AnálisisPublicaciones

Revolucionarios de Rojava: ¿internacionalistas o estrechos nacionalistas?

 
internacionaistas

Guerrilleras kurdas sostienen un retrato del líder del PKK Abdullah Öcalan

 
Fuente: Kurdish Question
Autor: Marcel Cartier
Fecha: 18/04/2017
Traducido por Rojava Azadi
 

Cualquier plan imperialista para un «Gran Kurdistán» es incompatible con la ideología de autogestión democrática en el norte de Siria

Parece imposible. Miro hacia abajo desde la cima de la colina sobre la que estoy parado para ver un estrecho tramo de río; desde aquí parece bastante insignificante. Éste, me han dicho, es el poderoso Tigris, y en el otro lado está Irak. Donde me encuentro es Siria, el país devastado por la guerra que ya ha soportado seis años de destrucción hasta este momento. Para algunos con los que me encuentro, esta región en particular es conocida más frecuentemente como Rojava, pero para los camaradas más políticamente correctos se usa el nombre Sistema Federal Democrático del Norte de Siria (de aquí en adelante usaré la abreviatura DFSNS en lugar de Rojava por razones que explicaré más adelante en este artículo). Al mirar hacia la calma del río que tengo delante, me siendo asombrado. Crucé esta frontera hace un par de semanas, pero ésta es la primera vez que la veo de día. Cuando crucé, observé que el flujo de tráfico -sólo camiones- era totalmente unilateral y viajaba en dirección a Irak. Sin embargo, era noche avanzada y estaba ansioso por ver cómo sería esto durante el día. Bueno, aquí estaba, y el volumen de tráfico no era mucho más elevado. Para ser exactos, he contado un total de cero coches abriéndose paso entre los dos países durante la media hora que he estado aquí contemplando el magnífico paisaje. Había algunos camiones más de los que recordaba haber visto la última vez, pero sabía una cosa segura: éste no era un cruce de frontera común. Ésta era una frontera que previamente había sido administrada por los gobiernos Baath rivales de ambos países, pero ahora estaba administrada en ambas partes por administraciones kurdas. Sin embargo, el carácter de esas dos estructuras de gobierno no podría ser más diferente, a tal grado que la parte iraquí, bajo el control del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), decidió decretar un bloqueo total contra lo que entonces se llamaba Rojava en 19 de marzo de 2016. Ahora, apenas un año después y el embargo no se ha aliviado en absoluto. Aquí no hay negocios como era habitual.

¿Un proyecto imperialista kurdo?

