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La próxima batalla en Siria

Fuente: Al-Monitor
Autora: Mona Alami
Fecha: 08/12/2017
Traducido por Rojava Azadi

El Presidente de Irán, Hassan Rouhani, de Rusia, Vladimir Putin, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, reunidos en Sochi, Rusia, 22 Nov. 2017. Fotografía: Sputnik/Mikhail Metzel/Kremlin via REUTERS
Turquía, Rusia e Irán acordaron el 22 de noviembre luchar contra los grupos terroristas en Siria, durante una reunión presidencial tripartita en el balneario ruso de Sochi, en el Mar Negro. Casi de forma concomitante, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aludió a una posible acción en Siria contra Irán y sus representantes, en el contexto de una escalada de Estados Unidos contra Irán. A medida que la guerra contra el Estado Islámico (IS) en Siria vaya finalizando, ¿el próximo foco regional de «terror» estará sobre las milicias kurdas y chiítas?
La caída de gran parte del territorio del IS en noviembre por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) o por fuerzas alineadas con el régimen del presidente sirio Bashar al-Assad anuncia un nuevo tira y afloja entre las potencias internacionales y regionales en Siria.
En la reunión de Sochi, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró que Turquía no aceptaría la existencia de «grupos terroristas en Siria», en referencia a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo de Siria (YPG). Alrededor de la misma fecha, los medios israelíes informaron sobre las crecientes amenazas, expresadas por agentes de seguridad israelíes, de un posible gran ataque contra la presencia iraní en el sur de Siria, mientras que Estados Unidos ha sido mucho más explícito acerca de retirar a Irán.
El 26 de noviembre, el Times of Israel informó que Netanyahu había advertido a Assad que Israel intervendría militarmente en la guerra civil siria si el presidente sirio daba permiso formal a Irán para establecer una presencia militar en Siria.
Para Turquía e Israel, la guerra contra el terrorismo no ha terminado con la guerra contra el IS, al cual ven como un peligro secundario para su seguridad nacional.
Turquía considera que las YPG y su ala política, el Partido de la Unión Democrática (PYD), están directamente afiliados al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha contra el Estado turco y al que los Estados Unidos ha designado grupo terrorista. Las YPG son la facción principal en las SDF, una alianza compuesta por milicias kurdas y árabes, que ha liderado la campaña terrestre contra el IS en el norte de Siria y ha sido apoyada directamente por la coalición liderada por Estados Unidos. Turquía ve la expansión del control kurdo sobre el área anexa a lo largo de su frontera con Siria como una amenaza directa a su seguridad nacional. Según un artículo reciente del columnista de Al-Monitor Amberin Zaman, las YPG controlan casi una quinta parte de Siria y más de la mitad de la frontera de 800 kilómetros (497 millas) de Turquía con Siria.
El 3 de diciembre, el Military Times informó que el ejército estadounidense parece estar cambiando su postura en Siria, con el programa para armar a la oposición kurda llegando a su fin y siendo reemplazado por apoyo a la policía local y las fuerzas de seguridad. Estos informes siguen al anuncio de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, del 28 de noviembre, de que Estados Unidos dejaría de proporcionar activamente armas a los kurdos sirios, así como a una declaración del Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, quien dijo que Estados Unidos dejaría de suministrar armas a las YPG.
