Rojhilat Afrin: «Estamos en las negociaciones por mérito propio»

Kurdish Peace Institute – Meghan Bodette y Aras Yussef – 11 diciembre 2025 – Editado por Rojava Azadi Madrid
Esta entrevista es una publicación del Instituto Kurdo para la Paz en Qamishlo, que proporciona a los responsables políticos y al público en general información práctica y desde el terreno sobre cuestiones críticas a las que se enfrentan el noreste de Siria, la región de Oriente Próximo y el mundo. La entrevista ha sido traducida del kurdo y ligeramente editada para mayor claridad. La traducción al castellano ha sido realizada por Nodo Solidale y Tekio Kairós.
Instituto Kurdo para la Paz: Gracias por su tiempo y sus opiniones. ¿Puede presentarse y explicar el papel que desempeñan las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ) en las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) y en el norte y el este de Siria en general?
Rojhilat Afrin: Soy Rohilat Afrin, comandante general de las YPJ. También soy miembro del mando general de las SDF. Las YPJ llevan existiendo de alguna forma desde hace casi trece años, es decir, desde el inicio de la Revolución de Rojava. Si queremos hablar oficialmente, las YPJ existen desde hace 11 o 12 años.
Las YPJ se convirtieron en parte de la defensa de nuestra sociedad. Por primera vez, un ejército de mujeres fue capaz de plantar cara a una fuerza invasora y opresora. Dado que las YPJ se basan en el concepto de autodefensa, no hubo ninguna reacción social contra la participación de las mujeres en las fuerzas armadas. Esta sociedad siempre ha necesitado la capacidad de defenderse. Si miramos la historia, el pueblo kurdo y el pueblo sirio han pasado por muchas guerras, pero nunca se desarrolló ninguna fuerza que pudiera asumir la responsabilidad de la defensa de su tierra y su país. Ciertamente, la gente se alistó y se convirtió en soldados. Pero el servicio militar los separó de sí mismos, de su tierra, de su causa, de su sociedad. Sirvieron a los regímenes bajo los que vivían.
Las YPJ son importantes como fuerza armada, como modelo y por su impacto en la sociedad. Porque, ¿cuál es la necesidad más fundamental de las mujeres en todo el mundo? La autodefensa. Las YPJ se organizaron inicialmente en torno a esta idea y este principio, no en torno a las armas. Elegimos la autodefensa como objetivo, con la convicción de nuestro conocimiento y nuestra capacidad como mujeres.
La existencia de las YPJ en Rojava, en el noreste de Siria, es un soplo de aire fresco para todas las mujeres que sufren en el siglo XXI. No solo para las mujeres kurdas, no solo para las mujeres de nuestra región, sino para todas las mujeres. En muy poco tiempo, nuestro modelo, nuestro ejército y nuestras ideas se dieron a conocer en muchos países extranjeros. Nunca estuvimos en Estados Unidos. Pero nuestra perspectiva ha llegado a Estados Unidos. No estuvimos en Europa, pero nuestra perspectiva llegó a Europa. No estuvimos en otras partes de Oriente Medio, pero nuestra perspectiva se ha extendido por toda la región. En el siglo XXI, quedó claro que las mujeres y la sociedad necesitaban algo así. Esta necesidad llegó a todas las mujeres.
Nuestra sociedad kurda tenía cierta experiencia en esto. Muchas de nuestras amigas, vecinas y parientes habían ido a luchar, por ejemplo, con las YJA-STAR [el brazo armado femenino del PKK]. Esto existía. Abrimos los ojos a ello de esta manera: ¿A dónde fue esta mujer? ¿Por qué tomó las armas? Puedo decir que el nivel de organización militar de las mujeres en Kurdistán tuvo un impacto en nosotras. En particular, vimos que cada mujer que abandonó su hogar para luchar, que se fue a Irak, a Turquía, lo hizo para defender todo el Kurdistán y a todo el pueblo kurdo.
