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Delitos contra el patrimonio arqueológico en la región ocupada de Afrin

El león de basalto de Ain Dara, que fue robado en 2019 tras la ocupación turca de Afrin y se presume que fue introducido de contrabando en Turquía.

The Kurdish Center for Studies – David Neurdenburg y Szymon Jazowski – 27 marzo 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

I. Antecedentes

Desde 2011, el patrimonio cultural de Siria está constantemente amenazado. Aunque la guerra civil dura ya más de una década, aún no se vislumbra su final. La participación de diversos actores extranjeros ha complicado aún más la actual división del país entre varias facciones rivales. Con unos 5,2 millones de sirios desplazados internamente, 6,8 millones huidos del país, la destrucción de gran parte de las infraestructuras y los activos económicos del país y un número de muertos que supera con creces los 500.000, la vida dentro de Siria se ha vuelto sumamente difícil[1][2].

Con el país sumido en el caos, los museos y sitios patrimoniales se convirtieron en blanco de saqueos y destrucción intencionada. Motivados en parte por el beneficio económico, así como una reacción contra el gobierno de Assad, que se había apropiado de hecho de la imaginería del pasado de la región para reforzar su propia imagen, casi todos los museos de Siria fueron blanco de ataques tanto de civiles como de milicias[3]. También se disparó el saqueo de yacimientos arqueológicos en las ciudades y el campo, que ya se producía de forma limitada antes del inicio de la guerra[4].

El mundo vio con gran expectación cómo varios grupos se acercaban a hacerse con el control total del territorio sirio, siendo el rápido ascenso del llamado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) quizá el más tristemente célebre. Llegado desde el vecino Irak en 2013, ISIS arrasó el país e instauró un régimen brutal y represivo en las zonas que controlaba. A medida que avanzaba hacia las fronteras septentrionales de Siria, provocando la huida de cientos de miles de personas, se enfrentaba a una resistencia feroz pero finalmente infructuosa. No fue hasta la batalla por la ciudad fronteriza de Kobanê en 2014 cuando el grupo sufrió su primera gran derrota a manos de las milicias kurdas, las masculinas YPG (Unidades de Protección del Pueblo) y las femeninas YPJ (Unidades de Protección de las Mujeres), lo que cambió las tornas en la guerra contra ISIS[5].

La brutalidad de ISIS se difundió en la prensa mundial, ya que el grupo difundió deliberadamente imágenes de sus ejecuciones públicas y de una miríada de otros crímenes. Entre ellos, destaca la destrucción selectiva de monumentos y museos famosos, considerados una forma de idolatría. Uno de los ejemplos más notables fue el saqueo de Palmira por parte de ISIS[6].

Afrin y la «Revolución de Rojava»

El distrito noroccidental de Afrîn se había librado en gran medida del caos y la destrucción de la guerra civil siria. La ciudad de Afrîn, habitada mayoritariamente por kurdos, pero también por árabes y turcomanos, se había convertido en un refugio para los desplazados internos que buscaban un respiro del conflicto[7].

El poder pasó del Gobierno de Assad a las asambleas locales sin apenas derramamiento de sangre, y las tropas gubernamentales abandonaron la ciudad tras las crecientes manifestaciones públicas de 2012. En su lugar, los habitantes de Afrîn intentarían establecer su propio sistema de autogobierno local[8]. En 2014, el «cantón de Afrîn» declaró su autonomía, junto con los cantones de Kobanê y Jazira hacia el este. En 2016, declararon la Federación Democrática del Noreste de Siria para unir a los diversos pueblos que habitan las regiones ahora autónomas de Siria[9] Sus fuerzas armadas -formadas por milicias kurdas, árabes y asirias y grupos de la oposición- se conocen como Fuerzas Democráticas Sirias (SDF por sus siglas en inglés, Syrian Democratic Forces).

A menudo denominada coloquialmente «Revolución de Rojava», por el nombre de las zonas predominantemente kurdas de Siria (es decir, Kurdistán occidental), se basó en principios como la democracia directa o de base, la economía cooperativa y la liberación de la mujer. El grado de aplicación de estos ideales no siempre fue igual en todas partes, y ya se ha escrito mucho sobre el funcionamiento del sistema democrático en el noreste de Siria[10][11][12][13].

Sin embargo, se lograron importantes avances en materia de igualdad de género, participación democrática y coexistencia pacífica entre los diversos grupos étnicos y religiosos del noreste. La implantación del sistema de copresidencia, que exige un reparto equitativo de la representación entre hombres y mujeres en comités, consejos y comunas, se convirtió en uno de los rasgos más reconocibles de la Administración Autónoma Democrática, como se denomina ahora[14].

