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Carta de Pakhshan Azizi desde la cárcel: ocultar y revelar la verdad

Montaje de Pakhshan Azizi en la tristemente célebre prisión de Evin, en Teherán.

The Kurdish Center for Studies – Rojin Mukriyan & Pakhshan Azizi – 26 julio 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Con la cobertura de la Revolución Jin, Jiyan, Azadî (Mujer, Vida, Libertad) y el asesinato de Jîna Amini desapareciendo de la prensa occidental, muchos han olvidado que el régimen iraní sigue secuestrando y ejecutando a mujeres que desafían sus dictados teocráticos. El siguiente caso es nuestro último trágico recordatorio.

Pakhshan Azizi es una trabajadora social kurda de Mahabad, en Kurdistán oriental (noroeste de Irán), y licenciada por la Universidad Allameh Tabataba’i de Teherán. Azizi es también una dedicada feminista y activista que ha pasado muchos años ayudando a mujeres en Siria e Irak durante la guerra contra ISIS. El 4 de agosto de 2023, Azizi fue detenida por el Ministerio de Inteligencia de Teherán y actualmente se encuentra recluida en el pabellón 209 de la prisión de Evin.

El 23 de julio de 2024, sus abogados fueron informados del veredicto emitido por la sección 26 del Tribunal Revolucionario Islámico, presidido por el juez Iman Afshari. Azizi ha sido condenada a muerte acusada de «insurrección armada» (baaghi) por su presunta pertenencia al Partido de la Vida Libre de Kurdistán (PJAK).

En julio de 2024, Pakhshan Azizi escribió una carta desde la prisión de Evin, en Teherán, que fue publicada por primera vez el 21 de julio de 2024 por el sitio web Hengaw en persa. En esta carta, Azizi no sólo niega todos los cargos, sino que relata vívidamente las torturas y humillaciones que ha sufrido a manos de sus interrogadores. A continuación reproducimos el texto en inglés de la escalofriante y poética carta de Pakhshan Azizi (traducida por mí, Rojin Mukriyan), en la que narra su historia y sus experiencias en tercera persona.

Ocultar y revelar de la verdad

Desde niña, aprendió la lucha por la supervivencia a través de los cuentos y las nanas de su madre, que le transmitían la esencia de la vida y la libertad. La voz tranquilizadora de su madre la ayudó a crecer y madurar a pesar de las dificultades.

Durante mucho tiempo, vivió en una búsqueda incesante por mantenerse con vida, encontrar una forma de ser y descubrir el sentido de la existencia. Un verano abrasador, unas veinte personas irrumpieron en casa de su tía, utilizando tácticas intimidatorias del Estado, creyendo que estaban deteniendo a un terrorista. Con las manos atadas y una pistola en la cabeza, la joven de 17 años, que visitaba a su tía por primera vez en diez años, fue arrojada al suelo junto con otros tres miembros de su familia. Sus captores la encañonaron a ella y a su familia con sonrisas, símbolo de poder y triunfo.

Las escenas de masacres y destrucción de miles de familias kurdo-sirias se sucedían como una trágica película ante sus ojos.

Era una carrera entre la vida y la muerte. En extrema debilidad física, se aferró a las paredes de su celda solitaria para no caerse. Había estado encarcelada en la misma celda en 2009 por los mismos cargos de «ser kurda» y «ser mujer».

Podía oír la tos de su padre desde el pabellón 3. Hacía poco que le habían operado de un tumor canceroso y había sufrido un derrame cerebral. Le preocupaba su estado y el de sus otros dos familiares.

El primer día de interrogatorio, ¡le ofrecieron resolver el caso tranquilamente sin acudir a los tribunales!

La torturaron varias veces durante el interrogatorio, colgaron su cuerpo y la enterraron viva a diez metros bajo tierra antes de sacarla de nuevo a la superficie. El objetivo era dejarla desilusionada y rota.