Con su motivación, su filosofía y su perspectiva de autodefensa, las YPJ lograron cerrar la puerta a un grupo como el ISIS durante los años más largos y oscuros de la guerra en Siria. El ISIS parecía imparable en todo el mundo. Pero aquí, una lucha librada bajo el liderazgo de las mujeres fue capaz de derrotar al ISIS. Esto no es algo normal. Quizás nos hemos acostumbrado a ello, porque vivimos en esta realidad, es parte de lo que somos. Pero en otros lugares, se convirtió en una historia, una leyenda, un tema de interés. ¿Cómo lo lograron esas mujeres? Puedo decirles cómo.
Nosotras, como YPJ, no empezamos con armas. Quiero destacar este hecho. Empezamos con la organización. Nuestra mayor arma al principio fue nuestra organización. De dos, tres, cuatro mujeres, pasamos a ser cientos y cientos.
Al principio, dijimos que las mujeres teníamos que estar allí, en las fuerzas armadas. Veíamos a diez hombres, veinte hombres, toda la academia militar, y entre ellos éramos quizás cuatro o seis mujeres. No había muchas mujeres en absoluto. Pero teníamos la convicción de que las mujeres teníamos que estar allí y hacer este trabajo, que nosotras, como mujeres, teníamos que unirnos. Y cuando la sociedad vio que teníamos un objetivo, que haríamos cualquier cosa para luchar por proteger nuestra tierra, nuestro pueblo, nuestras familias, empezaron a apoyarlo.
Así que puedo decir que las YPJ, tanto como ejército como filosofía, alcanzaron este nivel gracias a su capacidad de organización. Si no hubieran tenido esta fuerza organizativa, si no hubieran tenido una base filosófica y teórica, y si no hubieran elegido a los líderes adecuados, quizá no se habrían convertido en el ejército que son hoy. Estas cosas son fundamentales. Para convertirse en un ejército, se necesita un objetivo y una organización. En el siglo XXI, las mujeres de todo el mundo están aprendiendo a defenderse gracias a las YPJ. Nos hemos convertido en una inspiración para todas las mujeres, no solo para las de Kurdistán, Rojava o Siria. En cada época, los pueblos y las sociedades tienen algún tipo de necesidad y se desarrolla un liderazgo para satisfacerla. Ahora, podemos decir que las YPJ están desempeñando ese papel para las mujeres.
¿Puede dar un ejemplo concreto del impacto de las fuerzas exclusivamente femeninas en la seguridad, la gobernanza o la sociedad? Es decir, ¿qué cosas hacen las YPJ que las unidades masculinas o mixtas no podrían hacer o no harían tan bien?
Le contaré una historia que he compartido muchas veces. Abrimos nuestra primera academia para mujeres en Afrin. Queríamos que las mujeres aprendieran a defenderse en todos los aspectos. En el programa, por ejemplo, dijimos que las mujeres tendrían que hacer ejercicio para desarrollar su fuerza física. Las mujeres también tenían que aprender a desarrollar su fuerza mental a través de la educación política e ideológica. Y, en tercer lugar, habría educación militar. Tenían que aprender a utilizar la tecnología que tendrían en sus manos. Nunca se nos ocurrió empezar con las armas. Antes de tomar las armas, las mujeres tenían que comprender la política, la ideología y la filosofía.
Reunimos a un grupo de entre 30 y 35 mujeres. Entre ellas había una madre que debía de tener unos 50 años. Era de Amude. Al principio, discutimos entre nosotras si sería capaz de participar en todas las actividades de la academia. Hablamos con ella y le dijimos que tendríamos que rechazarla: el programa era difícil, las condiciones en la academia eran duras y nos preocupaba que fuera demasiado para ella. Por supuesto, ella nos dio una lección allí mismo. «¡Quiénes son ustedes para echarme de esta formación!», respondió.
