Árboles sagrados en la cultura y mitología kurdas
The Kurdish Center for Studies – Himdad Abbas – 3 junio 2023 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
En diversas culturas y mitologías de todo el mundo, la naturaleza en sus formas multifacéticas, incluidos árboles, ríos o montañas, se considera sagrada y se cree que encarna deidades, espíritus o incluso las almas de los antepasados. Estas creencias también se encuentran en la cultura y la mitología kurdas, que atribuyen cualidades espirituales o sobrenaturales a todos los objetos naturales, incluidas las piedras, el agua, las plantas y los animales.
En un estudio reciente, Gianfilippo Terribili muestra que en el Kurdistán actual, desde la antigüedad tardía hasta los tiempos modernos, junto con otros constituyentes recurrentes (es decir, montañas sagradas, fuentes curativas, cuevas naturales), el árbol sagrado era parte del complejo religioso local y su paisaje sagrado. Las creencias y prácticas populares asociadas con los árboles sagrados han persistido en esta región hasta la era actual, especialmente dentro de las tradiciones religiosas nativas (es decir, el yazidismo o el yarsanismo).1Terribili, G. (2017). “In the Shade of a Tree: Religious Patterns in the Kurdistan Region from Late Antiquity to Modern Times”. ASOR Annual Meeting – Boston 2017. link ↑ TF Aristova señala que hasta hace relativamente poco, muchos ritos y creencias musulmanas entre los kurdos coexistían con cultos preislámicos asociados con lagos, piedras, tumbas, árboles, fuego y un culto a los antepasados.2Aristova, T. F. (1994). Testen, D. trans. “Kurds”, in Encyclopedia of World Cultures, Volume VI, Russia and Eurasia/ China. Friedrich, P., Diamond, N. (eds.). Boston: G.K. Hall & Co., 1994 . pp.224-27. , p.226. ↑
A mediados del siglo XIX, había tribus enteras en las montañas de Kurdistán que adoraban los árboles de sus bosques y tenían altares formados por bloques de piedra, como dólmenes o menhires, en los recovecos secretos de su país.3Anonymous author (1874). Kizilbashes, Yezidis, And Babîs, of Kurdistan. In Indian Antiquary: A Journal of Oriental Research, v.iii. p.266. link El escritor y sacerdote armenio Hovhannes Muradian en la década de 1860 observó que “en Kurdistán la adoración de los árboles y el agua es inconmensurable”.4Derderian, D. (2016). “Shaping Subjectivities and Contesting Power Through Images of Kurds, 1860s,” in The Ottoman East in the Nineteenth Century. Cora, Y. T., Derderian, D., and Sipahi, A.(eds.) New York: I.B. Tauris. p.101. link ↑ Algunos kurdos también creían que si protestaban contra los árboles sagrados, todas las casas de sus enemigos serían destruidas.5Daniels, C.L., & Stevans, C.M., eds. (2003). Encyclopaedia of Superstitions, Folklore and the Occult Sciences of the World, v.ii. University Press of the Pacific,. p.854. link ↑ Se creía que tales árboles tenían el poder de la vida y la muerte, y que si alguien mataba a un pájaro posado en un árbol sagrado, pronto moriría.6Zwemer, S.M. (1920). The Influence of Animism on Islam; an Account of Popular Superstitions. New York: The Macmillan Company. p.216. link ↑ Van-Lennep señaló que los kurdos realizaban ciertos ritos alrededor de árboles grandes y antiguos, que a veces se convertían en “idolatría positiva”. Creían que estos árboles estaban dotados de una influencia milagrosa, y se pensaba que los trapos atados a sus ramas, después de un tiempo, se imbuían de poderes curativos.7Van-Lennep, H. J. (1875). Bible Lands: Their Modern Customs and Manners, Illustrative of Scripture. London: John Murray. p.703. link ↑
Estas costumbres y prácticas sobrevivieron hasta bien entrado el siglo XX. El misionero cristiano William Ainger Wigram escribió en 1914 que “la fe más antigua de la tierra, la adoración de los árboles aborígenes, todavía persiste en las aldeas y, de hecho, la gente del pueblo solo la desprecia cuando el extranjero está cerca”.8Wigram, W. A., Wigram, E. T. A. (1914). The Cradle of Mankind: Life in Eastern Kurdistan. London: A. & C. Black. p. 205. link ↑ Gilbert Ernest Hubbard en 1916 informó que “la veneración de los lugares sagrados es una característica particularmente marcada entre los kurdos. En los distritos más áridos, a menudo te encontrarás con un solo árbol, o puede ser un montón de árboles, evidentemente de gran edad, que se salvaron debido a alguna asociación piadosa”.9Hubbard , G. E. (1916). From the Gulf to Ararat : An Expedition through Mesopotamia and Kurdistan. Edinburgh: W. Blackwood & Sons. p.220. link ↑ El orientalista francés Thomas Bois, que viajó por Kurdistán a mediados del siglo XX, señaló que el culto a la naturaleza entre los kurdos y las antiguas creencias de que los espíritus guardianes, buenos o malos, frecuentaban ciertos árboles y manantiales no habían desaparecido por completo; y muchos árboles y manantiales se consideraban sagrados.10Bois, T. (1966). The Kurds. Beirut: Khayats. p.108 link ↑ La veneración por los animales y los árboles, como señala Bois, también se refleja en los diseños de la ropa tradicional kurda, “los diseños son variados y los colores singularmente frescos y brillantes. Entre los motivos de decoración, animales y árboles, más o menos estilizados, figuran en gran parte. Los árboles y las arañas aparecen con frecuencia”.11Ibid, p.8. ↑ Asimismo, los árboles a menudo aparecen en los cuentos populares kurdos. En un misterioso cuento kurdo, el árbol Zay y el halcón Tay restauran la vista del Rey, después de haberlos obtenido en la lejana tierra de las hadas y los demonios. Este cuento refleja la creencia en el poder espiritual y curativo de los árboles y los animales.12Tofiq, M. H., Thackston, W., transl. (1991). “Kurdish Folktales.” Reprinted from The International Journal of Kurdish Studies 13(2), pp.51-57. link ↑
Dafni reconoció al menos tres categorías de árboles sagrados en las culturas de todo el mundo. Primero, un dios-árbol cuya adoración se organizó en una religión definida. En segundo lugar, los árboles sagrados que se consideran la morada de los «espíritus de los árboles», es decir, agentes sobrenaturales como espíritus, demonios y genios. Dafni define los «árboles sagrados» como «árboles que están sujetos a manifestaciones prácticas de culto, adoración y/o veneración que no se practican con árboles ordinarios». Tercero, árboles metafísicos como «árbol de la vida», «árbol del cielo», «árboles cósmicos», «árbol de la sabiduría» y «árbol del conocimiento». Algunos de estos “árboles espirituales” se identifican con especies específicas: el árbol cósmico y de la vida indoeuropeo con el roble, el “árbol del cielo” indio con el Ficus religiose, mientras que el “árbol de la vida” egipcio se identifica como un datilero o como un sicomoro. 13Dafni, A. (2006). On the typology and the worship status of sacred trees with a special reference to the Middle East. J Ethnobiology Ethnomedicine 2 (26). link ↑
Siguiendo a Dafni, la siguiente investigación explora los motivos mitológicos de los árboles en la cultura kurda y las creencias asociadas con el culto al árbol.
Yazd, una deidad-árbol kurda
Woolnough Empson, quien visitó Kurdistán en la década de 1910, escribió que «Yazid, una deidad de la tribu Tarhoya de los kurdos, que no son adoradores del diablo, se supone que se identifica con la adoración de los árboles».14Empson, R.H.W. (1928). The Cult of the Peacock Angel: A Short Account of the Yezidi Tribes of Kurdistan. H.F. & G. Witherby: London. p. 178. link ↑ El historiador siríaco del siglo XIII Bar Hebraeus describió a los tarhoya, originalmente llamados Tirahaye (tirahaitas), como “una raza de los kurdos que estaban en las montañas de Media”, y agregó que no eran musulmanes sino que habían adoptado “el paganismo primitivo [de su país] y el Magianismo.”15Bar Hebraeus (1932). Chronography, ed. Bedjan, trans. Budge. London: Oxford University Press. p. 453. ↑
El autor siriaco no da ninguna información sobre su panteón, y Magianismo bien podría ser una referencia a cualquier religión iraní, incluido, entre otros, el zoroastrismo, por lo que no sabemos si ya estaban adorando a Yazd, o si lo habían incorporado en su panteón en períodos posteriores. Sin embargo, el grupo kurdo Izdādūxtiyya ‘hija de Izdā/Yazdā’, mencionado por al-Maqdisī en el siglo X 16Al-Maqdisī (2003). Aḥsan at-taqāsīm fī maʿrifat al-aqālīm. Beirut: Dār al-Kūtūb al-İlmiyya. p.327., probablemente atestigua la presencia de adoradores de Yazd, o las reliquias de su adoración, entre los kurdos en este período. El elemento teofórico yazd también existe en algunos nombres masculinos y femeninos kurdos medievales como Yazdād 17l-Maqrīzī, Kitāb al-Muqaffa ‘l-kabīr, v.8, p.445. y Yazdā 18Guest, J. S. (2010). Survival Among the Kurds: A History of the Yezidis. London: Routledge. p.15. link ↑, que significa «creado por Yazd». Según los informes, esta última era la madre del jeque Adi al-Kurdī,19al-Ṣafadī. (2010). Al-wāfī bi ‘l-wafayā, v.16,. Beirut: Dār al-Kūtūb al- ʿİlmiyya. p.237. , el fundador del yazidismo.
