Entrevista con un activista de la Anti-fascist Network luchando en Siria
En 2015 un activista de la Anti-fascist Network fue a Rojava (el área kurda liberada en el norte de Siria) para unirse a la lucha kurda por la autodeterminación y contra el Estado Islámico. Regresó el verano de 2016.
Eres un activista por los derechos de los animales y antifascista. ¿Por qué fuiste a Rojava para ayudar a los kurdos?
Hay muchas razones por las fui a Rojava para ayudar a los kurdos. Había una curiosidad sobre la guerra y el conflicto que me llevó a Rojava. Quería ver cómo era por mí mismo y tener esa experiencia. Quería, en muchos sentidos, escapar de la estancada y repetitiva existencia que estamos forzados a aguantar aquí.
También fui porque me gusta lo que están haciendo los kurdos en Rojava y creo en el concepto de solidaridad. Este es su momento en la historia, invitan a internacionales a ir y ayudarles y sentí de alguna forma que era mi deber el honrar mi sistema de convicciones y unirme a ellos. Esta es la naturaleza de la solidaridad. Si crees sinceramente que es posible un mundo mejor entonces tienes que correr riesgos y estar preparado para hacer sacrificios. Después de cuatro años de academia me gustaba la idea de “mancharme las manos”. Muchas personas de izquierdas se conforman con priorizar la escritura de artículos o hacer un doctorado con un pensamiento crítico o estudios medioambientales o algo así y se engañan a sí mismos diciendo que todavía están luchando como parte de algún tipo de contra-cultura o movimiento radical.
Empecé a seguir la lucha de los kurdos en el norte de Siria a través de los medios de comunicación. Pese a que digo que no entendía y sigo sin entender completamente toda su causa, me gustaban las cosas generales a las que aspiran: la liberación de la mujer, el multiculturalismo, el laicismo, la democracia local. Su defensa de la revolución es una de las pocas guerras justificables de las últimos décadas. En medio de lo que es una verdadera guerra brutal y sangrienta, los kurdos son una luz de cortesía y decencia.
Entonces tuve que investigar sobre los voluntarios extranjeros que íbamos a ir allí, mayormente de países occidentales. Al principio asumí que eran todos tipos ex-militares, personas con muchísima experiencia en estas materias. Pero me topé con un chico británico, un pintor y decorador, con ninguna experiencia militar que estaba allí. Y él no era ningún extraordinario y súper atlético arquetipo de “héroe de guerra” sino un tipo normal. Y pensé “si él puede hacerlo, yo puedo intentarlo.” Por supuesto, pensé sobre ello profundamente y durante mucho tiempo. Contemplé todas las posibilidades -desde los extremos de ser asesinado a “volverme nativo.” El sacrificio del primero(de dos) voluntario británico en morir allí, Konstantinos Erik Scurfield, tuvo un gran impacto en mí. Él es sin duda un héroe para mí, y a pesar de que su muerte fue trágica y triste, su valentía y sacrificio no debería olvidarse nunca. Por extraño que parezca, su muerte me hizo querer ir aún más.
Un recuerdo particular sobre esta época es que, como dije, estaba siguiendo atentamente a los kurdos, y quería mostrar mi apoyo. Empecé a buscar online camisetas que pudiese comprar y vestir para mostrar mi apoyo, y entonces me encontré a mí mismo pensando “esto no es una marca, no es un juego. Si quiero apoyarles entonces debería hacer algo para ayudar.” Realmente la única forma en la que podía hacer esto era yendo allí. Otro sentimiento que tuve es que sabía que si no iba me arrepentiría de esa decisión el resto de mi vida. Sabía que sería un hombre mayor que, cuando la guerra civil siria estuviese siendo analizada, diría con arrepentimiento: “pensé en ir allí”. Para mí, ir a Rojava formaba parte de transformar las aspiraciones de la realidad, una forma de decir: “tú puedes y deberías hacerlo” – de la misma forma que no debería vestir una camiseta de “Apoyo a ALF” o “Buenas noches, Orgullo Blanco” sino ir allí y liberar animales o enfrentarme a los fascistas.
¿Cómo llegaste allí?