La filosofía nos dice que lo primero que hay que hacer es conocerse a uno mismo. Esta madre, que nos preguntó quiénes éramos nosotras para detenerla, que dijo que ella también quería aprender a luchar, sabía quién era, y ese día nos dio a todas una lección de autodefensa. Dijo que no se iría de la academia hasta que aprendiera a usar su arma, y con esa determinación, no se fue. Nuestra fuerza y capacidad organizativa como YPJ proviene de mujeres como ella.
La autodefensa es la parte más importante de la civilización. No solo es necesaria cuando una sociedad está en guerra. Las amenazas provienen de la naturaleza, de los animales, de otras personas, de cualquier lugar; hay que ser capaz de proteger a la sociedad de cualquier peligro. Hoy en día, vemos que las personas menos protegidas de la sociedad son las mujeres. Las mujeres se enfrentan a la violencia doméstica, a las violaciones, a la desigualdad, y se las menosprecia cuando piden que se ponga fin a la injusticia. Algunos ataques contra las mujeres pueden no ser físicos, pero la base de la violencia física es la idea de que alguien es inferior. Si se niegan e ignoran tus derechos, tu cuerpo, tu idioma, tu cultura, tu opinión, puedes ser atacada.
Las YPJ han cambiado ese statu quo. Decimos que, dondequiera que una mujer se enfrente a la violencia —en su casa, por parte de delincuentes en la calle, por parte de una mentalidad que niega a las mujeres la igualdad humana—, debe poder defenderse.
Empezamos nuestro trabajo sobre esta base. Y, por supuesto, en última instancia, si hay un ataque de un enemigo extranjero, también debe tomar las armas y defenderse. Antes, las mujeres podían haber abandonado sus hogares y comunidades, haber dejado esta región y haberse ido a otras partes del Kurdistán para luchar. Quizás su lucha no tuvo tanto impacto en la comunidad en general. Pero las YPJ son diferentes. Defendimos nuestra sociedad desde dentro. No esperamos a que nadie viniera de fuera a salvarnos. Y, por supuesto, si esto no estuviera conectado con una ideología y un objetivo, no habría sido posible. Esta conexión, esta base, es la razón por la que nadie ha podido destruir nuestra organización en doce años. El papel de las YPJ se hizo evidente por primera vez en la guerra contra el ISIS y ha continuado hasta hoy.
La caída del régimen de Assad en Siria en 2024 y la llegada de fuerzas islamistas radicales hicieron que todo el mundo se preguntara: ¿cuál es el futuro de las YPJ? No solo las YPJ, sino también el pueblo, todo el norte y el este de Siria, el sistema autónomo de aquí. ¿Cómo podríamos vivir bajo su dominio? Ahora se enfrentan en Siria dos sistemas muy diferentes. Uno es un sistema duro y fundamentalista. El otro, nuestra administración, se basa en la voluntad de nuestro pueblo.
Tal y como lo describes, Siria está ahora dividida entre dos sistemas políticos muy diferentes. Estos dos sistemas han estado trabajando para unirse bajo el marco del acuerdo de integración del 10 de marzo de 2025 firmado por el comandante en jefe de las SDF, Mazlum Abdi, y el presidente sirio, Ahmed al-Sharaa. En general, ¿cómo avanzan las conversaciones de integración? ¿Cuál es el papel de las mujeres y las estructuras de mujeres en ellas?
Ha pasado un año desde la caída del régimen. Ha habido muchos cambios en ese tiempo. Una vez más, personas inocentes se convirtieron en víctimas de la guerra. Por ejemplo, ha pasado un año desde que los desplazados de Afrin fueron expulsados de Shehba. El Estado no se ve tan afectado. Cuando la gente es atacada, asesinada, obligada a emigrar, el Estado no escucha.
Ahora, la gran pregunta es esta. La fuerza que ahora domina Siria tiene un pasado como entidad radical que devastó y oprimió a personas inocentes. Proviene del yihadismo, de Al Qaeda. A partir de ahí, ¿adónde ha ido y adónde irá? ¿Cómo llegó al poder? ¿Quién la apoyó? ¿Cómo se ha legitimado tanto?