En sus escritos de 1923, Ethel Drower identificó “El dios Yazid, la deidad tutelar de los kurdos de Tarhoya” con el dios árbol Yazd adorado por los habitantes de Balāshagān (Mūghān) en el siglo IX.20Stevens, E. S., later Drower, E.S. (1923). By Tigris and Euphrates. London: Hurst & Blackett. p.198. link ↑ De manera similar, el autor siríaco Tomás de Marga, relata que en el año 800 d.C, el obispo Eliya designado para predicar el evangelio en Mūghān, encontró allí una población entregada al culto de un dios de nombre Yazd que residía en un roble llamado “Rey del Bosque”; los arbustos que rodeaban este árbol se llamaban «hijos de Yazd». La población local afirmaba haber recibido este dios de sus antepasados.21Budge, E.A. Wallis,ed. and trans. (1893). The Book of Governors: The Historia Monastica of Thomas, Bishop of Marga, v.ii. London: Paul, Trench, Trübner. pp. 511-512. link ↑
Los habitantes de Balāshagān eran kurdos según historiadores musulmanes como al-Balāḍūrī, Ibn al-Faqīh, al-Ḥamawī e Ibn Khaldūn. Informan que alrededor de 645 d.C., después de conquistar Arrān, Salmān b. Rabīʿa al-Bāhlī convocó a los kurdos de Balāsagān al islam, pero estos decidieron luchar contra los árabes, los derrotaron e impusieron la jizya a algunos de ellos; de manera similar, cuando Hūḍayfa b. Yamān firmó un tratado de paz con Sasanian marzbān de Azerbaiyán, una de las disposiciones era que los árabes “no deberían enfrentarse a los kurdos de Balāsajān, Sātrūdān y las montañas de Sabalān”.22Poladian, A. (2013). The Kurds in the Period of Abbasid Caliphate in the X-XI Centuries (Arabic). Beirut: al-Fārābī, Erbil: Arās. pp.41-42. Fuentes posteriores muestran que aunque los nómadas tártaros y turcomanos, luego de su expansión en el norte de Irán después del siglo XI, a menudo expulsaron a los kurdos de la región, estos últimos aún dominaron el área hasta el siglo XIX. Estos kurdos eran la tribu Shakākī según Maftūn Dunbulī, que escribió alrededor de la década de 1820, y Butkov, quien informa en 1869 que los Shakākī vivían en el río Araxes en la estepa Mūghān, por lo que fueron llamados Mūghānī.23Бутков П.Г. (1869). Материалы для новой истории Кавказа с 1722 по 1803 год, Часть III. Санкт-Петербурге: Императорской Академии наук в Санкт-Петербурге. P.499; see also Tapper, R. (1997). Frontier Nomads of Iran: A Political and Social History of the Shahsevan. Cambridge: Cambridge University Press. pp.90-91, 138-139. – Abd al-Razzāq b. Najaf Qulī (1833). The Dynasty of the Kajars. London: J. Bohn. p.30. link John Bell de Antermony, que cruzó la llanura de Mūghān de camino a Tabriz en 1716, informa que la llanura estaba habitada por kurdos y se llamaba “Kurdistán”, añadiendo que “El río Kure divide la provincia de Shirvan de Kurdistán [es decir Mughan]”.24Bell, J. (1806). Travels from St. Petersburgh in Russia to Various Parts of Asia, vol.i. Edinburg: William Creech and Sold by John Murray. pp.47-48. “we descended into a desert plain called by the Russians Mugan and by the Persians Kurdistan.” link ↑
Según Dunbulī, en 1797 Jaʿfar Qulī Khān reclutó a los miembros de la tribu ‘Yazdī’ Shakāk en su guerra contra las tropas de Qajar 25Abd al-Razzāq b. Najaf Qulī (1833). The Dynasty of the Kajars. London: J. Bohn. pp.88-89. link ↑, esto atestigua la supervivencia del culto de Yazd entre los Shakāk a fines del siglo XVIII. Probablemente eran los mismos ‘kurdos adoradores del fuego’ que consideraban a los ríos Kur y Araxes como sus ríos madres.26Hewitt, J. F. (1902). History and Chronology of the Myth-making Age. London: James Parker and Company. p.645. link ↑ Más al oeste, el culto a los árboles también persistía entre los kurdos Kizilibash ‘Alevi’, “sostienen muchas nociones panteístas, suponiendo, entre otras cosas, que la divinidad reside en cierto árbol, al que sus enemigos, los turcos, dicen que rinden honores divinos.”27Anonymous author (1864). “The Koordish Tribes”, in Christian Work, v.44. London: Good Words Office. p.117. link ↑ En otro relato se nos dice que los árboles deificados eran visitados por ‘peregrinos piadosos’ que adoraban estos árboles y les ataban ofrendas. Sus vecinos afirmaban que los kurdos «temen a los árboles incluso más que a Alá».28Von Hahn, C. (1904). Neues über die Kurden. Globus, Braunschweig 86. pp.31-32. link ↑ Algunas personas buscaban la curación de las hojas de estos árboles sagrados, los llamados manasap.29Lamsa, G. M. (1964). Old Testament Light: The Indispensable Guide to the Customs, Manners and Idioms of Biblical Times. San Francisco: Harper & Row. p.242. link ↑ La mayoría de estos árboles eran temidos y, por tanto, protegidos. En un pueblo cerca de Hewlêr (Erbil), un árbol deificado, que se creía que realizaba milagros, había atraído a peregrinos de todo Kurdistán. Los aldeanos dijeron que lucharon por él varias veces con los turcos y los británicos, perdiendo decenas de hombres para proteger el árbol: «Nuestra aldea podría ser destruida, nuestros niños masacrados, pero el Nail Tree estaría a salvo». Algunos aldeanos, que habían atestiguado el poder del árbol, contaron una historia en la que un pastor trató de prender fuego al árbol, y al día siguiente perdió muchas ovejas cuando fueron atacadas por lobos. El pastor murió más tarde de un extraño dolor abdominal30Kawani, D. (2006). Iraqi Kurds snub dentists for Miracle Tree. Ekurd Daily. link ↑
