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Ecologismo en el Confederalismo Democrático (1/3)

Fuente: Peace in Kurdistan

Autor: Ercan Ayboga

Fecha: Septiembre 2017

Traducido por Rojava Azadi Madrid


Contenido:

  1. Destrucción y explotación ecológica en Kurdistán.
  2. Comienzo de la discusión sobre ecología.
  3. Municipios de Bakur – Desafío para desarrollar una práctica ecológica.
  4. Ecología en el confederalismo democrático: el concepto teórico.
  5. El papel de la guerrilla en la creciente conciencia ecológica.
  6. Cómo la contradicción crea una dinámica.
  7. El Movimiento Ecologista de Mesopotamia.
  8. Observaciones.

Debido a la longitud de este análisis, lo publicaremos en 3 partes. Esta primera parte se compone de los tres primeros epígrafes del Contenido.


ecology

La ecología es uno de los tres pilares del paradigma del Confederalismo Democrático, el concepto político-teórico del Movimiento de Liberación Kurdo. Además de la democracia y la liberación de género, la ecología ha sido mencionada explícitamente como una dimensión de este paradigma desde 2005. Sin embargo, hasta la fecha, la ecología es menos discutida y practicada que los otros dos pilares.

Destrucción y explotación ecológica en Kurdistán

Con la introducción generalizada del capitalismo en Kurdistán en la década de 1950 se produjo una explotación sistémica y destructiva de la naturaleza. Los cuatro Estados colonialistas -Turquía, Irán, Irak y Siria- comenzaron a planificar grandes proyectos en energía, minería, agricultura, infraestructuras y otros proyectos de inversión cuya implementación condujo a una destrucción y explotación ecológica extremadamente grave[1]. Esto se debe, entre otros factores, al modelo económico capitalista, en lo que respecta a los bajos estándares ecológicos y sociales en la implementación de los muchos proyectos, así como al simple hecho de que el Kurdistán tiene el estatus de facto de una colonia cuarteada. Al mismo tiempo que mantenían el estatus colonial, los Estados hegemónicos introdujeron paso a paso, usando medidas económicas y militares, las relaciones económicas capitalistas en las sociedades del Kurdistán. En la década de 1970, la construcción de numerosos proyectos de gran envergadura, en particular presas, perforaciones petrolíferas y mineras, se llevaron a cabo mediante el ejercicio del poder hegemónico de Estados altamente centralizados en las cuatro partes del Kurdistán bajo el pretexto del progreso. Después del primer trabajo de preparación en los años 60, la agricultura comenzó a industrializarse en los años 70, particularmente en Kurdistán Occidental (Rojava) y Kurdistán del Norte (Bakur); más tarde en Kurdistán del Sur (Başur) y Kurdistán del Este (Rojhilat).

Una consecuencia de estas políticas fue que las relaciones comunales y solidarias se debilitaron en la sociedad del Kurdistán. Los proyectos de infraestructuras y las inversiones fueron diseñadas e implementadas sin consultar a la población local y a través de un enfoque autoritario, bajo el interés de los Estados colonialistas y de las clases altas kurdas colonialistas y colaboracionistas que apuntaban a una maximización de las ganancias a través de la modernización capitalista, la opresión y una asimilación cultural cada vez más profunda. Si bien este desarrollo fue todavía lento en las décadas de 1950 y 1960, adquirió un carácter acelerado en la década de 1970. Como resultado de la ejecución de grandes proyectos de infraestructura en las zonas rurales y el consiguiente desplazamiento de cientos de miles de personas, la industrialización de la agricultura, la continua migración de la población rural impulsada por la economía, la rápida urbanización, así como la industrialización y las guerras colonialistas contra la población a partir de la década de 1980, la sociedad ha perdido en gran parte sus características de solidaridad y comunalidad. Las principales características de las sociedades precapitalistas eran el enfoque comunalista y la solidaridad en la toma de decisiones, la economía, la sociabilidad, la cultura y otras cuestiones, pero también había un grado diferente de formas feudales y conservadoras. Desde la década de 1990, el número de grandes proyectos ejecutados, así como los medios de subsistencia de la población y las relaciones económicas experimentaron grandes cambios. Los elementos supervivientes de la economía de subsistencia y de los círculos locales de la economía quedaron marginados, y el Kurdistán se convirtió plenamente en parte del «mercado nacional» de cada Estado y entró en el mercado global neoliberal.

