Diplomacia social: Creación de herramientas para la cooperación pacífica entre pueblos y sociedades

Fuente: Kurdistan Report

Autora: Nûdem Qamişlo, miembro del personal de «Navenda Diplomasî Civakî Bakûr û Rojhilat Syria» (Centro de Diplomacia Social en el Norte y el Este de Siria) en Qamişlo

Fecha de publicación original: 23 de abril de 2022

La diplomacia puede definirse como el establecimiento de relaciones entre los pueblos. Con el desarrollo de los Estados, la definición de la diplomacia y también su forma han cambiado. La diplomacia se convirtió en el establecimiento de relaciones entre los estados para los intereses del estado o mejor para las élites del estado. Por ello, a menudo desempeña un papel importante en las guerras.

Pero el origen de la diplomacia fue diferente. Si miramos la historia, vemos que las buenas relaciones con los vecinos o con las tribus vecinas eran esenciales para la supervivencia. Por lo tanto, se concedía gran importancia a mantener buenas relaciones con los demás. Dado que las mujeres desempeñaban un papel importante en estas sociedades primitivas, la diplomacia estaba principalmente en sus manos, mediaban en los conflictos. Las tareas de la diplomacia eran muy diversas. Se mantenían las relaciones entre las tribus, era importante la buena cooperación entre ellas y el apoyo mutuo entre las tribus. Ejemplos de ello eran la caza (acuerdo sobre los cotos de caza) y más tarde el cultivo de alimentos. Aquí, las tribus o comunidades trabajaban juntas. También existía el matrimonio entre tribus y comunidades. En caso de conflictos y problemas, eran las mujeres las que mediaban. Sobre esta base, la coexistencia pacífica entre tribus o comunidades era posible y garantizaba la supervivencia.

Cómo la diplomacia se convirtió en un instrumento de dominación

Con el desarrollo de los Estados, la diplomacia adquirió un significado fundamentalmente diferente. Perdió su carácter social. Ahora sólo se trataba de los intereses de los Estados y de utilizar la diplomacia para reforzar la propia posición de poder. La diplomacia se convirtió en un instrumento de poder y, a partir de entonces, podía adoptar diversas formas. Podía crear y dar forma a las relaciones entre Estados con la ayuda de negociaciones, reuniones y conferencias, y de diplomáticos bien formados. El objetivo de esta forma de diplomacia era defender los propios intereses y a menudo desembocaba en guerras. Así se reparten las tierras y los recursos minerales y se defienden los intereses políticos. Aquí, en lugar de la paz, surge la guerra, en lugar de la unión surge la separación, en lugar de la honestidad, prosperan la mentira y el engaño.

En la época de la Guerra Fría, los Estados se dieron cuenta de que esta forma de diplomacia de Estado no ofrecía suficiente margen de maniobra para influir en las personas y ganarlas para sus propios intereses. Durante la Guerra Fría, la mayoría de los estados, como Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia o China, desarrollaron una forma de diplomacia social que utilizaba otros métodos para difundir su propia ideología de forma más convincente entre la población de otros estados. La propaganda, la cultura, la música, el idioma, el intercambio de estudiantes, la cooperación con organizaciones civiles… todo ello se utilizó para sus propios intereses estatales. Tanto los estados capitalistas como los llamados comunistas utilizaron este tipo de diplomacia social.

Incluso hoy en día, después de la Guerra Fría, en el curso de la llamada globalización, la mayoría de los estados practican una diplomacia de base amplia, tanto como variante estatal clásica a través de representantes oficiales en reuniones, asambleas, conferencias, etc., como la llamada diplomacia social, implementada por muchos profesionales bien formados.

La democracia de la sociedad crea la base para la diversidad y para que las personas se conecten entre sí

Pero cuando hablamos de diplomacia social, nos referimos a algo diferente. No en interés de algunas élites o estados, sino en interés de los pueblos marginados, de los explotados o de los activistas, es decir, del 99% de la gente. Esto es diplomacia en el sentido clásico de la palabra: conectar a personas de diferentes religiones, etnias, culturas, países, con diferentes puntos de vista, para poder desarrollar la fuerza juntos. Donde los Estados intentan dividir y gobernar o permitir una sola cultura dominante, una sola forma de pensar y vivir, la democracia social, por el contrario, crea la base para la diversidad y para que las personas se conecten entre sí. Crea oportunidades para conocerse y entenderse, para encontrar juntos soluciones y alternativas sociales. Esta es la práctica de la socialdemocracia.

