Dos paradigmas, dos revoluciones (Parte 1/3)
El Análisis de la Mercancía de Marx y la Teoría de la Comuna de Öcalan

Nimet Sevin – 4 de diciembre 2025 – Editado por Rojava Azadi Madrid
Este ensayo examina de forma comparativa el análisis de la mercancía de Marx y la teoría de la comuna de Öcalan, tratando de mostrar sus contextos históricos, rupturas epistemológicas, diferencias metodológicas y complementariedades. Ambos paradigmas, al responder a los problemas de sus propias épocas, ofrecen un marco teórico sólido cuando se consideran juntos para la lucha por la liberación del siglo XXI.
Publicamos este ensayo en 3 partes:
1. Marx y el descubrimiento de la Mercancía (8 diciembre 2025).
2. Öcalan y el redescubrimiento de la Comuna (11 diciembre 2025).
3. Anatomía comparada de dos paradigmas (15 diciembre 2025).
Introducción:
En la historia del pensamiento humano, son extremadamente raros los pensadores que han transformado radicalmente la manera en que se entiende la realidad social y han creado un nuevo paradigma científico. En su obra La Estructura de las Revoluciones Científicas (1962), Thomas Kuhn enfatiza que el progreso científico no es una acumulación lineal, sino que consiste en «saltos revolucionarios» donde el marco intelectual existente es sacudido por una crisis y reemplazado por un mundo completamente diferente. Según Kuhn, un cambio de paradigma es un momento de ruptura en el que «los científicos ya no comienzan a ver el mundo como antes»; los viejos conceptos, categorías y preguntas pierden su validez, y son reemplazados por una nueva forma de pensar. Los cambios de paradigma no son un proceso acumulativo, sino rupturas y refundaciones.1Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas (1982). Trad. Nilüfer Kuyaş. Estambul: Alan Yayıncılık. Edición en castellano: Fondo de Cultura Económica de España, S.L. Madrid, 2006. ISBN 9789681675998.
Esta observación de Kuhn produce consecuencias mucho más dramáticas en las ciencias sociales. En las ciencias naturales, el cambio de paradigma es la explicación de los fenómenos observados mediante un nuevo marco teórico. Un nuevo paradigma social no solo transforma la explicación y la forma en que vemos el mundo, sino también la intervención; nos permite intervenir en el mundo de una manera diferente. En este sentido, los cambios de paradigma no son meramente epistemológicos, sino también eventos políticos.
Karl Marx y Abdullah Öcalan, precisamente en este sentido, han creado rupturas paradigmáticas en sus respectivos momentos históricos, estableciendo un nuevo punto de partida en el análisis de la realidad social. Marx lo hizo con su método de economía política crítica que hizo visibles las relaciones de producción capitalistas; Öcalan, con su perspectiva de la modernidad democrática que reinterpreta las relaciones de estatismo, poder, nación, género y libertad, ha establecido nuevos puntos de partida en la comprensión de la realidad social.
A mediados del siglo XIX, Marx sentó las bases científicas para la crítica del sistema capitalista y de la economía política al analizar la célula fundamental de la economía capitalista: la «mercancía» (meta). A principios del siglo XXI, Öcalan desarrolló un paradigma social democrático alternativo a la modernidad centrada en el Estado, enfocándose en la célula fundamental de la sociedad: la «comuna» (komün).
En este artículo, examinaremos comparativamente las dos revoluciones teóricas en términos de sus contextos históricos, sus rupturas epistemológicas y sus perspectivas de transformación social. Nuestro objetivo no es solo comparar a los dos pensadores, sino también demostrar cómo las diferentes condiciones históricas requieren soluciones teóricas distintas y cómo estas soluciones se complementan entre sí.
PRIMERA PARTE: MARX Y EL DESCUBRIMIENTO DE LA MERCANCÍA
La Revolución Científico-Tecnológica y el Pensamiento del Siglo XIX: El Auge del Materialismo
El desarrollo intelectual de Marx está inextricablemente entrelazado con las revoluciones científicas del siglo XIX. La obra El Origen de las Especies (1859) de Charles Darwin derribó los mitos de la creación al explicar la evolución biológica y fortaleció la base científica del pensamiento materialista. Se atribuye a Marx una carta a Engels, tras leer el libro de Darwin, en la que supuestamente afirma: «Este es el libro que contiene el fundamento de nuestra perspectiva en la historia natural». 2Marx, Karl. Carta a Engels, 19 de diciembre de 1860. Nota: Esta frase no ha sido verificada en ediciones críticas de las cartas de Marx; más bien es una cita popularizada transmitida en fuentes secundarias.
Esta declaración revela la naturaleza del proyecto teórico de Marx. La historia social era una parte de la historia natural, pero operaba en un plano diferente que adquiría su dinámica específica a través de las actividades prácticas del ser humano, su trabajo y sus relaciones sociales. Por ello, Marx no concibió el desarrollo capitalista como una consecuencia lineal de una necesidad mecánica, sino como un proceso moldeado por contradicciones, luchas y especificidades históricas. El rechazo de la teleología en la evolución biológica por parte de Darwin y la desarticulación de la evolución social de Marx de una historicidad teleológica convergen en una base materialista común: ambos pensadores explican el orden como el producto de las tensiones internas de los procesos históricos, y no como un plan predeterminado.
Las leyes de la termodinámica —la conservación de la energía y el aumento de la entropía— se formularon a mediados del siglo XIX. La teoría electromagnética de James Clerk Maxwell (década de 1860) demostró la unidad material del universo. El descubrimiento de los microbios por Louis Pasteur (década de 1860) probó que las enfermedades tenían causas materiales y no sobrenaturales. La tabla periódica de Dmitri Mendeléyev (1869) sistematizó la estructura fundamental de la materia.