La memoria histórica está llena de estos sucesos. Desde su infancia, fue etiquetada como separatista y miembro del segundo sexo, nunca reconocida como ciudadana de pleno derecho. Para la autoridad central, los kurdos son insignificantes y no cuentan para nada, pero para sus sentencias, soportan la carga más pesada y grande.

Una vez más, durante su interrogatorio, se le señalan su desilusión y su quebranto.

Un ser humano se define por su género (la primera dimensión de la percepción), su lengua, su cultura, su arte, su conducta, su libertad, su forma de vida y su ideología general. Cuando se aborta o se cercena cualquiera de estas dimensiones de la vida, ya no queda espacio para una vida humana. Si se aborta la voluntad de una mujer, como ser humano digno, ya no queda espacio para una vida libre. Esto significa un declive de las normas ético-políticas humanas, donde la vida, desprovista de su propia identidad, se pone a la defensiva y entra en una etapa de rebelión.

Es golpeada repetidamente contra la silla. Insultos, humillaciones y amenazas llenan la habitación, exacerbados por las peores condiciones psicológicas y físicas resultantes de una prolongada huelga de hambre y cinco meses de confinamiento solitario, la forma más espantosa de tortura mental, donde las presiones de la identidad y la historia llegan a su fin. Esta tortura no es más que una pequeña gota en el océano de la historia, con los puños cerrados del interrogador afirmando cada vez su autoridad como estadista. Su rugido se convierte en un grito: «¡¿Por qué ocultas la verdad?!»

Habéis ocultado la verdad social más profunda: la esencia de la mujer, su identidad, su kurdismo, su vida y su libertad. ¡¿De qué verdad y de qué ocultación estáis hablando?!

El autoritarismo, el sexismo y el extremismo religioso son las causas profundas de las crisis sociales, políticas, económicas y culturales. Por lo tanto, estas causas no pueden ser la solución. Es la propia gente la que posee la conciencia social y política y la voluntad necesarias para superar estas crisis. Ocultar la verdad sobre las mujeres, los kurdos y todas las comunidades marginadas, junto con sucumbir a las distorsiones históricas, representa la mayor ocultación de la verdad.

No son sólo los kurdos los que se enfrentan a problemas; hay un problema mayor en juego. La diferencia entre el centro (مركز) y la periferia (مرز) radica en una sola letra: ‘K’ (ك). Esta letra representa la ocultación de la verdad, y esta ocultación está arraigada en el propio centro.

Ignorar un problema en lugar de abordarlo nunca puede ser una solución. Destruir el potencial de las mujeres y las comunidades marginadas por miedo e intimidación es inaceptable. La democracia y la política nunca deben temer desafiar realidades sociales que tienen una rica memoria histórica de genocidio, negación y aniquilación.

Lleva meses en régimen de aislamiento, con hemorragias frecuentes y constantes huelgas de hambre, y su salud está en estado crítico. ¿Hay algo más que hacer aparte de agotar las propias fuerzas para extraer información? Se repite a sí misma en voz alta que ella es una pequeña gota en un vasto océano cuyo caudal es inevitable. Se masajea las piernas para poder mantenerse en pie. Se levanta, cae, y no es imprevisible; nos hemos embarcado en este viaje con estos altibajos. Este es el sentido de nuestras vidas: el dolor que no nos mata nos hace más fuertes. Hemos sentido y vivido la esencia de la vida al borde de la existencia y la no existencia con todo nuestro ser.

El primer cadáver que vio fue el de Khadija, con las manos atadas y quemada por su marido y su hermano. Juró no dejar nunca de defender los derechos de las mujeres. Miles de mujeres y niños vieron cómo decapitaban a hombres ante sus ojos durante los ataques de ISIS, y cómo las hacían cautivas y las violaban. La cultura de la violación infligida a las mujeres, a las madres que sostenían a sus bebés mientras se les secaba la leche y a los niños descalzos -cientos de los cuales fueron tumbados pecho con pecho en las rocas de Şengal- fue ampliamente difundida en los medios de comunicación. Este crimen contra la humanidad es tan vasto que no puede plasmarse por completo, ni siquiera en cientos de libros. En otras partes, en Kobanê y otros lugares, decenas de mujeres y niños fueron quemados y despedazados por los ataques aéreos turcos en Rojava, sus cuerpos desmembrados por los ataques de ISIS.