Como entre los tirahaitas, Yazid (Ēzīd, Ēzī) es una figura divina importante en el sistema de creencias yazidi y el epónimo de la religión. Se lo conmemora a través de la Fiesta de Yazid (o Ēzīd, Ēzī) que tiene lugar el viernes antes del solsticio de invierno. Aparentemente, la influencia de los movimientos islámicos heréticos conocidos como Yazīdiyyah en la región condujo a la fusión de Yazd (el epónimo de Yazdīs) y Yazīd (epónimo de los movimientos Yazīdiyyah) hasta el punto de que esta figura divina a menudo se ha identificado erróneamente con el califa omeya Yazid b. Muʿāwiyyah. Ainsworth plausiblemente rastreó el nombre de los yazidíes hasta la deidad del árbol Yazd.31Ainsworth, W. F. (1861). The Assyrian Origin of the Izedis or Yezidis-the So-Called “Devil Worshippers. Transactions of the Ethnological Society of London, 1, 11–44. link ↑ Esta identificación está respaldada por otras observaciones. Atchley comenta que los yazidis «designan a su dios con los nombres de Yezd y Shekh Adi».32Atchley, E. G. C. (1909). A History of the Use of Incense in Divine Worship (Alcuin Club Collections, XIII). London: Longmans, Green, and Co. p.23 link ↑ Tweedie continúa diciendo que el antiguo nombre iraní «Yazd» representa para los yazidíes el «buen dios».33Tweedie, W. (1894). The Arabian Horse, His Country and People. Edinburgh and London: W. Blackwood and Sons. p.397. link ↑ Además, el nombre original de la religión, Yazdī, siguió utilizándose tal como se registra en los relatos históricos con diversas grafías, como Yezdi, Yezdia, Yesdi, etc.
Etimológicamente, Yazd significa ‘Dios’ en lenguas iraníes, del antiguo iraní yazata, ‘ser digno de adoración’. Sin embargo, entre los kurdos, Yazd denota deidades tanto infernales como celestiales, tanto Dios como el Diablo. Este doble significado ya fue observado por d’Anville 34D’Anville, J. B. (1779). L’Euphrate et le Tigre, v.ii. Paris: de l’Imprimerie royale. p.96. ↑, Volney 35Volney, C. F. C. (1793). Travels through Syria and Egypt, in the years 1783, 1784, and 1785, v.i. Dublin: Messrs. White. p.231. link ↑, Buckingham 36Buckingham, J. S. (1827). Travels in Mesopotamia, v,i. London: H. Colburn. pp.332-333. link ↑ y Empson.37Empson, R.H.W. (1928). The Cult of the Peacock Angel: A Short Account of the Yezidi Tribes of Kurdistan. H.F. & G. Witherby: London. pp. 34, 156. link ↑ Además, en el entorno kurdo, Yazd era claramente una deidad del árbol cuyo nombre podía significar tanto Diablo como Dios. Esto muestra un acuerdo perfecto con la descripción de Tomás de Marga del culto del árbol en el distrito de Salakh y entre los Shērwāns (syr. Bēth Shirwānāyē ‘hogar de los Shirwāns’ 38Hoffmann, G. (1880), Auszüge aus syrischen Akten persischer Märtyrer, VII. 3. Leipzig: Leipzig: F. A. Brockhaus. p.245. link ↑, una tribu kurda 39Rich, P. J. (2008). Iraq and Rupert Hay’s Two Years in Kurdistan. Lanham: Lexington Books. p.130. link – Izady, M. R. (1992). The Kurds: A Concise Handbook. Washington, DC: Taylor and Francis. p.83. link ↑) en las áreas del norte del actual distrito de Sōrān en el siglo IX, donde la gente creía que su deidad habitaba en ciertos árboles y se llamaba el «diablo», que no es otro que el dios Yazd:
«Ese país [Salakh] abundaba en magianismo, y no sólo en la adoración del sol, la luna y las estrellas, sino… también de los árboles de hermoso follaje, y esta adoración de los árboles existía incluso en los días del anciano de quien aprendí esto. Y Jacob, mi padre… me relató… que [en Bēth Shirwānāyē] había un gran roble viejo que se llamaba el ‘Rey del Bosque’; y en los pueblos de alrededor había paganos que solían quemarle incienso y que adoraban ante él, y nosotros deseábamos cortarlo, pero teníamos miedo de los paganos que lo adoraban y del diablo que aparecía en él.»40Budge, E.A. Wallis,ed. and trans. (1893). The Book of Governors: The Historia Monastica of Thomas, Bishop of Marga, v.ii. London: Paul, Trench, Trübner. pp. 242-243, 307. link ↑
Árboles cósmicos
Como en muchas culturas de todo el mundo, el árbol cósmico desempeña un papel importante en las cosmogonías de las religiones kurdas, especialmente en el yazidismo. En varios mitos de la creación, los tres seres sagrados (Dios, Tawûsî Melek y Ēzīd) antes de la Creación del Mundo se posaron en las ramas del Dārā Mazin ‘El Gran Árbol’, que es obviamente el Árbol de la Vida en el centro del mundo, y el rosal, que crecieron en el Gran Mar Primordial41Omarkhali, Kh. (2006). “Symbolism of birds in Yezidism“, World Congress of Kurdish Studies, organized by the Kurdish Institute of Paris in partnership with Salahadin University, Erbil, Kurdistan Region in Iraq. link ↑.