La influencia de esta explosión científica en Marx no fue solo filosófica, sino también metodológica. El éxito de las ciencias naturales reside en sus métodos sistemáticos, empíricos y basados en los hechos. Marx adapta este método a la ciencia social: trata al capitalismo como un «objeto» que puede ser estudiado en un laboratorio, analizando su estructura interna y formulando sus leyes. Las extensas y exhaustivas secciones empíricas de El Capital —los informes de los Inspectores de Fábricas Británicos, las luchas por la jornada laboral, los efectos de la maquinización— son el producto de este método científico.
La crítica materialista de la religión de Ludwig Feuerbach en La Esencia del Cristianismo (1841) influyó profundamente en Marx. Sin embargo, Marx superó el «materialismo mecánico» de Feuerbach para desarrollar el «materialismo dialéctico e histórico». Feuerbach ve la religión como el reflejo alienado de la esencia humana, pero no pregunta por los fundamentos materiales de esta alienación. Marx, en cambio, busca el origen de la religión no en el mundo interior del individuo, sino en las condiciones sociales. Por lo tanto, plantea la pregunta fundamental: ¿Por qué los humanos proyectan sus propios poderes, el producto de su propia existencia social, en los «dioses»? Esta pregunta dirigió a Marx hacia la economía política.3Marx, Karl. Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel – Introducción. Trad. Sevan Nişanyan. Estambul: Belge Yayınları, 1992. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm
La tecnología industrial también se desarrollaba rápidamente. La máquina de vapor (James Watt, década de 1760), la maquinaria textil, los ferrocarriles y el telégrafo revolucionaron las fuerzas productivas. Marx observó de cerca esta transformación tecnológica y analizó en detalle el papel de la maquinaria en el proceso de producción capitalista en El Capital.
La originalidad del análisis de Marx sobre la maquinaria reside en ver la tecnología no como una herramienta neutra, sino como la forma cristalizada de las relaciones sociales. La máquina refuerza el control del capitalista sobre el trabajador: disminuye la necesidad de la habilidad del obrero, «abstrae» el trabajo y lo hace reemplazable. Sin embargo, en una sociedad socialista, estas mismas máquinas podrían convertirse en un instrumento de emancipación; podrían liberar a las personas de tareas tediosas y repetitivas, abriendo tiempo para actividades creativas. La tecnología lleva la impronta de las relaciones sociales en las que se desarrolla, pero no puede reducirse a ellas.
En el último cuarto del siglo XIX, la aplicación industrial de la electricidad, el motor de combustión interna y la industria química iniciaron la «Segunda Revolución Industrial». Marx vio los albores de estos desarrollos en vida. Lenin, en su obra El Imperialismo (1916), analizaría cómo esta nueva etapa tecnológica transformó el capitalismo, llevando a la monopolización y al ascenso del capital financiero.
Este contexto científico-tecnológico demuestra cuán profundamente arraigada estaba la teoría de Marx en su época. Él escribe en el apogeo del capitalismo industrial y descifra la lógica interna de este sistema. Sin embargo, su teoría trasciende esta especificidad histórica porque formula las «leyes generales» del modo de producción capitalista.
El Terremoto Social de la Revolución Industrial
El período en que Karl Marx escribió El Capital (1867) fue una era de transformación sin precedentes en la historia de Europa Occidental. El proceso que Eric Hobsbawm denominó la «doble revolución» —las transformaciones políticas de la Revolución Francesa y las económicas de la Revolución Industrial— había sacudido los cimientos de la vida social. Mientras que en 1815 el 3% de la población europea eran trabajadores industriales, en 1850 esta cifra superaba el 25%. Solo en Mánchester, la población pasó de 24.000 habitantes en 1773 a 400.000 en 1851.
Este salto numérico no fue un cambio cuantitativo, sino una transformación cualitativa. Como demostró E.P. Thompson en La Formación de la Clase Obrera en Inglaterra (1963), la conversión de campesinos en clase obrera fue una reconstrucción no solo económica, sino también cultural y psicológica. La disciplina del tiempo, el orden fabril y la relación salarial impusieron una nueva forma de vida.
El punto que subraya Thompson es crítico: la clase obrera no fue un producto automático del capitalismo, sino un sujeto que se autoconstituyó. Los campesinos no se proletarizaron pasivamente; resistieron la disciplina fabril, fundaron sus propias instituciones (sindicatos, asociaciones, periódicos) y desarrollaron su propia cultura (canciones de trabajo, rituales, normas de solidaridad).4 Thompson, E. P. La formación de la clase obrera en Inglaterra 1780–1832. Trad. Ali Berktay. Estambul: Payel Yayınları, 1982. Edición en castellano: Editorial Capitán Swing, ISBN 9788494027932. La teoría de Marx capta este proceso activo de auto-formación y le confiere una perspectiva revolucionaria.
Las revoluciones de 1848 fueron el momento de explosión de esta transformación en la escena política: en febrero de 1848, los obreros se levantaron en barricadas en París; en marzo de 1848, la gente se alzó en Viena; el mismo mes, los movimientos obreros y estudiantiles crecieron en Berlín; en abril de 1848, hubo levantamientos en Budapest; en mayo de 1848, revueltas en Milán y Palermo; en junio de 1848, los movimientos comenzaron en Copenhague. Sin embargo, todas estas revoluciones fracasaron, y Marx se dirigió a un trabajo teórico más profundo, sistemático e histórico para comprender las razones de su fracaso. Esta orientación no solo aceleró la evolución de su pensamiento, sino que también sentó las bases para nuevas rupturas.