Tenemos que entender esto. Aunque, por supuesto, cuando cualquier fuerza se convierte en un Estado, nadie presta mucha atención a lo que pudo haber sido antes. Hace 60 años, se creó un sistema centralizado en Siria. El pueblo sirio sufrió de todas las formas imaginables a causa de este sistema. Ahora, con la llegada del gobierno de transición de Sharaa, debemos examinar esta historia.
La comunidad internacional también puede evaluar la situación. Por nuestra parte, como Norte y Este de Siria, las SDF y las YPJ hemos participado en muchos diálogos y negociaciones. El resultado más importante de estos compromisos fue el “Acuerdo del 10 de Marzo”. Este acuerdo se alcanzó sobre la base del principio de que esta sociedad, este componente, su lengua, su cultura, sus derechos y su existencia serán reconocidos en la Constitución.
La garantía más importante para cualquier sociedad son los derechos constitucionales. Si una comunidad, un pueblo, una lengua o un componente no están reconocidos por la Constitución, su existencia en su país se ve amenazada. Si no tienes presencia en las asambleas y los parlamentos, no existes.
Ha habido muchos cambios en el siglo XXI. El propio gobierno de transición no oculta lo que solía ser. Primero fue el Estado Islámico, luego Al Qaeda, Al Nusra, luego HTS, y HTS ha llegado a convertirse en un gobierno, un Estado. Eso es un cambio, y es un cambio que no puede ser meramente cosmético. El mundo debe creerlo. Si quieren alejarse de una historia tan oscura y convertirse en los representantes de una república, entonces tienen que reconocer los derechos de todos los componentes.
Durante trece años hemos librado esta lucha. Muchas personas han dado su vida. Podemos decir que ha habido un cambio, que el antiguo sistema ha sido destruido, pero eso por sí solo no es suficiente. Estamos preparados para vivir en una Siria unificada, pero debe ser una Siria democrática. Esta Siria democrática debe proteger los derechos de todos sus pueblos: kurdos, árabes, sirios, musulmanes, cristianos, drusos. Y la mejor garantía de esta protección es el reconocimiento de todos los componentes en la Constitución. La integración comienza aquí.
Al principio, dijeron que cada soldado de las SDF debía unirse al ejército uno por uno. Pero las SDF no pueden unirse a este ejército como individuos. Les dijimos: «De acuerdo, estamos dispuestos a unirnos al ejército, pero ¿a qué ejército quieren que nos unamos? ¿Existe algo llamado Ejército en Siria? ¡No! Hay más de 100 milicias. Cada uno forma su grupo y le da un nombre. Abu Amsha tiene una milicia, Abu Shaqra tiene una milicia, Hamzat tiene una milicia. ¿Se puede llamar a eso un ejército?
En toda Siria, el único ejército que tiene estructura, experiencia y capacidades es las SDF. Durante trece años, esta fuerza luchó contra el ISIS, contra las potencias extranjeras que nos atacaron. Decimos que las SDF pueden ser un modelo para el ejército sirio. ¿Por qué eso perjudicaría a Siria? No perjudicará en absoluto la unidad de Siria. Las SDF están aquí hoy, pero mañana podríamos proteger Damasco. Podríamos proteger Alepo, Suwayda o la costa. El modelo de las SDF puede ser un modelo para el nuevo ejército sirio. Cuando decimos esto, no estamos diciendo que Siria deba dividirse o que queramos vivir separados. No decimos que tengamos que ser independientes. Lo que pedimos es una Siria democrática que reconozca los derechos de todos sus componentes.
En cuanto a la integración, empezamos juntos, pero aún no hemos llegado a un acuerdo. Recientemente, hubo algunos debates sobre cómo podríamos organizarnos como parte del nuevo ejército. Pero la cuestión fundamental son las garantías constitucionales. Cuando las tengamos, podremos hablar de las SDF, de nuestras instituciones, de todo.