En contraste con décadas de gobierno desde Damasco, el sistema confederal de democracia de la administración autónoma hace hincapié en la autonomía regional de una forma que antes se consideraba imposible. En lugar de favorecer a un grupo étnico, como hacía la ideología panarabista baasista del gobierno, se hace mucho hincapié en que Siria está constituida por muchos pueblos diferentes -árabes, kurdos, asirios, turcomanos, armenios, circasianos y chechenos-, además de religiones, como musulmanes, cristianos, alevíes y yazidíes[15].

Mientras que los cantones de Kobanê y Yazira experimentaron una gran destrucción de infraestructuras y centros urbanos durante la guerra contra ISIS, Afrîn se mantendría en paz y relativamente estable económicamente hasta 2018. Sin embargo, esto cambiaría drásticamente durante la invasión turca y la posterior ocupación de la región.

II. Turquía y la Operación «Rama de Olivo»

Como ya se ha mencionado, la guerra civil siria ha contado desde su inicio con la participación de diversos actores regionales e internacionales. El Estado turco, vecino de Siria por el norte, ha estado muy implicado en la guerra civil desde su inicio, respaldando a una serie de grupos armados de la oposición que constituyeron el «Ejército Sirio Libre» (FSA por sus siglas en inglés, Free Syrian Army) anti-Assad que se formó en 2011. Aunque el objetivo del FSA era derrocar al gobierno de Assad, internamente había división de opiniones sobre cómo debía gobernarse una nueva Siria, especialmente entre grupos laicos e islamistas[16].

Cuando los éxitos iniciales del FSA contra las fuerzas gubernamentales decayeron en 2012, varios grupos islamistas llenaron los vacíos dejados por el gobierno sirio en retirada y la oposición desorganizada. Estos grupos iban desde grupos salafistas como Jaysh al-Islam y Ahrar al-Sham hasta grupos radicales yihadistas como Jabhat al-Nusrah y el Estado Islámico[17]. Tras el rápido ascenso del ISIS, pocos de los grupos de oposición originales sobrevivieron, y el manto del ESL fue reclamado por varios grupos. Turquía siguió financiando, armando y entrenando a grupos salafistas como Ahrar al-Sham, así como a facciones del fracturado ELS. En 2017, los grupos alineados con Turquía se rebautizaron como Ejército Nacional Sirio (SNA por sus siglas en inglés, Syrian National Army)[18][19].

Las relaciones de Turquía con la Federación Democrática del Nordeste de Siria fueron hostiles desde el principio, motivadas por su propia insurgencia kurda interna y el temor a una entidad política kurda en su frontera meridional. Desde la fundación de la República Turca en 1923, la población kurda del sureste del país (Kurdistán del Norte) se ha enfrentado a la persecución política, a políticas de asimilación y a múltiples casos de limpieza étnica[20][21][22] Tanto la resistencia política como la armada, que adoptaron diversas formas a lo largo del siglo pasado, se encontraron con una represión de mano dura, y el conflicto continúa con una intensidad baja hasta hoy.

De agosto de 2016 a marzo de 2017, se llevó a cabo la primera intervención militar turca sustancial al norte de Alepo, la operación «Escudo del Éufrates». Apuntando tanto a ISIS como a las SDF, que también combatían con ISIS, despejarían un corredor hacia la ciudad de Al-Bab. Este nuevo punto de apoyo en Siria también aislaría el cantón de Afrîn del resto de la Federación Democrática del Noreste de Siria[23].

El 20 de enero, el ejército turco y los grupos aliados del SNA iniciaron la operación «Rama de Olivo» con el objetivo de expulsar a las Fuerzas de Autodefensa y a las estructuras administrativas civiles locales[24]. Aislados, superados en número y en armamento, el ejército turco y sus grupos armados afiliados no tardaron en hacerse con el control de amplias zonas del distrito de Afrín. Cuando el ejército turco amenazó con rodear la ciudad de Afrîn en marzo, en lugar de entablar una guerra urbana prolongada, las SDF se retiraron de la ciudad para evitar su destrucción. Tras cincuenta y ocho días de operación, la ciudad estaba totalmente ocupada por el SNA y el ejército turco[25][26].

(Izquierda) El ejército turco se reúne en el centro de Afrin tras ocupar la ciudad. (Derecha) Uno de los combatientes del SNA aliado de Turquía sostiene un cuchillo mientras amenaza a los kurdos, mientras las tiendas kurdas de Afrin son saqueadas.

La ocupación de Afrîn, respaldada por Turquía, instigó el desplazamiento de gran parte de la población kurda de Afrîn. Tras la toma de la ciudad, en abril de 2018, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas estimó que alrededor de 137.000 personas habían huido de la región como consecuencia de la ocupación[27]. En febrero de 2023, Syrians for Truth and Justice escribió sobre una estimación de entre «137.070 y 320.000″[28].

