Los intereses franceses y el caso de París
Los servicios de inteligencia franceses y la justicia han pasado la pelota a la parte turca, eximiéndose de responsabilidad y protegiendo los intereses comerciales entre ambos países […] El juego de dilación entre los servicios de inteligencia de alto nivel es tan claro que ni siquiera la DGSI, la DGSE y el MIT combinados podrían mantener este comportamiento chapucero.
MEDYA NEWS – Ferda Çeti – 13 enero 2022 – Traducido por Rojava Azadi Madrid
«Los propietarios de los números de teléfono +905331637955 y +902127090343 estuvieron en suelo francés entre el 30 de agosto de 2012 y el 20 de enero de 2013. Hay pocas dudas de que estos números pertenecen a dos oficiales de inteligencia turcos que se reunieron con Güney y le dieron sus órdenes. Incluso los nombres de estos dos hombres no son desconocidos», escribe Ferda Çetin para Yeni Özgür Politika.
La semana pasada hubo manifestaciones en Francia y en todo el mundo con motivo del aniversario de la masacre de París. Miles de personas con fotografías de Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Şaylemez exigieron lo mismo: ¡No encubran los asesinatos de París, saquen a la luz la Masacre de París!
Jean-Louis Malterre, uno de los abogados del caso en el que fueron asesinadas tres revolucionarias kurdas, realizó comentarios importantes en el aniversario de los asesinatos, diciendo que el gobierno francés estaba tratando de no molestar a las autoridades turcas.
«No quieren incomodar al gobierno turco, por eso no levantan la orden de confidencialidad sobre el caso ni hacen ningún avance en la investigación. La inteligencia francesa ha colaborado estrechamente con las autoridades turcas y los servicios secretos. El gobierno francés tiene una responsabilidad en este triple asesinato», dijo Malterre.
En este momento, la cantidad de información que se ha revelado y los documentos que se han añadido al expediente del caso es mucho mayor que lo que queda por conocer. Hay suficientes pruebas para concluir el caso. Los fiscales Jeanne Duye, Christophe Teissier y Laurence Le Vert han preparado un acta de acusación que incluye información muy importante que es claramente visible pero que aún no se ha discutido.
Ömer Güney, el hombre que apretó el gatillo, fue visitado en prisión el 4 de enero de 2014 por un antiguo colega de Alemania, Ruhi Semen, y su hijo Ümit Semen. Los servicios de inteligencia y la policía franceses hicieron preparativos detallados, ya que la visita tuvo que ser registrada con antelación. En el acta de acusación se indica claramente que la sala en la que realizaron la visita estaba equipada con dispositivos de escucha y cámaras. Los servicios de inteligencia vigilaron la visita en su totalidad.
Durante la visita, Güney entregó a Ruhi Semen un papel. Las autoridades que supervisaban la visita no lo detuvieron, ni registraron a Semen después de la reunión para confiscar la nota. Se le permitió marcharse con ella. La acusación cita el incidente de la siguiente manera:
«Los funcionarios de la investigación fracasaron en sus esfuerzos por confiscar el papel. Ruhi Semen respondió a una llamada telefónica y prometió acudir a las oficinas del departamento antiterrorista (SDAT) en LEVALLOIS-PERRET al día siguiente (el domingo), pero optó por huir y se marchó a Alemania».
¿Qué ocurrió después?
Los servicios de inteligencia franceses pidieron ayuda a la policía alemana, diciéndoles que Ruhi Semen había cogido un documento importante de Güney durante la visita y que había huido a Alemania con ese documento encima. Pidieron a las autoridades alemanas que interrogaran a Semen y encontraran el documento.
La policía francesa probablemente pensó que sus homólogos alemanes no se tomarían en serio esta extraña petición, o que Semen ya se habría deshecho del documento. No fue así. La policía alemana llevó a cabo una seria investigación, registrando el domicilio de Semen y tomándole declaraciones detalladas. En un viejo teléfono descubrieron fotos borradas y las inspeccionaron. Entre las fotos había una que mostraba la nota que le dio Güney.
La nota detallaba un plan para una reunión con los servicios de inteligencia turcos en Ankara y cómo sacarlo de allí durante una visita a un hospital. Semen también hizo una confesión, que se añadió a la acusación en su totalidad.