Podemos detallar el desarrollo intelectual de Marx en este período a través de varias fases críticas:
- 1843–1844: Transición de la crítica hegeliana del Estado a un análisis de la alienación de base económica. En Sobre la Cuestión Judía (1843), Marx debatió los límites de la libertad política, e inmediatamente después, en los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, analizó cómo la alienación se manifestaba en el proceso de trabajo, la propiedad y la relación hombre-naturaleza. Este período marca el umbral en el que Marx produjo sus textos más humanistas y antropológicos. 5
Marx, Karl. Sobre la Cuestión Judía (1843). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1980. Edición en castellano: https://archive.org/details/marx-bauer.-la-cuestion-judia-epl-fs-1844-2016/mode/2up, 6Marx, Karl. Manuscritos Económico y Filosóficos de 1844. Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1980. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/ - 1845–1846: Nacimiento del materialismo histórico y ruptura científica. Con La Ideología Alemana, Marx y Engels establecieron los «procesos de vida reales de los individuos reales» como la base del movimiento histórico. Los fundamentos materiales de las formaciones sociales y la determinación de los modos de producción alcanzaron la coherencia teórica en este período. Esta obra es el punto de inflexión más agudo de la transformación intelectual de Marx anterior a 1848.7Marx, Karl – Engels, Friedrich. La Ideología Alemana. Trad. Mehmet Ali Yalçındağ, Sosyal Yayınlar, Estambul, 2007. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/index.htm
- 1847: Formación del marco analítico de la lucha de clases y el modo de producción capitalista. Con Miseria de la Filosofía (1847) y luego el Manifiesto Comunista (1848), Marx fundamentó el capitalismo a través de las relaciones de clase, la plusvalía, las fuerzas productivas y el conflicto histórico. La lucha de clases fue formulada explícitamente como el motor del cambio histórico. 8Marx, Karl. Miseria de la Filosofía (1847). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1991. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/index.htm, 9Marx, Karl – Engels, Friedrich. Manifiesto del Partido Comunista (1848). Trad. Mehmet Ali Kılıçbay. Estambul: İletişim Yayınları, 2002. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
- Posterior a las revoluciones de 1848: Necesidad de profundización teórica y nuevos cuestionamientos. La derrota de las revoluciones volvió a plantear una serie de preguntas: ¿Cómo funcionaba la sociedad capitalista? ¿Cuál era la fuente de la explotación? ¿Por qué la clase obrera aún no podía realizar su potencial revolucionario? ¿Por qué la burguesía había dejado de ser revolucionaria? Marx se dirigió al análisis científico de la economía política en busca de respuestas a estas preguntas. El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852) y Las Luchas de Clases en Francia (1850) son productos de este período.10Marx, Karl. El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852). Trad. Fikret Adanır. Estambul: Sol Yayınları, 2012. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm , 11Marx, Karl. Luchas de Clases (1850). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1987. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia1.htm
Cada uno de estos puntos de inflexión histórica allanó el camino hacia el primer volumen de El Capital en 1867. Sin embargo, también contuvieron tensiones que determinaron tanto las fortalezas como las deficiencias de la teoría de Marx. La derrota de las revoluciones de 1848 impulsó a Marx a analizar las estructuras económicas, lo que provocó que algunos aspectos de la relación hombre-naturaleza, la teoría de la alienación y los análisis humanistas tempranos pasaran a un segundo plano. De hecho, su énfasis en la naturaleza en los Manuscritos de 1844 o la idea del desarrollo integral del ser humano comenzó a ser eclipsada a medida que la crítica de la economía política cobraba más peso. Más tarde, los intérpretes de Marx del siglo XX —como E.P. Thompson, Raymond Williams y John Bellamy Foster— volverían a plantear estas deficiencias.
En este sentido, 1848 no es solo un punto de inflexión en el pensamiento de Marx, sino también un umbral de doble dirección que históricamente determinó qué preguntas destacaría la teoría socialista moderna y cuáles dejaría de lado. Puede leerse tanto como el catalizador de la ruptura como, en algunos aspectos, el comienzo de un estancamiento teórico.
El fracaso de 1848 le dio a Marx dos lecciones importantes: la primera es que la excitación revolucionaria por sí sola no es suficiente, se requiere un análisis científico del funcionamiento interno del capitalismo. La segunda es que el movimiento espontáneo de la clase obrera no produce resultados revolucionarios, se requiere organización consciente y claridad estratégica. Estas lecciones dirigieron a Marx al proyecto de El Capital.
Los Límites de la Economía Política Burguesa
Antes de Marx, la forma más desarrollada de la economía política estaba representada por Adam Smith y David Ricardo. Smith, en La Riqueza de las Naciones (1776), presentó la economía de mercado como un orden natural con la metáfora de la «mano invisible», y Ricardo, en Principios de Economía Política y Tributación (1817), desarrolló la teoría del valor-trabajo. Sin embargo, ambos trataron las relaciones de producción capitalistas como categorías universales y no históricas, y no pudieron explicar el mecanismo de la explotación.
La crítica de Marx a la economía política burguesa demuestra que esta no es incorrecta, sino limitada. Smith y Ricardo analizan correctamente cómo funciona la economía capitalista, pero no se preguntan por qué funciona de esa manera, en qué relaciones sociales se basa y si estas relaciones son susceptibles de cambio. Para ellos, el capitalismo es el orden económico «natural». Según Marx, el capitalismo es un modo de producción histórico; no existía en el pasado y no existirá en el futuro.
Los pensadores socialistas —Saint-Simon, Fourier, Owen, Proudhon— criticaban el capitalismo, pero esta crítica era especulativa y carecía de una base científica. Esta corriente, que Marx y Engels llamaron «socialistas utópicos» en el Manifiesto Comunista (1848), veía las contradicciones del capitalismo, pero no podía analizar sus causas estructurales.
El problema de los socialistas utópicos es que critican el capitalismo sobre una base moral: «El capitalismo es injusto, por lo tanto, debe cambiar». Marx, en cambio, critica el capitalismo sobre una base científica: «El capitalismo es insostenible debido a sus contradicciones internas, y estas contradicciones generan las fuerzas sociales que lo superarán». Esta es una diferencia fundamental en la estrategia revolucionaria. La crítica moral intenta persuadir; la crítica científica demuestra la necesidad histórica.
