Interacciones intrakurdas, autonomía democrática y construcción de la paz en Rojava y Bakur
Kurdish Peace Institute – Yasim Duman – 28 octubre 2022 – Traducido por Rojava Azadi Madrid
A pesar de las fronteras que las dividen, las políticas represivas y la diplomacia coercitiva de los estados-nación en las que viven, asi como los conflictos intrakurdos, las comunidades kurdas de Turquía, Siria, Irak, Irán y la diáspora han mantenido relaciones a lo largo de la historia. Estas interacciones se han producido en gran medida a través de la movilización armada, la organización política y las actividades lingüísticas y culturales.
Esto nos ayuda a entender cómo el movimiento político y las fuerzas armadas kurdas de Bakur (sur y este de Turquía) y la organización política y sociocultural de los kurdos del campamento de Makhmour en Bashur (región del Kurdistán de Irak) han inspirado e influido en el modelo político de autonomía democrática que se aplica actualmente en Rojava (norte y este de Siria). También explica por qué la supervivencia del modelo de autonomía democrática en Rojava es importante para otras partes de Kurdistán, especialmente en un momento en que Turquía supone una amenaza activa para su futuro.
Autonomía democrática: Breves antecedentes
El líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Ocalan, comenzó a sentar las bases ideológicas del concepto de autonomía democrática a principios de la década de 1990. Estas ideas adquirieron su forma actual inspiradas en «los escritos libertarios y anarquistas de Murray Bookchin, como alternativa al Estado nacional autoritario y centralista, no sólo en las provincias habitadas por kurdos, sino en Turquía en general». Esto supuso un cambio importante con respecto al anterior apoyo de Ocalan y el PKK a un estado-nación kurdo independiente.
Ocalan imagina la autonomía como una parte interna del confederalismo democrático, que define como «una organización no estatal de nación y cultura democrática». Concibe el confederalismo democrático como una organización de minorías, organizaciones culturales, organizaciones religiosas y organizaciones de género.
A medida que este modelo teórico propuesto evolucionaba, Ocalan y el PKK tomaron medidas para construirlo en la práctica. En 1993, el PKK creó su primer ejército de mujeres. En 1995, estableció comités de fe para gestionar los asuntos religiosos. En su quinto congreso, el PKK decidió «apoyar a las minorías étnicas y religiosas de Kurdistán y darles la oportunidad de desarrollar su lengua, su cultura y sus tradiciones».
Uno de los primeros escenarios en los que se aplicó el modelo de autonomía democrática fuera de las estructuras internas del PKK fue el campamento de Makhmour, fundado en 1998 y situado en Bashur. En este campamento se asientan unos 12.000 kurdos de Bakur que fueron desplazados a la fuerza por el ejército turco. Las innovaciones sociales que el movimiento kurdo desarrolló allí influirían en otras partes del Kurdistán: Los programas educativos en lengua kurda desarrollados en el campamento, por ejemplo, se reprodujeron posteriormente tanto en Bakur como en Rojava.
A partir de 2004, el movimiento político kurdo intentó aplicar el proyecto de autonomía democrática en Bakur a través de las estructuras del gobierno local y la sociedad civil. Al hacerlo, se enfrentó a importantes retos internos, como las insuficiencias y ambigüedades de su diseño institucional. También hubo amenazas externas, como la criminalización por parte del gobierno turco de las políticas de los municipios kurdos en cuestiones como la igualdad de género y los derechos lingüísticos, el encarcelamiento de un centenar de alcaldes y sus suplentes, y el nombramiento de síndicos para sustituir a los cargos electos encarcelados.
En Rojava, el modelo de autonomía democrática ha avanzado mucho más. En enero de 2014 se establecieron administraciones autónomas en Cizire, Kobane y Efrin, con el objetivo de resolver los conflictos sociopolíticos y etnorreligiosos mediante la participación democrática de los distintos grupos étnicos, religiosos y políticos, el reparto del poder, la igualdad y la promoción de la paz y la coexistencia social, evitando la participación en conflictos nacionales, regionales e internacionales.