La época en la que vivimos exige que todos cambien. En Siria, el antiguo sistema cayó. Ya no vivimos en la era anterior a 2011. Cuando Assad estaba en el poder, tenía un Estado centralizado. Ese Estado fue destruido. Si el mismo sistema centralizado intenta reconstruirse con un color diferente, eso no es un cambio real.
Todo esto quiere decir que sí, se están llevando a cabo negociaciones, pero aún no hemos acordado medidas prácticas que tomar juntos. Sobre la mesa, todo está aprobado, pero una vez que nos levantamos de la mesa, la situación sigue siendo la misma. Lo vemos especialmente por parte del gobierno de transición. Permítanme repetirlo: nuestro objetivo no es la división de Siria. Nuestro objetivo es una Siria democrática. Si se fijan en las SDF, verán que han creado un ejército que incluye a todos los componentes. Las YPJ también son así. Mujeres de todos los componentes sirios se han unido a las YPJ. Podemos poner esta experiencia al servicio de toda la sociedad siria. Por ejemplo, cuando el ISIS estaba en Deir Ezzor, no dijimos «Deir Ezzor es una región árabe, no iremos allí». Luchamos contra el ISIS dondequiera que fuera y dimos miles de mártires por hacerlo. Raqqa tampoco es una ciudad kurda. Nuestras fuerzas, nuestras ideas y nuestros objetivos unieron a personas de todos los componentes y protegimos juntos todo el norte y el este de Siria.
Usted ha dicho que algunos puntos se han debatido en las conversaciones de integración, pero aún no se han puesto en práctica. Nos gustaría preguntarle sobre la situación de las YPJ en este contexto. Algunas fuentes han afirmado que el Gobierno de transición está dispuesto a permitir que las YPJ se unan al ejército como brigada especial. Otras afirmaciones sugieren que Estados Unidos ha respaldado la posición de las SDF sobre la integración de las YPJ. ¿Son ciertas estas afirmaciones? ¿Y qué puede decirnos sobre las condiciones de las YPJ para participar en el nuevo ejército?
Desde la caída del régimen hasta hoy, las fuerzas de la Coalición han desempeñado un papel mediador.
Nadie puede negarlo. Se han celebrado muchos diálogos con su mediación. Pero estamos en la mesa gracias a nuestros propios logros. Nuestros éxitos, nuestra fuerza y nuestro poderío, el esfuerzo de esta sociedad… Sin eso, no estaríamos en estas negociaciones. Durante años, hemos mantenido una relación con la Coalición en el contexto de nuestra lucha conjunta contra el ISIS. Esto ha creado una verdadera amistad y comprensión. Pero los logros de esta revolución son los que nos han llevado a la mesa.
Nosotros, como YPJ en particular, estamos presentes en las negociaciones gracias a lo que hemos logrado. Todos nos decían que no sería posible, que no nos aceptarían. Pero no estamos negociando a título personal. Traemos con nosotras los logros de una revolución. Los que se sientan frente a nosotras pueden verlo. Por esta razón, y tal vez ya lo haya dicho antes, el cambio es una condición de nuestro tiempo. Este régimen tiene que cambiar. Ahora, porque estamos en la mesa de negociaciones, todo el mundo nos pregunta si nos han aceptado. Sin esta experiencia, sin estos logros, ni siquiera habríamos llegado a la sala. No creemos que merezcamos estar en la mesa solo por ser mujeres. Pero si formamos parte de esta revolución, ¿por qué no