Entrevista con Çiğdem Doğu, KJK: Cuestionar la hegemonía masculina y llegar a ser una misma
ADM – 15 agosto 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
En su afán por dominar la sociedad y a la mujer, el sistema capitalista nos ha alejado sistemáticamente de nosotras mismas, de nuestra propia identidad. Una persona que se conoce a sí misma también entenderá el sistema. Cigdem Dogu, miembro del Consejo Ejecutivo de KJK (Komelen Jinen Kurdistan, Comunidad de Mujeres de Kurdistán) responde y plantea preguntas sobre la lucha por conocerse a sí misma como mujer y como persona y explora “Xwebun” el concepto de “llegar a ser una misma” del Movimiento Kurdo por la Libertad. Entrevista del 29 de abril de 2024.
1) Como KJK, tenemos una larga historia de lucha. El cuerpo y el espíritu de esta lucha cobraron vida con los principios del PAJK (Partiya Azadiya Jinen Kurdistane, Partido de las Mujeres Libres de Kurdistán). ¿Cómo valora estos principios? ¿Podemos llamar a esto una lucha por el xwebun?
Tenemos cincuenta años de historia desde que la mártir Sakine Cansız se unió al PKK, treinta y siete años desde el establecimiento de nuestra primera organización de mujeres YJWK (Unión Patriótica de Mujeres de Kurdistán), treinta y un años desde el establecimiento de nuestro primer ejército de mujeres, veinticinco años desde la primera iniciativa de nuestro partido de mujeres y diecinueve años desde nuestra transición al sistema confederal con KJK (Comunidad de Mujeres de Kurdistán). La identidad de las mujeres libres y el enfoque creado por Sakine Cansız, que asumió la línea de Reber Apo (apodo de Abdullah Öcalan dentro del Movimiento por la Libertad de Kurdistán) en el PKK, ha determinado nuestra historia de lucha de las mujeres por la libertad. Por esta razón, en palabras de Reber Apo, nuestra lucha de liberación de las mujeres es el camino, la lucha y la identidad de la camarada Sakine Cansız. La marcha por la libertad de las mujeres en Kurdistán siempre ha estado marcada por la vida de lucha y amor por la humanidad de Sakine Cansız. De ella aprendimos por primera vez la verdad de ser una misma; su personalidad luchadora que nunca se doblegó ante el fascismo, el colonialismo o la dominación masculina; así como su inmenso amor por la camaradería, la humanidad y la feminidad libre, y su modestia, nos han guiado y dado la fuerza y la determinación para caminar por esta senda. Por lo tanto, en todos los puntos decisivos de nuestra lucha por la liberación de la mujer, nos encontramos con el hecho de la autorrealización de Sakine, sus experiencias y su legado: su huella.
Nuestro sistema confederal democrático de mujeres de Kurdistán surgió con la lucha de llegar a ser una misma. Se ha desarrollado a un gran coste. Decenas de miles de nuestras compañeras han derramado sangre y sudor por esta causa, y han revelado su identidad como mujeres libres tras luchar contra inmensas adversidades. Las mujeres kurdas no han teorizado sobre el hecho de convertirse en una misma sentadas frente a una mesa. En medio de la guerra, en las celdas de las cárceles, en las calles, en el seno de la familia, en la escuela, en el trabajo, dondequiera que estén, lo han experimentado y teorizado con mente colectiva, corazón colectivo, organización y lucha colectivas, pagando un precio a cada paso. La ideología de la liberación de la mujer y el partidismo femenino surgieron de estas experiencias y herencias, revelando los principios sobre los que debe construirse la realidad de llegar a ser una misma. La lucha por la liberación de la mujer se ha llevado a cabo en consonancia con los cinco principios del PAJK (Partido de la Libertad de la Mujer de Kurdistán) y su Ideología de la Liberación de la Mujer: amor a la patria, libre pensamiento y libre albedrío, lucha, organización y ética-estética, todos ellos encaminados a inculcar la conciencia de ser una misma a las mujeres, tanto individualmente como a todo el género femenino. Esta lucha ha pasado por diferentes épocas y fases, y ha llegado a la etapa de establecer el autogobierno de la mujer en la sociedad. Tal lucha no puede considerarse independientemente del hecho de llegar a ser una misma.
2) ¿Cómo considera que la identidad de xwebun se ha convertido en una expresión de las mujeres y la sociedad kurdas?