Este modelo se ha aplicado posteriormente en zonas no kurdas del norte de Siria, como Manbij y Raqqa. Como resultado, el movimiento kurdo ha tenido una valiosa oportunidad de poner a prueba los «límites» de las políticas inclusivas para la coexistencia pacífica a través de la autonomía democrática en medio de un conflicto en curso.
Estos éxitos de la autonomía democrática en Rojava y el noreste de Siria han sido posibles a pesar de la opresión y los ataques violentos contra el proyecto por parte de múltiples actores, entre ellos el Estado turco, el régimen sirio y actores no estatales como ISIS y el Ejército Sirio Libre [actualmente Ejército Nacional Sirio, SNA].
En general, esta «continuidad rota» ilustra las tres etapas de desarrollo de la autonomía democrática como modelo político:
Al principio, la introducción de este modelo fue un intento de ampliar la esfera de influencia del movimiento kurdo entre los prooios kurdos y hacer de la lucha kurda por los derechos y el reconocimiento una demanda más legítima en la política nacional e internacional.
Cuando el modelo de autonomía democrática se puso a prueba en Bakur y Rojava, resultó ser un modelo administrativo inclusivo en cuanto al reparto de poder y la construcción de la paz local. Esto contribuyó a su legitimidad, pero no ha conducido a un reconocimiento formal.
Ahora, tras ser criminalizado y reprimido por el Estado turco en Bakur, el modelo de autonomía democrática lucha por sobrevivir en Rojava y en el norte y este de Siria como consecuencia de la ocupación turca y las amenazas militares.
Interacciones intrakurdas
El movimiento kurdo ha introducido y avanzsdo el modelo de autonomía democrática en diferentes escenarios de Kurdistán en circunstancias diferentes, aunque uniformemente desafiantes.
Como ya se ha mencionado, los primeros pasos hacia la autonomía democrática se dieron en el campo de Makhmour. Los habitantes de este lugar sufren importantes restricciones en sus movimientos y en el acceso a los servicios como consecuencia de los prolongados conflictos entre el PKK y las fuerzas del Gobierno Regional de Kurdistán [KRG, región autónoma de Irak], así como de los mortíferos ataques turcos. A pesar de estos problemas, el PKK como organización ha sido el principal movilizador de la prestación de servicios locales básicos, como la educación, el agua, la electricidad y las infraestructuras. Otros servicios, así como las conexiones con la comunidad internacional y las organizaciones internacionales, han sido gestionados por el Gobierno Regional de Kurdistán, el Gobierno iraquí y ACNUR.
Algunos residentes de Makhmour se han unido al PKK, tanto para participar en su lucha armada como para contribuir a sus programas sociopolíticos y culturales en diferentes regiones de Kurdistán. Los que adquirieron experiencia teórica y práctica en estructuras basadas en la autonomía democrática en Makhmour han tenido la oportunidad de ir a Bakur y Rojava para difundir el marco allí.
Esta movilidad ideológica y práctica transfronteriza también tenía como objetivo contribuir a las negociaciones de paz en Bakur. Tanto en 1999 como en 2009, Ocalan pidió que grupos de miembros del PKK de Makhmour y Qandil regresaran a Bakur como muestra de la voluntad del PKK de hacer la paz. Ambos grupos no lo consiguieron. Los miembros del primer grupo (en 1999) fueron encarcelados, mientras que el segundo grupo abandonó Bakur para evitar correr una suerte similar. Este es un ejemplo de cómo los esfuerzos del movimiento kurdo por poner fin a la guerra y hacer que los miembros del PKK volvieran a casa para liderar los esfuerzos por construir una autonomía democrática, contribuir a unas relaciones sociales pacíficas y participar en la vida sociocultural y económica de la comunidad se vieron obstaculizados por las políticas orientadas a la seguridad del Estado turco, que consideraba sus acciones políticas como amenazas a su «unidad nacional».