Volé al área del Gobierno Regional de Kurdistán de Iraq Federal y crucé la frontera ilegalmente hacia Rojava. Pese a que elementos de las sociedad del Kurdistán iraquí apoyan la revolución, la facción política dominante allí, el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) liderado por la dinastía familiar de Barzani, es hostil. Tienen un actitud más “occidental”, tiene buenas relaciones con Turquía y tienen su propio proyecto de un “Gran Kurdistán”. No sólo no permiten la entrada de voluntarios internacionales en Rojava, sino que rutinariamente cierran la frontera, imponen un embargo de muchos suministros necesarios y niegan la entrada a periodistas. Aquellos que cruzan la frontera ilegalmente pueden enfrentarse al arresto y encarcelamiento si son capturados por las fuerzas Pesmergas del PDK. Esto le ha ocurrido a un gran número de voluntarios internacionales.
Sin embargo, hay muchas rutas para cruzar la frontera ilegalmente, tanto a pie como en vehículo. El viaje a veces puede durar diez horas.
Describe un día en la vida de un voluntario internacional en el ejército kurdo.
Bueno, durante la noche tienes que hacer “nobet” – que es un cambio de turno, si estás en la línea de frente o descansando. Nunca tienes una noche libre. Dependiendo de tu posición puede durar muchas horas o una hora, tanto solo o con un heval (un término entre “amigo” y “camarada” – un heval es alguien involucrado en el movimiento kurdo). La más larga que hice fueron cuatro horas, pero esa fue una excepción y desde entonces nunca duraron más de dos horas. Así que, cada noche, a un hora aleatoria eras levantado para permanecer en la fría oscuridad. También hacías “nobet” durante el día, bajo la misma estructura.
Entonces, te levantas a las seis de la mañana, a no ser que estés en determinadas posiciones que puedan ser atacadas, en cuyo caso te levantas a las tres de la mañana, que se corresponde con el primer rezo.
Aparte de eso, hay poco que hacer. Pasas todo el día con tus hevals. A veces estáis juntos en un tabor completo (el nombre kurdo para las unidades de revolucionarios – de hasta cuarenta personas), otras son separados en equipos, de a lo mejor diez a doce hevals. Fumas mucho, todo el mundo fuma. En nuestro tabor, creo que teníamos un chico que no fumaba y quizás dos o tres mujeres. Para los estándares británicos los cigarros son bastante débiles – diría que normalmente fumaba cuatro en la primera hora del día, y fumaría entre veinte y treinta al día. Esto no es poco común, y no es el estrés de la situación ya que la vida no es estresante – es el aburrimiento de las cosas. Los que diferencia a los kurdos de los ejércitos occidentales es que ellos son reactivos, no proactivos. A no ser que haya un ataque – tú sólo merodeas, no esperando que algo ocurra per-se, sino pasando tu día – y entonces cuando algo ocurre tú respondes a ello. Creo que esto es algo que llevaba a algunas personas ex-militares a subirse por las paredes ya que ellos tienen el lema de la “eterna vigilancia” o “estar preparado.”
El fuego juega un gran papel en la vida. A pesar de que yo llegué en invierno (lo que quizás lo explicaría en cierto grado), los kurdos están obsesionados con el fuego. Lo primero que harán cuando llegan a algún lado es encender un fuego, y ellos arrojaran cualquier cosa a él. Nada de virutas de madera de habilidades rurales y pedernal que ves en la guía de supervivencia del SAS, la manera kurda es arrojar tanto una jarra de gasolina para conseguir que prenda o quemar plástico. Y tendrán un fuego encendido todo el día, que sólo se extinguirá cuando circunstancias como que sea una fuente para los escáneres térmico del enemigo o un blanco para los sistemas de armas térmicas del enemigo, surjan. Incluso entonces hay algunos reacios a apagarlo. En el fuego siempre tendrán hirviendo jarras de agua caliente para hacer té. Lo llaman chai y es una bebida negra, fuerte y con al menos tres cucharadas de azúcar. Adoran el chai y beben un millón de vasos al día. Cigarrillos, fuego y chai – esas son las cosas más importantes para los kurdos.
No sólo hacer fuego juega un gran papel en la vida social, pues la gente interactúa alrededor de él, sino que lo usan tanto para cocinar comida en él como para hervir agua para lavar. Cuando estás en operaciones o en posiciones de frente estás sin electricidad, por lo que el fuego es la fuente de energía. Comes colectivamente, compartiendo de los mismos enormes platos o bols y esto se hace de cuclillas en el suelo. El nan, que es un pan redondo, chato y grueso que tiene la habilidad de ponerse duro pero nunca mohoso, es comido con todo. Es usado a menudo como sustituto de la cuchara para comer el arroz o las judías o lo que sea que estés comiendo.