Imagina que vives en una realidad social, cultural y nacional que ha sido pionera en el desarrollo de la historia de la humanidad, pero no tienes nombre, ni lengua, ni país. Sin embargo, existes desde hace miles de años. Eres la mujer de un país sin nombre que ha sido desgarrado al ser colonizado. Mujeres sin identidad de un país sin identidad. La mujer kurda vivía en una realidad en la que los Estados colonizadores la encarcelaban en el seno de la familia y le asignaban a la masculinidad kurda colonizada como guardián. Se encontraba en una situación en la que el poder colonial y el poder ostentado por los hombres usurpaban conjuntamente su voluntad, y así era doblemente despojada de identidad. Esta profunda contradicción experimentada por las mujeres kurdas también ha traído consigo un gran potencial y búsqueda de libertad.
De hecho, es muy llamativo que cuando el PKK empezó a surgir sobre el terreno en Kurdistán, las madres y las jóvenes lo abrazaron de buen grado, y empezaron a ver y sentir reflejados en él su propia existencia y su futuro. El Estado fascista turco no toleraba ni oír la palabra “kurda”; su único reflejo contra el fenómeno y el concepto de kurdicidad era -y sigue siendo- la masacre, la opresión y la violencia. Por lo tanto, hablar de kurdismo en aquella época significaba enfrentarse a la opresión más severa, y requería mucho valor, especialmente para las mujeres, avanzar hacia esa conciencia e intentar luchar por la causa. Fue en este entorno en el que Sakine Cansız tomó la iniciativa y dio un ejemplo valiente y consciente en cuanto a la participación de las mujeres y las madres.
Las mujeres empezaron a encontrarse dentro de la realidad del PKK. Hasta el tercer congreso del PKK, celebrado en 1986, no se formuló ninguna evaluación específica ni ninguna organización de mujeres. En términos generales, el enfoque teórico no iba mucho más allá del marco trazado por el socialismo real. Sin embargo, el enfoque práctico de Reber Apo consistía en implicar a las mujeres sin vacilar en cualquier trabajo, y en desarrollar lugares de organización más originales para reforzar la implicación y el desarrollo de las mujeres. El tercer congreso, la formación de una organización de mujeres llamada YJWK en 1987, y el desarrollo de un análisis de la mujer y la familia en Kurdistán en el mismo periodo, marcaron un punto de inflexión en nuestra lucha de mujeres. El proceso que siguió se desarrolló paso a paso. Las mujeres avanzaron hacia una organización más auténtica y autónoma tanto en la guerrilla como en la sociedad, haciéndose más competentes a cada paso.
Nuestra lucha de mujeres cobró vida como ejército de mujeres, organización de mujeres, ideología de liberación de la mujer, partido de mujeres y confederalismo democrático de mujeres en forma de organización específica y autónoma dentro del ámbito de la organización general. Todo ello culminó en 2008 con la conceptualización de Reber Apo de “Jineoloji” como la ciencia de las mujeres. Todos estos procesos, que hemos resumido muy brevemente, fueron los procesos en los que las mujeres de Kurdistán se reconocieron, descubrieron y realizaron a sí mismas. En otras palabras, en nuestra lucha, las mujeres han avanzado y siguen avanzando en el camino de llegar a ser ellas mismas, de autorrealizarse, con su autodefensa, organización, lucha, amor y defensa de la patria, el poder de pensar libremente y producir política, y su propia conciencia . Por supuesto, esta lucha continuará mientras existan el sistema y los individuos dominados por los hombres. Continuará hasta que se liberen todas las mujeres y las sociedades de Kurdistán, Oriente Medio y el mundo.
La revolución de las mujeres que tiene lugar hoy en Rojava es la manifestación más concreta y visible en el ámbito social de la lucha por llegar a ser una misma. Aquí, el proyecto de nación democrática y el estilo de organización confederal democrática cobran vida como democracia directa. Y dentro de este sistema, las mujeres se esfuerzan por ocupar un espacio en todos los ámbitos de la vida. A través de la copresidencia, de la representación igualitaria en la administración, las mujeres se articulan y ponen en práctica su poder de decisión en todos los ámbitos de la vida, al tiempo que desarrollan su organización única y autónoma dentro de la sociedad. Desde la economía a la sanidad, la educación, la ecología, la justicia y la autodefensa, las mujeres desempeñan un papel que fortalece y democratiza tanto a su género como a la sociedad en su conjunto. Actualmente se están seleccionando las candidatas y se están haciendo los preparativos para las elecciones municipales que tendrán lugar en mayo. Aunque Kongra Star concurre a estas elecciones municipales en alianza con el PYD, determina sus candidatas mediante elecciones primarias. Las propias mujeres eligen a las candidatas en las elecciones primarias, lo que constituye un ejemplo y un modelo muy importantes. Las mujeres determinan sus propias candidatas a las coalcaldías, al tiempo que eligen a las coalcaldes, lo que fomentará el autogobierno. Las eligen basándose en los principios y criterios de las mujeres.
