¿Está llegando el conflicto en Siria a un punto de inflexión? [Análisis]
Este artículo fue escrito el 5 de diciembre antes de la caída final de la ciudad de Alepo que se produciría 8 días más tarde el 13 de diciembre.
La ciudad del noreste de Siria, Alepo, lleva desde 2012 dividida entre la parte occidental, controlada por el acosador dictador del régimen, Basar al-Assad, y la parte oriental, controlada por una fragmentada coalición dominada por grupos rebeldes islamistas.
Anteriormente esta ciudad, la más grande de Siria, ha sido testigo de la violencia más extrema de la guerra: ambos bandos han usado tácticas de asedio y han atacado con bombardeos de artillería a objetivos civiles. El régimen tiene a su disposición capacidad aérea por lo que la mayoría de muertes civiles han ocurrido en la zona oriental controlada por los rebeldes.
Tanto el régimen como los rebeldes han mostrado una falta de escrúpulos pasmosa en relación a la seguridad de los civiles y el derecho internacional que regula los actos de guerra; con normas como la prohibición de la tortura y la ejecución de prisioneros de guerra.
Durante cuatro años los combates en Alepo, a pesar de la intensidad, han consistido en ofensivas y contraofensivas que habían dejado la situación sin mucho cambio. Ha sido una guerra de desgaste de una violencia extrema.
Sin embargo, desde el 25 de noviembre, una ofensiva gubernamental ha arrebatado a los rebeldes al menos la mitad del territorio que controlaban en Alepo.
Desastre humanitario
Desde la brutal represión del levantamiento popular en 2011, éste ha evolucionado hasta convertirse en una guerra civil con muchos bandos en liza. Siria se ha convertido en un matadero. Alrededor de la mitad de la población ha sido desplazada: con unos cuatro millones de personas abandonando el país para convertirse en refugiados y siete millones de refugiados internos.
Para el 2015, la esperanza de vida había caído desde los 70 años antes de la guerra hasta los 55. En febrero, el Syrian Centre for Policy Research (SCPR) estimó el número de muertos en 470.000: de los cuales 400.000 murieron directamente como causa de la violencia mientras que los restantes 70.000 murieron por falta de medicinas o ayuda médica, comida, agua limpia o acceso a vivienda.
Millones más han sido heridos y los daños materiales a casas y demás infraestructuras es sencillamente incuantificable.
La mayoría de los combatientes, tanto sirios como extranjeros, están aparentemente luchando contra ISIS. La realidad en cambio muestra que tienen otros intereses.
El principal oponente de ISIS son las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF). Las milicias más grandes de esta coalición militar de izquierdas forman parte de las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ), nacidas de entre la comunidad kurda. Las operaciones de las SDF suelen contar con el apoyo aéreo de la coalición liderada por los EEUU y los poderes occidentales que llevan a cabo ataques aéreos en Siria.
Desde septiembre del año pasado, Rusia está llevando a cabo sus propios ataques aéreos en Siria.
La Siria de Assad era uno de los aliados más cercanos de Rusia en Oriente Medio, y los ataques aéreos rusos forman parte de las operaciones militares del régimen. Las milicias rebeldes del este de Alepo son objetivos habituales de estos ataques, que han costado un gran número de victimas civiles.
El régimen tiene su propia fuerza aérea, que no es tan efectiva militarmente hablando pero, debido a su brutalidad y su mandato de no discriminar entre combatientes y civiles ha causado un gran número de muertos civiles.
Actualmente en Siria, existen al menos cuatro bandos que reclaman la autoridad gubernamental, pero el número de actores locales y extranjeros en el conflicto es más alto.
En primer lugar está el régimen. Un estado dinástico, policial y totalitario antes de 2011; desde el levantamiento popular de 2011 ha perdido el control sobre gran parte del país. Sus fuerzas armadas son dependiente de la colaboración de milicias paramilitares, fuerzas iraníes, combatientes del movimiento libanés Hezbollah y sobre todo, del poder aéreo ruso.
Rebeldes
En segundo lugar, está la Coalición Nacional Siria (SNC), una amalgama de políticos exiliados peleándose entre sí. Es el actor reconocido por la mayoría de estados occidentales como gobierno legítimo de Siria.