Los tiempos pasados estaban ciertamente llenos de jerarquía, patriarcado y discriminación, pero la transición al capitalismo fue una ruptura brutal en el desarrollo social e histórico y, en cierto modo, incluso ha profundizado el sexismo y el patriarcado social. Para entender lo que ha quedado disminuido en estas décadas, los siguientes enfoques y características del comunalismo y la solidaridad fueron erosionados entre las décadas de 1950 y 1990. Típicamente:

  • Aunque por lo general no eran inclusivas en lo que se refiere al sexo y la edad, muchas aldeas tenían en la práctica una especie de asamblea compuesta en su mayoría por hombres mayores, y a veces por algunas mujeres mayores, que se reunían si era necesario y tomaban decisiones.
  • La solidaridad en cuestiones económicas era común. Por ejemplo, cuando una familia o un clan deseaba construir una nueva casa, la totalidad (o la mayor parte) de la aldea se unía a la construcción durante al menos varios días, lo que era crucial para que las obras avanzaran de forma significativa.
  • Era usual que los animales de todos los hogares fueran pastoreados juntos en lugares apropiados. Esto era gestionado por turnos por todos los hogares.
  • Cuando un hogar tenía un mal año de cosecha, los otros miembros de la aldea apoyaban a la familia afectada suministrándole los alimentos básicos.
  • Cuando un hogar carecía de levadura para cocinar pan o leche, los vecinos la compartían sin vacilación ni discusión alguna. En los días siguientes, el hogar que había recibido el apoyo ponía la misma cantidad frente a la casa de la familia que había dado el apoyo.
  • Cuando un hogar tenía una gran cosecha de cierto producto (como la nuez), a menudo la práctica era compartir parte del excedente con otros dentro y alrededor de la aldea.
  • La solidaridad en los asuntos sociales también era común. Por ejemplo, cuando uno o dos padres de familia morían o se veían obligados a emigrar en busca de trabajo, los otros miembros de la aldea se ocupaban de los niños que no podían mantenerse por sí mismos.
  • Había solidaridad cultural. Por las tardes, a menudo la gente se reunía en una de las casas y compartían historias, mitos, poemas y canciones entre ellos.

Kurdistán pertenece a aquellos países de todo el mundo donde hasta hace poco la modernidad capitalista[2] era débil y la solidaridad y las estructuras comunales en las sociedades todavía existían de manera significativa. Hoy en día, las generaciones más antiguas de Kurdistán recuerdan muy bien cómo era la vida hasta los años 60 ó 70.

No tiene sentido idealizar la vida de hace varias décadas; sin embargo, había una solidaridad y una participación significativa en la sociedad, y no todo era valorado monetariamente; la vida y la mercantilización[3] no estaban materializadas como lo están hoy en día.

Comienzo de la discusión sobre ecología

Después de dos décadas de lucha por la libertad en Kurdistán del Norte (Bakur), en los años 90, el Movimiento de Liberación Kurdo (MLK) empezó a discutir la cuestión ecológica a nivel kurdo y mundial. El debate tuvo lugar en el contexto de la destrucción sistemática de Bakur a través de la guerra del Estado turco contra los kurdos; más de 2,5 millones de personas desplazadas se enfrentaron de forma brutal a la vida urbana y capitalista, mientras que las fuerzas estatales turcas destruían hasta 4.000 aldeas e incendiaban enormes zonas boscosas en Bakur. La mayoría de las personas desplazadas habían vivido antes en una economía principalmente de subsistencia, con circulación regional de productos y daños ecológicos limitados. Especialmente entre 1992 y 1995 se despoblaron grandes zonas, y muchas ciudades de Bakur a menudo duplicaron su población sin estar preparadas en modo alguno y sin el apoyo del gobierno turco u otros.