La oportunidad de llegar a ser una misma que ha surgido para la mujer kurda es la adquisición de un significado y una identidad con una organización propia, única y autónoma. Esta identidad se defiende a sí misma y compensa la lucha y, lo que es más importante, se utiliza para establecer una vida libre. No es sólo un concepto teórico, filosófico e ideológico: es una realidad que se vive de la forma más significativa y hermosa.
3) ¿Cómo valora la identidad del xwebun y sus vínculos con la filosofía de “Jin, Jiyan, Azadi” (Mujer, Vida, Libertad)?
La filosofía de “Jin, Jiyan, Azadi”, en la que los fenómenos de la vida, la mujer y la libertad se consideran holísticamente, requiere un análisis y comprensión en profundidad. Tras la ejecución de Jîna Emini por el régimen iraní, estas palabras adquirieron un eco universal, incrustadas en la ola de lucha que recorría el mundo. Se convirtieron en nuestra voz común, nuestra palabra. Por la profundidad de su significado y su poder liberador, porque conmovió a mujeres y hombres en busca de libertad, porque dio pasión a las conciencias y corazones, se extendió por todo el planeta.
Durante años, coreamos el lema “Jin, Jiyan, Azadi” en las cimas de las montañas y en las zonas guerrilleras y bendecimos nuestra lucha con estas significativas palabras. Con la revolución de Rojava y luego el asesinato de Jîna Emini en Rojhilat (Kurdistán Oriental), esta consigna comenzó a verterse como una inundación, rompiendo todos los diques y cayendo en cascada en un terreno de mayor alcance. Porque eran las palabras y la voz de la libertad, del amor verdadero, de quienes querían superar todas las falsedades y artificios y alcanzar la verdad. Se filtró a través de un proceso de lucha sobre el terreno en Kurdistán que es muy difícil de explicar y describir. Esta filosofía se manifestó y floreció en las montañas, en las calles, en las cárceles, en los gritos de las mujeres y los niños de los pueblos evacuados, en los serhildans (levantamientos), en el grito de guerra de Beritan al borde del acantilado, en el espíritu de Zilan en la plaza de Dersim, en las últimas palabras de miles de mujeres y hombres jóvenes. Además, esta energía no podía contenerse, no podía detenerse en sus fronteras: empezó a difundirse más allá de sus confines hacia nuevas tierras para formar nuevas sinergias. Este diluvio sigue fluyendo de la forma más valiosa.
Porque esta filosofía expresaba el ser, o xwebun, en Kurdistán. Xwebun es también la otra, la otra con su poder de relación social, su comunalidad. Por lo tanto, a medida que se desarrolla y adquiere xwebun, alcanza una dialéctica que se encuentra con la otra, se completa con la voluntad de la otra, se recrea a sí misma, en un proceso constante de creación. Aunque Reber Apo describió al ser humano como el dios incompleto, también describió a dios como el ser humano completado. El ser humano incompleto siempre quiere completarse a sí mismo; lo que en realidad busca es hacerlo con la vida, la sociedad, los seres humanos, la naturaleza, las mujeres y los hombres, con su libre albedrío. La dialéctica del proceso de xwebun instiga este sentimiento y esta conciencia en el ser humano y, al mismo tiempo, este sentimiento y esta conciencia hacen avanzar la búsqueda de la organización y de la lucha para reforzar la voluntad. Incita el sentimiento de lucha contra esa realidad que destruye la voluntad, que oprime, explota, falsifica, distorsiona y oculta la libertad y la verdad. Este estatismo y sus armas están matando mi capacidad de llegar a ser yo misma, y mi proceso de xwebun con mi identidad nacional, de género, religiosa, cultural, lingüística y social. Si el principal obstáculo para que yo sea yo son las fuerzas del poder enemigas de la vida y la libertad, entonces lo primero que debo hacer es luchar contra este obstáculo. Aquí es donde la realidad de la mujer, sujeto fundamental de la vida y de la libertad, pasa a primer plano. Porque la vida, la voluntad, la libertad y la naturaleza intrínseca fueron diezmadas destruyendo primero a la mujer.