La originalidad de Marx fue tomar la teoría del valor-trabajo de la economía política clásica y transformarla en un arma crítica. Ricardo había dicho que «el valor está determinado por el trabajo», pero no había podido explicar la fuente de la plusvalía. Marx descubrió la plusvalía —la diferencia entre el valor que el obrero produce y el valor de su propia fuerza de trabajo, que vende como mercancía. Así, el mecanismo de la explotación capitalista quedó al descubierto.
La Mercancía: La Forma Cristalizada de las Relaciones Sociales
La primera frase de El Capital resume toda la estrategia analítica de Marx: «La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista aparece como una ‘ingente colección de mercancías’ y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza». 12Marx, Karl. El Capital: Crítica de la Economía Política, Volumen I. Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 2003. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/capital/karl-marx-el-capital-tomo-i-editorial-progreso.pdf
Esta frase de apertura revela la esencia de la metodología de Marx: la distinción entre la «apariencia» y la «esencia». La riqueza capitalista aparece como mercancías, pero detrás de esta apariencia se encuentran como esencia las relaciones de trabajo social. Todo el proyecto de Marx consiste en penetrar esta apariencia para exponer la esencia.
La mercancía tiene dos caras: el valor de uso y el valor de cambio. El valor de uso es universal; en toda sociedad, los objetos satisfacen las necesidades humanas. Sin embargo, el valor de cambio es una relación cuantitativa que puede establecerse entre objetos y es específica de la sociedad capitalista. La pregunta de Marx es: ¿Cómo es posible que objetos cualitativamente diferentes (tela y trigo, zapatos y libros) se vuelvan cuantitativamente comparables?
La respuesta reside en el trabajo humano abstracto. El valor de una mercancía está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. Sin embargo, este valor se fetichiza en el mercado. El fetichismo de la mercancía es una de las ideas más profundas de Marx y a menudo se malinterpreta. El fetichismo no es un engaño, una «falsa conciencia». El fetichismo de la mercancía es la forma de apariencia real de las relaciones sociales capitalistas.
Las relaciones sociales entre las personas aparecen como una relación entre objetos. El capitalista dice «la manzana es cara», cuando en realidad lo que está diciendo es el resultado de una organización social específica de las relaciones laborales en la producción de manzanas. Este fetichismo no es una manipulación ideológica, sino la estructura objetiva del modo de producción capitalista. Todo el que vive en la economía de mercado —tanto el capitalista como el obrero— se enfrenta a este fetichismo. La teoría de Marx rompe conceptualmente este fetichismo, pero en la práctica, su superación solo es posible con la superación del modo de producción capitalista.
El trabajo Ensayos sobre la Teoría del Valor de Marx (1928) de Isaac Rubin muestra la centralidad del fetichismo de la mercancía en la teoría de Marx. Según Rubin, la teoría del valor de Marx es, de hecho, una teoría de las relaciones sociales. El valor no es una propiedad inherente de un objeto, sino el producto de una organización social específica: el modo de producción capitalista.
La contribución de Rubin radica en superar el determinismo económico del marxismo soviético. En los debates económicos soviéticos de la década de 1920, la ley del valor se trataba como un tema técnico. Rubin enfatizó que el valor es una forma de relaciones sociales, restableciendo así el vínculo entre la economía y la sociedad. Lamentablemente, Rubin fue purgado durante la represión estalinista y su obra fue olvidada durante muchos años. Sin embargo, fue redescubierta en Occidente en la década de 1970 y tuvo un impacto significativo en la teoría post-marxista. 13Rubin, I. I. (Isaak Ilʹich). Ensayos sobre la teoría del valor de Marx (1928). Edición en inglés de 1972. Detroit: Black & Red. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/tematica/cuadernos-pyp/Cuadernos-PyP-53.pdf
Plusvalía: El Mecanismo Oculto de la Explotación
El clímax del análisis de la mercancía es la teoría de la plusvalía. Marx demuestra que el trabajador vende su fuerza de trabajo como una mercancía. El capitalista compra esta fuerza de trabajo pagando su valor, es decir, el valor de los medios de subsistencia necesarios para que el trabajador y su familia puedan reproducirse. Sin embargo, el trabajador produce el valor de su propia fuerza de trabajo en una parte de la jornada laboral (trabajo necesario), y en el tiempo restante trabaja de forma gratuita para el capitalista (plus-trabajo). De esta diferencia surge la plusvalía.
La trascendencia revolucionaria de este descubrimiento reside en la forma en que revela la fuente de la explotación. Los pensadores socialistas anteriores afirmaban: «El capitalista es un ladrón que roba el trabajo del obrero». Marx demostró que esta explicación era insuficiente. El capitalista no viola ninguna ley dentro del marco del derecho burgués, no comete ningún robo; la transacción con el trabajador parece formalmente justa, ya que el obrero recibe el valor de su fuerza de trabajo y el capitalista adquiere el derecho a utilizarla. Según Marx, la explotación comienza precisamente en este punto: ocurre en el proceso de producción, no en el intercambio. El capitalista, al utilizar la fuerza de trabajo comprada, obtiene un valor superior al que paga.
Este análisis también indica lo que debe hacerse para eliminar la explotación: no se trata de hacer «justo» el intercambio, sino de transformar las relaciones de producción. Los sindicatos pueden luchar por salarios más altos, y esto es importante. Sin embargo, la explotación misma continúa mientras la fuerza de trabajo siga siendo una mercancía.
Como señala David Harvey en su obra Guía de El Capital de Marx (2010), la teoría de la plusvalía no es solo económica, sino también política. Explica el potencial revolucionario de la clase obrera: los trabajadores son los verdaderos productores de la riqueza capitalista. Si controlan este proceso de producción, pueden reorganizar toda la sociedad.