Muchas de las características convencionales de los motivos arbóreos del mundo de Oriente Próximo se encuentran en los diseños de las alfombras kurdas42Birdwood, G. (1908). The Antiquity of Oriental Carpets. Journal of the Royal Society of Arts, 56 (2920), 1041–1059. Especially p.1053. link ↑. Hawley tenía en su poder raras piezas kurdas antiguas «con el campo completamente cubierto de dibujos del árbol de la vida y extrañas invenciones florales»43Hawley, W. A. (1913). Oriental Rugs: Antique and Modern. New York: Dodd, Mead. p.142. link ↑. Del mismo modo, Cornelia Sage describe una alfombra real de Kurdistán fabricada en Sine (Sanandaj) por orden especial del sha en la década de 1870, esta alfombra tenía un campo ocupado por «hojas de palmera» que encerraban el «Árbol de la Vida»44Sage, C. B. (1913). Official Persian Exhibition at the Albright Art Gallery. Academy Notesv.10-12. pp.111-132. Esp. link ↑.
A partir de las fuentes disponibles, se identifican dos formas kurdas específicas del árbol de la vida. La primera, una rosa de cuatro pétalos, fue registrada por Lewis en 1911, señalando que esta forma, que aparece en alfombras kurdas en varias formas diferentes, se considera la representación kurda de los árboles de la vida45Lewis, G. G. (1911). The Practical Book of Oriental Rugs. Philadelphia: J. P. Lippincott. pp. 128, 143. link ↑. La otra forma, registrada por George Lechler en 1937, consiste en diez ramas divididas por igual en los lados derecho e izquierdo del tallo, con cada rama con una hoja en forma de rosa de seis pétalos, y una hoja en el ápice del árbol en forma de rosa de cinco pétalos46Lechler, G. (1937). The Tree of Life in Indo-European and Islamic Cultures. Ars Islamica, 4, 369–419. link ↑.
Dārī Mirāzān: «El árbol de los deseos»
Una de las manifestaciones del culto a los árboles en la cultura kurda es el Dārī Mirāzān o Dārā Mirāzā «El árbol de los deseos». Las mujeres visitaban estos árboles creyendo que esas visitas podían otorgar bendiciones a las mujeres estériles y ayudarlas a quedarse embarazadas. Otros los visitaban creyendo que tenían poderes curativos espirituales o físicos. O cualquiera que deseara ver cumplidos sus deseos, recurría al árbol de los deseos. Se ataba al árbol un trozo de tela personal, con la idea de que ahora la persona ha atado una parte de sí misma al árbol para que la bendiga o la cure. Los que luchaban contra enfermedades ataban un trapo al árbol, creyendo que habían atado su dolor al árbol. Al mismo tiempo, hacían una petición y juraban que realizarían algún acto meritorio si se les concedía la petición47Hansen, H. H. (1961). The Kurdish Woman’s Life: Field Research in a Muslim Society, Iraq. Copenhagen: Nationalmuseet. p.162. link ↑.
Se cree que los árboles de los deseos son la morada de espíritus, jinns o dēws (demonios) asociados a la fertilidad, la guía, el poder y la protección, así como a la mala suerte y el infortunio. Por ello, la veneración de los árboles suele ir acompañada de sacrificios a los espíritus que hay bajo ellos como ofrendas votivas o para ahuyentar las fuerzas malignas y la mala suerte. Estos árboles son unidades individuales o arboledas, y su carácter sagrado depende de su ubicación (lugares sagrados), tamaño y edad, más que del tipo de especie arbórea.
Hansen describe una especie de árbol de los deseos adornado no sólo con trapos de tela, sino también con un cuerno de carnero, con una mano santa de madera colocada a su lado, situada dentro de la reja que protegía una tumba sagrada48Ibid. pp.158-60. ↑a mano santa era probablemente Ḥamsa (que significa «cinco» en árabe), una mano simbólica que representa la protección tanto en la cultura judía como en la islámica. En la tradición islámica, simboliza la «mano de Fāṭimah», la hija del profeta Muḥammad49For ḥamsa pendants made in Kurdistan in the 19th century, see link]. Østrup, que vio árboles con telas colgadas en los montes Tauro de Kurdistán, creía que en esta costumbre encontramos restos mutilados de la antigua ceremonia de resurrección que aún conservaban íntegros en su época algunas tribus hindúes50Hansen, op. cit, . pp.160-162. ↑.
