[Brigada internacionalista italiana] "Estamos en Rojava porque queremos la revolución"
*Comenzamos con una serie de artículos (uno cada jueves) escritos por una Brigada Internacionalista de Italia que ha estado en Rojava este otoño.
Fuente: InfoAut
Fecha: 3/10/2017
Traducción: Brigada 19 Julio – Rojava Azadi Madrid
Como militantes autónomos estamos aquí porque queremos conocer de primera mano este experimento político de transformación radical de la sociedad, queremos comprender el método y el enfoque de la formación continua tanto de los militantes como de la sociedad al completo. Una nutrida delegación de compañeras y compañeros de la redacción de InfoAut de diversas ciudades italianas llegó hace pocos días a Rojava y a Maxmur: “estamos aquí para acortar las distancias entre una revolución en proceso y aquella que nos empeñamos en construir en nuestro país”.
Raqqa, octubre 2017.
En la capital siria del ISIS las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) están combatiendo victoriosamente por la liberación de la ciudad, marcando una etapa decisiva en la guerra que dura ya seis años. Mientras tanto también en Deir Ez-Zor el ISIS está perdiendo su último bastión y la revolución confederal ha llegado al choque directo también con el Estado Sirio gobernado por el régimen dictatorial de Bashar al-Assad. El 22 de septiembre se llevaron a cabo las primeras elecciones libres en la Federación del Norte de Siria para elegir presidentes y co-presidentes de los organismos del poder popular. En los mismos días una delegación de la redacción de Infoaut, compuesta de compañeras y compañeros de muchas ciudades italianas, se encuentra en Rojava y en Maxmur: el primero, en el Norte de Siria, es el único frente ganador de la revolución siria; la segunda, en Irak, es la experiencia revolucionaria olvidada, el primer laboratorio de organización social democrática. Se nos preguntará por qué afrontar un viaje de este tipo para ir a un país que parece muy lejos y muy diverso del nuestro.
De nuestro país han venido muchos hasta aquí para mostrar su solidaridad o a combatir. Nosotros estamos solo en el principio. Trataremos de explicar los motivos que nos han empujado hasta aquí, sin saber todavía como nuestras ideas podrán cambiar durante esta experiencia. En este país hay una revolución que está cambiando la sociedad y que representa la única fuerza capaz de combatir eficazmente al ISIS.
¿Quién combate al ISIS?
Quien hoy combate en primera línea al ISIS no son Salvini, Minniti y Le Pen, ni tampoco Trump o Renzi, sino miles de mujeres y hombres jóvenes kurdos, árabes, asirios, turcomanos e internacionales que ponen en riesgo su propia vida cotidianamente también por nosotros. Probablemente nadie sabría de que hablamos si Daesh (ISIS) no hubiese realizado los atentados que han golpeado Europa en los últimos años o si la ciudad de Kobane no hubiese resistido eroicamente al asedio en el 2014. Antes de entonces la atención pública sobre lo que sucede en esta porción de Oriente Medio era prácticamente inexistente, a pesar de que justo en estos países ha habido el mayor número de atentados y de víctimas de ISIS. Países lejanos, historias que no nos conmueven. No estamos de acuerdo, pensamos que no es posible permanecer pasivo o indiferente.
¿Quién de nosotros no ha tenido un amigo en la sala Bataclán, por las calles de París, en las Ramblas o por las vías de Berlín o Niza? En estos lugares y en estos jóvenes reconocemos a nuestros semejantes y en el ISIS un enemigo. En nuestros países la toma de conciencia colectiva de la existencia de Daesh y de su peligrosidad se ha traducido en paranoia sobre la seguridad, estado de emergencia, creimiento electoral de los partidos xenófobos contra los musulmanes y los inmigrantes. Esta es la reacción que refuerza a ISIS, cuyo objetivo es excavar un abismo de odio entre musulmanes y el resto del mundo. Porque, vale la pena recordarlo, no se trata solo de una tentativa de instituciones estatales territorialmente entre Irak y Siria, sino una propuesta política a millones de musulmanes. Tanto a aquellos que viven en países permanentemente inestables y al borde de guerras destructivas, también debidas a los intereses occidentales; como a aquellos que viven en una Europa xenófoba.
No se puede destruir al ISIS sin destruir el sistema del cual es parte.
Esto sin embargo no es imaginable sin un profundo cambio de la mentalidad, de las relaciones sociales y de toda la vida. De hecho, en este momento, la única solución eficaz contra el ISIS es aquella de la revolución confederal, surgida con la expulsión del régimen de Assad en 2012 y fruto de un trabajo político durante casi cuarenta años iniciado con la fundación del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en 1978. La comuna de Maxmur, todavía existente, ha sido la unión fundamental de esta historia, creando desde 1995 una experiencia masiva de comunismo en el desierto irakí al sur de Mosul. Esta fuerza social ha sido capaz tanto de combatir al ISIS en el plano militar, como de ofrecer una propuesta política alternativa válida para todo Oriente Medio y, potencialmente, para toda la humanidad: el confederalismo democrático.