En los años 90, especialmente el líder político del Movimiento de Liberación Kurdo (MLK), Abdullah Öcalan, cuestionó el surgimiento del capitalismo neoliberal con nuevos análisis generales, y en particular la relación de los impactos del neoliberalismo en la naturaleza. En especial, el concepto de crecimiento y la creciente desconexión del beneficio respecto de la producción han sido criticados en los escritos y discursos de Öcalan. En este sentido, habla en contra del cada vez mayor número de grandes proyectos de inversión por la enorme e irreparable destrucción que causan en la naturaleza. Incluye también el cambio climático que, entre otras cosas, ha considerado como una aceleración de la destrucción ecológica por el capitalismo. Destruir la naturaleza por el interés de los gobiernos centrales y el beneficio de las empresas significa normalmente destruir la base de la vida de millones. La destrucción ecológica masiva afecta seriamente la vida humana. A menudo, los grandes proyectos desplazan a un gran número de personas y/o explotan la tierra y las zonas circundantes, las cuales se ven obligadas a abandonar. Öcalan también ha discutido acerca de la desconexión del ser humano con la naturaleza y el tipo de impactos que esto podría tener en la mente de las personas y la relación de éstas entre sí. De manera contundente, ha expuesto la relación de la alienación de las personas con su desconexión de la naturaleza. En este punto, Öcalan conecta la discusión sobre ecología con la jerarquía institucionalizada que tiene sus raíces en el patriarcado.

Pero la ecología no había encontrado un lugar en el centro de las discusiones en curso en la década de 1990. Era algo nuevo, aún no muy desarrollado teóricamente y a la sombra de la guerra brutal del Estado turco. La discusión teórica central en ese momento se centraba en el tema altamente importante de la liberación de la mujer. En ese momento, era muy urgente que los kurdos discutieran sobre la liberación de la mujer, ya que era la principal herramienta para superar las estructuras conservadoras y jerárquicas de la sociedad. Sin embargo, una parte importante de los revolucionarios y activistas políticos del MLK tomaron nota de la discusión sobre la ecología de la década de 1990. Influyó en los años siguientes en las mentes de miles de personas interesadas y políticamente comprometidas. La exposición de Öcalan mostraba un enfoque estratégico, ya que era un debate que se adelantaba a los tiempos en comparación con todos los otros grupos y movimientos democráticos de izquierda en Kurdistán y Turquía. Öcalan se encontraba más bien a un nivel similar de algunos debates y movimientos globales que habían empezado a discutir la contradicción ecológica.

Municipios de Bakur – Desafío para desarrollar una práctica ecológica

Poco después de que Öcalan fuera secuestrado mediante una conspiración internacional bajo la coordinación de los EE.UU. y entregado al Estado turco en 1999, la lucha armada del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se detuvo, y se inició una nueva y amplia discusión sobre los medios y perspectivas de la lucha por la libertad, al tiempo que se daba prioridad a la lucha político-civil. Finalmente, se abandonó el objetivo de crear un «Estado kurdo». Ese mismo año, en las elecciones locales, varios municipios importantes fueron ganados por el HADEP, el Partido Democrático del Pueblo, el partido legal del MLK en ese momento. Los municipios ganados -entre ellos Amed (Diyarbakir), Batman y Wan (Van)- se convirtieron en elementos esenciales de la lucha por la libertad de los kurdos. Lo anterior coincidió con la disminución de las condiciones represivas, debido principalmente al cese de la lucha armada. Esto facilitó el espacio para que los municipios, el HADEP y otras organizaciones del MLK difundieran sus propias ideas políticas y mejoraran sus contactos con nuevos componentes sociales y sin organización política. Lo que se afirmaba durante años, a saber, que el MLK tiene conceptos mejores y mucho más democráticos, podía aplicarse a nivel local a través de los municipios y otras organizaciones políticas. Pero al mismo tiempo, la dinámica creada por la lucha armada ya no existía. Se hizo necesario un cambio en la forma de pensar y actuar.

Entre 1999 y 2004, el HADEP administró 37 municipios y se le retó a que demostrara a la población que era capaz de gobernar mejor y con mayor responsabilidad social que todos los demás partidos políticos autoritarios y corruptos del sistema hegemónico. Después de tomar el control de los municipios, la represión estatal nunca cesó, pero fue mucho menor que en la década de 1990. Más bien, el enfoque del Estado consistía en dar un poco de espacio, pero lograr que los municipios del HADEP (reemplazados en 2002 por el DEHAP, el DTP de 2004, el BDP de 2009 y el HDP/DBP de 2014) con ciertas políticas impuestas, incluidos marcos desafiantes como el neoliberalismo y el centralismo administrativo, llegaran a un punto en el que fracasaran, perdiendo así las siguientes elecciones locales y finalmente su atractivo.