Teóricamente la SNC está representada dentro del Ejército Libre de Siria (ELS) y están aliados a rebeldes islamistas “moderados”. En realidad esas fuerzas están compuestas por numerosas unidades independientes, alianzas cambiantes, y a veces luchando entre ellas mismas, y si acaso tienen algo en común es sobretodo su inobservancia de las directivas emitidas por la SNC.
Occidente ha suministrado armamento a los grupos del ELS a través de los aliados regionales, particularmente Arabia Saudí, Qatar y Turquía. Estos estados tienen cada uno sus propias ambiciones, no siempre coincidentes con los de sus patrocinadores imperialistas occidentales ni tan siquiera entre ellos mismos.
También tienen sus propias ideologías dentro del islamismo fundamentalista sunita. El suministro de armas canalizado a través de estos estados ha ido a parar a aquellos grupos con los que tenían una afinidad especial y sabían que servirían a sus propios intereses.
El conflicto ha atraído a extremistas sunitas de todo el mundo. Mucho de estos grupos son anti-occidentales y la designación de “moderados”, con la que son referidos por las potencias occidentales, se aplica a aquellos grupos que son vistos como pro-occidentales.
De entre todos estos grupos islamistas sunitas llegó el tercer aspirante al poder en Siria: ISIS. Mientras que sus ambiciones para formar un califato global son fantasiosas, desde principios de 2014 han conseguido consolidarse en un territorio que une parte de Iraq y parte de Siria, aunque en este momento el territorio bajo su control está en retroceso.
Su apoyo al terrorismo global y su entusiasta publicidad de las atrocidades que cometen hacen de ISIS el pretexto perfecto para invadir Siria o Iraq.
El cuarto actor sobre el terreno que aspira a consolidarse como poder gobernante es el Consejo de la Federación Democrática de Rojava- Siria del Norte (MSD). Sus fuerzas armadas son las SDF. Su origen se encuentra en la revolución de Rojava (Kurdistán sirio) de 2012 que aprovechó el vacío de poder ocasionado por la retirada del régimen para defender Alepo y la capital Damasco.
Auto-gobierno Democrático
Las SDF es una fuerza única en el panorama sirio porque se encuentran sujetos a una autoridad democrática civil. La revolución de Rojava ha creado una forma única de auto-gobierno democrático que prioriza la liberación de la mujer, la democracia directa, el socialismo humanista y ecológico y la tolerancia étnica y religiosa. Estos ideales han permitido que su base de apoyo vaya más allá de la población kurda que la vio nacer.
La revolución de Rojava ha estado amenazada por el régimen turco de Recep Tayyip Erdoğan. Esto se debe a sus conexiones ideológicas, no sólo a la guerrilla y resistencia civil de Bakur (Kurdistán turco), sino también a la izquierda turca, como por ejemplo el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) cuyos diputados han sido recientemente arrestados por el régimen de Erdogan.
Erdogan mostró interés en el conflicto sirio inicialmente por su deseo de influenciar en un escenario post-Assad. Pero ahora, aplastar al movimiento revolucionario liderado por los kurdos se ha convertido en su objetivo primordial.
Esto explica el apoyo turco a los distintos grupos islamistas, incluyendo al ISIS; este apoyo explica el fulgurante ascenso de ISIS a finales de 2013.
La compleja alianza entre las SDF y la coalición liderada por los EEUU comenzó después del asedio a Kobanê en 2014. Los EEUU se mostraban dispuestos a colaborar pero esperaban que ISIS conquistara Kobanè para así poder tener justificación de entrar en la ciudad para luchar ellos contra ISIS. Este cínico plan se vio desbaratado por la resistencia de las YPG y las YPJ, dejando a los EEUU poco espacio para maniobrar y obligándoles a colaborar con la fuerza más eficiente sobre el terreno en la lucha contra el ISIS.
Las SDF, por su parte, han necesitado combatir contra armamento suministrado por los turcos. Los EEUU no estaban dispuestos a levantar el embargo sobre Rojava (impuesto desde Iraq y Turquía), quitar a los aliados de las SDF de la lista de organizaciones terroristas o permitir que las SDF consiguiesen armamento pesado, pero a cambio ha ofrecido apoyo aéreo.
Mientras esta alianza ha continuado a nivel militar, políticamente las potencias occidentales han continuado su política de reconocimiento de la SNC y de exclusión de la MSD de las conversaciones de paz internacionales sobre Siria.