La lectura de Marx por parte de Harvey es original en el sentido de que aborda la «acumulación de capital» como un proceso espacial. El capitalismo debe expandirse constantemente, buscando nuevos mercados, nuevas fuentes de materias primas y nuevas reservas de mano de obra. Esta expansión da lugar al imperialismo y al desarrollo geográfico desigual. El concepto de Harvey de «fijación espacial» (spatial fix) explica cómo el capitalismo supera temporalmente sus crisis: al expandirse a nuevas áreas geográficas. Sin embargo, esto no resuelve la crisis, sino que la pospone y la reproduce a una escala mayor. 14Harvey, David. Guía para El Capital de Marx. Trad. Bülent O. Doğan. Estambul: Metis Yayınları, 2015. Edición en castellano: Guía de El Capital de Marx, Editorial Akal, ISBN: 9788446039419.
Revolución Metodológica: El Ascenso de lo Abstracto a lo Concreto
El método de Marx en El Capital se basa en asentar la lógica dialéctica, que toma de Hegel, en una base materialista. La idea del «autodespliegue del concepto» que Hegel desarrolló en su Ciencia de la Lógica se convierte en Marx en el «desarrollo histórico de las formas sociales». Sin embargo, Marx rechaza el idealismo de Hegel. Mientras que en Hegel el concepto se desarrolla a sí mismo, en Marx, las relaciones materiales de producción se desarrollan, y los conceptos son un reflejo de este desarrollo.
El método del «ascenso de lo abstracto a lo concreto» es la contribución metodológica más original de Marx. Comienza con la categoría más simple y abstracta —la mercancía— y asciende progresivamente a categorías más complejas: dinero, capital, salario, renta, interés, capital social total. Este ascenso es también un despliegue histórico. La mercancía existía antes del capitalismo, pero no se había convertido en la forma universal. En la sociedad capitalista, todo se mercantiliza: la fuerza de trabajo, la tierra e incluso el dinero se convierten en mercancías.
La obra Investigaciones Dialécticas (1993) de Bertell Ollman muestra las sutilezas del método dialéctico de Marx. Según Ollman, las categorías de Marx no son definiciones congeladas, sino la expresión de relaciones internas. Mercancía, dinero, capital no son cosas independientes entre sí, sino diferentes momentos dentro de la misma totalidad social. Por esta razón, Marx puede comenzar con la mercancía y desentrañar todo el sistema capitalista.
El enfoque de la «filosofía de las relaciones internas» de Ollman rescata a Marx de las interpretaciones positivistas. El marxismo positivista toma las categorías de Marx como definiciones empíricas e intenta medirlas. Sin embargo, las categorías de Marx no son objetos empíricos, sino formas de relaciones sociales. Por ejemplo, el «capital» no es una cosa (una máquina, una fábrica) sino una relación: la relación de separación de los medios de producción de los trabajadores y su concentración en la propiedad del capitalista. Sin esta relación, una máquina es solo una máquina, no capital.15Ollman, Bertell. Investigaciones Dialécticas. Trad. Cenk Saraçoğlu. Estambul: Yordam Kitap, 2011. La Danza de la Dialéctica
Límites del Análisis de la Mercancía y Extensiones del Siglo XX
El análisis de la mercancía de Marx es de una potencia inigualable para desentrañar las relaciones económicas capitalistas. Sin embargo, los desarrollos del siglo XX demostraron la necesidad de extender este análisis.
Las marxistas feministas añadieron el análisis del trabajo de reproducción social. En su obra El Marxismo y la opresión de las mujeres (1983), Lise Vogel analizó cómo el capitalismo y el patriarcado se articulan entre sí. Según Vogel, la opresión de la mujer no puede reducirse al capitalismo, pero tampoco es independiente de él. La reproducción de la fuerza de trabajo es crítica para la acumulación capitalista, y esta reproducción se basa en gran medida en el trabajo invisible de las mujeres. 16 Vogel, Lise. Marxism and the Oppression of Women: Toward a Unitary Theory. Trad. Çiğdem Çidamlı. Ankara: Nota Bene Yayınları, 2015. Edición en castellano: El marxismo y la opresión de las mujeres: Hacia una teoría unitaria. Bellaterra Edicions, 2024. ISBN-13 : 9788419160683.
Estas intervenciones marxistas feministas exponen una dimensión faltante en el análisis de Marx: la reproducción social. Marx analiza detalladamente el proceso de producción, pero trata como un asunto secundario la forma en que la fuerza de trabajo misma es «producida» (es decir, cómo nacen, crecen, se alimentan y educan los trabajadores). Sin embargo, el trabajo de reproducción es indispensable para el funcionamiento del sistema capitalista. Una gran parte de este trabajo es realizado por mujeres de forma gratuita. Las marxistas feministas hacen visible esta «fábrica invisible». La acumulación capitalista se basa no solo en la explotación de los trabajadores, sino también en la explotación de las mujeres y las colonias. La modernidad capitalista considera a las mujeres y a la naturaleza como «recursos baratos» y extrae valor constantemente.
Los marxistas ecologistas incorporaron la mercantilización de la naturaleza y la destrucción ecológica a la teoría. En su obra La Ecología de Marx (2000), John Bellamy Foster desarrolló el concepto de «ruptura metabólica» (metabolic rift) de Marx. El capitalismo perturba el intercambio metabólico entre la sociedad humana y la naturaleza.
El concepto de «ruptura metabólica» de Foster muestra cuán avanzada era la comprensión de Marx sobre la ecología. En el siglo XIX, Marx observó cómo la agricultura capitalista agotaba la fertilidad del suelo y cómo los residuos de las ciudades no regresaban al campo, lo que resultaba insostenible a largo plazo. Esta observación constituye la base teórica de la crisis climática actual. El capitalismo desintegra los ciclos naturales, y esta desintegración conduce al colapso ecológico. 17Foster, John Bellamy. La Ecología de Marx: Materialismo y Naturaleza (2000). Trad. Ercüment Özkaya. Ankara: Epos Yayınları, 2011. Edición en castellano: Editorial El Viejo Topo, 2004. ISBN 9788495776921.
