó inequívocamente las acciones de Demiral fue el gobierno turco. El líder del MHP, Devlet Bahceli, condenó la investigación de la UEFA sobre el gesto de Demiral por «tendenciosa y errónea», afirmando que la UEFA participaba en una «caravana del mal» junto a «grupos internos con evidente hostilidad hacia los turcos y Turquía». Bahceli reconoció que el gesto era «el signo Bozkurt» de su organización específica (y no un inocente símbolo nacional de orgullo como muchos turcos afirmaron en las redes sociales), pero proclamó que «el signo del Lobo Gris hecho por nuestro hijo, Merih, después de meter el balón en la red es el mensaje de la nación turca al mundo.»

La sanción impide a Demiral disputar el partido de cuartos de final contra Holanda, el sábado, y la semifinal, en caso de que Turquía avance.

Mientras tanto, la decisión fue criticada en Turquía, y la Asociación Turca de Fútbol recurrió la decisión ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Por su parte, el vicepresidente turco, Cevdet Yilmaz, denunció la decisión como inaceptable y pidió que se «corrigiera».

Prohibición también fuera del campo

Un militante turco, Emrah Çelik, hace el saludo de los Lobos Grises mientras sostiene la cabeza decapitada de un soldado sirio en marzo de 2020 (izquierda). Un hombre turco en Estambul sostiene un cuchillo y hace el saludo de los Lobos Grises mientras amenaza con asesinar a refugiados árabes el 1 de julio de 2024 (derecha).

La saga ha abierto muchas heridas y ha suscitado un debate sobre si Alemania y el resto de Europa deberían prohibir el gesto de los Lobos Grises, como ha hecho Austria, o ilegalizar el grupo, como ha hecho Francia. Como organización de investigación kurda con sede en Alemania, en el Centro de Estudios Kurdos (KCS) creemos inequívocamente que ambas acciones son necesarias.

El «saludo del lobo» no es un gesto inofensivo y juguetón de «orgullo turco», sino un acto de intimidación étnica que representa a una banda criminal neofascista conocida que ha aterrorizado y asesinado a miles de víctimas inocentes. Si una nación como Alemania va a decidir que permitir los saludos nazis es perjudicial para el tejido social porque actúan como una amenaza directa para la seguridad de los demás, entonces los saludos de los Lobos Grises cumplen la misma función. Además, la UEFA debería decretar que cualquier futuro jugador que haga el gesto con la mano será sancionado de por vida, tal y como hizo la Federación Helénica de Fútbol con el futbolista Georgios Katidis cuando hizo el saludo nazi en marzo de 2013 tras marcar un gol. En aquel caso, la federación griega de fútbol lo calificó de «grave provocación» que insultaba a «todas las víctimas de la bestialidad nazi.»

Del mismo modo, el saludo de los Lobos Grises insulta a todas las víctimas de la bestialidad ultranacionalista turca, ya que este gesto sigue utilizándose en todo el mundo para celebrar sus atrocidades. De hecho, justo un día antes del gesto de Demiral en el campo, apareció un vídeo de un turco en Estambul blandiendo un cuchillo y amenazando con asesinar a refugiados árabes mientras hacía el saludo de los Lobos Grises. Además, hemos visto el saludo de los Lobos Grises utilizado por el militante turco Emrah Çelik en abril de 2020 después de decapitar a un soldado sirio, y por soldados turcos mientras invadían la ciudad kurda de Afrin en 2018, para instalar su brutal ocupación que ya dura 6 años. Además, cuando los soldados azerbaiyanos saquearon recientemente la ciudad armenia de Stepanakert en Artsakh, realizaron con orgullo el saludo de los Lobos Grises, al igual que los mercenarios yihadistas de Turquía cada vez que ocupaban una nueva ciudad kurda en Rojava.

No se trata de una cuestión de libertad de expresión, sino de si la sociedad va a permitir o no abiertamente las amenazas de muerte fascistas contra minorías señaladas por su etnia o religión. Y en ese caso, en KCS creemos que el saludo (y la organización) de los Lobos Grises debería prohibirse permanentemente tanto en los campos de fútbol como en las calles de Europa.

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