Solidaridad revolucionaria: Rojava y la lucha internacional
El éxito de la revolución en Rojava y sus prácticas políticas ha provisto a los revolucionarios internacionales de una situación única, que muchos de nosotros no creíamos que llegaríamos a alcanzar en nuestras vidas. Esta oportunidad no sólo ha revitalizado a los que luchan contra la opresión en todo el mundo, sino que también ha planteado una importante cuestión: ¿cómo se relacionan los revolucionarios en sus propias ciudades con tal oportunidad? Desde Rojava Solidarity NYC, nos gustaría ofrecer una propuesta.
Rojava, una región autónoma del norte de Siria, el territorio revolucionario más grande del siglo XXI, ha proyectado las ideas anarquistas y comunistas a la vanguardia del discurso político y a la realidad pragmática y caótica de nuestra vida cotidiana. El fundamento político de la revolución, el confederalismo democrático, es una amalgama de prácticas anarquistas, comunistas y feministas, centradas en la ecología y profundamente arraigadas en la lucha de liberación kurda. Rojava ha estado luchando por sobrevivir contra Daesh (ISIS), al mismo tiempo que rechaza la organización estatal y pretende la implementación del autogobierno descentralizado.
Avanzando a partir del éxito de Rojava
Para los revolucionarios que no han tenido la oportunidad de presenciar tan enormes logros revolucionarios como en Rojava, ésta es una experiencia que muchos creyeron imposible ver hecha realidad en sus vidas. Las experiencias revolucionarias históricas, desde España hasta Ucrania, han sido muestras de proyectos aplastados o agotados hasta el punto de dejar de tener influencia. Las formas de organización política de Krongreya Star, PYD, TEV-DEM, YPG e YPJ -formaciones políticas que defienden políticas liberadoras- han logrado ser predominantes en la sociedad en que se insertan. Su visión política y estratégica ha superado y consolidado ganancias revolucionarias que muchos otros movimientos no han logrado alcanzar.
Como revolucionarios, estamos activamente comprometidos en la lucha contra las formas hegemónicas de poder y la construcción de nuevas formas de organización. El éxito y la naturaleza generalizados de Rojava son indispensables para nuestro proceso de aprendizaje. Desde las relaciones comunales hasta los consejos y las unidades de autodefensa, podemos valorar numerosas rutas potenciales por medio de las cuales crear comunidades liberadas en nuestra propia tierra, mientras aprendemos de sus posibilidades y errores.
Para los grupos que luchan dentro de uno de los estados más imperialistas y brutalmente capitalistas, una gran parte de nuestro trabajo es convencer a nuestros vecinos de que la autogestión funciona. A menudo, durante el curso de un proyecto, la gente nueva a nuestra política se ha mostrado escéptica con la practicidad del anarquismo, la toma de decisiones descentralizada y la organización anti-estatal. Hemos sido capaces de explicar cómo funcionan estos atributos en Rojava, lo que, a su vez, hace que nuestros objetivos organizativos sean más alcanzables a sus ojos. El modelo descentralizado de Rojava ejemplifica lo que es posible hoy y cómo la gente puede comenzar a establecer estos procesos revolucionarios en sus comunidades.
Cada revolución lucha con cómo lidiar con elementos contrarrevolucionarios. La revolución de Rojava se ha ocupado de forma razonable, pero sin concesiones, de los opositores políticos. También han sido capaces de controlar el flujo de los objetivos de los estados-nación, a pesar de sus continuos intentos por esquilmar los recursos de Rojava. Por el contrario, han sido capaces de aprovechar los objetivos políticos de otros estados para mantener los logros territoriales y revolucionarios. Éstas son lecciones esenciales para todos los revolucionarios.
Falso binario: El animador sin sentido y la solidaridad crítica
Académicos y revolucionarios bien intencionados han presentado una dualidad excluyente falsa. Según ellos, se puede ser un “ciego seguidor ferviente” o unirse a lo que se denomina “solidaridad crítica”. Según ésta última posición, la manera correcta de relacionarse con Rojava y, en cierta medida, con todos los proyectos revolucionarios, es analizar qué aspectos desaprobamos y denunciar expresamente tales atributos, que, presumiblemente, no se alinean con nuestra ideología.
