Vida y muerte en el alevismo
Komun Academy – Meral Çiçek – marzo 2018 – Traducido por Rojava Azadi Madrid
Recientemente ha muerto el historiador Etem Xemgîn, conocido por su trabajo sobre alevismo, mazdeísmo y zoroastrismo. La riqueza de sus investigaciones incluye un profundo trabajo sobre estructuras socio-económicas, tradiciones y costumbres entre los kurdos. Similar a otras en la región, la comunidad aleví, históricamente oprimida, ha sido víctima de las políticas de asimilación y genocidio de los estado-nación, entre las que se incluye la distorsión concienzuda de su historia y realidad. En este sentido, numerosas y diversas comunidades han sido referenciadas como “alevíes” en Turquía, pese a no tener mucho que ver unas con otras. Todavía hoy, trabajos académicos insisten en referirse al aleviesmo como un subgrupo “sincrético”, “heterodoxo” y “místico” del islam chií. Si bien es cierto que hay seguidores de Alí o el imamí, ramas chiitas del islam, entre quienes han sido referidos como “alevíes”, es obvio que otros, particularmente los alevíes qizilbash que se encuentran vivendo en las montañas entre los kurdos, son herederos de las filosofías naturalistas zaratustria/zoroastrista que tienen muy poco que ver con el islam. Etem Xemgîn fue uno de los primeros en romper con la tesis dominante de que “los alevíes son musulmanes”. Su investigación revolucionaria y su trabajo han influido en el renacimiento de la conciencia aleví y su emancipación de las políticas de asimilación turco-islámicas impuestas por el Estado durante el pasado siglo, y que continúa con la administración de Erdogan.
La siguiente entrevista con Etem Xemgîn fue llevada a cabo por Meral Çiçek en 2012 y publicada por primera vez en turco en el número 89 de PolitikART.
¿Cuál es el significado de las tumbas en el contexto de la memoria social?
La cultura de las tumbas es de hecho una cultura de historia. Esto se debe a que las tumbas, los lugares donde son depositados los ancestros para su descanso, constituyen el pasado de los pueblos. La conexión con el pasado de uno significa, en cierto sentido, la conexión con la historia de uno mismo. Quien no respeta estas tumbas no respeta su pasado. Quien no respeta y reclama a sus antepasados, no puede reclamar y defender su país y su historia. La lealtad a los antepasados y sus esferas de vida conforman una cultura. Pero cuando esta cultura desaparece, los lazos de las personas con su pasado, la conexión con su tierra natal, también desaparecen. No es un enfoque correcto hacia la fe o la vida. Nos dicen: “no es tu lugar de nacimiento, sino el lugar donde creces el que constituye tu país”. Bien, pero si pierdes tus lazos con tus ancestros, con tu pasado, ¿qué tipo de significado queda en la vida? Lo mismo ocurre con las sociedades. Los humanos pueden defender su futuro en la medida en que son conscientes de su pasado. Después de todo, los humanos piensan y resuelven sus problemas con su conocimiento y su experiencia. Por lo tanto, tanto nuestro pasado como nuestro futuro están escondidos en nuestras tumbas. Por ejemplo, Zaratustra dice: “Los ignorantes lo ven todo, pero los conocedores ven lo divino en todo lo que miran”. Los alevíes también dicen: “Si te conoces, tu rostro es divino (huda/xweda); si no te conoces a ti mismo, Dios/Verdad (Hak)* está lejos de ti” [nota del traductor: el término “Dios” se refiere a una noción de divinidad que difiere del Dios de las religiones abrahamánicas].
¿Qué tipo de rituales de entierro existen en la geografía habitada por los kurdos?
Hace mucho tiempo, en Mesopotamia, la gente no creía en el carácter evolutivo sino en el carácter transformador de la naturaleza. Se sostenía la idea de que todo constituía una fuente de alimento para otra entidad. Por ejemplo, los animales se comen unos a otros. Los humanos comen animales, pero los animales también comen carne humana. Transformación. Es por eso que los muertos eran dejados en las llamadas “torres de silencio”, unas limpias estructuras rocosas. Después de que las aves y otros animales terminaran de comer el cuerpo muerto, los huesos eran recogidos y enterrados, quizás después de dos años más o menos. Más tarde, cuando la gente se dio cuenta de que este rito traía enfermedades, comenzaron a enterrar a los muertos.
