Liderazgo de las mujeres sirias en un Estado fracturado
Wilson Center – Meghan Bodette – 01/04/2020
Un novedoso Índice de Mujeres Dirigentes de Oriente Medio, publicado por la Iniciativa de Mujeres de Oriente Medio, clasificó a Siria en un nivel relativamente bajo en cuanto a representación y liderazgo de mujeres en el sector público. Los datos utilizados para el Índice, principalmente del Banco Mundial y del UNPD, abarcan el estatus de la mujer en el gobierno sirio y sus áreas de control. No obstante, tras cerca de diez años de conflicto, la situación actual en Siria es mucho más compleja.
El gobierno central dirigido por Assad, la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, así como diversos grupos opositores dominan el territorio del país y probablemente tengan algo que decir en la futura posguerra. Sin embargo, sus respectivas políticas en materia de derechos y representación de la mujer son muy diferentes, lo que constituye una distinción importante para evaluar los progresos del país y determinar el apoyo internacional.
Liderazgo y representación
Las mujeres de la Administración Autónoma y de las Fuerzas Democráticas Sirias ocupan puestos de alta dirección en órganos políticos y en todos los niveles de sus instituciones. Ilham Ahmed, copresidenta del Consejo Democrático Sirio, actúa como jefa de Estado de facto de la región. El año pasado habló ante el Congreso de los Estados Unidos y se reunió con su presidente, Donald Trump. Por otra parte, la operación de las SDF para liberar Raqqa del control del ISIS la dirigió una comandante, Rojda Felat.
Con la excepción de instituciones exclusivamente femeninas, todos los órganos de deliberación funcionan con un sistema de copresidencia, en el que los puestos de dirección los ocupan conjuntamente una mujer y un hombre. Las oficinas y comisiones del Consejo Ejecutivo de la administración, equivalentes a departamentos ministeriales, también utilizan este sistema.
La oposición siria, por el contrario, carece de mujeres líderes de alto nivel. En 2012, una primera conferencia del Consejo Nacional Sirio no eligió a ninguna mujer para su grupo de toma de decisiones formado por 41 miembros, tampoco la Coalición Nacional Siria ha contado nunca con una mujer presidenta. De hecho, la primera mujer en presidir un consejo local de la oposición no fue elegida hasta 2018.
Esta disparidad en liderazgo de alto nivel se refleja en las estructuras políticas de cada facción. La constitución de la Administración Autónoma establece que los órganos elegidos y los partidos políticos, desde los niveles más altos de la Administración hasta las comunas vecinales más pequeñas, deben estar compuestos por al menos un 40% de mujeres. Las organizaciones autónomas de mujeres, como el Consejo de Mujeres del Norte y Este de Siria, existen en paralelo a las instituciones mixtas, lo que hace que el porcentaje de mujeres con puestos en el gobierno sea ligeramente superior al de los hombres. Estas instituciones tienen la capacidad de anular y asesorar a las instituciones mixtas en cuestiones relativas a los derechos de la mujer.
«La constitución de la Administración Autónoma establece que los órganos elegidos y los partidos políticos, desde los niveles más altos de la Administración hasta las comunas vecinales más pequeñas, deben estar compuestos por al menos un 40% de mujeres.»
En comparación, un informe de 2016 del Lobby Feminista Sirio citaba un estudio de 105 de los 427 consejos locales de la Siria en manos de la oposición en aquel momento, en el que se constataba que solo el 2% de sus miembros eran mujeres. En el Comité Político de la Coalición Nacional Siria, formado por 23 miembros, solo hay dos mujeres, entre ellas su vicepresidenta, y solo el 10% de los miembros del Órgano General de la Coalición son mujeres.
En base a estos datos, la Administración Autónoma entraría en la categoría de representación ascendente dentro del Índice de Mujeres Dirigentes de Oriente Medio, lo que significa que la participación y el liderazgo de la mujer es elevada en todos los niveles de gobierno y las esferas de política. El informe clasifica con precisión al gobierno sirio en la categoría de representación mejorable. Es decir, que la participación de la mujer fuera de las funciones tradicionales sigue siendo baja. La oposición siria, aunque afirma representar un nuevo futuro para el país, también entra en esta categoría.
