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Premios Nobel demandan saber sobre el líder kurdo Abdullah Öcalan

Foto: A/D.

La Tinta – Leandro Albani – 5 agosto 2024

El fundador del Partido de los Trabajadores de Kurdistán está encarcelado en la isla-prisión de Imrali, en Turquía, desde 1999. Casi setenta ganadores de los Premios Nobel demandan al Estado turco que permita una comunicación directa con el líder kurdo, que se encuentra en total aislamiento desde 2021.

Un total de sesenta y nueve personas ganadoras de los Premios Nobel denunciaron la situación crítica que vive el líder kurdo, Abdullah Öcalan, encarcelado en la isla-prisión de Imrali, en Turquía, desde 1999. A finales de julio, los y las galardonadas enviaron una carta al Comité de Ministros del Consejo de Europa (CE), al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), al Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) y al Comité de Derechos Humanos de la ONU.

En la misiva, difundida principalmente por medios de comunicación kurdos, se reclamó que el Estado turco cumpla con sus obligaciones de proteger los derechos del fundador, en 1978, del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). La última comunicación que Öcalan tuvo con el exterior de Imrali fue el 25 de marzo de 2021, cuando pudo hablar brevemente por teléfono con uno de sus hermanos. Desde ese día, no se sabe nada del líder kurdo, por lo cual el Movimiento de Liberación de Kurdistán ―donde confluyen cientos de organizaciones, entre ellas, el PKK― realiza diferentes manifestaciones, acciones y actos para que se conozca en qué condiciones se encuentra Öcalan. En Imrali, junto al líder kurdo, se encuentran otros tres presos políticos.

En la carta, se manifestó la “preocupación constante y cada vez mayor por las condiciones” que sufre el líder kurdo, pese a los intentos de sus familiares y abogados para tener acceso a visitarlo. En una referencia directa a las instituciones a las que está dirigida la misiva, los y las Premios Nobel apuntaron que “las décadas de encarcelamiento de Öcalan y las diversas violaciones de sus derechos por parte del gobierno turco durante su encarcelamiento no son una novedad para ustedes”.

En el texto, recordaron que, pese a que los representantes legales de Öcalan “pudieron finalmente reunirse con él cinco veces en 2019, probablemente debido a las huelgas de hambre (realizadas en Bakur, Kurdistán turco) y la presión internacional, fueron las primeras reuniones de este tipo desde 2011”. Pero, desde entonces, remarcaron en la misiva, sus abogados no tuvieron acceso a su representado.

Las personas premiadas con el Nobel remarcaron que la actual preocupación no solo surge del aislamiento al que es sometido Öcalan y a la violación de sus derechos básicos, sino también “de la aparente falta de esfuerzos significativos realizados en su favor por las entidades europeas aquí abordadas, así como por el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”. En la carta, se recordó que los derechos del líder kurdo están garantizados por la Constitución de Turquía y la propia legislación interna del país, gobernado por el presidente Recep Tayyip Erdogan. Además, la República turca adhiere al derecho internacional, el cual no se cumple entre los muros que rodean Imrali.

En 2022, por pedido de los abogados de Öcalan, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ACNUDH) instó a Turquía a poner fin a la detención del líder kurdo en régimen de incomunicación y permitirle el acceso inmediato y sin restricciones a las comunicaciones con sus representantes legales. Hasta el momento, ni el gobierno turco cumplió con esta demanda ni ACNUDH tomó alguna medida al respecto.

En la carta, se advirtió también que el CPT tuvo acceso a la prisión de Imrali en varias ocasiones, por lo cual el organismo redactó treinta informes sobre las condiciones en la isla-prisión. “A pesar de ello, no está claro qué impacto han tenido sus visitas e informes en el trato dado a Öcalan ―alertaron los y las firmantes del texto―. Por ejemplo, aunque el CPT anunció que había visitado la prisión en septiembre de 2022, en una reunión posterior con sus abogados, se negó a proporcionarles información alguna sobre la visita”.

Recién en febrero de este año, el CPT confirmó que sus enviados habían visto y entrevistado a Öcalan y a los otros tres presos políticos recluidos durante la visita en 2022. Pero debido a su legislación interna, el CPT solo puede publicar sus informes si lo autorizan los gobiernos de los países visitados, algo que la administración de Erdogan prohibió hacer.