En algunas zonas se insertan clavos en un árbol sagrado para transferir el dolor o la enfermedad al árbol. Este tipo de árboles de los deseos se denomina Dāra Bizmār «Árbol de los clavos» en kurdo. Tanto insertar clavos como colgar telas son rituales de «atadura», por los que la persona busca la curación o la solución a sus problemas transfiriendo su enfermedad o sus problemas al árbol51Dafni, A. (2007). Rituals, ceremonies and customs related to sacred trees with a special reference to the Middle East. Journal of Ethnobiology and Ethnomedicine 3 (28). link ↑.
También suelen celebrarse rituales de lluvia en torno al árbol de los deseos. En Suleymaniah y Kirkuk, Thomas Bois describe un ejemplo de ritos mágicos en los que los kurdos se comprometían a traer la lluvia o, por el contrario, a hacer que cesara:
«Las mujeres se visten con sus mejores ropas y se dirigen en grupo al campo, donde se instalan a la sombra de un árbol antiguo y venerable. Llevan consigo los utensilios de cocina y las provisiones necesarias y bailan alrededor de la cacerola hasta que la comida está lista. Tras la comida, vierten agua sobre el vestido más bonito del grupo y esperan la lluvia. Si no llueve antes de la hora de volver, se echan agua unas a otras sobre la ropa y regresan a sus casas completamente empapadas»52Bois, T. (1966). The Kurds. trans. M. W. M. Welland. Beirut: Khayats. P.105. link ↑.
El árbol de los deseos es muy venerado en la cultura kurda. En el Kurdistán del Norte ocupado, el régimen turco suele cortar los árboles sagrados como forma de guerra psicológica contra los kurdos. Asimismo, desde la ocupación de Afrin en Rojava por Turquía en 2018, como parte de sus campañas de limpieza étnica contra los kurdos, los mercenarios sirios respaldados por Turquía han talado más de 1,5 millones de árboles53SCF (2021). Turkish-backed militias cut down nearly 1.5 mln trees in Afrin: report. link ↑, incluidos los árboles de los deseos que tenían más de 100 años54Omer, H. (2022) Çekdaran ‘Dara Mirazan’ li Mabata ya Efrînê birîn (Gunmen cut down the ‘ Dara Mirazan’ in Mabata of Afrin). link ↑.
Dār Awūs, el «árbol preñado» de los judíos kurdos
Un magnífico ejemplo del uso de árboles en rituales de fertilidad lo encontramos en los rituales de las mujeres judías kurdas para la festividad de Tu B’Shvat, el «Año Nuevo de los Árboles» judío que se celebra el día 15 del mes judío de Shevat.
Según Erich Brauer, que visitó a los judíos de Kurdistán en los años 30, antes de su expulsión por el gobierno iraquí en los 50, entre los judíos kurdos Tu bi’Shvat era una fiesta de fertilidad y renacimiento, y ese día se practicaban muchas costumbres mágicas55Brauer, E. (1993). The Jews of Kurdistan, ed. Patai, Raphael. Detroit: Wayne State University Press. p.341. link ↑. Las mujeres judías realizaban una serie de rituales de fertilidad llamados Dar Awus, ‘árbol preñado’ en kurdo, en muchos de los cuales el tema era que el destino de las mujeres está relacionado con el de los árboles. Si llovía o nevaba, las mujeres declaraban que los árboles se habían sumergido en el baño ritual de la mikve y, por tanto, ahora podían quedarse embarazados. Esto se interpretaba como un buen augurio para su propia fertilidad. Las mujeres estériles se abrazaban a los árboles frutales por la noche para que la fertilidad del árbol pasara a ellas56Sered, S. S. (1996). “The Religious World of Jewish Women in Kurdistan.” In Jews among Muslims: Communities in the Precolonial Middle East, eds. Deshen, Sh., Zenner, W. P. New York: New York University Press. 197–214. link ↑. Solían esparcir pasas y caramelos alrededor de los árboles para aumentar su propia fertilidad y la de los árboles, y recitaban un poema especial como el siguiente:
Árbol preñado, no concebirás. Concebiré con esta intención. Este año mi cuerpo se llenará.
O en otra versión57Ben-Ami, I. (1993). “Customs of Pregnancy and Childbirth among Sephardic and Oriental Jews.” In New Horizons in Sephardic Studies, eds. Stillman Y.K., Zucker, G.K. Albany: State University of New York Press. pp. 253–267. Esp., p.255. link ↑:
Oh árbol, tu embarazo para mí y el mío para ti. Este año concebiré. Así como tú das fruto, así yo daré fruto.