Una vida sin mujeres no tiene sentido, ni libertad, ni naturalidad, ni belleza, ni sencillez.
En consecuencia, para dar sentido a la vida, para ser libremente una misma, para llegar a ser una misma, es necesario luchar por la vida y la libertad poniendo en el centro la libertad y la lucha de las mujeres. Esta necesidad se aplica principalmente a las mujeres, pero los hombres también se encontrarán en esta situación. La vida tendrá sentido y será bella en la medida en que la sociedad desarrolle la dialéctica de la relación libre y significativa entre los sexos con la actualización y la liberación de las identidades de las mujeres y de los hombres. Me gustaría señalar, una vez más, que para ser capaz de esto se requiere una gran determinación para luchar, para organizarse, un amor por la humanidad; beber el jarabe dulce y real de la sociedad-humanidad, no el jarabe venenoso de los poderes fácticos. Su belleza reside en experimentar lo que se siente al desarrollar la fuerza, el coraje y la conciencia para superar los límites que nos imponen. En palabras de Reber Apo, se esconde en el riesgo de “una lucha digna de Prometeo”, en cultivar el valor de caminar al borde de los precipicios, en el poder de transformar la lucha en amor y el amor en lucha. No con el toque de la varita mágica de los cuentos de hadas, sino con el amor a la lucha, con la dialéctica del “hebun-zanabun-xwebun” (existir, conocer y llegar a ser una misma), podemos superar la venenosa vida “seductora” de los poderes, la modernidad capitalista, y realizar la construcción de mujeres libres, hombres libres, sociedad libre, y desarrollar nuestra relación simbiótica con la naturaleza ya libre. Podemos crear nuevas sinergias.
4) ¿Es posible crear un individuo libre, una mujer libre y una sociedad libre sin la identidad adquirida por el xwebun?
Ser natural, es decir, ser verdaderamente una misma, es una característica existencial muy importante de todo ser de la naturaleza, de toda criatura viviente, así como de los seres humanos, tanto hombres como mujeres. En los reinos vegetal y animal no existe el problema de ser uno mismo, de xwebun. No han sido corrompidos por la inteligencia analítica ficticia dominante, aunque su existencia está en peligro por sus efectos. Algunas especies se dirigen hacia la extinción, pero aparte de algunos animales sobre-domesticados, no están distanciados de su propia estructura existencial, degradados o asimilados.
En la estructura de la sociedad humana que no es hegemónica ni está dominada por la masculinidad, esta degradación no existe; la socialidad es el yo, que preserva y desarrolla su naturalidad con su estructura moral y política. De hecho, los restos del Neolítico nos dicen claramente que la estructura inicial de la sociedad preservaba esta naturalidad. Todos estos restos, aunque en geografías diferentes, demuestran que la estructura social natural no tiene las características de explotación, poder, guerras perpetuas, dominación como opresión o desigualdad.
También muestra que las relaciones entre hombres y mujeres no se caracterizaban por la dominación, la violencia, la desigualdad y la falta de libertad. Entendemos que estas sociedades y los individuos que viven en ellas son ellos mismos en toda su naturalidad, están en xwebun. Es decir, el carácter primario de lo humano y la sociedad tiene una estructura moral y política, y con esta estructura, es ella misma, no hay deformación ni degradación. La socialidad, y la continuación de la existencia física y la estructura metafísica del individuo dentro de esta socialidad, también está ligada a este carácter.
Con el sistema dominado por los hombres desde hace cinco mil años, esta naturalidad se deterioró y comenzó a retroceder. Cuando consideramos que durante cinco mil años las historias de la civilización democrática y la civilización hegemónica han seguido fluyendo como dos bifurcaciones de un río, vemos que las fuerzas de la civilización democrática han intentado preservar su estructura original, por un lado, y, por otro, han sufrido un deterioro. Sin embargo, sabemos muy bien por el legado de resistencia liberadora y moral que nos ha quedado que no ha habido destrucción ni rendición totales ante las fuerzas de la civilización hegemónica dominante.