Ante la insistencia de la agencia de noticias ANF de entrevistar a un miembro del CPT, el secretario ejecutivo del organismo, Hugh Chetwynd, accedió a contestar un cuestionario por escrito. El funcionario aseguró que el comité “mantiene un diálogo constante con las autoridades turcas, pero este diálogo sigue siendo confidencial. Sin embargo, es importante destacar que, en 2019, y al igual que durante las visitas anteriores, la delegación no recibió ninguna denuncia de malos tratos a los presos por parte de los funcionarios de prisiones en la prisión de Imrali. Por el contrario, todos los presos indicaron que fueron tratados correctamente por el personal”.

Chetwynd también afirmó que el CPT “sigue muy de cerca” la situación de Öcalan y de los otros tres prisioneros políticos en Imrali, y que el organismo internacional reconoció, en 2019, “que todos los presos” en la isla turca “permanecían en régimen de aislamiento la mayor parte del tiempo (es decir, 159 horas de las 168 horas semanales, incluidas 24 horas diarias los fines de semana). En opinión del CPT, tal estado de cosas no es aceptable”.

En otra carta de julio de este año, pero dirigida al presidente Erdogan, los y las galardonadas le demandaron al mandatario turco alcanzar “de nuevo un camino de paz”. “Creemos que usted cree que la paz es posible, aunque todos sabemos que no es un camino fácil. Usted lo demostró con las conversaciones de Oslo (2009-2011) y el proceso de Imrali (2013-2015) durante los cuales, bajo su dirección y supervisión, representantes del gobierno se reunieron y debatieron las posibilidades de reconciliación con Abdullah Öcalan. Aunque de esas conversaciones no surgió la tan deseada posibilidad de paz, ello no significa que la paz y la reconciliación sean imposibles”.

En la misiva, además, le solicitaron a Erdogan reavivar “los esfuerzos que comenzó con las conversaciones de Oslo y el proceso de Imrali, y envíe a sus representantes para iniciar nuevas conversaciones con Öcalan y que ponga fin a su aislamiento en la isla de Imrali”.

En junio de 2023, Cengiz Yurekli, uno de los abogados de Öcalan, firmó un extenso informe sobre la situación en Imrali, una isla declarada por el Estado turco como “zona militar restringida”. Yurkli describió que “las visitas, la correspondencia y todos los asuntos similares están sujetos a un régimen y un procedimiento de permisos que no están anclados en la legislación. Durante diez años y nueve meses, Öcalan fue el único preso en Imrali. Sólo tenía derecho a una hora diaria de acceso al aire libre y sólo disponía de un único canal de radio. Durante este tiempo, no tuvo otros presos con los que contactar ni televisión. Luego, otros convictos fueron trasladados a la prisión de İmrali. Hoy en día, son cuatro en total. Según los datos del CPT, se les permite reunirse cinco horas a la semana, una hora al día. El resto del tiempo, es decir, 23 horas al día entre semana y los fines de semana al completo, lo pasan absolutamente solos en sus celdas”.

En 2003, el TEDH dictaminó que Öcalan no tuvo un juicio justo. Dos años después, la Gran Sala del tribunal europeo confirmó la sentencia referida al caso del líder kurdo. Entre finales de 2008 y el 2015, el propio Öcalan participó en conversaciones de paz con el gobierno turco para encontrar una solución a la “cuestión kurda”, ya que ese pueblo es negado y perseguido sistemáticamente por el Estado turco desde su creación. En todas las ocasiones, el Ejecutivo turco hizo volar por los aires las conversaciones, lo que fue seguido por un recrudecimiento de la represión contra partidos políticos y organizaciones sociales y civiles kurdas.

Mientras el silencio rodea a la isla de Imrali y a los presos políticos que respiran tras sus rejas, miles de kurdos y kurdas se movilizan semanalmente exigiendo a Turquía un diálogo directo con su líder. Para Erdogan, el pensamiento, la acción y la palabra de Öcalan siguen siendo sus enemigos más peligrosos.

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