Los funcionarios públicos franceses incumplieron clara y deliberadamente sus obligaciones y contribuyeron a proteger a un delincuente, ayudando a su intento de huida.
Los servicios de inteligencia y la policía francesa, de arriba a abajo, actúan como si este escándalo no hubiera ocurrido nunca, cuando deberían exigir sus dimisiones. Un incidente de este tipo no debería producirse con las medidas de seguridad básicas, y mucho menos en una prisión de extraordinaria seguridad.
Mientras el caso de París continuaba, se cometieron dos delitos más. El primero fue el abuso de posición por parte de funcionarios públicos, y el segundo el intento de fuga de Güney. Los fiscales hicieron caso omiso de estos delitos críticos, considerándolos insignificantes.
La inteligencia y la policía francesas no compartieron con el tribunal los documentos que tenían, y evitaron a sabiendas reunir información que era fácil de obtener. Esto está muy claro.
Güney utilizó varios números de teléfono durante su estancia en Francia. Algunos de estos números, concretamente el +905382475849, el +33669647591 y el +31623484269, se entendían como números «especiales». La policía francesa determinó cada vez que se utilizaron estos números y todos los números con los que se comunicaron. Esta información se ha incluido en el acta de acusación.
Sin embargo, la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) de Francia, la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) y la organización de la policía criminal han montado un juego de ofuscación y han exigido a los tribunales turcos y a los servicios de inteligencia información sobre las llamadas telefónicas de Güney realizadas desde Turquía. Hasta la fecha, las autoridades turcas no han respondido a ninguna de estas demandas.
De este modo, los servicios de inteligencia franceses y la justicia han pasado la pelota a la parte turca, eximiéndose de responsabilidad y protegiendo los intereses comerciales entre ambos países, como declaró Malterre.
El juego de dilación entre los servicios de inteligencia de alto nivel es tan claro que ni siquiera la DGSI, la DGSE y el MIT combinados podrían mantener este comportamiento chapucero.
Una persona cualquiera en la calle sabría que las llamadas telefónicas realizadas en Francia llegan a Turquía a través de estaciones base, redes telefónicas y satélites. Entonces, ¿qué lógica tendría que las autoridades francesas exigieran información sobre las llamadas telefónicas que ellos mismos podrían descifrar?
El número al que Güney llamó con más frecuencia en Turquía fue el +905382756302, desde su número holandés +31623484269.
Entonces, ¿podrían las fuerzas policiales holandesas y francesas, en su infinita capacidad para pinchar los teléfonos de asociaciones, políticos y comerciantes kurdos, no obtener los registros telefónicos de Güney? Los servicios de inteligencia franceses ni siquiera presentaron una solicitud en este sentido a sus homólogos holandeses. No hay ninguna solicitud de este tipo citada en el acta de acusación. ¿Por qué no?
Los propietarios de los números +905331637955 y +902127090343 estuvieron en suelo francés entre el 30 de agosto de 2012 y el 20 de enero de 2013. Hay pocas dudas de que estos números pertenecen a dos oficiales de inteligencia turcos que se reunieron con Güney y le dieron sus órdenes. Incluso los nombres de estos dos hombres no son desconocidos. Dos miembros del MİT turco presos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) también han confesado haber recibido ascensos a jefes de departamento tras la masacre.
Todo esto es una prueba de que las autoridades de inteligencia nacionales y extranjeras y la policía francesa han cometido crímenes como funcionarios públicos. No se trata de una mera negligencia, sino de un abuso de poder, ya que se cometió a sabiendas y deliberadamente.
Mientras continúa el caso de la Masacre de París, si no se discute como factor importante los funcionarios públicos franceses que han abusado de sus cargos y no han presentado al tribunal los documentos que podrían haber obtenido, este caso histórico no podrá tener una conclusión justa.
Cuanta hipocresía, da vergüenza como las élites políticas y comerciales, son capaces de encubrir atrocidades y poner en juego la vida de muchos por mezquinos intereses. Ojala exista la justicia aunque quienes tienen el poder la tienen bien mancillada. Deseo la libertad y la autonomía del pueblo Kurdo, basta de tanta maldad