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El arte es un arma para para proteger la cultura, la sociedad y el mundo

Sosin Elenya es activista y cantante kurda. En la dulzura y la potencia de su voz late el compromiso revolucionario, y en sus manos se teje la historia del pueblo kurdo junto a cada uno de los sonidos que escapan de los instrumentos que acompañan su canto. Ocurre que la música y la danza son centrales en la cultura kurda, ya que a través de ellas resiste la historia y la identidad de Kurdistán. Tal vez por esta misma razón, la cantante no escinde el arte y la cultura de la política, sino que los concibe unidos en pos de la libertad de su pueblo y del mundo.

El arte fue parte de la vida de Sosin desde muy pequeña y luego la siguió acompañando al unirse al Movimiento de Liberación de Kurdistán. Ella cree que ser artista tiene sentido si con el arte se lucha para lograr una cultura más rica y más grande.

En marzo pasado, Sosin visitó por primera vez Argentina y Uruguay con motivo de celebrar el Newroz en América Latina. Esta festividad milenaria de los pueblos de la Mesopotamia se conmemora todos los 21 de marzo como afirmación de identidad. En Buenos Aires, el Newroz se llevó a cabo en el auditorio de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Allí, luego de danzar y encontrarnos en solidaridad y celebración, pude hablar con la cantante y descubrir que cuando Sosin sonríe, en sus ojos se reflejan todas las mujeres que construyen la vida, la historia y lucha por la liberación.

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Todas las fotografías han sido extraídas de Kurdistán América Latina

El asombro por los primeros sonidos

Se puede decir que crecí entre artistas y que el ritmo y los sonidos fueron parte de mi infancia y de mi crecimiento. Desde pequeña iba a muchos casamientos que organizaban mi familia y amigos. Ellos, junto a otros grandes que estaban presentes, cantaban durante todo el festejo. Especialmente cantaban Dengbêj, una manera de cantar donde se cuentan historias de nuestra cultura que posibilitan que el dolor se transforme a través de la música. Yo escuchaba atentamente y así, al lado de sus voces, aprendí a transmitir por medio de mi propia voz. Estaba totalmente impresionada por una mujer llamada Sahibe, e intentaba estar junto a ella la mayor parte del tiempo. Sahibe entonaba muchas canciones revolucionarias como “Lo helvano”  que fue compuesta por las luchadoras revolucionarias en la cárcel.

Las Dengbêj son parte de mi vida desde muy temprana edad. Cada mañana me despertaba cantando una de esas canciones que me enseñó mi familia. Mi papá, por ejemplo, también cantaba muchísimo, pero lo hacía sólo en casa.

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Música y revolución

En mi juventud debimos trasladarnos a otro lugar. Allí conocí el Movimiento de Liberación y continué cantando. Incluso cuando me hirieron no paré de cantar, porque siempre entendimos que era importante difundir nuestra cultura en el mundo. En ese momento hice una canción llamada Oy oy rekamin dure, birinamin kure, que significa “mi cinturón de cartuchos está lejos, mi heridas es profunda”. Esta fue una canción muy especial porque la escribí para poder contar mi situación. Luego hice un montón de canciones más. Las últimas que escribí son acerca de la revolución en Rojava, los chicos de Shengal y especialmente sobre las mujeres yezidíes que fueron asesinadas.

Cuando viajé a Europa comencé a dar clases de instrumentos musicales. Hoy en día continúo enseñando Erbane, Dahol, Djembe y Amuran.

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La cultura como defensa de la existencia

Aprender y vivir en la cultura propia es muy importante para la existencia de la humanidad. Las mujeres kurdas protegen su propia existencia al proteger su cultura. Sin embargo, algunos poderosos del gobierno siempre han tenido la tendencia a destruir y eliminar a la sociedad y la cultura kurdas. Las mujeres cantan canciones y  Dengbêj a sus hijos y a sus hijas cuando son bebés, por lo tanto van creciendo dentro de su cultura y así construyendo un vínculo con sus raíces.

Las canciones Dengbeji, cuentan muchos relatos que están en contacto con la historia y los sentimientos kurdos. La historia kurda se mueve a través de sus canciones y se entregan de generación en generación para que la cultura de Kurdistán no se pierda. De alguna manera, las canciones y las danzas pueden pensarse como una autodefensa para nuestra historia y cultura frente a los ataques y destrucciones por parte del gobierno. Es por esto que el Movimiento de Liberación  les está comenzando a dar tanto valor.

En la cultura kurda, el canto y la danza van de la mano, no pueden separarse. La danza Govend, por ejemplo, es una danza kurda muy especial que siempre se baila cuando alguien está cantando. Es una danza donde todos se unen y disfrutan de muchas emociones: felicidad, excitación y amor. Este es el símbolo de la sociedad para mí.

Hay un montón de diferentes estilos de danza Govend, y cada uno de ellos despierta sensaciones. Por ejemplo, hay Govend que sólo bailan las mujeres para contar algo específico de la historia o porque corresponde a una celebración determinada.

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La importancia del arte para la liberación de las mujeres

En la vida, la cultura está hecha a través de las manos de las mujeres, está creada por las mujeres. Las mujeres kurdas están tomando conciencia de este hecho, pero al mismo tiempo muchas veces es un gran compromiso. Cantar, por supuesto, no es gran problema, pero cantar con semejante carga histórica y hacer canciones con esta conciencia a veces puede ser muy duro. Sin embargo es lo más hermoso y lo más importante en la vida.

Una mujer que no está luchando para hacer más grande y más rica su cultura no tiene razón de ser, porque la cultura es en favor de la sociedad y la sociedad kurda siempre ha estado luchando por la libertad. Las artistas que sólo cantan para acrecentar su popularidad no tienen sentido. Una artista debe estar dedicada a la sociedad y a la existencia de su pueblo. En la historia kurda tenemos muchos nombres como Rinde Xan, Meryem Xan, Derwese Edule, Eyse San y Hozan Mizgin, que ofrecieron su talento artístico escribiendo y cantando a favor de la revolución y en contra de los gobiernos que utilizan su poder para destrozar a la sociedad. Así que puedo decir que estos grandes nombres han dado su talento para proteger sus culturas y difundirla a todas las generaciones.

Yo creo que cualquier mujer puede ser artista, realmente creo que todo el mundo tiene un talento para difundir en el mundo, pero si ese talento no es un arma para proteger la cultura, la sociedad y el mundo, ese talento no tiene sentido ni importancia para mí.

Fuente: Kurdistán América Latina

Autoría: Roma Vaquero Diaz

Fecha de publicación del original: 16/05/2017

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