Análisis

La recompensa económica de Turquía por cazar a los críticos de Erdoğan seduce a una red de informantes en el extranjero

Abdullah Bozkurt/Stockholm

Nordic Monitor – Traducido por Rojava Azadi Madrid

La recompensa ofrecida por el gobierno turco a cambio de información sobre críticos y opositores al autoritario presidente Recep Tayyip Erdoğan ha atraído a una serie de informadores de las comunidades de la diáspora para espiar e informar a Ankara.

Según documentos confidenciales obtenidos por Nordic Monitor, uno de estos casos se registró en Alemania, donde un informante pasó información privada sobre un periodista y escritor residente en Estados Unidos que ha sido crítico con Erdoğan a las autoridades turcas y así reclamar el dinero de la recompensa.

El 16 de marzo de 2021, una turca llamada Seda Sultan, que vive y trabaja en Alemania, envió un correo electrónico a la Dirección General de Seguridad (Emniyet), la principal agencia policial de Turquía. Afirmó que disponía de la dirección actual, el número de teléfono y la dirección de correo electrónico de Ahmet Kurucan y que compartiría la información a cambio de la recompensa.

Kurucan, que vive en Estados Unidos desde hace más de 20 años, escribía artículos de opinión críticos con el gobierno de Erdoğan para Zaman, en su día el periódico de mayor tirada de Turquía. Zaman, que llegó a vender 1,2 millones de ejemplares al día en su mejor momento, fue confiscado por el gobierno en marzo de 2016, que quería silenciar a este periódico de gran tirada que denunciaba la corrupción del gobierno de Erdogan y revelaba operaciones clandestinas de inteligencia que ayudaban a grupos yihadistas armados. El gobierno lo cerró cuatro meses después.

El periodista sigue escribiendo artículos de opinión para el sitio web de noticias turco Tr724, que opera desde Bélgica. También ha participado en varias organizaciones culturales y de diálogo interreligioso en Estados Unidos. Turquía ha solicitado la extradición del periodista, pero el Departamento de Estado norteamericano ha declarado que Estados Unidos no está convencido de las acusaciones de Turquía contra él y ha pedido a las autoridades turcas que aporten pruebas concretas para la solicitud de extradición.

La informante en Alemania escribió en su correo electrónico que se encontró con el sitio web de Emniyet, en el que figuraban las personas buscadas por Turquía, y vio a Kurucan en la lista. Expresó su deseo de entregar la información y obtener la recompensa ofrecida por el gobierno.

Declarando que no dominaba el turco, Sultan escribió el mensaje en inglés. «Si pudiéramos cooperar con el gobierno de Turquía, puedo proporcionar un número de teléfono actual y también una dirección residencial válida que podría ser su lugar de residencia actual. Y una dirección de correo electrónico válida. Tengo pruebas de que está en posesión de este número», dijo Sultan.

El correo electrónico de Sultan dio lugar a una nueva investigación penal sobre Kurucan, que se ha enfrentado a múltiples cargos en casos falsos lanzados por el gobierno de Erdoğan desde 2015. Yusuf Fatih Akay, jefe de la oficina antiterrorista del departamento de policía de Ankara, remitió el correo electrónico del informante a la Fiscalía General de Ankara el 5 de agosto de 2022 junto con el expediente de la investigación policial.

El expediente secreto de la investigación policial revelaba que el Ministerio de Asuntos Exteriores turco ya había identificado la residencia de Kurucan en la localidad de Clifton, Nueva Jersey, y había compartido la información con otras ramas del gobierno. La declaración de la dirección de Kurucan en cinco transferencias electrónicas a Turquía a través de MoneyGram por un importe total de 2.270 dólares entre 2017 y 2019 también fue detectada por las autoridades turcas y añadida a su expediente.

Ahmet Kurucan, escritor, periodista y académico turco y jurista islámico.

Creada en octubre de 2015 en un esfuerzo por emular la lista de los más buscados del FBI, la lista de Turquía incluía al principio 101 nombres, y luego el número saltó a 676 en solo dos meses. En enero de 2021 había 1.300 sospechosos en la lista, divididos en cinco categorías codificadas por colores: el rojo designa a los más buscados, seguido del azul, el verde, el naranja y el gris.

No existe una explicación oficial satisfactoria sobre a qué color corresponde cada cosa.

La policía turca también ha anunciado una recompensa en metálico para quien facilite información que conduzca a la captura de los sospechosos. En 2019, la recompensa oscilaba entre medio millón y 10 millones de liras turcas, dependiendo de la categoría.