Junto al fuego y el té, los kurdos aman la música. Son populares los altavoces portátiles que reproducen la música de pendrives. Siempre hay música sonando, y es generalmente kurda. Incluso cuando estás en una operación y hay una lucha desarrollándose, habrá algún alocado que piense que no pasa nada por poner música. Por las tardes, cuando te sientas alrededor del fuego, es normal el turnarse y cantar canciones.
Los kurdos no entrenan realmente -ni físicamente ni maniobras, y no cuidan mucho de su equipo. Esto es algo que hace a muchos voluntarios ex-militares subirse por las paredes.
Viajas en convoy en el omnipresente Toyota Hilux; cinco en la cabina y alrededor de diez o así en la parte de atrás. A menudo es un camino apretujado, lleno de baches y peligroso y yo estaba constantemente preocupado de caer, mientras que los kurdos se sentaban a los lados del vehículo con una gracia natural.
Los kurdos adoran el volleyball, juegan a un juego tipo ajedrez/damas en un tablero improvisado oponiendo piedras oscuras y claras que pueden mover hacia delante y hacia atrás y de lado a lado. También juegan a un increíble deporte llamado Parastina.
Cuéntame sobre los voluntarios internacionales. ¿Por qué la gente arriesga su vida para apoyar a las YPG o la lucha kurda?
Contrariamente a la confusión popular, excepto por el Batallón Internacional por la Libertad, que es realmente un proyecto comunista turco, y una unidad de aproximadamente cincuenta internacionales, no hay “brigadas internacionales” de luchadores. Los voluntarios internacionales son integrados en las unidades kurdas, a veces hay uno o dos de ellos, otras veces, puede casi alcanzarse el doble de figuras. Porque hay un amplio mix de personalidades en Rojava, los voluntarios internacionales no son un cuerpo unificado y hay, a veces, hostilidad, desprecio y desconfianza entre ellos.
En el terreno, los voluntarios internacionales son conocidos por ellos mismos y por los kurdos como “occidentales”. Aunque use este término a veces, y no deliberadamente, siempre he tenido un problema con ello e intento usar el término “internacionales”. También, tanto en mi mente como en las estructuras y la vida real, los voluntarios de Turquía quienes están en gran parte en sus propias unidades (creo), no son considerados “occidentales” o “internacionales.”
Generalmente hablando, hay dos razones principales por las que la gente va a Rojava: apoyar las aspiraciones políticas de la revolución kurda o luchar contra ISIS. Esto no quiere decir que estas sean mutuamente las razones exclusivas. Hay también una pequeña minoría de voluntarios; son soldados profesionales y pasan su vida vagando de guerra en guerra.
Los voluntarios internacionales son un grupo ecléctico y difícil de clasificar. Políticamente hablando, vienen de todos los matices de la extrema izquierda incluyendo el Trotskismo, Estalinismo, del tipo IWW e insurgente anarquistas, neutrales, “apolíticos” de la clase obrera izquierdista, de derechas a centro-derecha, conservadores o religiosamente entusiastas cristianos. La única persuasión política que no conocí allí fue la extrema derecha, fanáticos islamófobos del EDL. De nacionalidades conocí americanos, canadienses, italianos, españoles, vascos, rumanos, irlandeses, suecos, alemanes, franceses, checos, polacos, australianos, neozelandeses, chinos y noruegos. Los voluntarios son predominantemente hombres. Creo que las voluntarias femeninas podrían ser contadas con los dedos, incluso con una sola mano.
Como dije, es difícil clasificar a los voluntarios. Conocí ex-soldados que eran revolucionarios en apariencia y condescendientes en carácter y auto-definidos anarquistas que eran autoritarios en la cercanía y despectivos en sus relaciones sociales. Me gustaba pasar tiempo con personas que no eran en cierto modo personas, en trasfondo o en posturas políticas, con las que discutiría en casa – dándome cuenta que no hay muchas convicciones que hacen a una personas salvo los valores que tiene. Si alguien era decente, educado, respetuosos y mostraba respeto por sus anfitriones, los kurdos, entonces esto les hacía una buena persona en mi libro.