La cultura de la muerte es una cultura conectada a la fe. Cada fe o sistema de creencias tiene su propia forma de tratar a los muertos. Los cristianos rezan en sus iglesias, los judíos en sus sinagogas, los musulmanes en sus mezquitas. Hasta hace poco, los alevíes que vivía en las ciudades de Turquía solían llevar a sus muertos a las mezquitas. Por supuesto, esto dio lugar a numerosas contradicciones. Más recientemente, los muertos son llevados al cemevi.(1) Desde que el islam es la religión dominante en la zona, el alevismo se ha visto influenciado y frecuentemente reprimido por él. Así que incluso cuando los muertos son llevados al cemevi, los rituales de entierro pueden muchas veces parecerse a los rituales islámicos. Por ejemplo, a veces sucede que los dede(2)
llevan a cabo ciertas costumbres y luego recitan la “Fatiha” y oraciones del Corán. Por supuesto, estas cosas no son consideradas apropiadas por el alevismo. En mi opinión, el alevismo no tiene nada que ver con el islam. A causa de su cohabitabilidad, el islam y el alevismo seguramente se hayan influenciado mutuamente, pero sus valores fundamentales, sus actitudes, enfoques y formas de vida permanecen separados. Estamos hablando de dos creencias separadas, diferentes.
¿Qué tipo de filosofía de vida conlleva el alevismo?
En nuestro alevismo, existe la regla fundamental de los “cuatro secretos principales”, o cuatro elementos básicos. Estos son fuego, aire, agua y tierra. Constituyen la fuente fundamental de todas las existencias conocidas en el universo. Debido a que constituyen los fundamentos de la vida, se consideran sagrados y, por lo tanto, no deben ser contaminados de ninguna manera. Por ejemplo, no está permitido apagar un incendio soplando. Cuando éramos niños, nos decían: “no soples al fuego, herirá tus labios”. En tanto que el fuego es sagrado, el sucio aliento del cuerpo humano no debe ensuciarlo. De la misma manera, la tierra, el agua y el aire no deben contaminarse.
Como dijo Zaratustra, si la fuente de la vida no es pura, la vida en sí misma tampoco puede serlo. En la medida en que la fuente de vida de una cosa sea impura, su vida también lo será. Estos aspectos fundamentales provienen esencialmente de la creencia zaratustriana.
¿Qué opinas sobre el tema de la muerte?
En mi opinión, lo que se refiere a la muerte no es exactamente un final. Es la dispersión de una existencia organizada. El cuerpo humano es una forma de organización. Una organización organizada que surge de la unión y la acción de diferentes órganos en un solo lugar. Mientras cada órgano cumpla con sus deberes, la vida continúa. Pero una vez que estos órganos no hacen ya su trabajo, los otros órganos se ven afectados, se ven debilitados y, finalmente, esta organización se dispersa. Esta dispersión tan solo implica el fin de esta organización organizada, pero no significa el fin de la vida. Estas estructuras disueltas vuelven a su estado original para reorganizarse en nuevas existencias y entidades.