El primer problema es que el concepto de «solidaridad crítica» trata de homogeneizar la región y pretende que pueda ser evaluada como una entidad uniforme. Si alguien es crítico de ‘Rojava’, refuerza el marco de evaluación de un pueblo mediante los términos de valoración de una estado-nación en lugar de una comuna, región o grupo específico. Esta práctica niega la naturaleza autodefinida de los grupos dispares que forman parte de la sociedad, niega la estructura organizativa básica de la comuna y niega la base misma del autogobierno. Esencialmente, socava los mismos aspectos revolucionarios de la sociedad que estamos tratando de afirmar.
El efecto más devastador es que estas denuncias públicas han sido explotadas por opositores políticos al proyecto revolucionario. Mientras Rojava está bajo el ataque del ISIS, también se enfrenta a bombardeos, asesinatos y embargo por parte de Turquía, así como a la oposición del gobierno sirio y el «Ejército Sirio Libre». Las fuerzas reaccionarias que no desean ver una región liberada junto a sus fronteras o, por ejemplo, la auto-liberación de las mujeres, están ansiosos por utilizar las fisuras entre los izquierdistas de occidente para socavar el apoyo a Rojava.
Aún mayores críticas se dirigen contra las organizaciones políticas y las milicias que defienden y difunden la revolución. Tales críticas, típicamente proveniente de personas que están mal informadas, son inequívocamente contrarrevolucionarias. Esos críticos, en lugar de informarse sobre el proceso revolucionario, conocer los grupos sobre el terreno, el movimiento miliciano o la fluidez y apertura del proyecto, se han encargado de socavar un movimiento frágil cuando lo más importante es reforzar sus logros. Por una vez, se ha establecido un territorio revolucionario que propugna su expansión a todo el mundo y llama al apoyo revolucionario, y actores de sillón deciden luchar contra él con la pluma, en lugar de plantear estrategias para avanzar juntos. Estos críticos deben ser completamente desechados.
Finalmente, y lo más obvio, la ausencia de crítica pública no equivale a insensatez. Más bien todo lo contrario. Como actores políticos, somos más conscientes de las condiciones que conducen a la descentralización y la expansión de los logros revolucionarios, y debemos ofrecer nuestro apoyo y defensa para trabajar para aquéllos con los mismos objetivos que nosotros. Los aspectos más liberadores de la sociedad, como las comunas y las organizaciones feministas, son proyectos con los que debemos desarrollar relaciones. Mientras se lleva a cabo esta lucha, en este preciso momento, se abre una oportunidad real para apoyar los éxitos de cada uno.
Una lucha compartida: solidaridad revolucionaria
Aunque hay varios defectos inherentes a la noción de «solidaridad crítica», el problema más flagrante es que no reconoce el tipo de compromiso más importante: la solidaridad revolucionaria.
Las conexiones entre pequeños grupos revolucionarios en diferentes ciudades dependen de la idea de que somos parte de una lucha compartida. Compartimos conocimientos, recursos y ayudamos a propulsar los objetivos de los demás, construyendo infraestructuras y redes fuera de las relaciones entre el Estado y el capitalismo.
Lo mismo aplica a una región profundamente comprometida con una revolución. La noción de «solidaridad» en sí misma es quizá un término demasiado débil para expresar la relación entre los grupos revolucionarios nacientes y una región que ya está practicando y experimentando con la organización social revolucionaria. En términos más concretos, a medida que amigos y compañeros viajan a la región, llegando incluso a dar su vida por su éxito, nuestras misiones se entrelazan.
Es nuestra opinión que la mejor y más importante critica debe reservarse para implementar la lucha en nuestros vecindarios . Miramos cómo funcionan las cosas en Rojava, hacemos conexiones con personas que están implementando estas prácticas sociales, aprendemos de ellas y evaluamos la mejor manera de que funcionen en nuestras propias luchas. Aquí es donde la crítica tiene sentido. ¿Cómo deben introducirse estas prácticas? ¿Cómo pueden ser más eficaces aquí? ¿Qué prácticas permiten la mayor autogestión y participación? Éste es el verdadero método de autocrítica y reflexión practicado dentro de cada organización revolucionaria en Rojava. De hecho, si no hubiera sido tan integral, puede que nunca hubiera pasado de una lucha marxista-leninista a otra de inspiración anarquista.