Los judíos kurdos se enviaban unos a otros cuencos que contenían treinta tipos diferentes de fruta, ya que era costumbre comer tanta fruta como fuera posible. Brauer observó que los kurdos musulmanes también enviaban fruta a los judíos, con la esperanza de que las bendiciones judías tuvieran un efecto favorable en los árboles frutales. Los judíos creían que sus bendiciones «impregnarían» los árboles esa noche58Brauer, op. cit., p.341. ↑.
El Árbol Pīrs
Entre los kurdos musulmanes, los espíritus que habitaban en el agua, la piedra o los árboles fueron sustituidos por santos musulmanes llamados pīrs, ‘maestros espirituales’. En consecuencia, sus lugares de enterramiento fueron santificados y venerados como pīrs, ‘lugares sagrados’. No sólo las tumbas de los santos servían como lugar de culto, sino también piedras, árboles, montañas y cuevas, donde, según la leyenda, vivían o permanecían los santos u otras figuras legendarias veneradas. Esto refleja la creencia de que los elementos, con su longevidad, fuerza y conexión con la tierra, se consideran potentes símbolos de conexión espiritual.
Aristova distinguió tres tipos de pīrs (lugares sagrados) entre los kurdos. El primer tipo de montículos de piedra, formados por la fundición de piedras en lugares considerados sagrados, eran venerados principalmente por los kurdos nómadas. Las mujeres solían cubrir parte del montículo con trozos de tela colgados de arbustos o árboles jóvenes. Los kurdos creían que estos pirs les salvarían de la desgracia. El segundo tipo, creado por los kurdos sedentarios, estaba asociado a las tumbas de los santos y al culto a los antepasados. En determinados días, los aldeanos llevaban ofrendas, normalmente pan horneado y dulces, a estas tumbas. El tercer tipo reflejaba los cultos a los árboles, las piedras y el agua; estos cultos tenían devotos tanto entre la población sedentaria como nómada59Aristova, T. F. (1994). Testen, D. trans. “Kurds”, in Encyclopedia of World Cultures, Volume VI, Russia and Eurasia/ China. Friedrich, P., Diamond, N. (eds.). Boston: G.K. Hall & Co., 1994 . pp.224-227. esp. pp.226. ↑.
El pīr puede ser un solo árbol o un bosquecillo60Bazilenko, I. V, et. el. (2019). The Kurds: Legend of the East. Moscow: Arbor Publishing Group. p.90. link. El lugar donde se encuentra el pīr se denomina nizirga نزرگە , que funciona como un espacio sagrado de reunión donde los individuos o las comunidades pueden comunicarse con el reino espiritual. A menudo se recurre a estos lugares como sitios de peregrinación ‘ziyārat’ (también llamados jiare) con el objetivo de obtener limpieza espiritual, curación y bendición. Según el autor kurdo Mahmoud Bayazidi (1859 d.C.), los kurdos creían firmemente en el poder milagroso de los ziyārats, que solían ser árboles o piedras. En estos ziyārats, los rituales solían incluir el sacrificio de animales y el encendido de velas. Si alguien caía enfermo, uno de los familiares le prometía que, si se recuperaba, iría descalzo a tal o cual ziyārāt, donde harían un sacrificio y encenderían una vela61Баязиди, М. (1963). Нравы и обычаи курдов. 1963, p.34 . «Los que han sido beneficiados», observó Fraser, «arrancan jirones de sus camisas o pantalones y los atan a los arbustos que rodean el lugar» como muestra de gratitud62Fraser, J. B. (1840). Travels in Kurdistan and Mesopotamia, etc Including an Account of Parts of Those Countries Hitherto Unvisited by Europeans. With Sketches of the Character and Manners of the Koordish and Arab Tribes, v.i. London: R. Bentley. pp.165-166. link ↑.
Más recientemente, entre los kurdos alevíes, Ahmet Gültekin describe rituales en jiares que se basan en el culto a objetos basados en la naturaleza (vivos o no), como árboles, bosques, montañas, rocas, cuevas, ríos, lagos, fuentes, fuego, tierra, animales salvajes o el sol y la luna63Gültekin, A. K. (2021). Dersim as a Sacred Land, in Ecological Solidarity and the Kurdish Freedom MovementThought, Practice, Challenges, and Opportunities. London: Lexington Books. p.228. ↑.