Aunque las fuerzas de la modernidad capitalista insistan en destruir este patrimonio y ataquen a las mujeres, a los pueblos y a los oprimidos, no pueden ser ni serán destruidas. La energía de la resistencia, como todas las energías, es indestructible. El río de la civilización democrática nos ha llevado y nos sigue llevando en el espíritu de la vida, de la libertad, del coraje y de la resistencia. Por esta razón, las mujeres, los pueblos y los grupos oprimidos, como fuerzas de la modernidad democrática, están actuando en todas las regiones del mundo contra las fuerzas de la modernidad capitalista.
Especialmente en nuestra época, las fuerzas de la modernidad capitalista atacan mediante la destrucción de las verdades que hacen humano al ser humano, sociedad a la sociedad, e incluso naturaleza a la naturaleza, sin reconocer límites ni medidas. Intenta aniquilar la humanidad de las personas, la socialidad de la sociedad, el ser natural de la naturaleza y la vitalidad de la existencia. Separa a la mujer y al hombre de su propia naturaleza. Intenta alienarlos de su identidad humana. La principal necesidad es recuperar nuestra naturaleza social y humana, y para ello es necesario superar el sistema capitalista, sus políticas, sus métodos de ataque estatales y no estatales, su estructura ideológica que distorsiona la verdad y nos separa efectivamente de nuestra naturaleza, y desarrollar alternativas.
¿Cómo podremos construir una vida digna de ser vivida, una vida libre, si no somos capaces de analizar lo que este sistema capitalista -el sistema masculino hegemónico- nos ha hecho perder? ¿Cómo nos engaña y cómo construye la realidad de una vida y unas relaciones falsas? ¿Cómo podemos ser nosotras mismas si no podemos desarrollarnos como seres humanos con sentido, mujeres y hombres con sentido que buscan una vida con sentido, con sus dinámicas organizadas y combativas? ¿Cómo podemos encontrarnos con nuestra verdad, la verdad de llegar a ser una misma? Por eso, como afirmas en tu pregunta, la construcción de mujeres libres, de hombres libres y de una sociedad libre no puede realizarse sin la búsqueda de una misma. Y una no puede ser una misma sin la lucha por construir mujeres libres, hombres libres y una sociedad libre. En el mundo actual, donde suenan las campanas del juicio final, la lucha por salvar a la humanidad, a la naturaleza, a las mujeres y a los hombres sólo se hace posible enfrentando la realidad del sistema capitalista, que propaga veneno y muerte, que engendra violencia a cada instante, y logrando el divorcio eterno de él.
Cuando lo consideramos desde la dimensión femenina, es necesario ver el veneno intoxicante que ofrece el sistema en forma de jarabe dulce a las mujeres bajo la apariencia de libertad e igualdad, y vomitarlo y romper con él. Cuestionar, en todos los aspectos, el sistema masculino hegemónico y a los individuos masculinos que se han convertido en siervos de este sistema, reconocer las ofuscaciones y trucos que crean la ilusión de libertad. Romper con la dominación masculina es la base de la lucha por llegar a ser una misma. La realidad de las mujeres que se encuentran y se recrean a sí mismas, que pueden ser ellas mismas, puede desarrollar el poder de transformar tanto a la sociedad como a los hombres a partir del poder de cambio que crean en sí mismas. Puede ampliar la capacidad y los valores de la convivencia y allanar el camino para individuos libres y relaciones libres. A medida que incrementemos esta lucha, se estrechará el espacio del sistema masculino hegemónico, el sistema capitalista, y se ampliará la capacidad de vida libre, de mujeres y hombres libres. Las revoluciones de nuestra época tienen que desarrollarse en esta linea. Por esta razón, es de gran importancia que cada individuo que se oponga a este sistema y busque la emancipación desarrolle la lucha y amplíe los espacios de libertad dondequiera y cuando quiera que se encuentre. Cuanto más aumente la lucha de cada persona por llegar a ser ella misma, más retrocederán y se derrumbarán la dominación masculina y el sistema dominante.
5) ¿Cómo puede la identidad de xwebun crear lazos entre las mujeres en términos de internacionalismo? ¿Y cuál es su llamamiento a las fuerzas opuestas al sistema en relación a esto?