En el norte y el este de Siria se ha producido una revolución, que aún continúa. Aquí se está construyendo un nuevo sistema, una nueva forma de pensar y de vivir. En todos los campos, en todos los ámbitos, hay movimiento. Se puede compartir una gran cantidad de energía y experiencias. Compartirlas y no imponerlas desde arriba, sino discutirlas a nivel social, forma parte de la diplomacia social. Así es como se pueden construir alianzas con otros movimientos revolucionarios, sociales y ecológicos. En los foros sociales u otros encuentros se pueden intercambiar ideas y experiencias con trabajos prácticos para discutir y encontrar soluciones a los problemas sociales y ecológicos.

Por otro lado, el norte y el este de Siria siguen en guerra. Una gran parte del país está ocupada y cada día se producen ataques y violaciones de los derechos humanos en las zonas ocupadas. Además, los ataques contra la población civil del norte y el este de Siria se producen desde las zonas ocupadas. Una gran parte de la población original ha sido desplazada. Se ha producido un cambio demográfico.

A excepción de Cataluña, ningún estado, ningún gobierno ha reconocido la autogestión en el norte y el este de Siria. La población sigue sufriendo un embargo político y económico, y las amenazas de guerra son también habituales. Por eso es vital la solidaridad a nivel social.

La lucha en el norte y el este de Siria da esperanza

En muchos países del mundo, especialmente tras el estallido de la pandemia, la presión del Estado sobre la población se ha hecho más fuerte, los ricos se han hecho más ricos, los pobres se han hecho más pobres. En los estados capitalistas prevalece el vacío y la desesperanza y hay muchos problemas sociales y medioambientales. El extremismo de derechas y el odio a todo lo que es diferente son cada día más fuertes. En tiempos tan duros, la lucha en el norte y el este de Siria puede ser una esperanza, un punto de luz. A pesar de todas las dificultades, se está construyendo una alternativa y la cohesión social contra el IS y otros grupos extremistas es palpable. El capitalismo quiere hacernos creer que no hay alternativa a él, pero la práctica en el norte y el este de Siria demuestra que, contra todos los ataques del Estado, se puede vivir una alternativa.

Existen numerosos ámbitos sociales para la práctica de la diplomacia social. La Conferencia Internacional sobre Religión de enero de 2022 es un ejemplo reciente. Con demasiada frecuencia la religión ha sido y sigue siendo utilizada para las guerras y los intereses de dominación. Pero, ¿cómo puede ser la cooperación entre religiones? ¿Cómo pueden las religiones iniciar y apoyar procesos de paz? ¿Cómo puede ser una interpretación de la religión que difunda la democracia, la paz, la pluralidad y el amor por los demás? Hay muchos ejemplos negativos, como el EI o Al Qaeda, por nombrar algunos de los más extremos. Pero también hay bastantes ejemplos positivos, como la cooperación de las religiones en el norte y el este de Siria, o la Iglesia Mundial. La unión de diferentes religiones y comunidades religiosas es la diplomacia social en acción.

El deporte y la cultura son también ámbitos de posibles actividades conjuntas. En los festivales, las diferentes culturas pueden presentarse para mostrar la riqueza de culturas y lenguas. En el capitalismo, la riqueza cultural y lingüística de una sociedad se ve desplazada por una cultura a menudo superficial pero dominante. Los festivales en los que se puede presentar el folclore, la música y el teatro son un arma importante contra esta forma de globalización cultural. Los eventos deportivos conjuntos, por ejemplo las competiciones de fútbol para equipos femeninos, también ofrecen oportunidades para crear espacios de encuentro. Para el norte y el este de Siria, que vive bajo un embargo político y económico, el deporte es muy importante. Un deporte que tiene que ver con el deporte y no con el dinero, el poder o la competición.

Dos ejemplos más de ámbitos en los que la socialdemocracia desempeña un papel importante:

• El ámbito de la salud. Por un lado, se trata de las dificultades prácticas básicas para construir un sistema de salud en el norte y el este de Siria y, al mismo tiempo, de un sistema de salud que debe ser accesible para todos y en el que el foco está en las personas y no en el beneficio.
• El ámbito de la educación. En el norte y el este de Siria se está estableciendo un sistema educativo en el que se enseñan a los estudiantes valores y habilidades democráticas y se les enseña tanto en su propia lengua como en lenguas extranjeras.

La diplomacia social es un campo muy rico con muchas posibilidades. Es indispensable si queremos difundir el Confederalismo Democrático y si queremos que haya democracia en el verdadero sentido de la palabra no sólo en el Norte y el Este de Siria, sino en todas partes.

Las fuerzas estratégicas para el trabajo diplomático son los movimientos sociales, ecológicos, feministas y revolucionarios, las minorías, las religiones y otras organizaciones sociales. Así, podemos fortalecer el Confederalismo Democrático en todo el mundo.