Turquía se opone a la opción democrática en Siria

Kurdistan au féminin – 27 agosto 2025 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
SIRIA / ROJAVA – El Estado turco se esfuerza por permitir que Hayat Tahrir al-Cham establezca un sistema reaccionario aún más represivo y excluyente que el baasismo, escribe el periodista kurdo Zeki Bedran en el siguiente artículo.
El Estado turco se esfuerza por permitir que Hayat Tahrir al-Sham (HTC o HTS) instaure un sistema reaccionario aún más represivo y excluyente que el baasismo, amenazando así el futuro y la democracia de Siria. Al mismo tiempo, Ankara busca eliminar las administraciones autónomas, que han construido sistemas democráticos, mediante complots y masacres.
La retirada del Gobierno de Damasco de las próximas negociaciones de París ilustra esta realidad. Está claro que Turquía exigió esta retirada y Damasco la aceptó. Estados Unidos y Francia son plenamente conscientes de esta dinámica. Turquía rechaza la presencia de una fuerza que incluya a los kurdos en las discusiones internacionales. Por lo tanto, Ankara ha apostado por el HTS, posicionándose en total oposición a los kurdos y negándose a cambiar de postura. Por su parte, el HTS no encarna un espíritu democrático. Rechaza el pluralismo y se aferra a un modelo de gobierno autoritario y centralizado, lo que le incapacita para resistirse a los planes de Turquía o afirmar su independencia frente a la influencia de Ankara.
La situación en Siria requiere una atención especial. En apariencia, la Administración Autónoma (DAANES) y las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) están negociando con Damasco. En realidad, es Turquía quien dicta sus condiciones, mientras que Damasco no es más que una autoridad subordinada a Ankara.
Damasco ha incluido ahora las elecciones legislativas en su agenda, anunciando que las votaciones no se celebrarán en Suwayda, ni en el norte y el este de Siria por razones de «seguridad». Sin embargo, en realidad, las regiones más seguras se encuentran precisamente en el noreste. Esta versión es una distorsión deliberada, destinada a allanar el camino para nuevos ataques.
Al igual que Damasco utilizó la «seguridad» como pretexto para enviar tropas a Suwayda y perpetrar masacres, ahora presenta las regiones autónomas como peligrosas. El verdadero objetivo es excluir del poder a las comunidades que se niegan a someterse (las que se han organizado y han adquirido conciencia política).
Aunque mantiene ciertos vínculos con la Administración Autónoma, HTS la ha excluido por completo de las discusiones sobre las elecciones. De hecho, HTS ha transformado el proceso en un simple sistema de nombramientos: de los 210 escaños parlamentarios, 70 deben ser asignados directamente por Ahmad al-Sharaa [Jolani]. No se trata de una elección, sino de una selección impuesta, una práctica que las regiones autónomas se niegan a aceptar.
Mientras tanto, la sociedad siria sigue desorganizada y profundamente empobrecida. El hambre, la pobreza y el desempleo han aplastado a la población. A esto se suman las masacres de alauitas y drusos y el clima de miedo que se ha creado, erosionando la capacidad de la sociedad para expresar sus reivindicaciones y ejercer su voluntad política.
El aparato mediático, antes controlado por el régimen baazista, está ahora bajo la autoridad de HTS. Las voces y perspectivas alternativas no pueden expresarse ni publicarse. En su lugar, HTS se dedica a incitar sistemáticamente al odio contra las regiones autónomas, así como contra los alauitas y los drusos, calificándolos de «traidores», «separatistas» o «agentes de Estados Unidos e Israel». Esta campaña, basada en la religión y el nacionalismo árabe, enfrenta a las comunidades entre sí y aviva deliberadamente las tensiones sociales.
Las elecciones se utilizan como cortina de humo para modificar el discurso y fabricar legitimidad. En realidad, no existen partidos políticos, ni ley electoral, ni fuerzas organizadas en libre competencia. Una comisión seleccionada por HTS se limita a declarar «elegidos» a determinados nombres. No se trata de democracia, sino de un nombramiento disfrazado de elección.
Sin embargo, tras el colapso de un sistema represivo como el baasismo, se dieron las condiciones para el arraigo de la democracia. En circunstancias normales, el pueblo debería haberse movilizado y haber invadido las plazas para reclamar la libertad, mientras que las fuerzas democráticas habrían entrado en la escena política en un clima de libertad y apertura. Sin embargo, ocurrió lo contrario.
La ONU y las potencias occidentales no deberían haber aceptado esto. La resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU estipula claramente que las elecciones deben celebrarse según unas normas precisas y con la participación de todas las partes implicadas. Sin embargo, esta resolución se ignora como si nunca hubiera existido.
Con su silencio, las potencias occidentales y la ONU permiten que Turquía manipule a HTS a su antojo. El Gobierno turco apoya sin reservas a HTS, empujándolo a imponer un sistema centralizado y autoritario. Ankara no solo se aferra a los territorios que ocupa, sino que también se entromete directamente en los asuntos internos de Siria, hipotecando así el futuro del país.
Turquía busca aniquilar la opción democrática en Siria, permitiendo que HTS imponga un sistema aún más duro que el baasismo y tratando de desmantelar las administraciones autónomas mediante conspiraciones y violencia. Lejos de resolver la sangrienta guerra civil en Siria, Ankara alimenta activamente las condiciones para una nueva guerra civil: busca enfrentar a los árabes contra los kurdos y sembrar las semillas de nuevas hostilidades.
Esta asociación entre Ankara y HTS no puede considerarse una simple relación bilateral. Cuando se incluyeron las negociaciones de París en la agenda, el ministro de Asuntos Exteriores turco se apresuró a viajar a Damasco, convocó a los ministros sirios en Ankara, impuso sus condiciones y obtuvo los acuerdos deseados.
Siria está gobernada bajo tutela turca. Es esencial que el pueblo sirio —y todas las fuerzas comprometidas con la democracia y la libertad— reconozcan esta realidad. (ANF)