Tras el éxito de la campaña turca en Afrîn, en 2019 tuvo lugar una segunda operación más al este, denominada «Primavera de Paz», que ocupó una franja de terreno de 30 kilómetros hacia el interior de Siria, incluidas las localidades de Serê Kaniyê (Ras Al-Ayn) y Girê Spî (Tell Abyad)[29].

El SNA y las violaciones de derechos humanos en Afrîn

El Ejército Nacional Sirio, creado en 2017, es una coalición de grupos opositores respaldada por Turquía y ubicada principalmente en el noroeste de Siria. Está formado por antiguas formaciones del FSA, como la División Al-Hamza y Liwa 51, milicias turcomanas como Furqat al-Sultan Murad, así como grupos salafistas como Ahrar al-Sham, Ahrar al-Sharqiya, Al-Jabha Al-Shamiya y Jaysh al-Islam[30]. Desde la ocupación de Afrîn, también han sido la principal fuerza de ocupación y gobierno de la región, dividiendo el territorio entre los 15 diferentes grupos constituyentes. Para complicar aún más las cosas, las continuas luchas internas entre estas facciones armadas hacen que los civiles se vean atrapados en el fuego cruzado[31][32].

Además del desplazamiento de gran parte de la población nativa de Afrîn, los que permanecen están sometidos a un régimen duro y arbitrario. La ocupación de viviendas y edificios civiles, el desmantelamiento y saqueo de equipos industriales y el saqueo de olivares están bien documentados y constituyen un importante impacto económico de la ocupación, pero el SNA también se ha hecho tristemente célebre por las violaciones de los derechos humanos cometidas contra los que se quedan[33][34][35]. Las Naciones Unidas y diversas organizaciones sirias de derechos humanos han señalado abusos sexuales, conversiones forzosas de yazidíes, secuestros, encarcelamientos extrajudiciales y ejecuciones[36][37][38] Las poblaciones kurda y yazidí de Afrîn han sido los principales objetivos[39].

III. Arqueología en Afrîn

Mientras que todos los equipos internacionales de excavación que trabajaban en Siria abandonaron el país tras el inicio de la crisis siria, muchos arqueólogos sirios no tuvieron otra opción que quedarse. Muchos arriesgaron sus vidas para salvaguardar el patrimonio del país y el trabajo de toda una vida mientras el territorio cambiaba de manos entre las distintas facciones.

En Afrîn, tras la transición relativamente pacífica del gobierno de Assad a la administración autónoma local, los arqueólogos de la región formaron en 2014 una nueva dirección de antigüedades como parte del comité de cultura y patrimonio de la ciudad. Compuesta a partes iguales por hombres y mujeres, se dedicarían a preservar y vigilar los yacimientos del distrito. Como prohíbe el artículo 9.1 del segundo protocolo de 1999 de la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado, no se realizarían excavaciones. En su lugar, la labor de la Dirección de Antigüedades se limitaría a la vigilancia y conservación de yacimientos, iniciativas de divulgación y seminarios. Antes de la guerra civil, el Ministerio de Antigüedades sirio había registrado 56 yacimientos en el distrito de Afrîn. Como parte de la media luna fértil, la región de Afrîn alberga yacimientos pertenecientes a una rica variedad de culturas.

Artículo 9 – Protección de bienes culturales en territorio ocupado

Sin perjuicio de las disposiciones de los Artículos 4 y 5 de la Convención, una Parte que ocupe la totalidad o parte del territorio de otra Parte prohibirá e impedirá en relación con el territorio ocupado

(a) cualquier exportación ilícita, otro traslado o transferencia de propiedad de bienes culturales;

(b) cualquier excavación arqueológica, salvo cuando ello sea estrictamente necesario para salvaguardar, registrar o preservar bienes culturales;

(c) cualquier alteración o cambio de uso de los bienes culturales que tenga por objeto ocultar o destruir pruebas culturales, históricas o científicas.

Segundo Protocolo de la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado

Uno de los yacimientos más antiguos y notables es el de la cueva de Dederiyeh, que albergaba dos esqueletos de bebés neandertales, al parecer enterrados intencionadamente. En la cueva se encontraron unos 15 individuos en total. En la cueva también se encontraron diversas herramientas líticas, muy parecidas a las de la cultura musteriense[40].

La región de Afrîn ha estado bajo la influencia de diferentes culturas e imperios, como los hurritas, los hititas y los asirios[41]. Durante la integración de Afrîn en el Imperio hitita, se construyó el templo de Ain Dara, de la Edad de Hierro, uno de los yacimientos más famosos de toda la región. Posteriormente, la región pasó por periodos de dominio de los imperios arameo, neoasirio, neobabilónico y aqueménida. Tras la conquista del imperio aqueménida por Alejandro Magno y la posterior división de su imperio en varios estados sucesores tras su muerte, Afrîn fue gobernada por los seléucidas[42] La antigua ciudad de Ciro, fundada en el año 300 a.C. por Seleuco I Nicator, está estrechamente relacionada con este periodo. El propio yacimiento demuestra también las diferentes ocupaciones de la zona en los siglos posteriores por romanos, bizantinos y dinastías musulmanas[43].