íbamos a formar parte de las negociaciones? Hemos participado desde el principio hasta el final. Es un derecho perfectamente natural. No quiero entrar en el tema de las brigadas y las divisiones, porque eso es una conversación, no un acuerdo. No sería apropiado que dijera nada concreto ahora. Pero hemos planteado la idea de que las YPJ deben mantener su autonomía. Hoy en día, ni siquiera estamos totalmente integradas en las SDF. Por supuesto, cuando hay un interés general, si esta tierra es atacada, trabajaremos juntas para servir a nuestro pueblo. Pero, por lo demás, tenemos nuestro propio mando, nuestros propios centros, nuestras propias instituciones, y nos organizamos y educamos dentro de ellas. De esta manera, protegemos nuestra autonomía. Las que toman las decisiones y los cambios institucionales en nuestras fuerzas son el Mando de las Mujeres. El Mando General de las SDF no puede cambiar esto. El comandante Mazlum puede ser el comandante general de las SDF, pero no puede obligarme a hacer nada. No puede hacer ningún cambio en nuestras fuerzas femeninas ni enviarme a un puesto diferente. ¿Quién puede hacerlo? El Mando de las Mujeres. Esto significa que protegemos nuestra autonomía y libertad. Todo el mundo tiene que saberlo. Nuestra opinión como YPJ es que debemos defender este estatus. Debemos tener un lugar en el sistema militar. Nos organizamos tanto horizontal como verticalmente. Por ejemplo, también tenemos una fuerza social, nos organizamos en la vida civil. Existimos como una fuerza autónoma dentro de la estructura de las SDF, pero también hay mujeres en unidades de las SDF que no pertenecen a las YPJ; no es un ejército solo para hombres. Durante trece años hemos defendido este país, pero nadie en Homs, Hama, Suwayda o la costa había oído hablar de nosotras. Todo el mundo fuera de Siria, en Estados Unidos, Rusia, Europa, sabía que existían las YPJ, pero, por desgracia, dentro de Siria, las mujeres sirias no nos conocían. Pero ahora que el régimen ha caído, las mujeres de todas las partes de Siria pueden vernos y muchas quieren organizarse como nosotras. Por lo tanto, las YPJ se protegerán a sí mismas como una fuerza femenina autónoma en el noreste de Siria. Cuando lleguemos a un acuerdo con Damasco, las YPJ podrán desempeñar un papel en toda Siria. Pero mantendremos nuestro estatus especial. No renunciaremos a nuestra existencia ni a nuestra organización. La necesidad de autodefensa no desaparece solo porque nos acerquemos a la paz. Quizás no volvamos a enfrentarnos al mismo enemigo, pero podría haber ataques. Hay que estar preparadas. Especialmente las mujeres: las mujeres no pueden permitirse prescindir de la capacidad de autodefensa, ni en tiempos de guerra ni en tiempos de paz. Esta es nuestra opinión como YPJ.
Usted misma ha participado en las conversaciones de integración con Damasco. Muchos altos funcionarios del gobierno de transición provienen de un entorno islamista radical, mientras que usted representa un movimiento radical por la autodeterminación y la liberación de las mujeres. ¿Cómo se dirigen a usted y a otras mujeres líderes de las delegaciones de la DAANES y las SDF? ¿Cree que la experiencia de negociar con mujeres de la DAANES y las SDF podría estar cambiando su opinión sobre el papel de la mujer en la nueva Siria?