Los municipios del HADEP y, en términos más amplios, el Movimiento de Liberación Kurdo, declararon en el año 2000 el objetivo de crear una sociedad democrática y ecológica. Se expresó públicamente que el enfoque hacia la naturaleza sería respetuoso; los sitios naturales se conservarían y desarrollarían dentro de las ciudades, y sus alrededores serían más limpios y verdes; y los proyectos de inversión no se ejecutarían a expensas de la naturaleza. La práctica tenía que ser significativamente diferente de los municipios gobernados por otros partidos, que en Kurdistán no se preocupaban de ninguna manera por la vida ecológica.

Estos primeros años fueron el tiempo en que miles de activistas políticos y otras personas políticamente interesadas en Kurdistán y Turquía comenzaron a leer artículos y libros sobre ecología y particularmente sobre ecología social, incluyendo a Murray Bookchin. Esto adelantó el debate sobre cómo debería desarrollarse una vida ecológica y lo que eso podría significar en la política a corto y largo plazo. Afectó también a algunos empleados y políticos de los municipios. Esto era importante, ya que la diferencia se puede observar a veces en los detalles. Hay que tener en cuenta que en todo el Estado turco las discusiones sobre un país más ecológico o «sostenible» eran bastante nuevas, y las campañas políticas contra los desarrollos y proyectos destructivos y explotadores rara vez se llevaban a cabo. Pero también fue el momento en que en varias regiones surgieron luchas contra grandes proyectos de inversión. En Bakur se dieron a conocer dos luchas. Una de ellas era contra la presa de Ilisu en el Tigris, que está previsto que inunde una gran parte del valle del Tigris y la antigua ciudad de Hasankeyf. Otra se enfrentaba a varias presas en el río Munzur en Dersim, donde viven principalmente personas de creencia aleví. Ambas luchas ganaron un gran apoyo entre los kurdos. La sociedad kurda empezó a discutir por primera vez cuestiones de ríos, presas, energía, patrimonio cultural y natural, desarrollo y sus interrelaciones a una escala más amplia, lo que contribuyó a aumentar la conciencia crítica sobre estas cuestiones.

Sin embargo, el hecho es que los municipios ganados en este primer período (hasta 2004) mostraron una práctica que resultó mucho mejor que las otras desde un punto de vista ecológico. Las ciudades se volvieron más limpias y saludables con la mejora del sistema de basuras; también en los barrios más pobres, que habían sido descuidados durante décadas. El abastecimiento de agua potable y la gestión de las aguas residuales mejoraron considerablemente en varias ciudades en pocos años. El área verde por persona también aumentó. Los lugares de patrimonio cultural recibieron más atención y accesibilidad para el público. Se construyeron más espacios públicos como plazas o mercados. El transporte público se desarrolló hacia todas las zonas pobladas y a un precio comparativamente bajo. Algunos de los grandes proyectos diseñados con impactos sociales y ecológicos problemáticos fueron cancelados o alterados por las municipalidades o no se les dio seguimiento. Las condiciones de vida en los barrios pobres mejoraron también gracias a la pavimentación de las calles, la construcción de infraestructuras sociales, como centros sociales o centros de lavado de ropa, y la condonación de las facturas de agua impagadas. Los esfuerzos para incluir a los grupos de la sociedad civil en el proceso de toma de decisiones de muchos proyectos, e incluso en la planificación urbana, se hicieron realidad día a día. Podemos afirmar que al principio hubo que realizar muchas obras urgentes en el campo de los servicios básicos. La calidad de vida en la mayoría de las ciudades estaba bajo una gran amenaza, una tensión que se vio exacerbada por la situación de los desplazados por el conflicto en el decenio de 1990.