Violaciones del patrimonio en Afrîn

Desde la ocupación de Afrîn, los sitios patrimoniales de la región se han convertido en objetivos de las facciones del SNA, ya sea para obtener beneficios económicos o para borrar intencionadamente la historia multicultural de la región. Aunque estas violaciones han sido confirmadas por diversos organismos internacionales, poco se ha hecho para condenar y prevenir nuevas infracciones[44][45][46] Dentro de los círculos académicos, el tema del estado de la arqueología del noroeste de Siria también ha sido poco analizado, a pesar de que la amenaza al patrimonio tangible de Afrîn es actual.

En la práctica, las facciones del SNA que cometen estos actos han podido actuar casi con total impunidad. Esto se ve agravado por la falta de transparencia sobre el estado de los sitios patrimoniales en Afrîn ocupados por Turquía; gran parte del trabajo realizado para documentar las violaciones se llevó a cabo a través de inteligencia de fuente abierta (OSINT), imágenes satelitales y redes de informantes. Desde la ocupación de 2018, la Dirección de Antigüedades de Afrîn ha documentado violaciones en 41 sitios diferentes. En algunos casos, las violaciones son más flagrantes, con los medios de comunicación del SNA emitiendo simulacros de fuego real dentro de las ruinas o durante excavaciones ilegales, quizás sin darse cuenta de que estas acciones van en contra de la Convención de La Haya de 1954. Este fue el infame caso del templo de Ain Dara.

«38. Aunque los ataques contra el patrimonio cultural en el transcurso del conflicto se han asociado en gran medida con el ISIL y su destrucción y saqueo de yacimientos arqueológicos, la Comisión también documentó ataques llevados a cabo por Ahrar al-Sham contra la ciudadela del siglo XIII en la ciudad vieja de Alepo y el arrasamiento, saqueo y destrucción de yacimientos arqueológicos y santuarios y tumbas yazidíes por parte del Ejército Nacional Sirio en Afrin.»

Informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Árabe Siria, A/HRC/46/54.

Dentro del SNA, los grupos yihadistas y salafistas han aprovechado este nivel de impunidad para atacar a grupos religiosos minoritarios dentro de Afrîn, en particular a la comunidad yazidí. Diversas facciones islamistas han utilizado como arma la calumniosa idea histórica errónea de que la religión yezidí es una forma de «adoración del diablo»[47]. Al forzar la clandestinidad de las prácticas yezidíes y mediante conversiones forzadas, se está borrando lentamente la centenaria presencia yezidí en Afrîn. De los aproximadamente 18 santuarios situados en Afrîn, al menos 9 han sido destruidos[48].

Para ilustrar estas violaciones del patrimonio, podemos fijarnos en dos estudios de casos concretos de lugares destacados de la zona que demuestran mejor que nadie las actividades del SNA y la ocupación: las ruinas de la ciudad de Ciro y el templo de Ain Dara.

(Izquierda) La tumba piramidal de Ciro. (Derecha) El anfiteatro romano de Ciro.

La antigua ciudad de Ciro

La ciudad de Ciro, conocida en la época moderna como Nabi Hori, es un gran yacimiento arqueológico del norte de Siria. Se encuentra a 30 km del centro de la ciudad de Afrîn. Ciro fue fundada hacia el año 300 a.C., durante lo que se conoce como periodo helenístico, por Seleuco I Nicator, uno de los generales y sucesores de Alejandro Magno. La ciudad permaneció habitada y se expandió durante el periodo romano hasta el siglo III d.C., cuando fue abandonada. Fue reocupada entre los siglos IV y V d.C.. En el siglo VI d.C., fue tomada durante la conquista islámica y reconquistada por las fuerzas bizantinas en el siglo X. La historia de la ciudad terminó con la invasión selyúcida liderada por Nur al-Din Zangi en el siglo XII d.C.[49].

Las primeras excavaciones en el yacimiento de Ciro fueron realizadas en 1952 por un equipo arqueológico dirigido por Edmon Frizol. Estas excavaciones fueron ampliadas posteriormente, en 2006, por la misión arqueológica libanesa dirigida por Jeanine Abdul Massih. Desde entonces, las misiones francesa y libanesa investigaron en cooperación en el yacimiento de Ciro. Estudiaron las fortificaciones de la ciudad, el Teatro Romano, la Necrópolis y el trazado de las calles de la ciudad y sus cambios a lo largo de las fases de ocupación del yacimiento[50].