Wladimir van Wilgenburg, un periodista enfocado en temas kurdos que cubrió la batalla de Raqqa desde Siria, declaró a Al-Monitor que considera que el cambio en el apoyo a los kurdos es normal y está impulsado por las necesidades de las operaciones militares. «No creo que el apoyo a los kurdos vaya a cambiar. Sin embargo, es cierto que no existe una política estadounidense clara y coherente sobre Siria. Cuando se trata del acuerdo tripartito [ruso, turco e iraní] de luchar contra el terrorismo, su objetivo principal es la zona de Idlib [Hayat Tahrir al-Sham] y el área [kurda] de Afrin. Resultaría difícil para Turquía atacar Afrin, ya que los kurdos están muy bien instalados allí y lucharán. Es una situación complicada y dudo que Rusia permita que Turquía ataque a los kurdos, a pesar de la mejora de relaciones entre Turquía y Rusia desde 2016», dijo van Wilgenburg a Al-Monitor.
Ésta opinión también es compartida por el portavoz de las SDF, Mostafa Bali, quien declaró a Al-Monitor que fueron los turcos quienes circularon el rumor de que Estados Unidos dejaría de proporcionar armas a los kurdos. «Es verdad que, a falta de batallas en curso como la ofensiva de Raqqa, las fuerzas kurdas no necesitan actualmente armas sofisticadas. El Pentágono ha declarado que continuará apoyándonos y sabemos que Washington nos considera verdaderos socios en la coalición antiterrorista», dijo.
Sin embargo, la posición kurda en Siria se vería debilitada por una posible retirada estadounidense de Siria, según Zaman, a quien se le indicó que esto podría suceder antes de finales de 2019, aunque la confusión rodea la cuestión con el Pentágono, que declaró el 5 de diciembre que Estados Unidos permanecería en Siria el tiempo que fuera necesario.
En tal contexto, Turquía y el régimen de Assad probablemente unirían sus fuerzas contra los kurdos. Pero el régimen ha dejado implícito que podría estar abierto a la autonomía kurda, y los expertos indican a Al-Monitor que un acuerdo de ese tipo sería contrario a la retirada de las YPG de las áreas de mayoría árabe. Sin embargo, el régimen es conocido por cambiar su palabra, y un área federal autónoma en el norte de Siria probablemente amenazaría el control de Assad en el país.
Mientras que Siria y Turquía podrían unirse para contrarrestar a los kurdos, el régimen parece estar en una posición difícil en su frente sur, con Israel y Estados Unidos contrarios a la presencia iraní allí. Además de su despliegue masivo en Siria, junto con el de sus representantes como Hezbolá y las milicias iraquíes, Irán ha proporcionado apoyo financiero y logístico y capacitación al régimen de Assad. En octubre, el Secretario de Estado de los EE.UU., Rex Tillerson, dijo a las milicias iraquíes que «se fueran a casa«.
«La salida de Irán está claramente en la agenda de los EE.UU., pero sigue siendo un misterio cómo van a conseguirlo. El presidente Donald Trump también apoya cualquier iniciativa rusa sobre Siria, pero tenemos que ver qué se les ocurrirá a los rusos», dijo a Al-Monitor Alex Vatanka, experto del Instituto Irán de Oriente Medio.
Israel es cada vez más cauteloso con la expansión iraní en Siria, a pesar del acuerdo de alto el fuego del 12 de noviembre que incluiría la expulsión de las milicias respaldadas por Irán de la frontera con Israel en los Altos del Golán. Avi Melamed, miembro del Instituto Eisenhower, declaró a Al-Monitor que las amenazas de Netanyahu son muy serias y no deberían tomarse a la ligera. Israel ha estado subiendo la apuesta en el sur de Siria con dos ataques contra Siria el 2 y el 4 de diciembre.
«Claramente, Irán y Rusia no están en línea respecto al sur de Siria; sin embargo, Estados Unidos no está haciendo demasiado a falta de una reflexión clara sobre el expediente sirio. Otra pregunta es si Assad es lo suficientemente poderoso como para evitar que Irán se inmiscuya en su frontera sur», dijo Vatanka.
 
Mona Alami es una periodista franco-libanesa y miembro no residente del centro Rafic Hariri para Oriente Medio en el Consejo Atlántico. Escribe sobre cuestiones políticas y económicas en el mundo árabe, es decir, Jordania, Egipto, Líbano, Siria, Sudán y los Emiratos Árabes Unidos.

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