Aunque se produjeron avances positivos, no hubo un consenso general sobre cómo desarrollar una política ecológica más amplia y a futuro, y el contexto ecológico más amplio no pudo explicarse bien. Casi todos los alcaldes y responsables de la toma de decisiones políticas de los municipios y otras estructuras del MLK no consideraron la perspectiva ecológica como uno de los principales enfoques estratégicos, y a menudo siguió siendo secundaria, prevaleciendo otros aspectos. La conciencia ecológica de estas personas quedó limitada por el pragmatismo del parlamentarismo. Esto no resultó muy sorprendente, ya que el movimiento político general se mantenía débil en el campo de la ecología y la discusión era bastante nueva para el movimiento en general y para la sociedad en particular. No había actores fuertes dentro de la sociedad que reclamaran una política ecológica más fuerte por parte de los municipios. En estos años, los mencionados movimientos ecologistas contra los proyectos de presas concentraron sus esfuerzos en los proyectos de presas; y las nuevas asociaciones «ambientales» y organizaciones civiles que estaban surgiendo en las ciudades, incluyendo organizaciones de ingenieros, arquitectos, abogados y médicos, todavía no exigían con suficiente fuerza que criterios ecológicos deberían ser incluidos en el desarrollo urbano.

Había otros dos aspectos de relevancia. El primero era que la sociedad acababa de salir de un período prolongado de terror estatal sistemático e intensivo y aún se encontraba en una fase de recuperación básica. El enfoque político del MLK se centró principalmente en las violaciones de los derechos humanos de los años 90 y en la exigencia de que la identidad kurda en Bakur fuera aceptada con derechos autónomos básicos dentro de la República de Turquía. La segunda es que el capitalismo en Kurdistán se hizo muy fuerte después de la crisis de 2001. En 2003-2004, la tasa oficial de crecimiento económico alcanzó hasta el 10%, el dinero en la economía se acumuló significativamente y en todas partes se hicieron nuevas y mayores inversiones. Mucha más gente comenzó a ganar grandes cantidades de dinero a través del comercio y las inversiones. Esto creó una intensa presión también sobre las ciudades de Bakur y los planteamientos para abrir espacios a los inversores privados afectaron a casi todos los municipios que sufrían de bajos ingresos financieros estructurales. Estos fueron los años en que el neoliberalismo entró en Bakur.

En Bakur, y también en Başur (con la ocupación estadounidense en 2003) y Rojhilat (Kurdistán Iraní), el desarrollo de las industrias extractivas (minería, petróleo y gas) se volvió muy extremo en estos años. Los proyectos de inversión en todos los ámbitos se generalizaron. En este sentido, las zonas rurales se habían enfrentado a los siguientes proyectos: todos los ríos debían ser transformados por cientos de presas en lagos artificiales o secados por presas de desviación; se concedieron miles de licencias a empresas para pruebas de perforación en minas; comenzaron los ensanchamientos de todas las carreteras principales; se construyeron megacentrales de carbón en varias provincias; se construyó una de las mayores fábricas de cemento del mundo; Bakur se convirtió en un punto caliente para el fracking; y, finalmente, toda la tierra agrícola -incluso la de las zonas montañosas- se enfrentó a rápidos cambios de acuerdo con las reglas del mercado capitalista. La planificación estatal comenzó a considerar cada metro cuadrado de tierra en términos de explotación financiera y prepararon o aprobaron miles de proyectos. El gobierno del AKP bajo Erdogan atrajo con tales políticas el interés del capital global. Sólo las ciudades administradas por el MLK resistieron en gran medida a este desarrollo. Por eso, el gobierno no pudo implementar las políticas planificadas en la mitad de las ciudades de Bakur.

En un período en el que la sociedad de Bakur comenzaba a desarrollar rápidamente una conciencia ecológica, el capitalismo neoliberalizado comenzó a realizar la mayor destrucción y explotación ecológica (y por lo tanto social) histórica en Bakur. La destrucción de la naturaleza y la superación de la mayoría de los elementos socio-tradicionales que quedaban en la sociedad fueron mucho más intensas que durante la guerra de los años 90. Sólo las zonas montañosas de difícil acceso para los seres humanos podrían recuperarse después del año 2000.

[Ir a segunda parte]


Segunda parte: epígrafes 4 y 5. Ecologismo en el Confederalismo Democrático (2/3)

Tercera parte: epígrafes 6, 7 y 8. Ecologismo en el Confederalismo Democratico (3/3)

Si quieres, puedes bajarte el documento completo en PDF: Ecologismo en Confederalismo Democrático.

 

3 comentarios en «Ecologismo en el Confederalismo Democrático (1/3)»

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