Jason W. Moore, en su libro El Capitalismo en la Trama de la Vida (2015), argumenta que el capitalismo debe ser entendido no solo como un sistema económico, sino como una ecología-mundo que explota y abarata constantemente la naturaleza. Según Moore, el capitalismo organiza la naturaleza no como un ámbito externo a sí mismo, sino como la infraestructura invisible de la acumulación de capital. Por lo tanto, la expansión capitalista a lo largo de la historia se ha basado en la estrategia de la «naturaleza barata»: mantener los costos de la tierra, el agua, la energía, la biodiversidad, e incluso del trabajo de cuidado que renueva la fuerza de trabajo, tan bajos como sea posible, constituye la base de la dinámica de crecimiento del sistema. El capitalismo extrae valor constantemente de la naturaleza, pero no lo devuelve. Esta estrategia se está agotando y el colapso ecológico es inevitable.
La reinterpretación de Moore de la «ley del valor» es una extensión ecológica de la teoría de Marx. En Marx, el valor se mide por el tiempo de trabajo. En Moore, el valor capitalista se basa en realidad en el «trabajo no remunerado» (unpaid work): el trabajo doméstico de las mujeres, el trabajo forzado de los esclavos, el saqueo de las colonias, la explotación de la naturaleza. El capitalismo creció absorbiendo estas cuatro fuentes de «trabajo no remunerado». Pero estos recursos se están agotando: las mujeres están resistiendo, las colonias se independizaron, la esclavitud fue abolida y la naturaleza colapsa. Esto apunta a la crisis estructural del capitalismo. 18Moore, Jason W. (2015). El Capitalismo en la Trama de la Vida: Acumulación de Capital y Ecología. Trad. Alaz Munzur. Estambul: Epos Yayınları, 2017. Edición en castellano: Traficantes de Sueños, Madrid 2020. ISBN 9788412125979.
Gramsci trascendió el determinismo económico con el concepto de hegemonía cultural. El capitalismo racionaliza su «crisis estructural» inevitable con la hegemonía cultural. En sus Cuadernos de la Cárcel (1929-1935), analiza extensamente cómo la burguesía establece y mantiene su dominio no solo con el poder económico, sino también moldeando el «sentido común» y organizando el «consenso». La teoría de la hegemonía de Gramsci enriquece el análisis de la superestructura de Marx y ocupa un lugar central en la teoría de Öcalan. El poder opera no solo en el aparato estatal, sino en todas las esferas de la vida cotidiana: educación, medios de comunicación, religión, familia. Por lo tanto, la lucha revolucionaria debe ser no solo económica y política, sino también cultural. 19Gramsci, Antonio. Cuadernos de la Cárcel (1929-1935). Trad. İsmail Balaban. Estambul: Cem Yayınevi, 2000. Edición en castellano: https://proletarios.org/books/Gramsci-Antonio-Cuadernos-de-la-Carcel-1.pdf
La Cara Oculta de la Plusvalía: El Monopolio del Poder y la Manipulación del Mercado
La teoría de la plusvalía de Marx analiza detalladamente cómo se produce la explotación capitalista en el proceso de producción. El trabajador vende su fuerza de trabajo; el capitalista se apropia de una parte del valor producido por esta fuerza de trabajo como plusvalía. Sin embargo, hay una dimensión relativamente menos explorada en el análisis de Marx: el papel crítico que juega el monopolio del poder en la distribución de la plusvalía y el producto excedente, que es quizás tan importante como su producción. (El Capital)
Fernand Braudel, en su obra monumental Civilización Material, Economía y Capitalismo (1979), compuesta por tres volúmenes, hace un énfasis diferente a Marx al examinar el desarrollo histórico del capitalismo. Según Braudel, el capitalismo no es una simple economía de mercado. La economía de mercado es un espacio de intercambio relativamente justo donde compiten pequeños productores y comerciantes. El capitalismo, en cambio, es un sistema que se eleva por encima de este mercado, lo manipula y establece monopolios. Y el fundamento de este sistema radica en el monopolio del poder.20Braudel, Fernand. Civilización Material, Economía y Capitalismo: Siglos XV-XVIII, Vol. 1, 2, 3. Trad. Suut Kemal Yetkin. Estambul: Türkiye İş Bankası Kültür Yayınları, 2005. Edición en castellano: Alianza Editorial, Madrid 1984. ISBN 9788420690261.
Marx, en la sección sobre la acumulación originaria de El Capital, describe cómo la acumulación capitalista se basa en la violencia, el saqueo y la expropiación forzosa. La expropiación de tierras a los campesinos, el saqueo de las colonias y el comercio de esclavos son instrumentos de la «acumulación primitiva» del capitalismo. Sin embargo, todos estos procesos ocurren bajo la garantía del poder estatal. Las leyes de cercamiento (enclosure) en Inglaterra son promulgadas por el Estado. Los imperios coloniales se establecen con ejércitos estatales. El comercio de esclavos se lleva a cabo bajo protección estatal. La acumulación de capital inicial no es un proceso puramente económico; es un proceso político y militar basado en el monopolio del poder. (Das Kapital.age)
Braudel va más allá y argumenta que el monopolio del poder juega un papel central no solo al principio, sino en cada etapa del capitalismo. Empresas como la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en Ámsterdam y la Compañía Británica de las Indias Orientales en Londres no eran «empresas privadas», sino estructuras semipúblicas con autoridad estatal, privilegios de monopolio y fuerza armada. Los fundadores del capitalismo moderno no eran «emprendedores libres», sino capitalistas monopolistas fusionados con el poder estatal.
