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El hijo de Amanda murió luchando en Siria. Ahora, ella se siente en 'parte kurda'

Fuente: ABC News
Autora: Lauren Williams
Fecha: 02/11/2018
Traducido por Rojava Azadi
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Ashley, el hijo de Amanda Johnston, murió luchando junto a los kurdos en Siria. (ABC RN: Tegan Osborne)

Amanda Johnston no está enojada con la mujer que ayudó a reclutar a su hijo para la causa kurda, a pesar de que murió combatiendo en Siria. De hecho, ella la considera una amiga.

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Han pasado tres años desde que Ashley Johnston, un cartero de Canberra de 28 años de edad y ex reservista del ejército, se convirtió en el primer combatiente australiano en morir por la causa kurda, y su madre sigue intentando dar sentido a todo ello.

El viaje de Amanda hacia la comprensión la ha llevado a viajar a Europa, a conocer a la mujer que le informó a través de Facebook sobre cómo viajar a Siria, Kader Kadandir. Ambas mujeres se reunieron durante dos días en Alemania, compartiendo historias y recuerdos de Ashley. Y puede sorprender a algunas personas, pero Amanda no siente enojo contra los kurdos ni hacia Kader.

Ella insiste en que su hijo se ofreció voluntario por su propio deseo.

Según la ley australiana, lo que Ashley hizo fue ilegal; es un delito entrar en otro país como combatiente extranjero con la intención de participar en una actividad hostil.

Pero cuando Ashley murió, la Asociación Kurda de Australia pagó para que su cadáver fuera devuelto a Australia y luego para que su madre viajara a Europa, donde conoció a Kader y a los padres de otros que habían muerto en la lucha.

«Cuando conoces a personas que han perdido a un hijo de la misma forma que tú, sabes que te entienden aún mejor», dice Amanda.

«Ellos están luchando allí por la misma causa. Están allí por las mismas razones. «Así que me parece que están en el mismo lugar que yo».

La amistad de Amanda con la comunidad kurda australiana es tan fuerte que dice que se siente «parcialmente kurda».

«Ashley hizo esto porque era importante para él. Entonces, como era importante para él, es importante para mí», dice.

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La búsqueda de Ashley por un significado

A finales de 2014, Ashley emprendió lo que se suponía que sería una gira de mochileros por Europa. Era un ex reservista del ejército frustrado, que había sido desplegado brevemente como pacificador en las Islas Salomón.También trabajó como gerente de una tienda de botellas y cartero.

La madre de Ashley, Amanda, dijo que estaba buscando un mayor significado a su vida.

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Escucha el audio:

La madre de un australiano asesinado con kurdos sigue buscando respuestas.

 

«Me dijo: ‘Mamá, quiero viajar, me gustaría leer algunos de los libros clásicos … Quiero hacer algo en lo que realmente pueda sentir y realmente ver que estoy logrando algo diferente'», recuerda Amanda.

En algún momento durante sus viajes, Ashley accedió a una página de Facebook llamada Leones de Rojava. La página detallaba las victorias kurdas en Siria e Irak y celebraba a los mártires caídos en batalla. También hacía convocatorias para que voluntarios se unieran a la lucha contra el Estado Islámico (IS).

Cientos de extranjeros se pusieron en contacto con el sitio con la esperanza de unirse y Ashley fue uno de ellos.

‘En pocas palabras, estoy en Siria’

En diciembre de 2014, Ashley tuvo un largo intercambio de correos electrónicos con Kader, que tenía su base en Alemania y trabajaba como una de las administradoras de la página web de los Leones de Rojava.

Él detalló su experiencia militar y ella le informó sobre cómo llegar a la zona kurda de Siria, conocida por los kurdos como Rojava.

Ashley y su madre estaban en contacto constante durante sus viajes. Amanda recuerda que las campanas de alarma comenzaron a sonar cuando lo vio dar un «me gusta» a la página de los Leones de Rojava en Facebook.

Cuando le envió una foto de él mismo con uniforme militar y un AK-47 sobre su hombro, ella se le enfrentó.

«Le dije: ‘¿Qué haces con un arma?'», cuenta Amanda.

Justo después de la Navidad de 2014, Ashley le envió un mensaje a su madre por Facebook. Decía: «Oye, realmente no quiero que te preocupes, pero tampoco quiero seguir mintiéndote. Resumiendo, estoy en  Oriente Medio, en Siria. Ya llevó aquí casi un mes». Insistió en que estaba haciendo trabajo humanitario.
Menos de dos meses después, Ashley estaba muerto. El vehículo en el que viajaba con otros seis se averió y combatientes de IS lo mataron en una emboscada.

Reacciones diferentes

Gulfer Olan, el entonces co-presidente de la Asociación Kurda de Australia, fue el primero en recibir la noticia de la muerte de Ashley. Su obligación era contactar a su madre.

«La madre de un mártir kurdo es la madre de todo Kurdistán», dice Gulfer.

«Dijimos que haríamos todo lo que fuera necesario para ayudarla».

Amanda estaba conmocionada y devastada, y la comunidad kurda también estaba sensibilizada. Gulfer dice que la comunidad sintió que era su obligación cuidar de la madre de Ashley.

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Amanda Johnston siempre lleva las placas de identificación de su hijo en el cuello.(ABC RN: Tegan Osborne)

Se organizó el funeral de un mártir para Ashley en Sydney. Pero mientras los kurdos lo aclamaban como un héroe, lo que hizo seguía siendo ilegal. Hubo una fuerte presencia policial en el funeral en honor de Ashley organizado por la comunidad kurda.

Las autoridades temían que sus acciones inspiraran a otros a seguir sus pasos.

«Vino la AFP y querían hablar con nosotros», dice Amanda. «Dijeron ‘Bueno, legalmente … él ha cometido un delito’. Y yo dije, ‘Bueno, tal vez legalmente, pero moralmente … no estoy de acuerdo'».

Honrando la memoria de Ashley

En su casa a las afueras de Canberra, Amanda ha construido un santuario para su hijo.

Sus botas del ejército colocadas junto a las fotos de él con su uniforme militar kurdo y junto a las imágenes de otros mártires kurdos. Un santuario para Ashley Johnston en la casa de su madre, que incluye fotos, sus botas, una Biblia y otros objetos personales.

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Este santuario en honor de Ashley Johnston se encuentra en la sala de estar de la casa de su madre. (ABC RN: Tegan Osborne)

Ahora cuenta con Gulfer y otros australianos kurdos entre sus mejores amigos. Y aunque nada le devolverá a su hijo, Amanda dice que saber que los kurdos no lo olvidan es parte de su propio proceso de curación.

«Miro las fotografías y … se puede ver que sus ojos brillan y su rostro está iluminado. Él quería estar allí», dice.

«No quería morir, pero puedes ver en su cara que está realmente feliz consigo mismo y contento con lo que hace. Estoy orgullosa de él».

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