El gobierno añadió a la lista a muchos miembros del movimiento Gülen, un grupo religioso crítico con el presidente turco y su gobierno en diversos asuntos, como parte de una campaña de intimidación para sofocar la disidencia y reprimir a la oposición. El movimiento, activo principalmente en educación, diálogo interreligioso y actividades de divulgación, nunca ha estado asociado a ningún tipo de violencia desde la década de 1960, cuando fue lanzado por Fethullah Gülen, ahora residente en Estados Unidos y feroz crítico del régimen de Erdoğan.

Según la normativa, los límites de recompensa se incrementan cada año de acuerdo con los tipos oficiales anunciados por la autoridad fiscal en el marco del proceso de revalorización (yeniden değerleme), que determina el valor de los activos ajustado a la inflación. La tasa de revalorización para el año 2020 fue del 9,11%, y aumentó al 36,20% en 2021 y al 122,93% en 2022. Como resultado, la mayor recompensa en efectivo asciende a más de 33 millones de liras turcas, o aproximadamente 1,8 millones de dólares a día de hoy. El dinero lo paga el Ministerio del Interior y la identidad del informante se mantiene en secreto. No es necesario que el informante tenga nacionalidad turca.

Cientos de opositores al gobierno de Erdoğan han aparecido en estas listas en los últimos años como personas buscadas por cargos de terrorismo, en medio de un flagrante abuso del sistema de justicia penal para castigar a los disidentes en casos falsos y políticamente motivados que carecen de pruebas que justifiquen acusaciones graves.

Turquía también ha intensificado la represión transnacional para reprimir las críticas en el extranjero y establecido una red de espías e informantes para acosar a los opositores y recabar información sobre ellos, violando las leyes de los países de acogida.

Comunicado policial sobre el chivatazo recibido de un turco en Alemania que delató a un periodista turco residente en Estados Unidos:

La red de informantes de Turquía en las comunidades de la diáspora, especialmente en Europa, se ha ampliado enormemente desde 2014, cuando Erdoğan se vio incriminado en investigaciones de corrupción masiva que se hicieron públicas en diciembre de 2013. Los expedientes de los casos de corrupción expusieron cómo Erdoğan y sus cómplices se enriquecian con comisiones ilegales, sobornos, abuso de poder y tramas de blanqueo de dinero para el régimen iraní. Cuando se revelaron pruebas en forma de escuchas telefónicas, registros bancarios y vigilancia por vídeo y fotografía, cuatro ministros tuvieron que dimitir del gabinete de Erdoğan.

El presidente turco acusó a sus oponentes, principalmente miembros del movimiento Gülen, en su país y en países occidentales, de orquestar las investigaciones de corrupción para desalojarlo del poder en lo que calificó de golpe judicial. El presidente destituyó a miles de jueces y fiscales, incluidos los que participaban en la investigación de funcionarios del gobierno, al tiempo que iniciaba una represión sin precedentes contra el movimiento.

El presidente Erdoğan hizo un llamamiento público a sus seguidores y les animó a utilizar la línea directa de informantes para denunciar a la policía y la fiscalía a sus críticos. Organizaciones alineadas con Erdoğan en Europa incluso habían llevado a cabo una campaña en 2016, anunciando cómo los expatriados debían informar a Turquía sobre personas que supieran que eran gülenistas. Nordic Monitor informó varias veces en el pasado de cómo el llamamiento de Erdoğan encontró audiencia en la gran diáspora turca en Europa, lo que resultó en la victimización de muchos turcos que no comparten la visión islamista de Erdoğan y se oponen a las políticas de su gobierno.

Un documento secreto del gobierno turco revela que Kurucan fue localizado en Estados Unidos por agentes del gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan:

No existen estadísticas oficiales actualizadas sobre cuántos fueron delatados por esta red. Pero según un comunicado de octubre de 2016 emitido por la policía turca, los chivatazos que recibió sobre gülenistas habían ascendido a 40.000 en tres meses, desbordando al departamento de policía.

Los críticos perfilados por el gobierno son objeto de vigilancia por agentes de la agencia de inteligencia turca MIT en el extranjero y a menudo se les niegan servicios consulares como el poder notarial y el registro de nacimiento, además de revocarles el pasaporte. Sus bienes en Turquía son confiscados y sus familiares en el país corren el riesgo de ser acusados penalmente.

El gobierno de Erdoğan tacha de terroristas a todos sus críticos, y en la actualidad hay más de 100 periodistas encerrados en cárceles turcas acusados de terrorismo, lo que convierte a Turquía en uno de los principales carceleros de periodistas del mundo. Más del 30 por ciento de todos los diplomáticos turcos, el 60 por ciento de todos los altos jefes de policía, la mitad de todos los generales del ejército y alrededor del 30 por ciento de todos los jueces y fiscales de Turquía también fueron declarados terroristas de la noche a la mañana en 2016 por decisiones ejecutivas del gobierno de Erdoğan sin ninguna investigación administrativa efectiva y, desde luego, sin ningún procedimiento judicial.

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