Al analizar la producción de plusvalía, Marx se enfoca principalmente en el proceso de producción. Sin embargo, la ganancia capitalista se obtiene no solo en la producción y la expropiación forzosa, sino también en la circulación, es decir, en el mercado. Y es aquí donde entra en juego el monopolio del poder. El capitalista monopolista manipula el equilibrio de la oferta y la demanda. Almacena el producto, crea escasez artificial y sube el precio. Expulsa a los competidores del mercado y bloquea las nuevas entradas. Obtiene subsidios, exenciones fiscales y aranceles aduaneros proteccionistas del Estado. Realiza especulación: se compran y venden futuros de trigo antes de que se siembre, y de petróleo antes de que se extraiga, manipulando los precios.
Como subraya Braudel, esta especulación es una dinámica central del capitalismo. En el análisis de Marx, el «capital comercial» juega un papel secundario, siendo el capital industrial el principal. Históricamente, sin embargo, el capital comercial y el capital financiero (ganancias especulativas) siempre han sido más grandes que el capital industrial. La riqueza de Venecia, Génova y Ámsterdam proviene del comercio y las finanzas, no de la producción.
En el siglo XXI, esta dinámica se ha vuelto aún más evidente. Los precios globales de los alimentos son determinados por especuladores en la Bolsa de Comercio de Chicago. Los precios del petróleo están más influenciados por la especulación en los mercados de futuros que por la oferta y la demanda reales. La crisis global de 2008 fue una catástrofe creada por la especulación financiera (derivados hipotecarios, CDO, CDS).
A finales del siglo XX, el neoliberalismo surgió con la ideología del «libre mercado». La reducción de la intervención estatal, la privatización y la desregulación eran los elementos de la receta neoliberal. Sin embargo, lo que realmente sucedió fue una reestructuración del Estado en favor del capital. El neoliberalismo no es «destrucción creativa», sino «acumulación por desposesión» o «acumulación depredadora». 21Harvey, David. Breve Historia del Neoliberalismo. Estambul: Metis Yayınları, 2007. Edición en castellano: Editorial Akal, 2007. ISBN 9788446025177.
Hoy en día, mega monopolios tecnológicos como Google, Amazon, Facebook y Apple controlan el mercado. Estos son capaces de evadir las leyes antimonopolio, eludir impuestos y ejercer presión sobre los Estados. Mediante actividades de lobbying, pueden moldear las leyes a su favor. SpaceX de Elon Musk recibió miles de millones de dólares del presupuesto de la NASA. Amazon de Jeff Bezos obtuvo exenciones fiscales de los gobiernos locales. Esto no es un «mercado libre», sino la fusión del monopolio del poder con la explotación capitalista.
Los monopolios financieros —BlackRock, Vanguard y State Street— se han convertido hoy en día en estructuras gigantescas que controlan las acciones de cientos de las empresas más grandes del mundo. Estas instituciones no solo gestionan fondos de inversión, sino que también dirigen los flujos financieros globales a través de mecanismos de «banca en la sombra», influyen indirectamente en las decisiones de los bancos centrales y moldean las políticas de las economías nacionales. Como se vio en la crisis financiera de 2008, los bancos considerados «demasiado grandes para caer» fueron rescatados con intervenciones estatales; de esta manera, las pérdidas se socializaron mientras que las ganancias continuaron siendo privatizadas.
El control de Estados Unidos sobre las fuentes de petróleo en Oriente Medio no es solo una búsqueda de ganancias corporativas, sino también el establecimiento de un monopolio de poder geopolítico. El sistema del petrodólar (la venta de petróleo solo en dólares) es la base de la hegemonía financiera global de EE.UU. Los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial aseguran el saqueo de los recursos de los países endeudados. Esta es la forma a escala global del monopolio de poder y la especulación que describe Braudel. El capitalismo global se basa en monopolios de poder político-militar.
CONTINUARÁ…
Próxima publicación, jueves 11 de diciembre de 2025:
"SEGUNDA PARTE: ÖCALAN Y EL REDESCUBRIMIENTO DE LA COMUNA"
NOTAS:
- Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas (1982). Trad. Nilüfer Kuyaş. Estambul: Alan Yayıncılık. Edición en castellano: La estructura de las revoluciones científicas (2006). Trad. Carlos Solis. Fondo de Cultura Económica de España, S.L. Madrid. ISBN 9789681675998.
- Marx, Karl.Carta a Engels, 19 de diciembre de 1860. Nota: Esta frase no ha sido verificada en ediciones críticas de las cartas de Marx; más bien es una cita popularizada transmitida en fuentes secundarias.
- Marx, Karl. Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel – Introducción. Trad. Sevan Nişanyan. Estambul: Belge Yayınları, 1992. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm
- Thompson, E. P. La formación de la clase obrera en Inglaterra 1780–1832. Trad. Ali Berktay. Estambul: Payel Yayınları, 1982. Edición en castellano: La formación de la clase obrera en Inglaterra. Editorial Capitán Swing, ISBN 9788494027932.
- Marx, Karl. Sobre la Cuestión Judía (1843). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1980. Edición en castellano: https://archive.org/details/marx-bauer.-la-cuestion-judia-epl-fs-1844-2016/mode/2up
- Marx, Karl. Manuscritos Económico y Filosóficos de 1844. Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1980. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/
- Marx, Karl – Engels, Friedrich. La Ideología Alemana. Trad. Mehmet Ali Yalçındağ, Sosyal Yayınlar, Estambul, 2007. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/index.htm
- Marx, Karl. Miseria de la Filosofía (1847). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1991. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/index.htm
- Marx, Karl – Engels, Friedrich. Manifiesto del Partido Comunista (1848). Trad. Mehmet Ali Kılıçbay. Estambul: İletişim Yayınları, 2002. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
- Marx, Karl. El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852). Trad. Fikret Adanır. Estambul: Sol Yayınları, 2012. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
- Marx, Karl. Luchas de Clases (1850). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1987. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia1.htm
- Marx, Karl. El Capital: Crítica de la Economía Política, Volumen I. Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 2003. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/capital/karl-marx-el-capital-tomo-i-editorial-progreso.pdf
- Rubin, I. I. (Isaak Ilʹich). Ensayos sobre la teoría del valor de Marx (1928). Edición en inglés de 1972. Detroit: Black & Red. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/tematica/cuadernos-pyp/Cuadernos-PyP-53.pdf
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- Ollman, Bertell. Investigaciones Dialécticas. Trad. Cenk Saraçoğlu. Estambul: Yordam Kitap, 2011. La Danza de la Dialéctica.