Se despierta bruscamente, incapaz de levantarse, y empieza a vomitar: una purga del trauma histórico.

Obligados a sentarse, se reanudan las amenazas y las humillaciones. «¿Por qué fuiste a Siria? ¿por qué no fuiste a Europa?»

¡Y el interrogatorio continuó! Él tiene un fuerte sentimiento de atracción hacia Occidente. ¿Será que está proyectando sus sueños o que se siente atraído hacia lo que anhela?

Tras la decepción y el fracaso del caso de 2009, debido al asfixiante entorno político y social, se encontró lejos de su tierra natal (el lugar que sentía como el abrazo de una madre). La vida había perdido su sentido. Se trasladó a un lugar que también le pertenecía (como tú habías dicho, el Kurdistán sirio es nuestro, al igual que el turco y el iraquí). así que no se fue a ningún sitio fuera de lo que le pertenecía por derecho. Empezar un nuevo capítulo para Oriente Medio, sobre todo trabajando en campos de refugiados, podría haber sido la mayor contribución moral y ética a una comunidad que lleva mucho tiempo sufriendo bajo la opresión. Realizando esa labor humanitaria, que se convierte en revolucionaria al cruzar fronteras, ¿tú también estabas allí?

Se alza la voz: ¡¿Todo el mundo allí es miembro del PKK [Partido de los Trabajadores de Kurdistán]?!

Etiquetar a una trabajadora social que adoptaba un enfoque humanitario, libre de opresión y visto a través de una lente no científica, objetiva y sin esencialismos, como miembro de cualquier organización basándose en unas pocas fotos (que muestran armas en manos de mujeres, ancianos y jóvenes en todos los hogares, barrios y campamentos durante el apogeo de la revolución)- refleja un malentendido de la cuestión.

Ella creía inicialmente en un cambio revolucionario de mentalidad y en un cambio en la visión del mundo de la gente, seguido de cambios estructurales. En una revolución, naturalmente, se forma y se moldea el carácter. La traición y el heroísmo se acentúan al ponerse a prueba en el contexto de las responsabilidades sociales y políticas. Sin embargo, su obra es diferente. Adoptar un enfoque democrático y sistemático, y reconstruir una sociedad ético-política mediante actividades cívicas y humanitarias, aporta soluciones más tangibles y de mayor valor práctico.

Hay que aceptar las diferencias locales, pero esto no equivale a separatismo. El sistema de una mentalidad revolucionaria sigue su propio camino. Democratizar la sociedad implica democratizar la familia para superar los prejuicios de género, democratizar la religión para superar el dogmatismo religioso (no la hostilidad religiosa) y democratizar todas las instituciones existentes para evitar el autoritarismo. Todo ello conforma un marco teórico común que evita caer en la dictadura y depurar las auténticas tradiciones de los pueblos de la región, que son parte significativa de su identidad y existencia.

Todas sus actividades y esfuerzos han tenido como objetivo servir y cumplir con su deber histórico hacia las experiencias vividas y las opresiones históricas. Cree firmemente que la forma correcta de lograr una sociedad democrática es a través de un enfoque democrático para construir una sociedad ético-política en la que la gente delibere sobre los problemas sociales, los haga suyos y encuentre soluciones. La máxima participación de la gente en la resolución de los problemas de la sociedad garantizará la cohesión social y la salida de la crisis. Esta es la esencia de vivir con el conocimiento femenino de que alcanzar la democracia nos llevará a alcanzar la libertad.

Yo soy ella. Ella soy yo. Pero yo no soy más que una gota en el océano. Vosotras sois el océano. Nuestro flujo es inevitable. Somos imposibles de ocultar.

Pakhshan Azizi
Prisión de Evin, julio de 2024

Varias imágenes de Azizi antes de su detención, en las que aparece protestando (izquierda) y con el traje tradicional kurdo (derecha).

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