Por ejemplo, la estructura del cuerpo proviene de este secreto fundamental, a saber: el cuerpo que viene de la tierra vuelve a él. Todo lo que viene del aire, se vaporiza y vuelve al aire. El agua y la sangre en nuestro cuerpo se vuelven a unir con el agua. Lo que llamamos alma, es decir, el calor corporal y la energía vital, se vuelven a calentar. Esto viene del sol mismo. ¿Sabes cómo dicen que el alma viene de Dios? ¡Dios es el sol! De ahí es de donde viene el alma y a donde volverá. La cultura del fuego en la creencia zaratustriana tiene continuidad en el alevismo. Como el alma proviene de Dios, es pura, divina y forma parte de Dios. Esto se desarrolla cada vez más en el misticismo. La filosofía de “un bocado, un abrigo” [nota del traductor: este es un modismo para “lo suficiente para mantener el cuerpo y el alma juntos”], la filosofía de la no indulgencia, se basa en esto. En el corazón del misticismo está el deseo de permanecer tan puro como el alma, de volverse divino. Mantenerse tan puro como el alma que viene de Dios requiere dominio sobre las pasiones del cuerpo, que proviene de la tierra. Por lo tanto, uno debe abstenerse del deseo y la lujuria. La reclusión está relacionqda con esto. Retirarse durante 40 días con un solo bocado para comer se ve como una forma de enfocarse en el pensamiento divino. A los que alcanzan este estado los llamamos “santos”. En nuestras regiones, esta cultura aún prevalece. Algunos los llaman locos, otros los llaman pobres. No tienen posesiones, matrimonio o pasión. Tendrán un bocado para comer, si encuentran alguno. Son vistos como santos de alguna manera. Cuando mueren, sus tumbas son reconocidas como lugares de visitación. La gente tiene fe en ellos y así es como los ve.
Si la vida y la muerte están en un ciclo constante, ¿por qué la muerte es tan dolorosa?
La gente puede acostumbrarse a todo menos a la muerte. Esto es así pese a que la enfrentamos todo el tiempo y en todas partes. El ser humano se encuentra permanentemente entra la vida y la muerte, podemos morir en cualquier momento. Incluso cuando somos conscientes de ello, no logramos desarrollar familiaridad hacia la muerte, nunca la percibimos como algo normal, aunque la veamos como un aspecto de la naturaleza. La gente sufre una tristeza increíble, experimenta un gran dolor cuando pierde a un ser querido, a un miembro de la familia. Este es el motivo por el que se cantan los lamentos; durante días e incluso semanas, la gente se siente afligida tras la muerte. Es parte de la naturaleza humana. Nos adaptamos y nos acostumbramos a todo, excepto a la muerte.
Todo debe regresar a sí mismo. Es el caso de toda formación. Los humanos también son una formación. El fin de una formación no es equivalente al final de todo. Todo lo que regresa a su esencia continúa ahí su existencia. Eso es lo que determina el movimiento de la vida. El núcleo atómico más pequeño del universo está en un estado de movimiento debido al desequilibrio. La vida es estado de movimiento. En este universo, hay movimiento en todo lo que existe. En las piedras, en la tierra, en todas partes. Mientras esta vida siga, es la entidad humana que retorna a su esencia. Encuentra otra vez la vida en una nueva formación. Frente a la muerte, Zaratustra tiene una doctrina de vida eterna. Dice: “Eres la creación co-incidente de la unión de dos personas, vivir eternamente está en tus manos”. Vives mientras el valor que has creado continúe existiendo.
También dice “No estés triste, no llores durante los tres primeros días. Porque la partida del alma puede perder su camino durante esos tres días”. En la fe zaratustriana no se está de luto durante los tres primeros días de la muerte. En mi opinión, esto significa lo siguiente: el dolor de una persona que no ha llorado durante los tres primeros días tras la muerte de un ser querido es probable que se calme significativamente. Es menos probable que sufran mayor tristeza a partir de ese momento. Veo esta costumbre como una forma de reducir la violencia de la tristeza en los primeros momentos de experimentar la muerte de un ser querido. Dado que la muerte es un fenómeno natural, creo que el objetivo de Zaratustra es ayudar a las personas a manejarla de forma más madura.
(1) Nota del traductor: hay controversia entre alevíes sobre la autenticidad del cemevi como lugar de culto aleví, particularmente a la luz del intento del Estado de institucionalizar la comunidad aleví para facilitar su control y asimilación.
(2) Nota del traductor: los dede, autoridades espirituales masculinas alevíes contemporáneas, son consideradas por Etem Xemgîn entidades autoritarias y patriarcales que surgieron como resultado del misionarismo otomano, y que se desvían de los aspectos igualitarios de la filosofía aleví.