Unos días más tarde estoy sentado en Qamishlo, la capital de facto de la autoadministración democrática del norte de Siria. Intento dar sentido a las docenas de páginas de notas que he tomado en los últimos días mientras visitaba organizaciones de la sociedad civil y, mientras me tomo un descanso para ponerme al día con las noticias del resto del mundo, me topo con un artículo que algunos de mis amigos de Facebook han vuelto a publicar sobre la existencia de un proyecto imperialista para establecer un «Gran Kurdistán» en Irak y Siria. En realidad, no importa a qué artículo en particular me refiero. Se han escrito bastantes sobre el tema que se ajustan más o menos a la misma tesis. Dejo escapar una risita al ver el titular, pero una vez que entiendo el contenido del artículo no me parece tan divertido. Pienso que este tipo de análisis perezoso es demasiado común, y que es desafortunado que encuentre tracción entre aquéllos que deberían ser francamente más inquisitivos antes de publicar tales teorías.
Sin duda, si hay una persona que entienda la perspectiva de algunos autoproclamados antiimperialistas que consideran que la cuestión de la autodeterminación kurda está casi completamente envuelta por las maquinaciones de los Estados Unidos y las potencias occidentales en Oriente Medio, soy yo. La primera vez que visité Bashur (Kurdistán del Sur o norte de Irak) fue en los primeros meses de 2013. Llegué como periodista que tenía la tarea de montar una serie de historias en video sobre el desarrollo del Gobierno Regional del Kurdistán, que ahora opera en lo que parecía estar cerca de la independencia del gobierno central de Bagdad. Llegué a Erbil, o Hewler, como la conocen los kurdos. Aquí, la modernidad capitalista con su afluencia de capital turco y estadounidense estaba omnipresente en los nuevos centros comerciales y urbanizaciones de lujo. Me quedé en el país no más de una semana, y apenas tuve tiempo de comprender las diferencias entre el KDP que controlaba Erbil y la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK) que gobernaba en Sulaymaniyah, y mucho menos para entender lo que estaba ocurriendo al otro lado de la frontera en el norte de Siria.
Era mi propia incapacidad para involucrarme en el arte de la investigación, pero también cierta terquedad cuando se trataba de no osar desafiar mis ideas preconcebidas sobre Oriente Medio a la luz de las guerras de agresión de los EE.UU. que comenzaron en 2003 con la invasión de Irak. De la forma en que lo veía, Estados Unidos estuvo inmerso durante una década en el intento de derrocar a varios estados de la región, como Irak y Siria, Libia e Irán, y no hace falta decir que en esas conquistas el imperialismo estaba más que encantado con utilizar las deficiencias de los gobiernos objetivo (muchas veces la cuestión nacional y la opresión muy real de las minorías étnicas) para facilitar su objetivo de cambio de régimen. Sin duda, éste fue el caso en Irak, donde KDP y PUK participaron en la campaña de EE.UU. contra el gobierno del Baath, lo que llevó al líder del PUK, Jalal Talabani, a convertirse en presidente del país en 2005. Como resultado, ante la idea de una entidad kurda formándose en el norte de Siria -otro estado destinado a un cambio de régimen por parte de mi gobierno-, mi lógica sólo podía ser que era un nuevo KRG lo que estaba surgiendo.
Por tanto, creo que entiendo casi por completo la perspectiva de los antiimperialistas occidentales que han desconfiado de la política kurda siria que se ha desarrollado desde 2012 bajo la bandera de la Revolución de Rojava. Después de todo, este cansancio y escepticismo formaba parte importante de mi posición durante varios años antes de tomar la decisión de comprometerme con un nivel más profundo de investigación. Lo que he encontrado, tanto a través de la investigación como a través de mi viaje al DFSNS (Sistema Federal Democrático del norte de Siria), es que hay algunos conceptos erróneos muy básicos sobre la cuestión kurda en Irak y Siria que deben abordarse. Éstos son algunos de los fundamentos.

‘Los kurdos’ no tienen una identidad de posiciones políticas

‘Los kurdos’. Ésta es una de las expresiones más preocupantes que se usa no sólo en los medios convencionales, sino también por algunos de los llamados izquierdistas. Es como si, de algún modo, la totalidad de la región pudiera agruparse como una sola persona con una sola posición en lo que debería ser el área históricamente conocida como Kurdistán. La realidad es muy diferente, como lo muestran las tensiones entre el KDP y la autogestión de Rojava bajo el liderazgo del Partido de la Unión Democrática (PYD), o incluso dentro de Irak, donde el KDP y el PUK están actualmente en desacuerdo sobre cómo lidiar con el DFSNS (el PUK ha sido más solidario con Rojava que el KDP, por ejemplo). Hay partidos conservadores kurdos y socialdemócratas que tienen orientaciones políticas que se adaptan bien al imperialismo y, al mismo tiempo, hay organizaciones que tienen una política revolucionaria y socialista que no puede conciliarse -por lo menos a largo plazo- con los intereses de los países occidentales. Esto es fundamental e importante de entender.

El estrecho nacionalismo del KDP de Barzani conjuga bien con el imperialismo

Se puede decir que el KDP, bajo el liderazgo de Masoud Barzani, tiene una orientación que es representativa de la burguesía consumista de la sociedad kurdo-iraquí. Aquí, la tradición feudal se combina con la ostentación y el glamour del ascenso del desarrollo capitalista. No es otro que el gobierno turco del presidente Recep Tayyip Erdogan quien ha mantenido la mejor relación con Barzani y el KDP. Mientras Erdogan está involucrado en una guerra despiadada contra la población kurda dentro de las fronteras de Turquía, recibió a Barzani en Estambul a finales de febrero, lo que le permitió recibir un trato de alfombra roja mientras la bandera del KRG ondeaba en el aeropuerto.
Además, fue Barzani quien anunció a principios de abril que el KRG buscaría celebrar un referéndum sobre la independencia de la región de Irak en algún momento de 2017.