El plano de la ciudad en la época helenística sigue la cuadrícula rectangular de ajedrez. La retícula se centra en una calle principal con columnatas que discurre de norte a sur. Durante la época romana, la planificación de la ciudad no cambió, salvo por el reajuste del eje de la ciudad mediante la adición de otra calle principal que discurría de este a oeste. Durante el periodo bizantino no se produjeron cambios en la planificación de la ciudad, y se pensaba que tampoco durante el periodo islámico, pero esto se puso en duda durante las excavaciones de 2007-2009. Desgraciadamente, sigue sin conocerse en profundidad el trazado de la ciudad durante el periodo islámico[51].

La parte más monumental de la antigua ciudad de Ciro es el antiguo anfiteatro romano. Está datado en el siglo II d.C., con algunos elementos de decoración añadidos más tarde, en el siglo III d.C.. Es el segundo teatro romano más grande de Siria, con un diámetro de 120 m, sólo superado por el teatro de la antigua ciudad de Apamea. El escenario tiene 48 m de diámetro y está rodeado por 24 filas de asientos dispuestos en semicírculo. Los asientos inferiores son únicos, ya que tienen nombres grabados, aparentemente para marcar reservas permanentes. Estos asientos también están adornados con delfines esculpidos. El patio del teatro está lleno de columnas decoradas con frisos[52].

Otro elemento de interés de la ciudad de Ciro es el enterramiento piramidal. Situada fuera de las puertas de la ciudad, la tumba tiene forma hexagonal y de torre, y está fechada a finales del siglo II d.C. o principios del III d.C.. Esta forma de tumba es única en la región y en la época. La torre consta de dos pisos: el inferior está reservado al enterramiento y al superior se accede por una escalera de piedra. La parte superior está rodeada de ventanas en todos los lados que dan al paisaje. En el interior de la tumba hay 6 columnas con frisos corintios decorativos y máscaras de león que representan al dios Zeus. A la sala inferior se accede por una pequeña puerta que conduce a una sala rectangular con el enterramiento, y la puerta de entrada también está decorada. Más tarde, durante el periodo mameluco, la tumba se atribuyó al profeta sufí Hori y se construyó una mezquita junto a la torre[53].

La ciudad de Ciro tenía 4 puentes que la conectaban con los sistemas viarios de la región. Dos de estos puentes sobreviven en la actualidad. El más grande es el puente situado en la parte oriental de la ciudad, que mide 120 m y consta de 6 arcos. Este puente fue renovado por la Dirección de Antigüedades de Alepo. Aunque las renovaciones no estuvieron a la altura y se distinguen claramente del puente original, eran necesarias para mantener su integridad estructural. A un kilómetro del puente mayor hay otro más pequeño que pasa por el río Afrîn. Este puente consta de 3 arcos y tiene 92 m de longitud[54].

El yacimiento de Ciro fue uno de los primeros afectados por la ocupación turca, ya que se encuentra muy cerca de la frontera sirio-turca. En las fases iniciales de la Operación Rama de Olivo, el yacimiento fue bombardeado. Tras el bombardeo, se estableció la presencia del ejército turco y del SNA en las instalaciones de Ciro. Las acciones posteriores fueron difíciles de rastrear, ya que los militares mantuvieron una estricta vigilancia en el lugar y no permitieron que nadie se acercara. A pesar de ello, aparecieron imágenes y vídeos que confirmaban actividades sospechosas y evidenciaban el movimiento de maquinaria pesada, incluidas excavadoras y bulldozers, en el lugar[55].

Las fuerzas de ocupación construyeron edificios prefabricados e instalaron tiendas de campaña en las afueras del lugar, y aparecieron claras pruebas de saqueo. Se tomaron imágenes de fosas por toda la ciudad de Ciro. Estas fosas muestran una clara intención de sacar artefactos del yacimiento, así como la destrucción visible de capas arqueológicas. Algunas de las fotos muestran los mosaicos romanos excavados indebidamente. Estas acciones fueron llevadas a cabo por las milicias respaldadas por Turquía bajo la supervisión del ejército turco[56].

(Izquierda y derecha) Miembros del «Ejército Nacional Sirio» de Turquía posan con los mosaicos saqueados descubiertos en Ciro.

Las imágenes por satélite muestran la asombrosa magnitud de la destrucción de Ciro. Antes de la ocupación turca, el yacimiento permanecía en gran parte sin excavar, pero durante el periodo de la ocupación, es visible en las imágenes por satélite que el yacimiento quedó cubierto de fosas que abarcaban casi la totalidad de la antigua ciudad y su necrópolis.

La mezquita anexa a la antigua tumba de Ciro fue remodelada por las fuerzas de ocupación tras su llegada. Las primeras pruebas de actividad sospechosa incluyen fotos de edificios prefabricados, lo que indica el establecimiento de un sitio de construcción. Más tarde, en 2018, aparecieron las primeras fotos de la reconstrucción del balcón de madera. En 2020, se tomaron fotos de andamios, lo que indica aún más una clara intención de construcción. El 22 de diciembre de 2022 se publicaron fotos que mostraban el alcance total de la remodelación de la mezquita. Toda reconstrucción de sitios patrimoniales por parte de fuerzas de ocupación constituye una clara violación del artículo 9.1 de la Convención de La Haya.

