¿Afrin derrotada? ¿Cuál es su futuro?
Una crónica de análisis y pronóstico, que nos alerta del aumento del riesgo de guerra civil. Un artículo en respuesta al diálogo y las reflexiones suscitadas en diversos círculos durante las movilizaciones de apoyo a Afrin.
Fuente: Kedistan
Autor: Ercan Aktaş
Fecha: 2 abril 2018
Tras dos meses de resistencia, el centro de la ciudad de Afrin ha sido ocupado.
Las fuerzas del YPG/YPJ no han iniciado una guerra urbana y la población del centro de la ciudad ha sido evacuada. Teniendo en cuenta la disparidad de las fuerzas militares y el silencio de los poderes mundiales, la guerra urbana hubiese originado grandes bajas entre los civiles y los miembros de la guerrilla. En estos meses las YPG/YPJ han perdido alrededor de diez personas cada día. El número de bajas entre los civiles es parecido. De haber continuado los ataques aéreos – y no había razón para que frenasen -, era inevitable que las pérdidas en el centro de la ciudad se multiplicasen. En solo dos días hubo 150 muertos civiles. No somos especialistas militares, no participamos en la guerra, así que lo único que podemos hacer es respetar la decisión de la dirección civil y militar que organiza la resistencia. Creemos que uno de los factores principales que se ha tenido en cuenta a la hora de tomar dicha decisión, ha sido la visibilidad cada vez más evidente del carácter multidimensional de esta ofensiva de ocupación. Siendo Afrin el eslabón más débil han iniciado la guerra allí, pero van a querer propagarla a lo largo de Rojava y el Kurdistán Sur.
Llegamos a dos conclusiones [En Demokrat Haber, en turco]: primero, el gobierno emprende un giro decisivo y para ello necesita una guerra. Y segundo, desde Kobanê en 2014, la preocupación no es vencer a los kurdos. Lo que pretenden es emprender una depuración étnica y religiosa, incluso si tienen que doblegarse y aceptar la creación de un pequeño Kurdistán. En cuyo caso les urge una contienda interior, o mejor dicho, varias contiendas exteriores. De momento parece ser que Rusia se ha asociado a ellos. Pero por otro lado habrá que debatir acerca de los intereses del Kremlin. Lo que es evidente es que ha finalizado el “clásico” régimen kemalista. La ideología del nuevo sistema es islamo fascista. Siguiendo la tradición islámica han entregado Afrin a la morralla para que rapiñe a gusto. Según los principios de la Yihad, los combatientes disponen de 3 días para saquear las regiones conquistadas. Y es exactamente lo que ha sucedido.
Bülent Kılıç AFP
De manera que ya no se considera musulmanes a los kurdos. Puede que este detalle no guste a las personas muy creyentes pero es la pura realidad. Desde el punto de vista del nuevo régimen los kurdos no son musulmanes sino zoroastristas, por lo tanto infieles. La mirada de Daesh y los árabes yihadistas es parecida. Desgraciadamente los primeros y más virulentos ataques de propaganda según la cual los kurdos son en realidad zoroastristas, es decir infieles, manaron de los islamistas musulmanes kurdos. Cuando esta tesis, que circula en la actualidad de boca en boca, salga a la superficie, o en caso de guerra civil, la sangre y los bienes de los kurdos islamistas serán considerados “halal” (permitidos), es algo que habrá que tener en cuenta. Este razonamiento se va filtrando poco a poco entre las masas. El presentador de Akit TV (medio de comunicación a las órdenes del régimen) pronunció la siguiente frase: “Si hubiésemos deseado matar civiles habríamos comenzado por Cihangir”*.