Actualmente, vemos que una lucha que se desarrolla localmente puede convertirse rápidamente en universal, provocando efectos regionales y mundiales. Lo hemos visto claramente, sobre todo en el desarrollo de la lucha de las mujeres, en las movilizaciones, en la rápida convergencia de las consignas y de los resultados. La lucha de las mujeres nos encuentra y nos afecta, nos reconozcamos físicamente o no. La resistencia de las mujeres desemboca rápidamente en una energía y una sinergia colectivas. Cabe destacar que durante los periodos en que la lucha de las mujeres se intensifica y radicaliza, el sistema masculino dominante pone en práctica sus estrategias y tácticas, y la intensidad de la lucha se dispersa e interrumpe. Mientras que el periodo anterior a la pandemia del coronavirus fue una época en la que la lucha de las mujeres se radicalizó y alcanzó su punto álgido en un sentido universal, con la pandemia se creó una atmósfera en la que todo el mundo estaba confinado en casa, en la que todo tipo de relaciones suponían una amenaza de muerte por el virus, y la organización de las mujeres retrocedió. El confinamiento de todas las mujeres en casa intensificó la violencia masculina y creó una situación en la que la autoridad y el control del Estado se hicieron completamente dominantes. Tras la pandemia, se ha producido una discontinuidad en el activismo de los movimientos de mujeres. Ha habido una pausa en la cooperación.
Como mujeres, lo que nos establecerá como una fuerza real es crear la posibilidad de unirnos con mujeres de todas las culturas, creencias e idiomas sobre la base de ser nosotras mismas, logrando el xwebun. A medida que la identidad de las mujeres que emerge en su propio espacio, en su propia localidad, se encuentre con otras identidades de mujeres, con otras mujeres que luchan por llegar a ser ellas mismas, luchando por esta identidad única y verdadera, desarrollándola y fortaleciéndola, nuestro poder crecerá. Por tanto, necesitamos desarrollar un terreno en el que cada movimiento de mujer a mujer pueda tanto preservar su identidad como encontrarse en la identidad de una organización de mujeres más amplia. Sólo desarrollando una organización de este tipo podremos resistir a la dominación global del sistema masculino hegemónico, a sus políticas y guerras, y desarrollar nuestras alternativas. Y defendemos que esto debe adoptar la forma de una organización confederal democrática de mujeres. Cuanto más podamos integrar a las organizaciones de mujeres en un vínculo confederal democrático, más crecerá nuestra red de relaciones y nuestra organización. Si podemos desarrollar el sistema de autogobierno de las mujeres, comunas de mujeres, asambleas de mujeres, academias de mujeres y economías comunales mayores dentro de las geografías en las que vivimos, y si podemos elevar este poder organizativo confederal hacia la unidad regional y mundial, entonces tendremos más éxito. Un espacio global de mujeres que no puede gobernarse a sí mismo, que no puede desarrollar su propio sistema de vida, economía, salud, educación, derecho, medios de comunicación, cultura, arte, ciencia y fe, no puede sobrevivir a la violencia de la masculinidad hegemónica y a las masacres que se implementan de diferentes formas. Siempre experimenta un estado de victimización, de ser siempre una víctima. En la medida en que prevalezcamos sobre aquello que nos hace impotentes e indefensas, aquello que nos hace prisioneras de este sistema, podremos crear nuestra propia alternativa y construir una vida libre, mujeres y hombres libres entendiendo la organización confederal democrática.
Mi llamamiento se basa en reunirnos con todas las compañeras en este modelo organizativo que unirá y aumentará nuestro poder. Tanto fortalecernos en nuestra propia localidad -a través del estilo democrático confederal de organización- como integrarnos con las mujeres de otras geografías a través de la red democrática confederal de organización podría ser el principal enfoque para salvarnos del apocalipsis de nuestra era. Debatir más esta cuestión, incluirla en la agenda y dar pasos concretos será muy importante para amplificar el legado de la resistencia de las mujeres y transmitirlo a las generaciones futuras.
Lograr el xwebun es ser tú misma, ser camarada de las mujeres, estar en armonía con tu sociedad, tu identidad y una vida libre. Es vivir el momento con la historia y el futuro, con la combatividad y la producción entrelazadas en cada momento hacia una vida libre. Es nuestra obligación humana tejer el amor de las mujeres en los más bellos patrones con la camaradería de las mujeres, impregnarlo y animarlo con los más bellos colores de la vida. Nos conozcamos o no, saludo con amor y respeto a todas mis compañeras cuyos corazones laten por la libertad y por ser ellas mismas, y deseo éxito a las mujeres en su búsqueda de la victoria.