En Rojava, donde el Estado turco ha tenido menos influencia, las interacciones intrakurdas han sido ligeramente diferentes. Cuando los kurdos sirios tomaron el control de las zonas cercanas a la frontera, los miembros del PKK de diferentes partes del Kurdistán fueron a Rojava para ayudar a construir sus fuerzas armadas y contribuir a la creación de administraciones locales inspiradas en las teorías de Ocalan. Rojava fue la primera parte de Kurdistán que tuvo una oportunidad real de iniciar el modelo de autonomía democrática, no sólo para atender las demandas históricas de los kurdos de Rojava en materia de derechos y exigencias políticas, culturales y económicas, sino también para mostrar al resto de los kurdos si este modelo puede funcionar, y cómo, fuera de un entorno relativamente aislado y homogéneo como Makhmour.
Tras haber llevado a cabo una amplia investigación en Rojava entre 2014 y 2015 sobre el surgimiento y la evolución del modelo de autonomía democrática y sobre cómo da cabida a las necesidades de los pueblos y resuelve los conflictos intergrupales e interpersonales, he comprobado que sus políticas centradas en la inclusividad y el reparto de poder entre los diferentes grupos étnicos, religiosos, de género y políticos, y que consideran el autogobierno como el componente básico y el punto de partida de la organización política, han desempeñado un papel fundamental a la hora de conseguir el apoyo popular. Esto también la ha convertido en una opción prometedora para poner fin al conflicto en Siria y, al mismo tiempo, proteger y empoderar a la sociedad contra los grupos e ideologías nacionalistas y sectarias desestabilizadoras, incluidos los del régimen sirio, la oposición siria liderada por Turquía, ISIS y otras facciones.
Las primeras prácticas de autonomía democrática y autogobierno en el campo de Makhmour y Bakur se reflejaron en Rojava. Por ejemplo, para apoyar las iniciativas educativas en lengua kurda en Rojava, se enviaron profesores de aquellos lugares a la región, junto con material educativo, libros y revistas. Expertos médicos del Congreso de la Sociedad Democrática, con sede en Amed (Diyarbakir), visitaron hospitales en Rojava y unidades médicas en los campamentos de desplazados internos y yazidíes en 2013 y 2014 para identificar carencias y necesidades y ofrecer soluciones sobre la mejor manera de abordarlas a partir de sus experiencias en Bakur.
La experiencia de la autonomía democrática en Rojava es más parecida a la de Bakur que a la del campo de Makhmour, en gran medida porque las dos primeras regiones compartían circunstancias más comparables. Tanto en Rojava como en Bakur, la sociedad es étnica y religiosamente diversa, compuesta por kurdos, árabes, turcomanos, armenios, asirios y otros grupos. Por tanto, la necesidad de una administración multilingüe y de compartir el poder en los órganos de gobierno locales era importante y se abordaba tanto en Qamişlo (Rojava) como en Mêrdîn (Bakur), por ejemplo.
El movimiento kurdo de ambas regiones se esforzó por llegar a los grupos no kurdos y animarles a apoyar y participar en el modelo de autonomía democrática a través de organizaciones locales. En particular, el vacío dejado por la retirada del régimen de Assad y el apoyo de la Coalición Global a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) contra ISIS dio a la administración de Rojava una importante oportunidad para introducir el modelo de autonomía democrática en regiones de mayoría árabe en Siria como Manbij, Raqqa y Deir ez-Zor y animar a las poblaciones locales a participar en él.
Estas interacciones intrakurdas fueron posibles principalmente porque el gobierno turco mantenía «negociaciones de paz» con Ocalan en prisión y con los líderes kurdos sirios. Por ejemplo, Salih Muslim, entonces líder del Partido de la Unión Democrática (PYD, el principal actor detrás de la fundación de la autonomía democrática), visitó Ankara para negociar. El movimiento kurdo de Rojava no aceptó los intentos del Estado turco de unirlos a la oposición siria para luchar contra el régimen de Assad durante este periodo. En su lugar, decidieron desarrollar el modelo de autonomía democrática como una «tercera vía» construida sobre la base de los valores del laicismo, la igualdad de género, el multiculturalismo, el reparto del poder, la democracia, la inclusión y la construcción de la paz.