Están tratando de cambiar su imagen. Como resultado, cuando se relacionan con nosotras, no ocurre nada inusual. Todo se desarrolla dentro del protocolo normal. Cuando les saludamos, por ejemplo, algunos nos dan la mano y otros no. A partir de esto, como mujer, se puede entender que provienen de un entorno bastante estricto. Sin embargo, en última instancia, hay un enfoque muy pragmático que tiene un impacto en las discusiones y en la situación general. Se puede observar un ablandamiento en su retórica cuando discutimos temas con ellos. Pero en la práctica, cuando nada cambia, se puede ver su radicalismo. Nos han hecho muchas peticiones que hemos cumplido. Más recientemente, en lo que respecta a la integración militar, les presentamos nombres e ideas. En los medios de comunicación, nos acusan de retrasar las conversaciones. Pero, en realidad, son ellos los que ralentizan las negociaciones y se niegan a responder a nuestras propuestas. Si este Gobierno es capaz de creer en la existencia de todas las religiones, lenguas y comunidades de Siria, si puede darse cuenta de que este pluralismo existe, entonces Siria puede ser un país democrático. Muchos sirios árabes suníes, que son la mayoría del país, tampoco aceptan esta mentalidad excluyente. No es solo una cuestión de minorías religiosas o étnicas. Si el Gobierno de transición es capaz de cambiar y aceptar las realidades del siglo XXI y las necesidades de la sociedad, Siria vivirá en paz. Si no puede cambiar, solo verá crisis mayores. Voy a decir algo importante aquí: este Gobierno no es completamente independiente. Hay muchos países extranjeros que quieren influir en las conversaciones de integración. No quiero nombrarlos aquí. Si Siria quiere ser un país para todos los sirios, estas fuerzas extranjeras deben dejar de intentar influir en las negociaciones. Dejemos que el Gobierno de transición comparta sus propias opiniones, libre de la influencia de opiniones externas. Está claro que el gobierno está bajo la presión de fuerzas extranjeras. Sin esto, un acuerdo podría haber sido más fácil. Nosotros [los predecesores de las Fuerzas Democráticas Sirias y el Gobierno de transición] luchamos unos contra otros en 2012 y 2013, pero hoy estamos dialogando. Esto no es algo nuevo en el mundo. Quienes libran las guerras más brutales entre sí se unen para hacer la paz. En muchos países europeos, como Suiza, conviven muchos pueblos, y cada uno de ellos tiene sus derechos. A veces pueden ser menos de un millón, pero obtienen sus derechos de todos modos. ¿Por qué no podría Siria hacer lo mismo? ¿Qué daño causaría que lo hiciera imposible? Este Gobierno debe escuchar la voz del pueblo, no las influencias extranjeras. De esta manera, podremos construir juntos una Siria pacífica y democrática.
Muchas personas aquí dicen que Jabhat al-Nusra se negó a hablar con las combatientes de las YPJ durante los enfrentamientos y negociaciones de 2012-2013 a los que usted alude; al parecer, exigían negociar con hombres. ¿Qué puede decirnos al respecto?
Sí, es cierto, en aquel entonces no querían hablar con nosotras. Ahora, debido a todo lo que ha cambiado, tienen que hacerlo. Pero, ¿sabes?, incluso en 2012, cuando estaba en Afrin, me senté con ellos en más de una ocasión. Era en secreto, por supuesto, pero mantuvimos un diálogo, aunque al final ellos preferían hablar con hombres.
¿Hay algo más que quieras añadir?
En cualquier país, revolución o proceso de paz, si las mujeres no están presentes, no es posible encontrar una solución. Nuestra revolución lo ha demostrado. Las mujeres que no podían salir de sus casas sin permiso ahora pueden dedicarse a la política, la diplomacia y el trabajo cultural. Esta libertad no existía antes. Pero nuestra mentalidad y nuestro sistema han creado una confianza y una convicción reales. El liderazgo de las mujeres es el aspecto de esta revolución que más interés ha suscitado. Tanto en la guerra como en la diplomacia, si las mujeres organizadas no están presentes, no llegaremos a una solución. El siglo XXI será el siglo de las mujeres, y las soluciones a sus problemas se pueden encontrar con el liderazgo de las mujeres. En un lugar donde las mujeres pueden organizarse y liderar, el éxito es posible. Pero los lugares donde se niega la existencia, las voces y las opiniones de las mujeres se encaminan hacia la destrucción. Nuestra revolución ha alcanzado hoy un cierto nivel. Mañana podrían cambiar muchas cosas. Podría existir con un nombre diferente o un sistema diferente. Nuestros objetivos no cambiarán, pero muchas cosas que han existido hasta hoy podrían ser muy diferentes. Porque este proceso, este momento, este siglo es una época de cambios. Pero lo importante es que no nos desviemos del camino de quienes defendieron la democracia, el pluralismo y todos nuestros valores.