Las obras realizadas específicamente en la mezquita tampoco son accidentales, ya que es el único elemento de época otomana de la ciudad de Ciro y las obras realizadas en el balcón, el suelo y el púlpito de la mezquita muestran una clara intención de distorsionarla más hacia el estilo arquitectónico otomano de lo que era originalmente[57].

La antigua ciudad de Ciro es un valioso y, en muchos sentidos, único emplazamiento de los periodos helenístico, romano, bizantino e islámico. Cuenta con numerosas obras arquitectónicas monumentales. Y lo que es más importante, permanece en gran medida inexplorado por la comunidad arqueológica científica. Por desgracia, esto no será posible en la misma medida que antes debido al saqueo y la destrucción exhaustivos.

El templo de Ain Dara

Ain Dara es un yacimiento situado a 8 km al sur de la ciudad de Afrîn, en el norte de Siria. Este yacimiento data del Neolítico en sus capas más antiguas y de la Edad Media en las capas arqueológicas más recientes. Los asentamientos presentes en el yacimiento no eran especialmente grandes. Durante la época romana tardía, el asentamiento estaba amurallado. Hoy en día sólo se conservan los cimientos de estas fortificaciones. Durante los periodos bizantino e islámico, se ampliaron las fortificaciones de la ciudad, se renovó la muralla y se añadieron torres cuadradas[58].

Lo más interesante del yacimiento de Ain Dara es su templo. Se descubrió en un gran estado de conservación, con casi todas las secciones inferiores de la muralla y el suelo presentes. Esto da una idea muy clara de cómo era el templo y cómo cambió con el paso del tiempo.

El templo fue excavado por primera vez en 1956 por el Departamento General de Antigüedades y Museos de Damasco, bajo la dirección de F. Seirafi. Posteriormente, las excavaciones se interrumpieron en 1964 y se reanudaron en 1976, dirigidas por A. Abu Assaf. Entre 1982 y 1984, un equipo estadounidense excavó el asentamiento bajo la dirección de E. Stone y P. Zimansky. El templo también fue objeto de conservación por parte de un equipo sirio-japonés dirigido por H. Hamadeh y T. A. Sawa. La restauración concluyó con un informe final publicado en 1997[59].

El templo de Ain Dara data de finales del segundo milenio a.C. y principios del primero. El templo se describe como de estilo siro-hitita, ya que tiene una planta típica de los templos levantinos, pero la decoración del templo es de estilo hitita imperial temprano. Esto se debe a que el templo fue modificado posteriormente, durante la conquista hitita de la zona. Se cree que el fin de su uso fue la destrucción e incendio del templo por el rey neoasirio Tiglat-Pileser III durante su reinado entre 745-727 a.C.[60].

La planta del templo sigue el estilo común en el Levante de este periodo, denominado in antis. Este tipo de templo se caracteriza por una planta interna sencilla con una sola entrada, una sala a la entrada y una sala del santuario con una sola entrada. El edificio del santuario, ahora visible, no era el único elemento del gran complejo del templo, que incluía un gran patio revestido de basalto y piedra caliza, un pozo y una pila, todos ellos atestiguados arqueológicamente. Una característica única del templo son las tallas de pasos humanos en los umbrales de las dos salas. Las tallas de la sala muestran el pie izquierdo avanzando, mientras que las del umbral del santuario muestran el pie derecho. Se cree que esto representa los pasos del dios venerado en el templo hacia el santuario o instrucciones para los fieles sobre cómo entrar en el templo. Ambas explicaciones podrían ser válidas al mismo tiempo[61][62].

Otro elemento notable del templo es el león tallado en basalto. Se encontró en un estado de conservación excepcional, y sólo le faltaba una parte de la oreja izquierda. Mide 2,5 m de largo y 80 cm de ancho; la altura de la estatua es de 2,7 m; y pesa 12 toneladas. Este tipo de escultura de león, especialmente en este estado, es poco frecuente. Aunque se encontraron estatuas similares de estilo imperial hitita en la ciudad de Hattusa, en Anatolia, la estatua custodiaba la entrada del templo y estaba acompañada por otra estatua de un león al otro lado de las puertas[63].