En Bakur, el alto el fuego que estuvo en vigor durante las negociaciones con Ocalan permitió al Partido Democrático de los Pueblos (HDP) llevar a cabo una campaña electoral más eficaz, llegar a grupos no kurdos y obtener su apoyo, y reactivar las organizaciones locales como parte del modelo de autonomía democrática.
El ambiente político de la época también dio al HDP y al PYD la oportunidad de apoyarse mutuamente, así como de mantener relaciones pacíficas con el gobierno turco para evitar un enfrentamiento armado y proteger la creciente legitimidad política kurda y las «ganancias territoriales» tanto en Rojava como en Bakur. El término «ganancias territoriales» no sólo se refiere a una geografía controlada por medios militares y políticos, también indica una esfera de influencia en una región que no necesita necesariamente fronteras geográficas. Afirmo que tanto el PYD como el HDP han tenido la oportunidad de ampliar sus ganancias territoriales haciéndose más inclusivos y aplicando el modelo de autonomía democrática, pero que las circunstancias cambiantes, en particular las políticas represivas del Estado turco, los ataques militares y las incursiones en territorio sirio, socavaron significativamente sus esfuerzos y criminalizaron sus demandas y derechos.
Amenazas para el proyecto AANES
En las circunstancias actuales, las perspectivas del modelo de autonomía democrática tanto en Rojava como en Bakur no son positivas. Esto se debe a varias razones fundamentales.
En primer lugar, el presidente turco Erdoğan y sus socios de coalición han estado buscando oportunidades tanto en la política nacional como en la internacional para lanzar una operación a gran escala contra Rojava, al tiempo que han aumentado la presión sobre el movimiento kurdo en Bakur intentando ilegalizar el HDP y silenciar los medios de comunicación kurdos.
En segundo lugar, la falta de conexiones geográficas entre las distintas partes de Rojava debido a la ocupación turca del norte y este de Siria, así como la militarización por parte de Turquía de las fronteras entre Rojava y Bakur, no permiten la interacción y el apoyo intrakurdos «transfronterizos».
En tercer lugar, los ataques turcos con drones dirigidos a figuras clave de las SDF, la AANES, el PKK y otros grupos políticos y militares kurdos en Rojava y la región de Kurdistán, y la falta de respuesta de la Coalición Global a estos ataques en las zonas bajo su influencia, contribuyen a la inestabilidad y la inseguridad. Socavan la campaña contra ISIS, crean desconfianza entre las SDF y la AANES y la Coalición, y aumentan la amenaza de un resurgimiento de ISIS, incluida la posible fuga de militantes del mismo actualmente encarcelados en territorios bajo control de las SDF.
En cuarto lugar, la desestabilización de la región causada por los ataques de Turquía e ISIS provocará más desplazamientos, violaciones de los derechos humanos, asesinatos indiscriminados y un cambio demográfico sustancial, como ocurrió durante la invasión y ocupación de Turquía de Efrîn (Afrin), Serêkaniyê (Ras al-Ain) y Girê Spî (Tel Abyad).
En quinto lugar, la autonomía democrática, que fue diseñada como un modelo multicultural, multilingüe, secular, orientado a la igualdad y al autogobierno, se ha introducido con éxito en las comunidades no kurdas, especialmente en Manbij, Raqqa y Deir ez-Zor. Esto ha sucedido a pesar de una larga historia de nacionalismo baazista patrocinado por el Estado; de ataques militares de múltiples bandos (incluidos el régimen sirio, la oposición siria, el Estado turco e ISIS); de embargos económicos impuestos por el régimen sirio, Turquía y el KRG; y de conflictos intrakurdos. La pérdida de las regiones restantes del norte y el este de Siria bajo control de las SDF a manos del ejército turco y sus grupos armados afiliados dañará gravemente las relaciones pacíficas y la confianza entre los grupos étnicos y religiosos de la zona. Como demuestran las pruebas de Efrîn (Afrin), Serêkaniyê (Ras al-Ain) y Girê Spî (Tal Abyad), las personas bajo ocupación turca son categorizadas, criminalizadas y castigadas en función de sus identidades, afiliaciones y apoyo real o percibido a las SDF y a la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria.