El Confederalismo Democrático es una ruptura con el estado nación

En contraste con la estrecha orientación nacionalista y capitalista de Barzani, el Movimiento de Liberación Kurdo, que se agrupa en torno a la Unión de Comunidades Kurdas (Koma Civakên Kurdistan, o KCK), tiene una perspectiva radicalmente diferente sobre cómo debería organizarse la región. El KCK funciona como un paraguas para todas las partes en las cuatro áreas del Kurdistán histórico, que sigue las posiciones teóricas desarrolladas por Abdullah Öcalan, el fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Turquía. Los otros grupos en el KCK hoy son el PYD (Partido de la Unión Democrática) que lidera la revolución de Siria en el norte, el PJAK (Partido de la Vida Libre del Kurdistán) que opera en Irán y el PÇDK (Partido de la Solución Democrática del Kurdistán) que se organiza en Irak.
El PKK y Öcalan se consideraban a sí mismos como parte del movimiento comunista internacional desde el momento en que se fundó el partido en 1978, y las luchas armadas contra el Estado turco comenzaron en 1984. Sin embargo, tras el encarcelamiento de Öcalan en 1999 y la crisis del Marxismo Internacional, Öcalan comenzó a reflexionar críticamente sobre el concepto de liberación nacional. En sus nuevos puntos de vista sobre la cuestión, comenzó a ver el estado nación como insuficiente, e incluso opresivo en su propia naturaleza. Según él lo veía, existía la posibilidad de que un «Kurdistán libre» creara los mismos problemas para otros grupos étnicos oprimidos (armenios, asirios, etc.) que la República Turca ocasionaba a la población kurda. Por tanto, desarrolló un nuevo paradigma, anunciado en 2005, que abogaba por un socialismo no estatal y libertario en el que las asambleas locales serían la base de un nuevo poder.

Los revolucionarios de Rojava no son separatistas

El PYD, como parte del KCK, defiende esta ideología del confederalismo democrático. Organizado en 2003, cinco años después de que Öcalan dejara Siria y cuatro años después de su detención en Kenia, el PYD tuvo que competir por apoyo político en la región de Rojava con los otros partidos kurdos que tradicionalmente se habían organizado en la Siria baathista, a saber, la rama siria del KDP, conocida como KDP-S. En 2012, el PYD se posicionó para poder aprovechar el caos de la guerra en Siria a fin de declarar el autogobierno autónomo en la mayoría de las áreas kurdas.
Contrariamente a la opinión, a menudo incorrectamente expresada, que sostiene que estos revolucionarios son separatistas, la ideología y la práctica de la llamada autogestión democrática desde 2012 ha sido muy diferente. Nunca ha habido la menor insinuación de que la región pueda declarar su independencia, y documentos como el Contrato Social han dejado claro que las áreas bajo el control del PYD y del Movimiento para la Sociedad Democrática (TEV-DEM) son y seguirán siendo parte de Siria.
De hecho, incluso el uso de la palabra Rojava (que significa ‘oeste’ en kurdo) ha sido oficialmente eliminado y reemplazado por ‘Sistema Federal Democrático de Siria del Norte’ (DFSNS) a finales de 2016. La razón es clara: la expresión ‘Rojava’ es de origen kurdo, y solo ayudaría a crear tensiones a largo plazo entre los kurdos y los demás grupos étnicos de la región, como los árabes, los asirios, los turcomanos, los armenios y otros.