Es necesario un nuevo modo de relacionarse con una sociedad descentralizada, tanto para reconocer apropiadamente la autonomía del pueblo, como para el trabajo de difusión y refuerzo de las personas como tales, en lugar de sujetos tras un órgano de gobierno centralizado. Grupos, como la organización de mujeres Kongreya Star o las redes de jóvenes, se acercan a otros grupos de todo el mundo, recortando la burocracia innecesaria, artificialmente erigida por las fronteras nacionales. La conexión basada en el interés, la identidad y las intenciones revolucionarias compartidas es una forma esencial para construir movimientos transfronterizos y socavar la hegemonía de los estados-nación.
Mientras el surgimiento de la extrema derecha en todo el mundo amenaza con desestabilizar la sociedad civil en su turbulenta batalla por el poder mediante la violencia excluyente, se hace más importante impulsar soluciones revolucionarias en todo el mundo. Cuantos más éxitos tengan los antiautoritarios a nivel local, atrayendo más poder hacia el terreno, menos poder pueden ejercer los imperialistas y menos tendencias fascistas tendrán.
Muchas fuerzas reaccionarias no quisieran ver al proyecto social en Rojava tener éxito. Acelerar la lucha de nuevo en nuestro entorno ayudará a socavar el alcance internacional de los estados-nación y de las fuerzas fascistas a las que alimentan. El surgimiento simultáneo de movimientos sociales liberadores alrededor del mundo ayuda a asegurar la longevidad de todos. Como revolucionarios internacionales, las fronteras que separan nuestras masas terrestres, las lenguas con las que nacemos, la historia de nuestras respectivas áreas, no son diferencias inquebrantables que nos separan, sino cuestiones que hay que superar, o entender, con el fin de hacer avanzar la lucha todos juntos.
Compromiso internacional
Actualmente, revolucionarios internacionales anarquitas, socialistas y comunistas participan activamente en la lucha en Rojava. Están involucrados a nivel cívico, participan en las milicias, redactan informes para los que están en casa y entregan suministros. Al menos hay una alianza entre tales actores en el extranjero y en casa. Al viajar a un lugar peligroso, a menudo para arriesgar sus vidas al participar en combate, estos compañeros han demostrado su compromiso con el proyecto. Cuando estos combatientes vuelvan a casa, podrán poner sus conocimientos en uso para ayudar a seguir las luchas allí.
Lo que se ha confirmado muchas veces por los individuos y grupos que han viajado a Rojava, ya sea para informar sobre lo que está sucediendo, para participar en la lucha o para ayudar con proyectos cívicos, es que los objetivos de los revolucionarios internacionales y de los participantes en este experimento social son los mismos. El compromiso activo de los revolucionarios antiautoritarios es clave para el éxito de cualquier empresa revolucionaria. Esto podría significar viajar a la región para participar, o involucrarse activamente en la lucha al regresar a casa, o simplemente difundir un conocimiento exacto sobre las prácticas desarrolladas allí.
Rojava ha articulado un nuevo conjunto de herramientas, probado la eficacia del feminismo y demostrado cómo alcanzar el más alto nivel de humanización de las personas a través de una solución apátrida y la práctica anticapitalista. Este trabajo no sólo ha logrado avances importantes en la región, sino que ha llevado estas formas de organización a un grupo más amplio de la población, desde el Sistema Federal Democrático de Siria Septentrional a otras regiones en el extranjero. Este nuevo paradigma de la revolución ha rejuvenecido la lucha para grupos pequeños de anarquistas y antiautoritarios en las ciudades, para la resistencia indígena que se encontraba en riesgo por las empresas neoliberales o capitalistas, y para batallones armados de la guerrilla en todo el mundo. La longevidad de este modelo se basa en la conexión y el éxito de tales luchas en todo el mundo. Proponemos la solidaridad revolucionaria como la forma ideal de interactuar con el experimento social de Rojava, el nuevo paradigma revolucionario del siglo XXI.
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Fuente: KurdishQuestion
Autoría: Rojava Solidarity NYC
Fecha de publicación del original: 19/03/2017
Traducido por Rojava Azadî