El PYD y las YPG/YPJ han transformado la tragedia de la guerra en Siria en la oportunidad para dar fuerza y concrección a la propuesta del confederalismo democrático. En el Norte de Siria la guerra contra Daesh no está desconectada de un cambio social y político radical. Sobre la base de la transformación de las relaciones sociales, económicas y del rol de las mujeres, de los jóvenes y de las instituciones del poder popular, ha tomado forma la propuesta de una vida que quiere superar al Estado y las fronteras artificiales impuestas por las potencias coloniales y que prevée una convivencia de muchos pueblos en amistad recíproca.
Apoyar y conocer la revolución.
¿Cuántos han visto una revolución? ¿Cuántos han asistido a una situación de transformación radical de una sociedad, a la constitución de comunas y otras formas de poder popular? Creemos que es un deber de cada revolucionario apoyar y conocer la revolución de la época histórica propia. Es importante romper el aislamiento en el que se mantiene la revolución confederal, desafiar el embargo de Turquía, cómplice de ISIS, y del régimen de Massoud Barzani presidente del Kurdistán irakí. Y sobre todo queremos dar nuestra contribución para romper el aislamiento político y el silencio de los medios de información sobre esta revolución. Es tanto más necesario desde el momento en el que los estados de la zona, el primero de todos Turquía, respetada y considerada socio económico de Italia y Europa, buscan cualquier medio para frenar la revolución, también con acciones militares y bombardeos en Siria como en Irak y Bakur. En particular nuestro pensamiento va a aquellos hombres y aquellas mujeres venidos aquí desde Italia y otros países a combatir por la revolución.
Como militantes autónomos estamos aquí porque queremos conocer de primera mano este experimento político de transformación radical de la sociedad, qeremos comprender el método y el planteamiento de la formación continua tanto de los militantes como de la sociedad al completo. ¿Esta revolución tiene alguna cosa que enseñarnos también a nosotros? Seguramente. ¿En qué términos? ¿Cómo de determinantes son las diferencias de la sociedad italiana y de nuestro modo de pensar? Esto todavía no lo sabemos. No perseguimos el encanto exótico de una revolución en ausencia de alternativas practicables en nuestros países. Al contrario, estamos aquí para acortar las distancias entre una revolución en proceso y aquella que nos empeñamos en construir en nuestro país.
Ver la única revolución anticapitalista de nuestro siglo no es ni un fetiche ni una medalla. La transformación radical de una sociedad entera es un proceso extremadamente complejo y largo, donde las contradicciones se entrelazan y los momentos de aceleración se alternan con momentos de dificultad y resistencia. En la base hay una praxis política que utiliza las posibilidades abiertas de las contradicciones del contexto en el que opera, que contempla la construcción de organizaciones diversas para lograr propósitos diferentes, que hace alianzas que permiten un refuerzo de la revolución, sin perder de vista el propio fin último.
Vivir esta realidad hace percibir la concrección de la palabra hevalti, la amistad política. Un concepto muy importante para esta revolución y muy potente, que queremos profundizar también sobre el terreno. Se trata de las relaciones que se reencuentran en quienes recorren una parte del camino en conjunto contribuyendo a la revolución de las formas más diversas. Hevalti es el continuo relacionarse con la complejidad de las relaciones sociales, de las ambivalencias y ambigüedades de la sociedad y no solo con quien es igual a nosotros. Sin embargo no quiere decir aceptar así como así aquello que nos encontramos delante. De hecho una atención particular se centra sobre perwerde, la educación y la transformación continua del modo de ver el mundo. Igualmente fundamental es la revolución de las mujeres basada en la jineoloji. El cambio del rol social y político de las mujeres es tan real como difícil. Partiendo de presupuestos diferentes de los feminismos occidentales, esta revolución es capaz de aportar cambios concretos dando un nuevo aliento a las propuestas de las mujeres en Oriente Medio y no solo.
De esta experiencia debemos traer de vuelta cuantas más enseñanzas posibles para atesorarlas, para aumentar los instrumentos teóricos y prácticos en nuestra posesión para revolucionar también nuestra sociedad y nuestra vida. Porque hacer la revolución quiere decir transformarse a sí mismo, el propio modo de pensar y de vivir. Se lo debemos a esta revolución y a todas las personas que han dado la vida porque una sociedad mejor sea posible.