[Campaña de Solidaridad] Rojava debe sobrevivir #RojavaMustSurvive

2 de julio, 2021 Hybris Anima

La revolución de Rojava, en el norte y el este de Siria, ha inspirado al mundo con su experimento radical de autogobierno basado en la democracia directa, la liberación de la mujer, el pluralismo cultural, la ecología y la economía cooperativa. En medio de la sangrienta guerra civil de Siria, Rojava se ha convertido en un faro de esperanza para la paz en Oriente Medio después de que las fuerzas de autodefensa dirigidas por los kurdos derrotaran valientemente al ISIS, liberando un tercio de Siria. En la actualidad, las comunidades de la región siguen defendiendo su territorio frente a la invasión y ocupación turcas.

Pero las bombas y las balas están lejos de ser las únicas amenazas a las que se enfrenta Rojava. Mientras que los habitantes de Rojava (y las mujeres en particular) ejercen ahora niveles de libertad y participación política sin precedentes a través de la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES), la región se enfrenta a una emergencia humanitaria debido a las crisis agravadas por el empeoramiento de la pandemia del COVID-19, la devastación de las infraestructuras, los desplazamientos internos masivos y la grave escasez de agua y electricidad, todo ello con el telón de fondo de un embargo paralizante y las constantes amenazas a la seguridad.

El mundo tiene una gran deuda con el pueblo de Rojava por liderar la guerra contra el ISIS, durante la cual más de 11.000 combatientes locales perdieron la vida. En lugar de limitarse a utilizar Rojava como escudo contra el ISIS, los gobiernos del mundo deben proporcionar a las comunidades del norte y el este de Siria el apoyo que se merecen, mediante (1) el suministro directo de vacunas y otras ayudas de emergencia a la AANES (Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria), (2) el establecimiento de un Fondo de Estabilización para restaurar y apoyar las infraestructuras de la región devastadas por la guerra, (3) la exigencia de responsabilidades a Turquía por sus continuas violaciones de los derechos humanos, incluido el armamento del agua, y (4) el reconocimiento oficial de la AANES como una región políticamente autónoma dentro de Siria.

En las últimas semanas se ha producido un importante aumento de las infecciones y muertes por COVID en el norte y el este de Siria, pero la región sigue sin tener suficiente acceso a las vacunas. La escasez crónica de agua, la falta de infraestructuras médicas y las concentraciones masivas de desplazados en los campos de desplazados internos son una receta para el desastre, lo que hace que Rojava sea especialmente vulnerable a la pandemia.

En marzo, la Organización Mundial de la Salud asignó 90.000 vacunas para el norte y el este de Siria, pero las envió a través del régimen sirio, que ya las ha utilizado como palanca política contra la autonomía de Rojava. Hasta ahora, sólo se han puesto a disposición 23.000 de estas dosis tras un reciente acuerdo entre Damasco y la OMS, lo que es suficiente para vacunar sólo a una parte del personal sanitario de primera línea de la región.

Mientras tanto, el gobierno de Biden ha acordado recientemente comprar y distribuir hasta 200 millones de dosis en todo el mundo para finales de año, y otros 300 millones en 2022. Con la entrega inmediata de una parte de estas vacunas directamente a la AANES, Estados Unidos podría vacunar a casi todos los 5 millones de personas que se calcula que viven en Rojava. Con la ayuda de otras naciones, esto podría ocurrir incluso más rápido. Además, la distribución directa de los tan necesarios kits de pruebas, ventiladores, EPI y otros suministros médicos a la Administración Autónoma podría salvar innumerables vidas y contribuir a una mayor estabilización de la región.

La principal fuente de agua y electricidad de Rojava proviene de los ríos Tigris y Éufrates. Por desgracia, ambos ríos están controlados por el Estado turco, que ha restringido intencionadamente el flujo de agua hacia Rojava como siniestra arma política. La consiguiente escasez de agua y electricidad ha contribuido a la pérdida de cosechas, la falta de saneamiento, el debilitamiento de las infraestructuras médicas y de comunicación y otros innumerables problemas. La continua militarización del agua por parte de Turquía durante la pandemia de COVID ha empeorado previsiblemente la crisis, obligando a muchas personas a prescindir de un saneamiento adecuado para poder tener agua suficiente para beber.

Según la Corte Penal Internacional, cortar el agua a una población civil equivale a un crimen de guerra, por el que Turquía debe rendir cuentas. Estados Unidos y otros gobiernos del mundo deben denunciar enérgicamente este crimen y presionar a Turquía para que restablezca inmediatamente el flujo de agua en el norte y el este de Siria y retire sus fuerzas de la región por completo.

La medida más importante que podrían tomar los gobiernos del mundo para apoyar a Rojava es reconocer formalmente a AANES como una región políticamente autónoma dentro de Siria. La falta de reconocimiento político ha creado un gran obstáculo para el acceso de Rojava a la ayuda, al tiempo que ha agravado las numerosas crisis de la región y ha marginado aún más a una sociedad ya rodeada de fuerzas hostiles. La escasa ayuda que recibe AANES se canaliza en su mayor parte a través del régimen sirio, que retiene y militariza dicha ayuda para obtener beneficios políticos. El reconocimiento político permitiría a las comunidades del norte y el este de Siria hablar por sí mismas y acceder al mismo apoyo que se concede a los Estados nacionales. Esto supondría un gran avance en la capacidad de AANES para abordar cada una de las cuestiones planteadas anteriormente.

Rojava es un ejemplo inspirador de una revolución social amplia y exitosa. Los habitantes del norte y el este de Siria están construyendo activamente una vibrante democracia de base y una alternativa sin precedentes al capitalismo corporativo y al todopoderoso Estado nacional. La sociedad que están construyendo es algo más que un experimento político radical: es la zona más segura y estable de un país plagado de violencia sectaria y feminicidios. En Rojava, las mujeres y las minorías religiosas tienen más derechos que en cualquier otro lugar de la región.

Si se deja aislada y sin apoyo, la revolución de Rojava podría dar paso al autoritarismo del régimen de Assad, o a la teocracia genocida de las fuerzas yihadistas de respaldo turco, desestabilizando aún más la región y destruyendo lo que puede ser la mayor esperanza de paz, libertad y democracia en Oriente Medio, y en el mundo.

PEDIMOS A LOS ESTADOS UNIDOS Y A OTROS GOBIERNOS DEL MUNDO QUE

Proporcionar inmediatamente ayuda médica de emergencia directamente a la AANES, incluyendo vacunas COVID-19, kits de pruebas y EPI.

Establecer un Fondo de Estabilización para la AANES, proporcionando recursos para apoyar los campos de desplazados internos, la infraestructura médica a largo plazo y la reconstrucción de las ciudades destruidas por la guerra contra el ISIS.

Perseguir más sanciones selectivas a Turquía si no cesa inmediatamente todos los ataques, retira sus fuerzas de ocupación del norte de Siria y detiene su retención deliberada de agua y electricidad.

Reconocer formalmente a AANES como una región políticamente autónoma dentro de Siria, levantar las sanciones sobre las áreas que gobiernan y asegurarles un asiento oficial en la mesa de cualquier negociación internacional sobre el futuro de Siria.

TAMBIÉN PEDIMOS A LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD QUE

Redirigir las vacunas destinadas al norte y al este de Siria desde el régimen sirio, y en su lugar entregarlas directamente a la AANES.

Coordinarse directamente con la Administración Autónoma, así como con las ONG locales e internacionales que ya operan en la región.