Consenso kurdo-árabe: pilar de estabilidad en una región convulsa
The Kurdish Center for Studies – Shoresh Khani – 4 noviembre 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
En medio de los sangrientos conflictos que asolan Oriente Próximo, especialmente en Siria, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) se han erigido en un actor clave en el panorama político y militar del norte y este de Siria. Junto con las tribus árabes, las SDF representan un pilar crucial para la estabilidad en una región que se enfrenta constantemente a las amenazas de organizaciones extremistas e intervenciones regionales. Esta alianza voluntaria entre kurdos y árabes, junto con otros componentes, no es una mera colaboración táctica para hacer frente a retos inmediatos, sino que refleja una profunda dinámica social y política destinada a remodelar el tejido político y social del norte y este de Siria, incluidas las bases para redactar un nuevo contrato social.
Esta iniciativa de redactar un contrato social refleja la evolución política de la región y pretende garantizar la representación de todas las comunidades en la gestión de sus propios asuntos. A través de este ambicioso proyecto, las SDF se erigen no sólo como una fuerza de defensa, sino como parte de un tejido social más amplio que pretende trascender las tensiones sociales y nacionales con un contrato social que dé cabida a todas las identidades colectivas e individuales.
Esta alianza sirve de ejemplo de lo que podría denominarse una «alianza existencial», en la que las comunidades locales reconocen que la continuidad de su existencia y sus intereses dependen de su capacidad para cooperar y permanecer unidas frente a amenazas comunes.
Las SDF, como fuerza de autodefensa que protege la Administración Autónoma en el norte y este de Siria, han logrado integrar a las tribus árabes en su estructura militar como guardianes de un proyecto más amplio para la población y las comunidades de la región. Esta integración ha reforzado la capacidad de las Fuerzas de Autodefensa para hacer frente a las amenazas, especialmente de ISIS. Este cambio refleja una importante transformación social, ya que las tribus, tradicionalmente consideradas estructuras sociales independientes, se ven implicadas en un proyecto político más amplio que contribuye a la estabilidad regional.
Esta transformación puede examinarse desde un punto de vista sociológico, que explora cómo las estructuras tribales, durante periodos de colapso político, se convierten en socios en proyectos de gobernanza para proteger sus intereses y ampliar su influencia dentro del sistema político emergente.
En este contexto, la asociación kurdo-árabe en el marco de las SDF puede considerarse una forma de alianza voluntaria basada en «relaciones recíprocas» que salvaguardan los intereses comunes de todas las partes implicadas. Esta alianza no sólo responde a las necesidades de seguridad, sino que también encarna un compromiso con la cohesión social y el establecimiento de una estructura institucional. Este marco permite a las distintas comunidades hacer valer sus derechos y garantizar su participación en la gestión de los asuntos regionales.
Al mismo tiempo, el caos regional actual crea un terreno fértil para la aparición de organizaciones terroristas y la explotación de conflictos locales. ISIS, tras haber perdido sus principales bastiones, trata de reconstruir sus redes en zonas marcadas por vacíos de seguridad o tensiones locales. Aquí, el papel de las SDF es crucial, ya que proporcionan protección a través de sus capacidades de autodefensa, impidiendo así que los grupos extremistas se reorganicen en las zonas liberadas. Esto subraya el concepto de «seguridad colectiva», en el que la defensa de la región se convierte en una responsabilidad compartida entre todas las comunidades.
Además de estas amenazas, la injerencia iraní pretende perturbar la dinámica tribal mediante programas sectarios y el reclutamiento de miembros de las tribus en las milicias locales, lo que supone una amenaza adicional para el equilibrio tribal y social de la región.
A nivel regional, las intervenciones turcas en el norte y este de Siria ejemplifican las amenazas externas a las que se enfrenta esta alianza existencial. Estas intervenciones militares pretenden instigar cambios demográficos y geográficos directos e inmediatos, lo que supone un grave riesgo para la estabilidad local. Aunque las SDF han logrado contrarrestar estas amenazas en gran medida, limitar las intervenciones de Turquía requiere un mayor apoyo internacional y regional para evitar una mayor escalada. Además, las intervenciones turcas no sólo pretenden controlar el territorio, sino también desmantelar la alianza kurdo-árabe y explotar las vulnerabilidades tribales para crear divisiones en la región.
Por otro lado, el régimen sirio se ha negado sistemáticamente a reconocer las legítimas demandas de las comunidades locales, tanto kurdas como árabes, como parte de una solución política global. El régimen insiste en gestionar la crisis de una manera tradicional que no reconoce los profundos cambios sociales y políticos que se han producido en el norte y este de Siria, lo que complica aún más la situación y hace cada vez más difícil la resolución del conflicto.
En conclusión, la alianza entre las SDF y las tribus árabes representa un nuevo modelo de coexistencia política y social en Siria. Mientras las potencias externas, como Turquía e Irán, siguen intentando explotar el caos regional para sus propios intereses, la alianza existencial entre los componentes de la región actúa como una fuerza que impide que prevalezca el caos. Esta alianza entre kurdos y árabes supone un cambio fundamental en la dinámica de poder e influencia, y encierra el potencial para establecer un sistema político estable capaz de afrontar los retos que se avecinan.