La intervención de Turquía
Erdogan al principio trató de forzar a los EEUU a romper la alianza con las SDF en favor de los grupos afiliados a la SNC que actúan bajo sus ordenes. Para ello provocó un conflicto con Rusia, derribando un caza en noviembre del año pasado. Sin embargo, los EEUU no quieren una guerra a gran escala con Rusia.
En junio, las SDF estuvieron cerca de conseguir su objetivo al liberar todo el territorio de Rojava bajo control de ISIS – y controlar casi la totalidad del territorio que hace de frontera entre Siria y Turquía. Erdogan cambió de táctica y busco un acercamiento con Assad y con Rusia.
El 12 de agosto, las SDF liberaron la ciudad de Manbij, después de dos meses de duros combates. Su siguiente objetivo era Yarabulus.
Sin embargo, después de que las fuerzas del régimen de Assad distrajeran a las SDF atacando el este de Rojava, las fuerzas turcas ocuparon Yarabulus en agosto. Ahí se reunieron con fuerzas colaboradoras sirias con la bandera del ELS/SNC. Muchos de estos combatientes sirios provenían de grupos apoyados por Turquía de Alepo, otros fueron reclutados en los campos de refugiados en Turquía.
Yarabulus fue tomada sin disparar un solo disparo, dejando ver que se había producido una retirada ordenada del ISIS de la zona. Han habido afirmaciones indicando que antiguos combatientes de ISIS simplemente cambiaron de uniforme y se unieron a los agentes del ejército turco afiliados al ELS.
Los EEUU, inquietos por el acercamiento entre Erdogan y Putin, dieron su permiso y apoyaron con fuego aéreo a Turquía.
El 5 de noviembre, las SDF anunciaron el principio de una campaña militar para liberar Raqqa, apoyada por los EEUU. Al mismo tiempo, tanto fuerzas turcas como de las SDF habían estado avanzando sobre la ciudad de al-Bab, estrategicamente vital. Aviones de guerra turcos han bombardeado el territorio controlado por las SDF alrededor de Manbij y Afrin, matando civiles.
Al-Bab es clave estrategicamente para los intentos de las SDF de unir los cantones de Rojava, y las fuerzas turcas intentan detenerles. También controla el acceso a Alepo. El 30 de noviembre el medio de información ruso Sputnik afirmó que fuerzas del gobierno sirio estaban avanzando hacia la ciudad.
Los intentos turcos de desplegar a las milicias que controlan Alepo en Rojava puede haber sido un factor que explica el rápido avance de las fuerzas gubernamentales en la ciudad de Alepo. La agencia de noticias Hawar informó el 29 de noviembre que algunos combatientes de las milicias apoyadas por Turquía en Alepo se estaban quejando de que habían sido sacrificadas por el acuerdo secreto entre Turquía y Rusia.
Mientas en Alepo, el barrio de mayoría kurda Sheikh Maqsoud ha acogido a más de 10.000 refugiados de otras partes de la ciudad en la última semana. Esta zona controlada por las YPJ y las YPG desde 2012, ha sido atacada frecuentemente por las fuerzas alineadas con la SNC y en menor medida por las fuerzas del régimen de Assad.
El barrio permanece bajo asedio y no ha recibido suministros desde septiembre del año pasado. Las autoridades locales están por lo tanto luchando para poder satisfacer las necesidades alimentarias, médicas y de otra índole y han solicitado la asistencia internacional según informó la Agencia de Noticias Hawar el 1 de diciembre.
El 4 de diciembre esta misma agencia informó que algunos de los barrios orientales de Alepo que habían sido liberados por las YPJ y las YPG, cuyos “equipos de ingenieros estaban limpiando la región de minas, y que cientos de los habitantes de estos barrios estaban volviendo a sus casas”.
“La mayoría de la gente volviendo a sus casas han sido desplazadas hacia el barrio de Sheikh Maqsoud escapando de las fuerzas de la SNC y de las fuerzas del régimen baazista que bombardea la región”.
Hawar ha dicho que las YPG y las YPJ habían respondido ante los “llamamientos de los vecinos y habían liberado los barrios, y hoy los refugiados volvían hacia sus casas”.
Este artículo apareció por primera vez en la página web de Green Left Weekly
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Fuente: Kurdish Question
Autoría: Tony Iltis
Fecha de publicación del original: 05/12/16
Traducido por Rojava Azadî
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