La relación del KDP y el ENKS con el DFSNS es de hostilidad

El PYD no sólo se ha opuesto firmemente a que tal movimiento se separe del resto de Siria, sino que en 2011 fue uno de los miembros fundadores del Comité Nacional de Coordinación para el Cambio Democrático (NCB), un grupo de partidos políticos que muchos miembros del Consejo Nacional Sirio y otras organizaciones de la oposición dominadas por árabes han declarado como oposición interna ‘Assadista’. Si estas acusaciones tienen algún mérito es tema de otra discusión, pero lo que más destaca del NCB es que inicialmente incluía una serie de otros partidos kurdos. Sin embargo, estos partidos pronto abandonaron para establecer otra organización paraguas, el Consejo Nacional Kurdo (Encûmena Niştimanî ya Kurdî li Sûriyê, o ENKS). El ENKS está financiado por Masoud Barzani y funciona como la principal oposición interna a la autoadministración democrática en el norte de Siria.
La relación es tumultuosa como poco. El mismo día que crucé de Irak a Siria, el ala militar del ENKS, conocida como Rojava Peshmerga, atacó a las Unidades de Resistencia de Shengal (YBS), vinculadas al KCK en Shengal (también conocido como Monte Sinjar). Los terribles cálculos políticos de Barzani para tal movimiento no pueden ser sobrestimados. Shengal llamó la atención internacional a finales de 2014, cuando las fuerzas fascistas del Daesh se dedicaron a masacrar allí a la población yezidi. El PKK fue la fuerza principal que facilitó la liberación de Shengal del Daesh, y después de la creación de las YBS, se creó una organización de autodefensa para la gente de allí. Poco más de dos años después, aquí estaba Barzani usando armas provistas por Alemania para atacar a las mismas personas que defendían esta tierra de las fuerzas de la oscuridad. Fue un movimiento político que mostró la sumisión a Turquía y reveló claramente que los intereses de las ideologías de Barzani y los apoistas (los que abogan por las posiciones de Abdullah Öcalan) no podían ser más diferentes.

Un Gran Kurdistán es incompatible con la revolución de Rojava

Vale la pena señalar que, aunque los Estados Unidos y las YPG/J coordinan sus esfuerzos militares en el norte de Siria, no ha habido apoyo político de los Estados Unidos hacia el PYD. Una y otra vez, el PYD ha quedado al margen de las conversaciones de paz de Ginebra, y en noviembre de 2016, el portavoz adjunto del Departamento de Estado Mark Toner declaró sobre la perspectiva de una Siria federal: «No queremos ver ningún tipo de federalismo ad hoc o surgimiento de un sistema federalista. No queremos ver zonas semiautónomas. La realidad es que, a medida que el territorio se libera de Daesh, se debe volver a tener algún tipo de gobierno en estas áreas, pero de ninguna manera estamos tolerando cualquier tipo de, como dije, áreas semi-autónomas ad hoc en el norte de Siria».
Dicho esto, la idea de que los Estados Unidos y las potencias occidentales desearían ver la balcanización de la región difícilmente queda más allá de la imaginación. La división de Oriente Medio en estados que se puedan administrar fácilmente y que serían demasiado débiles para oponer resistencia sustancial a la penetración del capital extranjero parece una tarea sensata si se está sentado en las salas del poder en Washington o Londres. Sin embargo, encontrar las fuerzas que estén dispuestas a batirse por ti de una manera política sobre el terreno es algo mucho más complicado. Barzani y su KDP han demostrado su lealtad a este proyecto imperialista en las últimas décadas. El sistema federal en Irak ha sido el camino hacia lo que casi con certeza parece un microestado kurdo, hipercapitalista e independiente que pronto se manifestará.
Sin embargo, la idea de que los socialistas que se encuentran forjando un camino revolucionario en el norte de Siria -que tienen un concepto muy diferente de cómo organizar la sociedad- pudieran ser socios tan leales, parece carecer de la perspectiva para llegar a buen término. Evidentemente, Washington está nervioso por lo que la idea de una nueva sociedad radical como Rojava pudiera representar en la región y, por esta razón, el dinero se limita a un apoyo militar restringido. Como dijo el comandante de las YPG Cihan Kendal a la revista Plan C a principios de este año [2017], «a Estados Unidos le gustaría tenernos como un aliado principal, pero saben que eso no es posible; militarmente cooperamos a veces, pero ideológicamente somos enemigos. América es la fuerza de vanguardia del sistema capitalista y nosotros somos la fuerza de vanguardia de la alternativa. Quizás no hoy, quizás no mañana, pero un día en el futuro esto llegará a un punto crítico».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies