¿Peligra el sueño de Rojava? Entrevista con Dilar Dirik
Fuente: LobeLog
Autor: Giuseppe Acconcia
Fecha: 27 julio 2018
Traducido por Rojava Azadi
En 2011, a medida que se extendía el levantamiento en Siria, los kurdos que vivían en las provincias del norte del país se organizaron para defender sus barrios y prestar servicios sociales. Los «comités locales de coordinación» de los kurdos eran similares a los cuerpos del mismo nombre que surgieron en todas partes de Siria, donde la revuelta popular arraigó. En la mayoría de los lugares, estos comités fueron eclipsados cuando el régimen de Bashar al-Assad atacó el levantamiento y la oposición -en su mayoría pacífica al principio- se armó en respuesta. En las zonas mayoritariamente kurdas del país, el régimen retiró sus fuerzas y los comités locales de coordinación se convirtieron en el aparato administrativo y de seguridad de una zona autónoma de facto conocida como Rojava.
Rojava comenzó como un proyecto kurdo vinculado a la principal formación política kurda en Siria, el Partido de la Unión Democrática (PYD), que a su vez está estrechamente vinculado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Turquía. Posteriormente, el PYD convocó asambleas populares que proclamaron una multiétnica Federación Democrática del Norte de Siria, nombre oficial de Rojava. Propone una crítica no violenta de la sociedad capitalista, basada en las teorías del líder encarcelado del PKK Abdullah Öcalan basada en la autonomía democrática, la ecología y la liberación de la mujer. Otra forma de describir los principios declarados de Rojava es el «comunalismo», definido por Murray Bookchin como una filosofía que «busca recuperar el significado de la política en su sentido más amplio y emancipador».
En la guerra civil siria, el PYD y Rojava no apoyan ni a Assad ni a otros elementos rebeldes. Más bien, adoptan el enfoque pragmático de la cooperación con la parte que mejor ayude a su causa en un momento dado.
En 2013, la guerra llegó a Rojava, con el surgimiento de grupos yihadistas que culminaron en el Estado Islámico, o ISIS. El PYD ya había formado milicias, como las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) y las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ), muchas de ellas procedentes de las filas de los comités de coordinación locales. Las YPG y las YPJ organizaron una fuerte resistencia a ISIS, rompiendo su asedio de Kobane, una ciudad en la frontera turca, en 2015. El régimen de Assad, ocupado luchando contra la rebelión en otros lugares, aceptó un acuerdo tácito de laissez faire con estas milicias. Las YPG y las YPJ recibieron apoyo táctico de la coalición liderada por los EE.UU. contra ISIS, debido a su desempeño efectivo en combate.
Las mujeres han sido miembros destacados de las unidades de defensa civil y de combate. La igualdad entre hombres y mujeres, dicen los combatientes, es clave para su formación política y su vida personal. «El amor es esencial, parte del instinto de todos», explica uno de ellos. «La religión explota la muerte: si eres un mártir, vas al cielo. Para nosotros, el amor y la muerte están en contradicción.»
Otros rebeldes acusan a menudo a los combatientes de Rojava -a pesar de sus éxitos- de colaborar con el régimen. El Partido Democrático del Kurdistán en Irak y las organizaciones de derechos humanos los critican por ser utópicos y excluyentes. Pero el proyecto de Rojava ahora tiene un enemigo mayor.
El 20 de enero, Turquía lanzó la Operación Rama de Olivo, una importante incursión en partes del norte de Siria controladas por combatientes de las YPG, YPJ y otras unidades kurdas. El ejército turco entró en Afrin, el enclave más occidental de Rojava, el 18 de marzo, y desde entonces los rebeldes pro-turcos han controlado el cantón. Mientras tanto, la coalición liderada por Estados Unidos aseguró los cantones de Jezira y Kobane. Así, Rojava se dividía en dos. Según la ONU, cientos de miles de civiles han huido de Afrin. Ni los EE.UU. ni el régimen de Assad, ni su aliado Rusia se movilizaron para detener el ataque turco contra Afrin, llevado a cabo durante un alto el fuego de la ONU.
A pesar de la pérdida de Afrin y del inconsistente apoyo externo, los kurdos del norte de Siria siguen persiguiendo el sueño de Rojava de una sociedad mejor basada en la igualdad de género y la movilización de las bases, como lo simboliza la reciente apertura de la primera universidad de Kobane.
Dilar Dirik es una activista del movimiento de mujeres kurdas. Hablé con ella en abril de 2018.
Giuseppe Acconcia: Parece que la comunidad internacional ha vuelto a abandonar a los kurdos.
Dilar Dirik: Los que traicionaron al pueblo de Afrin no son la verdadera comunidad internacional. La verdadera comunidad civil internacional se movilizó en favor de Afrin en todo el mundo; en Afganistán, Japón y Sudáfrica, países donde no hay kurdos.
Fue la comunidad internacional de Estados la que abandonó a los kurdos. Pero la palabra «abandonado» es engañosa, ya que el movimiento de liberación kurdo en Rojava nunca contó con el apoyo internacional en primer lugar. Todos sabíamos muy bien que el apoyo de EE.UU. era táctico y que concluiría cuando EE.UU. siguiera su agenda imperialista y lucrativa. Sabíamos que tan pronto como ISIS, el llamado enemigo común, fuera derrotado, los kurdos quedarían vulnerables a todo tipo de hostilidad.
Las formaciones políticas de Rojava nunca han sido invitadas a las conferencias internacionales sobre Siria, y eso es para apaciguar a Turquía, miembro de la OTAN y uno de los principales actores regionales. Nadie podía esperar que los poderes, el orden internacional hegemónico, toleraran una revolución de izquierda con un papel central para las mujeres y un compromiso con la coexistencia de todos los pueblos.
El ataque turco a Afrin se produjo con la complicidad de Occidente: Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania y otros países venden a Turquía las armas que utiliza para atacar a los kurdos. Rusia también apoyó la invasión de Afrin para obligar a su administración a entregar la zona a Bashar al-Asad y a sus sanguinarias fuerzas. Estos actores pueden oponerse en otros niveles, pero actúan de manera concertada cuando se trata de suprimir alternativas al sistema estatal e intereses imperialistas y autoritarios. Necesitan que la guerra continúe para extender el caos en Oriente Medio y reforzar la industria armamentística. Las políticas exteriores de los ‘halcones’ ayudan a estos Estados a legitimar las políticas internas antidemocráticas. Su objetivo es bloquear cualquier tipo de revolución izquierdista o proyecto político izquierdista, en el país o en el extranjero.
Giuseppe Acconcia: El ataque turco contra Afrin causó cientos de víctimas durante un alto el fuego de la ONU en Siria.
Dilar Dirik: Erdogan es un criminal de guerra. Ni siquiera lo esconde. Reclutó a grupos yihadistas para cometer atrocidades en Afrin; una vez más ha apoyado a los yihadistas en Siria contra los kurdos. Las fuerzas turcas cometieron crímenes de guerra durante la invasión, incluidos asesinatos, torturas y saqueos. Incluso documentaron sus crímenes en las redes sociales. Así de seguros están de que nadie les hará responsables.
Utilizando el lenguaje de la limpieza étnica, Erdogan define a todos los kurdos como terroristas y quiere trasladarlos del norte de Siria a una zona de amortiguación, que en realidad es una anexión colonial. Considere sus propias palabras: «Limpiaremos esta tierra de terroristas y se la devolveremos a sus legítimos dueños». Ha dicho en repetidas ocasiones que no se detendrá en Afrin, sino que avanzará hasta la frontera entre Iraq y Siria.
Erdogan ha instalado extranjeros para administrar Afrin, gente que no tiene nada que ver con la zona. Quiere subyugar y anexionarse Afrin, como se desprende de la conducta de la ocupación: los invasores han izado banderas turcas por todas partes, han cambiado los nombres de las calles y han demolido la estatua de Kawa, un símbolo de la resistencia kurda. En nombre de la lucha contra el terrorismo, están destruyendo la cultura kurda.
Erdogan hace que parezca que árabes y turcos luchan juntos contra los kurdos. Pero sus fantasías nacionalistas y fascistas no se corresponden con la realidad sobre el terreno en Rojava. Durante años, varias comunidades étnicas y religiosas -árabes, sirios, turcomanos y armenios- han estado luchando codo con codo con los kurdos contra todo tipo de atacantes.
Como hizo el partido Baath en los años 60, Erdogan quiere cambiar la demografía del norte de Siria para dominar a los kurdos. Con este mismo objetivo, el ejército turco destruyó regiones enteras del Kurdistán del Norte (sureste de Turquía) y masacró a civiles en Cizre, Sur y Nusaybin.
Y, por supuesto, quiere erradicar el proyecto democrático de Rojava. Erdogan no puede soportar un sistema revolucionario en tierras mayoritariamente kurdas dentro o cerca de las fronteras turcas.
Es una vergüenza que los líderes mundiales que afirman defender los derechos humanos y el derecho internacional se abstengan de llamarle criminal de guerra, a pesar de todas las pruebas.
Giuseppe Acconcia: En vista de lo que ha ocurrido, ¿cómo puede la Unión Europea dar otros 3.000 millones de euros en ayuda a Turquía?
Dilar Dirik: Erdogan utiliza a los refugiados para chantajear a Europa. Prometió a los europeos que Turquía mantendría a los refugiados en su territorio. Pero él mismo está creando miles de nuevos refugiados, a través de sus guerras, y así puede seguir amenazando a Europa con una invasión de inmigrantes. Además, está dividiendo deliberadamente a los refugiados entre sí para provocar enfrentamientos entre árabes y kurdos tanto en Siria como en Turquía. Hay muchas pruebas de que Erdogan está tratando de adoctrinar a los refugiados vulnerables para que actúen en su interés.
En contraste, cientos de miles de desplazados internos y refugiados, incluso de Irak, encontraron un refugio seguro en Rojava. La población de Afrin se duplicó. Ahora la gente se ha visto obligada a salir y espera ayuda humanitaria en vano. Los kurdos no tienen adónde ir, a menos que quieran comprometer los ideales por los que miles de personas lucharon y murieron.
Ninguna organización o institución internacional ha invertido realmente en encontrar una solución para Siria ni en responsabilizar a los criminales de guerra. Los crímenes de guerra de Asad son denunciados por los organismos internacionales y los medios de comunicación, y con razón, pero la invasión ilegal turca, después de las brutales masacres de Turquía en Kurdistán del Norte, es tolerada por las potencias mundiales debido a la pertenencia de Turquía a la OTAN y su flirteo con Rusia.
Se requiere una acción ciudadana para detener la maquinaria de guerra turca y, por ello, el movimiento kurdo y los grupos de solidaridad han pedido una campaña para boicotear a Turquía.
Giuseppe Acconcia: ¿Peligra el sueño de Rojava?
Dilar Dirik: En absoluto. La resistencia en Rojava sigue siendo fuerte. Después de 58 días de resistencia en Afrin, los combatientes de las YPJ/YPG decidieron transformar la guerra en una lucha de guerrillas. No se rindieron, sino que cambiaron de táctica, debido a las severas circunstancias, especialmente el desplazamiento forzado de cientos de miles de personas.
Para los militantes kurdos en Rojava, Afrin es sólo una batalla en una larga guerra. Rojava es una idea, un proyecto político que ha influido en cientos de miles de personas. En los últimos siete años se ha establecido una cultura de democracia radical. Una retirada militar táctica no significa que este experimento de autonomía democrática no vaya a continuar. Después de un tiempo, la población podría volver a Afrin, y su proyecto podría ser aún más radical. ISIS también obligó a los residentes de Kobane, pero después de que las YPG/YPJ derrotaran a ISIS, regresaron y crearon estructuras más democráticas. Lo mismo podría ocurrir en Afrin.
Giuseppe Acconcia es un investigador especializado en Oriente Medio. Reimpreso con permiso del MERIP.