Un ejemplo notable que arroja luz sobre el culto a los pīrs es el de Frederick Millingen, que vivió entre los kurdos en la década de 1860 y observó que creían en los pīrs como protectores sagrados en cuyo poder e intercesión confiaban. Al parecer, los pīrs estaban relacionados con los jinns y los perīs ‘hadas’, los espíritus malignos y los benignos, cuya acción sobre la humanidad se consideraba omnipotente. A estos seres sobrenaturales añadía los sheyts (del árabe shahīd ‘mártir’), que podían realizar milagros y cuyo lugar de enterramiento, incluidas las rocas y árboles circundantes, se consideraban lugares sagrados.64Millingen, F. (1870). Wild Life Among the Koords. London: Hurst and Blackett. pp.219-224. link ↑ Cabe destacar que sheyt también designaba al «diablo», del árabe shayṭān «satán, demonio», ya que James Bryce observó en 1876 que entre los kurdos «la teología de muchos consiste principalmente en la creencia en jinn, peris y sheyts (demonios)»65Bryce, J. B. (1877). Transcaucasia and Ararat: Being Notes of a Vacation Tour in the Autumn of 1876. London : Macmillan and Co. Ltd. p.329. link ↑ Los kurdos le dijeron a Millingen que los sheyts son «espíritus errantes» cuya misión es vagar por los valles y las montañas «engatusando» o «intimidando» a la gente. Además, creían que los sheyts y los jinns protegían los lugares sagrados y se vengarían de cualquiera que causara daño a estos lugares o a los árboles o piedras cercanos66Millingen, op. cit., pp. 220-223. ↑
Algunas comunidades kurdas santificaban árboles u otros elementos de la naturaleza por su relación con santos o profetas. Un viajero en su relato sobre los «kuzulbash koords», es decir, los kurdos alevíes, señaló que:
«Se sabe que adoran las piedras y, sobre todo, los árboles viejos. Dicen que algún profeta o santo se ha sentado sin duda bajo ese árbol, y por lo tanto es sagrado, y con sus notables conocimientoa de profetas desafiados, no sería extraño que se imaginen que por contacto, realmente imparten de su naturaleza celestial al viejo árbol. Me han asegurado también que adoran al sol, e incluso a la luna y las estrellas»67Karakaya-Stump, A. (2020). Reflections on the 19th Century Missionary Reports as Sources for the History of the (Kurdish) Kizilbash. Kurdish Studies 8 (1), 43-70. link ↑.
Otros creían que los árboles encarnaban a los santos o actuaban como intermediarios entre ellos y la gente; en tiempos de necesidad, quienes buscaban la ayuda del santo para lo que necesitaran debían acudir a un árbol e invocar su nombre, que les proporcionaría ayuda a través del árbol68Una historia sobre este ritual, ver Al- Nabhānī (2014). Jāmiʻ karāmāt al-awliyāʾ, v.i. Beirut: Dār al-Kutūb al-ʿIlmiyyah. p.467. . En contextos islámicos, estos actos sobrenaturales, aunque arraigados en el paganismo, se consideraban karāmāt ‘dignidades, milagros’ concedidos a estos santos, ya que se les consideraba los awliyā, es decir, los elegidos o favoritos de Alá.
La naturaleza como medio de resistencia
Los regímenes turco e iraní llevan décadas destruyendo la naturaleza de Kurdistán, incluidos muchos de los árboles sagrados, ríos y manantiales, mediante la construcción de presas, el desvío de ríos y la deforestación, con el fin de eliminar la memoria cultural de los kurdos y su fuerte sentimiento de apego a su tierra.
En respuesta a estos intentos, como observa Hunt, encontramos en el movimiento kurdo por la libertad una dialéctica creativa y revolucionaria en la que las luchas sociales y ecológicas contemporáneas infunden un nuevo significado a los valores ancestrales de afirmación de la naturaleza. Gultekin cita la observación de Bilgin de que «se está forjando una nueva comprensión de la naturaleza en las luchas de los alevíes kurdos contra las incursiones de los proyectos de presas, las empresas mineras, las políticas turísticas y otras amenazas». Como señala Gultekin, en estas luchas, la confrontación de los kurdos con la antigua amenaza de genocidio se está ampliando a una profunda comprensión social ecológica de la amenaza que supone el ecocidio tanto para la tierra como para las personas69Hunt, S. E. (2021). Ecological Solidarity and the Kurdish Freedom Movement: Thought, Practice, Challenges, and Opportunities. London: Lexington Books. p.xviii. link ↑.
Conclusión
En la mitología y las creencias religiosas kurdas pueden distinguirse tres tipos de árboles sagrados. En primer lugar, un dios árbol llamado Yazd cuyo culto había sobrevivido hasta principios del siglo XX, aunque no necesariamente como religión organizada. El árbol en el que se creía que habitaba Yazd era considerado el Rey del Bosque. Los árboles o arbustos que rodeaban al árbol sagrado eran muy venerados, pues se les consideraba los Hijos de Yazd.
El segundo tipo de árboles sagrados se considera la morada de espíritus, lo que les confiere sus atributos sobrenaturales. Estos espíritus de los árboles pueden ser seres ancestrales, genios, demonios y otras entidades sobrenaturales. Se les considera guardianes, protectores, fuentes de sabiduría y guía. Esto es más evidente en los rituales asociados con los árboles pīrs y Dārī Mirāzān/ Dārā Mirāzā.
El tercer tipo de árbol sagrado es el Árbol de la Vida.
Este estudio demuestra que en la cultura kurda los árboles son venerados como seres sagrados, sabios y fuentes de poder. A menudo se les considera morada de dioses y espíritus, por lo que se les honra mediante rituales, ofrendas y oraciones. Esta creencia parte de la idea de que los árboles poseen una esencia espiritual única y se consideran un conducto entre los reinos terrenal y divino. Esto refleja la profunda conexión entre la cultura kurda y el mundo natural, así como la reverencia y el respeto que la sociedad kurda siente por los árboles y su significado espiritual.
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