Nota de Kedistan: La frase completa emitida por Ahmet Keser de Akit TV fue: “¿Oye, para qué iba a ir el ejercito de la república turca a matar civiles allí? Si hubiésemos querido matar civiles nos bastaba con empezar por Cihangir, Nişantaşı, Etiler… Allí hay un montón de traidores, ¿verdad? Allí tienen su Gran Asamblea General”. (En Diken, en turco)
No ha pronunciado estas palabras gratuitamente. Este género de lenguaje pertenece a las conversaciones cotidianas que sostienen los medios islamo fascistas. Se están preparando para el genocidio, para la yihad. Se están armando, organizando y quieren eliminar a los kurdos, alevíes, las clases medias y superiores laicas, para después usurpar sus bienes. En las ciudades y pueblos anatolios, en los barrios obreros de las grandes ciudades se amontonan un odio y una hostilidad que acabarán por explotar. La izquierda no ha podido ganarse a estos extractos y clases, no ha sabido sensibilizarlos, lo que representa una vergüenza para todas las que se autoproclaman de izquierdas. Esas masas, que deberían estar con nosotros, acabarán por convertirse en nuestros asesinos.
Nos tenemos que tomar en serio la personalidad de Erdogan y analizarlo.
No se trata de un temperamento común y corriente. No podemos examinar su carácter basándonos en criterios ordinarios y oportunistas empleados en el marco político. Hay que tener en cuenta que se trata de un fanático desvinculado de toda racionalidad. Es el líder del nuevo régimen y emite una proyección sólida. Tal y como hemos precisado con anterioridad, Erdogan es ante todo su propio discípulo. Está convencido de ser un califa del Islam, un Mahdí [individuo guiado por Dios, que muestra el camino]. Nos consta que en el círculo de Erdogan hay cheijs y hodjas [eruditos islámicos] y él confía en su “ciencia”. En otra época Erdogan fue su discípulo, ahora son ellos los discípulos. Estos sabios le anuncian el futuro, utilizan métodos tales como el cálculo abjed [una especie de numerología basada en los “milagros matemáticos de Alá” según el Corán] y sigue sus consejos en cada paso que da. Esta creencia está muy enraizada en algunas escuelas coránicas. Se puede considerar como una versión islámica del principio de la Cábala, que sistematizó los métodos esotéricos antiguos. Erdogan consulta a sus eruditos antes de tomar cualquier decisión.
¿Por qué dijo: “La victoria de Afrin está próxima. Es la mojdah [buena nueva]?” Porque cree que el Mesías salvará el Islam y las denominadas mojdah son las profecías de la creencia según la cual una guerra reventará en la planicie de Amik, cerca de Hatay, en la frontera siria.
Erdogan es una especie de fanático. No cree en el Corán sino en un credo que estima que podemos alcanzar el conocimiento oculto por medio de números y cálculos…Por supuesto debatir acerca de “cuál es el verdadero Islam” no es de nuestro gusto, pero debemos comprender el fanatismo de Erdogan. Se trata de un individuo que se cree un Mahdi, dispuesto a ordenar topo tipo de masacres sin pestañear. Tal y como figura al comienzo de este texto el conjunto de las antiguas fuerzas integristas del antiguo régimen le han jurado lealtad. Han iniciado una guerra no con el objetivo de ganar, sino para no poder.
Se acerca una guerra civil. Resulta difícil evitarla.
Podemos plantear deseando sinceramente que no nos tomen por predicadores, que los kurdos deberían, en la medida de lo posible y a pesar de las amenazas, evitar a su vez un lenguaje y unas aspiraciones nacionalistas.
Las masacres y matanzas genocidas originan importantes transformaciones psíquicas, es cierto. Una madre, un padre, que ha visto su casa demolida, saqueada, cuyo hijo ha sido asesinado, tiene razón diga lo que diga, es comprensible. Pero los dirigentes y las personas juiciosas del pueblo kurdo, deberían poder actuar con sangre fría, frente a los arreglos de cuentas y los deseos de venganza.
Lo ideal sería no convertirse en “enemigos”, permanecer como mínimo “neutrales”.
Mañana todos necesitaremos con urgencia la solidaridad de los demás.
Qué importa si el 90% de los turcos siguen el ejemplo de los fanáticos, aunque solo sea por Afrin, debemos seguir comprometidos con los internacionalistas de todos los pueblos. Ell@s han pagado el precio por los riesgos que nosotros no hemos tenido el valor de asumir.