Las tallas del interior del templo representan escenas de dioses de la mitología hitita y levantina. Los ejemplos más notables son las tallas del dios de la tormenta Shaushga, una iteración local de la diosa de Oriente Próximo Ishtar. El dios de la tormenta lleva una corona con cuernos, las manos extendidas para dirigir el rayo, una espada al cinto y zapatos puntiagudos. Todos estos rasgos son característicos de las representaciones hititas del dios de la tormenta, especialmente reconocibles para el estilo hitita son los zapatos puntiagudos. La representación de Shaushga también sigue el estilo hitita, aparece desnuda, sosteniendo un bastón y calzando zapatos puntiagudos. El relieve y las representaciones escultóricas son firmemente hititas, y es difícil encontrar en ellos elementos siriolevantinos, pero la forma del templo es innegablemente levantina, lo que convierte a Ain Dara en un caso muy interesante de mezcla cultural en la zona fronteriza entre Anatolia y Levante[64][65].

El templo de Ain Dara fue gravemente destruido durante la ocupación turca. La primera parte de la destrucción tuvo lugar durante un ataque aéreo el 21 de enero de 2018. Las explosiones dañaron la entrada principal del templo, la segunda y primera terrazas de la colina artificial sobre la que se alza, y el propio edificio del santuario. Los relieves de los que se habló anteriormente fueron destruidos y sus fragmentos quedaron esparcidos por el suelo del templo. Los famosos y únicos escalones de los umbrales del templo fueron destruidos y ahora es imposible restaurarlos. Los edificios que rodeaban el templo permanecieron prácticamente intactos durante el ataque aéreo, lo que indica la intencionalidad de la destrucción del antiguo emplazamiento de Ain Dara. Entre el 50% y el 60% del templo, excepcionalmente conservado hasta entonces, ha quedado destruido[66].

(Arriba y abajo) Comparación del antes y el después de la destrucción de Ain Dara por la aviación turca.

Las violaciones del lugar no cesaron tras el ataque aéreo, ya que las fuerzas de ocupación procedieron a saquear el antiguo templo y sus alrededores. El 11 de julio de 2019, las fuerzas turcas, así como las milicias apoyadas por Turquía, comenzaron el proceso de excavaciones destructivas. Estas se llevaron a cabo utilizando maquinaria pesada como excavadoras y bulldozers sin tener en cuenta los métodos arqueológicos adecuados, lo que a su vez destruyó irreversiblemente las capas arqueológicas del sitio. El león de basalto de la entrada del templo fue robado y, al parecer, transportado a Turquía junto con la estatua de espejo del león de basalto, que no había sido descubierta hasta entonces y que se encontró durante el saqueo. El saqueo no sólo afectó a la acrópolis y al templo de Ain Dara, sino también a la ciudad baja, que había permanecido en gran parte arqueológicamente inexplorada. Debido al saqueo, será imposible llevar a cabo más investigaciones en la ciudad baja en el futuro[67].

En septiembre de 2019, combatientes afiliados al «Frente Nacional para la Liberación», respaldado por Turquía, realizaron un ejercicio de fuego real dentro del templo, utilizando rifles, granadas y lanzacohetes en un simulacro de asalto al templo. Este asalto fue retransmitido por Nedaa’ Syria, un medio de comunicación afiliado al SNA, a pesar de que esta acción suponía una flagrante violación de la legislación internacional sobre antigüedades[68].

El yacimiento de Ain Dara es un lugar único a escala mundial gracias a su templo, y uno de los más importantes para la región de Afrîn por su monumentalidad y valor arqueológico. Desgraciadamente, debido a las acciones emprendidas por las fuerzas de ocupación turcas, la información que este yacimiento contenía sobre el pasado de la región quedó irremediablemente destruida.

(Izquierda) Imágenes por satélite de Ain Dara en 2017, antes de la invasión turca. (Derecha) Imágenes por satélite de Ain Dara en 2022, que muestran todas las excavaciones ilegales durante los años de ocupación turca.

IV. Conclusiones

Durante la ocupación de Afrîn, las milicias afiliadas al SNA y el ejército turco han cometido numerosas violaciones, no sólo contra el patrimonio de la región, sino también contra la población civil, como ya ha documentado anteriormente el Centro de Estudios Kurdos[69]. La respuesta internacional a esta situación ha sido hasta ahora limitada, a pesar de que el Estado turco tiene la responsabilidad de controlar a sus grupos afines en Siria, respetando al mismo tiempo los acuerdos internacionales pertinentes.

Aunque el ejército turco pueda eludir su responsabilidad porque la mayor parte de estos crímenes fueron cometidos por el SNA, esto no sería conforme con las normas internacionales que regulan la responsabilidad de salvaguardar el patrimonio. Los artefactos saqueados encontrados en la frontera turca no hacen sino aumentar la culpabilidad del Estado turco en estos crímenes contra el patrimonio.