Un buen amigo mía era un ex-militar de unos 50 años de Francia. Era juvenil y siempre era respetuoso -seguía sus costumbres, limpiaba, etc. y solía decir: “soy un invitado en este país. Este es su país, debemos respetar sus valores y costumbres.” Durante un corto periodo de tiempo, él había trabajado como guardia de seguridad en Brighton, desahuciando okupas particularmente, y solía bromear con él diciendo que probablemente yo conocería a alguno de ellos. Pero su postura política era definitivamente de centro derecha. Él encontraba el Islam, y el crecimiento de la religión, y sus costumbres como rezar fuera de mezquitas, una amenaza al modo de vida en el que él había crecido y conocía. Tenía miedo de que el Islam dominara la sociedad francesa. Obviamente, yo tenía una perspectiva diferente y hablábamos durante horas sobre estos temas. Después del desastre del ataque terrorista en París, estas discusiones se volvieron intensas -“ves” dijo “¿cómo no puedes decir que esto es verdad?” Pero había respeto entre nosotros y disfrutábamos de la compañía del otro.
Algunos, y especialmente aquellos que están para hacer el inexistente trabajo civil – intentan hacer esta distinción: “¿eres político o estás aquí solo para matar Dais (el nombre kurdo para el Estado Islámico)?” dicen con condescendencia implícita en los segundos, sin apreciar la valentía que los luchadores tienen en su naturaleza, el hecho de que ellos quizás tengan un sistema de valores diferente o no tengan el privilegio de una educación académica que los convierta en semejantes gilipollas.
¿Por qué va la gente? Por un lado está el elemento fuerte de la auto-gratificación – muchos están intentando convertirse en “héroes de guerra” y hacerse un nombre. Hay bastante personalidades “llamativas”; conocidos todos como narcisistas que están allí por la gloria. Dicen muchas sandeces y suelen ser los primeros en aparecer en las coberturas de los medios sobre los voluntarios internacionales. Perdí la cuenta del número de personas que estaban planeando escribir libros o blogs, y para ser honestos, solo hay un puñado de libros de personas que leería si apareciesen.
Pero, de todos los que son así hay muchas más personas con una profunda integridad. Algunos corren el riesgo porque creen en los que están haciendo -ya sea luchando contra Estado Islámico, o incluso estando con los kurdos y la auto-expresión kurda, más que la ideología política kurda per-se.
Si tengo que pensar sobre los voluntarios ingleses en particular, estoy muy orgulloso de ellos. Son mayoritariamente de la clase obrera y neutrales políticamente. Son albañiles, pintores y decoradores, profesores suplentes, obreros de fábrica y ex-reclutas. Sus posturas políticas oscilan desde izquierdistas que hablan en contra de la islamofobia hasta personas con las que probablemente no estarías de acuerdo con los temas de inmigración o clérigos si estos saliesen. Pero estoy muy orgulloso de ellos porque es la clase obrera que está luchando al fascismo del Estado Islámico, y no tanto académicos, anarquistas doctrinales lectores de libros de texto ni racistas, grupos de fanáticos arrastrando el “Mantén Gran Bretaña Blanca.”
¿Hay alguna conexión entre la lucha antifascista aquí y la revolución en Rojava?
Al final del día, en mi mente, hay más similitudes entre las posturas políticas del Estado Islámico y la ultra derecha británica que diferencias. Ambos creen en muchas cosas iguales, como la subordinación de los roles de género, la pena capital, una intolerancia a la homosexualidad, que algunas culturas son superiores a otras, la pureza social y que todos deben vivir bajo un sistema de valores dominante. Y aunque en la extrema derecha son demasiado estúpidos para darse cuenta, están dando ventaja a los fascistas islamistas. Cuando estas personas realizan ataques terroristas en Europa no hay una clara demanda política como la autodeterminación o la retirada de tropas o intereses. Lo que están intentando lograr es el terror en un sentido literal; crear el caos y la confusión contra y dentro de las comunidades islámicas de estos países y crear una respuesta negativa general y un sentimiento anti-islámico en todos los no musulmanes. De esta forma, la sociedad se vuelve más y más polarizada mientras ambos grupos crecen más lejos, desconfiando unos de otros más y más y volviéndose más hostiles unos hacia otros. Pero esto no le importa a la extrema derecha, porque como has visto; cuando las cosas se ponen mal y los teocráticos fascistas suponen una seria amenaza para la paz y la libertad, ellos no están preparados para mantenerse firmes y luchar. Por eso es tan importante que nos unamos a personas de todas las razas y religiones, y con miembros de la comunidad islámica en particular, porque a pesar de que es un cliché decirlo, es verdad: la unidad es la fuerza y al encontrar un terreno común en el que trabajar juntos podemos defendernos no solo del fascismo del fundamentalismo islámicos, sino también del fascismo que agita la Cruz de San George y la Bandera de Reino Unido.
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Fuente: Kurdish Question
Fecha de publicación del original: 30/12/2016
Traducido por Rojava Azadî