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- Foster, John Bellamy. La Ecología de Marx: Materialismo y Naturaleza (2000). Trad. Ercüment Özkaya. Ankara: Epos Yayınları, 2011. Edición en castellano: Editorial El Viejo Topo, 2004. ISBN 9788495776921.
- Moore, Jason W. (2015). El Capitalismo en la Trama de la Vida: Acumulación de Capital y Ecología. Trad. Alaz Munzur. Estambul: Epos Yayınları, 2017. Edición en castellano: Traficantes de Sueños, Madrid 2020. ISBN 9788412125979.
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- Harvey, David. Guía para El Capital de Marx. Trad. Bülent O. Doğan. Estambul: Metis Yayınları, 2015. Edición en castellano: Guía de El Capital de Marx, Editorial Akal, ISBN: 9788446039419.
EL AUTOR: Nimet Sevim es periodista. Colabora con los medios Yeni Özgür Politika y Demokratik Modernite.
- 1Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas (1982). Trad. Nilüfer Kuyaş. Estambul: Alan Yayıncılık. Edición en castellano: Fondo de Cultura Económica de España, S.L. Madrid, 2006. ISBN 9789681675998.
- 2Marx, Karl. Carta a Engels, 19 de diciembre de 1860. Nota: Esta frase no ha sido verificada en ediciones críticas de las cartas de Marx; más bien es una cita popularizada transmitida en fuentes secundarias.
- 3Marx, Karl. Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel – Introducción. Trad. Sevan Nişanyan. Estambul: Belge Yayınları, 1992. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm
- 4Thompson, E. P. La formación de la clase obrera en Inglaterra 1780–1832. Trad. Ali Berktay. Estambul: Payel Yayınları, 1982. Edición en castellano: Editorial Capitán Swing, ISBN 9788494027932.
- 5
Marx, Karl. Sobre la Cuestión Judía (1843). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1980. Edición en castellano: https://archive.org/details/marx-bauer.-la-cuestion-judia-epl-fs-1844-2016/mode/2up - 6Marx, Karl. Manuscritos Económico y Filosóficos de 1844. Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1980. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/
- 7Marx, Karl – Engels, Friedrich. La Ideología Alemana. Trad. Mehmet Ali Yalçındağ, Sosyal Yayınlar, Estambul, 2007. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/index.htm
- 8Marx, Karl. Miseria de la Filosofía (1847). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1991. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1847/miseria/index.htm
- 9Marx, Karl – Engels, Friedrich. Manifiesto del Partido Comunista (1848). Trad. Mehmet Ali Kılıçbay. Estambul: İletişim Yayınları, 2002. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
- 10Marx, Karl. El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (1852). Trad. Fikret Adanır. Estambul: Sol Yayınları, 2012. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
- 11Marx, Karl. Luchas de Clases (1850). Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 1987. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia1.htm
- 12Marx, Karl. El Capital: Crítica de la Economía Política, Volumen I. Trad. Ahmet Kabaklı. Estambul: İletişim Yayınları, 2003. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/capital/karl-marx-el-capital-tomo-i-editorial-progreso.pdf
- 13Rubin, I. I. (Isaak Ilʹich). Ensayos sobre la teoría del valor de Marx (1928). Edición en inglés de 1972. Detroit: Black & Red. Edición en castellano: https://www.marxists.org/espanol/tematica/cuadernos-pyp/Cuadernos-PyP-53.pdf
- 14Harvey, David. Guía para El Capital de Marx. Trad. Bülent O. Doğan. Estambul: Metis Yayınları, 2015. Edición en castellano: Guía de El Capital de Marx, Editorial Akal, ISBN: 9788446039419.
- 15Ollman, Bertell. Investigaciones Dialécticas. Trad. Cenk Saraçoğlu. Estambul: Yordam Kitap, 2011. La Danza de la Dialéctica
- 16Vogel, Lise. Marxism and the Oppression of Women: Toward a Unitary Theory. Trad. Çiğdem Çidamlı. Ankara: Nota Bene Yayınları, 2015. Edición en castellano: El marxismo y la opresión de las mujeres: Hacia una teoría unitaria. Bellaterra Edicions, 2024. ISBN-13 : 9788419160683.
- 17Foster, John Bellamy. La Ecología de Marx: Materialismo y Naturaleza (2000). Trad. Ercüment Özkaya. Ankara: Epos Yayınları, 2011. Edición en castellano: Editorial El Viejo Topo, 2004. ISBN 9788495776921.
- 18Moore, Jason W. (2015). El Capitalismo en la Trama de la Vida: Acumulación de Capital y Ecología. Trad. Alaz Munzur. Estambul: Epos Yayınları, 2017. Edición en castellano: Traficantes de Sueños, Madrid 2020. ISBN 9788412125979.
- 19Gramsci, Antonio. Cuadernos de la Cárcel (1929-1935). Trad. İsmail Balaban. Estambul: Cem Yayınevi, 2000. Edición en castellano: https://proletarios.org/books/Gramsci-Antonio-Cuadernos-de-la-Carcel-1.pdf
- 20Braudel, Fernand. Civilización Material, Economía y Capitalismo: Siglos XV-XVIII, Vol. 1, 2, 3. Trad. Suut Kemal Yetkin. Estambul: Türkiye İş Bankası Kültür Yayınları, 2005. Edición en castellano: Alianza Editorial, Madrid 1984. ISBN 9788420690261.
- 21Harvey, David. Breve Historia del Neoliberalismo. Estambul: Metis Yayınları, 2007. Edición en castellano: Editorial Akal, 2007. ISBN 9788446025177.