«Estando convencidos de que el daño a los bienes culturales pertenecientes a cualquier pueblo significa un daño al patrimonio cultural de toda la humanidad, ya que cada pueblo hace su contribución a la cultura del mundo;

Considerando que la preservación del patrimonio cultural es de gran importancia para todos los pueblos del mundo y que es importante que este patrimonio reciba protección internacional;»

Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado con Reglamento para la ejecución de la Convención

El preámbulo de la Convención de La Haya de 1954 resume de forma concisa por qué son importantes estas normas internacionales. Es a la luz de este razonamiento que difícilmente pueden ignorarse las violaciones que se están produciendo hoy en día, o que ésta sea una cuestión que pueda posponerse hasta después de una hipotética resolución de la crisis siria. Aunque puede que ya sea demasiado tarde para recuperar gran parte de lo perdido desde 2018, esto no excluye la posibilidad de una mayor implicación internacional en el caso. Los organismos internacionales pertinentes, los académicos y los amantes del pasado deberían prestar más atención a este caso. La destrucción del patrimonio por parte de ISIS fue bien publicada debido a su descarada propaganda, pero una campaña silenciosa de destrucción merece igual atención.

El Segundo Protocolo de la Convención de La Haya de 1954 describe detalladamente las diversas medidas que cualquier parte en un conflicto debe adoptar para salvaguardar el patrimonio material y los bienes culturales. Se trata de un proceso que debe emprenderse con independencia de razonamientos políticos o militares. En la práctica, pocas de estas medidas se adoptaron y muchas de ellas se incumplieron flagrantemente.

Guardar silencio ante todo esto significa capitular ante intereses nacionalistas y estatales que van en contra de todo el fundamento ético de la disciplina. También significa, como arqueólogos y ciudadanos preocupados, el abandono del pueblo de Afrîn y de la conexión que mantiene con su patrimonio. Un patrimonio que los arqueólogos de Afrîn subrayan continuamente que no es sólo patrimonio de kurdos o árabes, o de musulmanes o cristianos, sino de todos los componentes de la región y de la humanidad en general.


Referencias

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[52] Sino, S.M. (2019a). Special Study Documenting Grave Encroachments on Historical Sites in Afrîn by the Turkish State and its Allied “Olive Branch’’ Syrian Factions Between 20/1/2018 and 3/11/2018. Report for the Afrîn Antiquities Directorate. p. 27.
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[60] Sino, S.M. (2019a). Special Study Documenting Grave Encroachments on Historical Sites in Afrîn by the Turkish State and its Allied “Olive Branch’’ Syrian Factions Between 20/1/2018 and 3/11/2018. Report for the Afrîn Antiquities Directorate. p. 9.
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[62] Novák, M. (2012). The Temple of Ain Dārā in the Context of Imperial and Neo-Hittite Architecture and Art. Temple Building and Temple Cult Architecture and Cultic Paraphernalia of Temples in the Levant (2.–1. Mill. B.C.E.), p. 46.
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[64] Sino, S.M. (2019a). Special Study Documenting Grave Encroachments on Historical Sites in Afrîn by the Turkish State and its Allied “Olive Branch’’ Syrian Factions Between 20/1/2018 and 3/11/2018. Report for the Afrîn Antiquities Directorate. p. 13.
[65] Novák, M. (2012). The Temple of Ain Dārā in the Context of Imperial and Neo-Hittite Architecture and Art. Temple Building and Temple Cult Architecture and Cultic Paraphernalia of Temples in the Levant (2.–1. Mill. B.C.E.), p. 49.
[66] Sino, S.M. (2019a). Special Study Documenting Grave Encroachments on Historical Sites in Afrîn by the Turkish State and its Allied “Olive Branch’’ Syrian Factions Between 20/1/2018 and 3/11/2018. Report for the Afrîn Antiquities Directorate. p. 20.
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[68] بوست [Nedaa’ Syria] (2019, 20 September). “تدريب بالذخيرة الحية لمقاتلين من القوات الخاصة في الجبهة الوطنية للتحرير متخرجين حديثاً ” [Live ammunition training for newly graduated fighters from the Special Forces of the National Liberation Front]. Youtube. video
[69] Thoreau Redcrow. (2023, 28 March). Five Years of Hell and Evil: Turkish Occupied Afrin. The Kurdish Center for Studies. link


Autores

David Neurdenburg

David Neurdenburg es un investigador y activista holandés licenciado en Arqueología Mundial por la Universidad de Leiden. Desde 2020, se ha centrado en la política patrimonial de Rojava / noreste de Siria, el legado de las arqueologías nacionalistas y el enfoque de la historia «desde abajo». En marzo de 2024, coorganizó el foro «Borrar la historia de Afrin» en Leiden.

Szymon Jazowski

Szymon Jazowski estudia arqueología en la Universidad de Leiden. Sus principales intereses de investigación incluyen la arqueología de género y los estudios decoloniales, que son los temas principales de su tesis. También trabajó en arqueología de campo durante medio año en Polonia para adquirir experiencia práctica en el ámbito arqueológico.

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