Estatus legal y protecciones
Las nuevas leyes implementadas por la Administración Autónoma contrastan favorablemente con las leyes y políticas de la oposición sobre cuestiones de la mujer. En el norte y este de Siria, las Leyes de la Mujer abordan las desigualdades a nivel personal existentes en la legislación siria, y prohíben y penalizan explícitamente los matrimonios infantiles, el maltrato doméstico y otras formas de desigualdad social y violencia de género. La constitución de la región establece que «hombres y mujeres son iguales ante la ley» y «garantiza el ejercicio efectivo de la igualdad de la mujer y ordena a las instituciones públicas que trabajen para la erradicación de la discriminación por motivos de género».
Las mujeres que sufren discriminación o violencia disponen de significativos recursos institucionales y sociales. Las ONG de mujeres, como la Fundación de Mujeres Libres y la Organización Sara para la Prevención de la Violencia contra las Mujeres, operan abiertamente. Las instituciones conocidas como «Casas de Mujeres» ofrecen mediación comunitaria para las disputas domésticas y protección en casos de inseguridad dentro del hogar. Jinwar, una aldea exclusivamente para mujeres, acoge a mujeres que han perdido a sus maridos en la guerra, han sufrido violencia sexual o necesitan cualquier clase de apoyo.
En las regiones dominadas por la oposición, no existe ningún atisbo formal de igualdad legal ni protección jurídica. El HTS, que controla gran parte de Idlib, excluye a las mujeres de sus órganos políticos y limita sus libertades básicas, dirige escuelas segregadas por sexo, aplica códigos de vestimenta conservadores y obliga a las mujeres, cuyos maridos han sido asesinados en el conflicto actual, a vivir con un «tutor» masculino. Estas políticas son impuestas por una policía moral semejante a la de ISIS. Las activistas y organizaciones de la sociedad civil que se oponen a ellas se enfrentan a la persecución y deben operar en secreto. Tampoco cuentan con ningún recurso legal contra la violencia doméstica, el matrimonio forzoso y otros tipos de violencia de género en virtud de la ley religiosa.
«En las regiones dominadas por la oposición, no existe ningún atisbo formal de igualdad legal ni protección jurídica. El HTS, que controla gran parte de Idlib, excluye a las mujeres de sus órganos políticos y limita sus libertades básicas.»
Un reciente informe de las ONU condena el trato que el Ejército Nacional Sirio, apoyado por Turquía, da a las mujeres en las zonas de las que se ha apropiado, y advierte que «al atacar prácticamente todos los aspectos de la vida de las mujeres kurdas… los grupos armados generan un temor palpable a la violencia y la coacción… [que], en consecuencia, socava la capacidad de las mujeres para participar de manera significativa y contribuir a su comunidad».
El informe afirma que acciones –como el asesinato de Hevrin Khalaf, exministro de Economía y más tarde copresidente del Partido del Futuro de Siria, blanco de los militantes de Ahrar al-Sharqiya en octubre– representa un intento concentrado en «desarticular» los esfuerzos de la Administración Autónoma por mejorar la situación de la mujer.
Como hace notar el Índice, las leyes y políticas que regulan la vida de las mujeres y las niñas pueden prepararlas para la participación y el liderazgo políticos o actuar como obstáculos para ello. Es evidente que la Administración Autónoma ha hecho lo primero, mientras que los grupos de la oposición no han proclives a facilitar recursos semejantes e incluso han tratado de forzar a las mujeres a abandonar por completo de la vida pública.
¿Por qué importa?
La Administración Autónoma ofrece un plan de eficacia probada para el empoderamiento político de la mujer, prioridad política de la que carece la oposición. La brecha en las oportunidades políticas y sociales de las mujeres entre las zonas controladas por cada facción es escandalosa. En las zonas que el SNA ha arrebatado a las Fuerzas Democráticas Sirias, como Afrin, Ras al-Ain y Tel Abyad, es llamativo el deterioro de los derechos de la mujer y de su seguridad personal básica.
Sin embargo, esta dinámica no ha dado lugar a debates sobre el futuro del país ni a determinar qué facciones merecen apoyo político y diplomático. Los grupos de la oposición que marginan a la mujer no han sufrido ninguna consecuencia por sus acciones. El empoderamiento de la mujer por parte de la Administración Autónoma tampoco se ha presentado como un modelo a seguir por el resto del país ni como un proyecto que merezca apoyo. Es vital que se comprendan mejor las diferencias fundamentales sobre ese asunto y los avances inigualables conseguidos por la Administración Autónoma para garantizar que las mujeres pueden desempeñar el papel que se merecen en todos los aspectos del futuro de Siria.
Traducido por Rojava Azadi Madrid