Ante estos graves problemas y sus posibles consecuencias duraderas para todas las partes implicadas, se señalan las siguientes recomendaciones a las distintas partes interesadas:
– Debe terminar la hostilidad hacia el modelo de autonomía democrática. La AANES debe tener la oportunidad de negociar el reconocimiento nacional e internacional, así como la posibilidad de incluir elementos de su modelo administrativo en otras partes de Siria como parte de un acuerdo político.
– Turquía y los grupos armados respaldados por Turquía deben poner fin a sus ataques contra la AANES. Estos ataques amenazan la estabilidad regional y aumentan la probabilidad de un resurgimiento del ISIS.
– Debe permitirse a los desplazados internos y a los refugiados regresar a sus hogares originales y reclamar sus propiedades, independientemente de dónde hayan estado desde el inicio del conflicto y de cuál sea su afiliación étnica, religiosa o política.
– Los actores y potencias regionales e internacionales deben detener inmediatamente las operaciones militares en Siria. Esto debe incluir un alto el fuego completo y la retirada de todas las fuerzas extranjeras del país, aunque las fuerzas internacionales de mantenimiento de la paz apoyadas por los actores locales podrían quedarse para evitar la reanudación de los conflictos hasta que se prepare y aplique una solución política global. La actividad política debe ser el medio principal para que las diferentes partes negocien y aborden los problemas sociales, políticos y económicos.
– El apoyo humanitario y las intervenciones de estabilidad a largo plazo deben rediseñarse y aplicarse sin demora para reconstruir las infraestructuras, proporcionar seguridad, permitir el acceso a los servicios públicos básicos y crear medios de vida sostenibles.
– La comunidad internacional debe seguir apoyando a la AANES en la gestión del retorno y la reintegración de las familias afiliadas a ISIS en los campamentos y de los miembros de ISIS en las cárceles.
– Los actores locales y nacionales deberían poner en marcha mecanismos de consolidación de la paz entre los actores políticos y militares y entre los diferentes grupos étnicos, religiosos y políticos y los individuos para garantizar una cohesión social sostenible. Estos esfuerzos deben ser alentados y apoyados por las partes interesadas regionales e internacionales.
– Los partidos y movimientos políticos kurdos, tanto en la región como en la diáspora, deberían aumentar sus esfuerzos para resolver los conflictos intrakurdos y cooperar. En particular, deberían trabajar para reforzar y desarrollar la capacidad del modelo de autonomía democrática para convertirlo en un modelo de gobernanza local más eficaz. La paz intrakurda también contribuirá a los esfuerzos de los kurdos por establecer relaciones pacíficas con otras comunidades de la región y con los gobiernos regionales.
– Debería crearse un comité nacional compuesto por representantes del mayor número posible de grupos diferentes con el fin de preparar una nueva constitución siria. Dada la polarización y la animosidad ideológica, étnica, religiosa y territorial del país, los fundamentos de la nueva constitución deben basarse en la democracia, la descentralización y el reparto del poder.
– Las fronteras entre Siria y los países vecinos deben estar abiertas para fines comerciales, proyectos humanitarios y visitas. Debe facilitarse la interacción entre las diferentes comunidades étnicas y religiosas a través de las fronteras.
Yasin Duman es un investigador independiente con un doctorado en el Centro de Confianza, Paz y Relaciones Sociales de la Universidad de Coventry, donde examinó las relaciones intergrupales y la integración en el contexto de los refugiados sirios en Turquía. Es autor de Rojava: Bir Demokratik Özerklik Deneyimi [Rojava: Una experiencia de autonomía democrática] (İletişim, 2016) y coeditor de Methodological Approaches in Kurdish Studies: Theoretical and Practical Insights from the Field (Lexington Books, 2019). Su investigación actual se centra en las políticas de desplazamiento e integración, las relaciones intergrupales y los esfuerzos de consolidación de la paz en el Kurdistán.