AnálisisDestacados

Serêkaniyê: cuatro años de ocupación terrorífica de Ankara

Kurdos desplazados huyen de Serêkaniyê en motocicleta tras la invasión de Turquía en octubre de 2019

Kurdish Center for Studies – Dr. Hawzhin Azeez – 9 octubre 2023 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Dondequiera que Turquía ocupe la región del norte y este de Siria (AANES, Rojava), los yihadistas aliados, las bandas criminales y los mercenarios despiadados no tardarán en seguirle; y dondequiera que vayan estas hordas ocupantes, también lo harán las ejecuciones indiscriminadas y extrajudiciales, los asesinatos, las mutilaciones, los saqueos, la violencia de género, la ocupación de hogares y la destrucción de tierras de cultivo, huertos y ganado. En esencia, allí donde Turquía y sus bandas aliadas han ocupado Rojava, la vida se ha paralizado por completo, congelada e inmóvil en un estado permanente de miedo y terror. Esta es la historia de la antes multicultural Serêkaniyê (Ras al-Ayn), que ha cumplido ahora cuatro años de ocupación bajo las fuerzas turcas y sus aduladores yihadistas. Más de 300.000 civiles han sido desplazados y cientos han muerto. Esta es también la historia de Afrin ocupada allá por 2018 y la consiguiente limpieza étnica que redujo la población kurda del 96% a un sorprendente 25%.

Esta semana, Ankara lanzó otro intenso bombardeo contra la región de Rojava, en lo que se han denominado los peores ataques aéreos turcos hasta la fecha, con más de 100 bombardeos en el transcurso de 4 días. Los bombardeos sistemáticos causaron la destrucción masiva de infraestructuras clave que son literalmente el sustento de la población de Rojava, como centrales eléctricas, plantas de saneamiento de agua, dos hospitales especiales Covid-19, gasolineras, silos de grano, yacimientos petrolíferos, estaciones de bombeo e instalaciones de transferencia de energía. Actualmente, tres hospitales de la región están pidiendo donaciones urgentes de sangre, ya que la situación se deteriora rápidamente.

Los bombardeos masivos fueron aparentemente en respuesta a un ataque del PKK la semana pasada frente al Ministerio del Interior de Ankara. Sin embargo, los observadores han notado desde hace tiempo el deseo de Turquía de anexionar, desestabilizar, limpiar étnicamente y aterrorizar en general a la región dominada por los kurdos, incluso durante los altos el fuego o cuando no hubo enfrentamientos directos; una política en curso que ha obtenido sistemáticamente luz verde de la comunidad internacional a pesar de que Estados Unidos ve a las Fuerzas Democráticas Sirias como sus aliados más importantes en la guerra contra el terror de ISIS en la región.

Un rápido repaso a la ocupación de Serêkaniyê en los últimos dos años presenta una preocupante visión de la violencia y la limpieza étnica que Turquía desea imponer bajo su imperio islamista neo-otomano.

La violenta anexión de Serêkaniyê

Serêkaniyê, a pesar de tener una población de sólo 30.000 habitantes (según el censo de 2004), es una de las ciudades más antiguas de la alta Mesopotamia, y hay pruebas de que la ciudad fue habitada ya en el Neolítico (alrededor del 8.000 a.C.). Serêkaniyê es la tercera ciudad más grande de la gobernación de Hesekê y uno de sus enclaves más multiculturales y ricos en recursos.

Cuando estalló el conflicto civil sirio, Serêkaniyê se convirtió en 2012 en escenario de intensos enfrentamientos y de un conflicto permanente entre las fuerzas de la oposición siria y las recién formadas Unidades de Protección Popular (YPG). Inicialmente, los rebeldes del Frente al-Nusra y el Ejército Libre Sirio (FSA, Free Syrian Army) se enfrentaron al Ejército sirio en la batalla por Serêkaniyê y consiguieron expulsarlos de la ciudad propiamente dicha.

Tras intensos enfrentamientos iniciales, la ciudad acabó cayendo bajo el control de las YPG, que formaron alianzas con facciones no yihadistas del FSA en 2013. Como resultado de esta alianza, todos los grupos yihadistas fueron expulsados de la ciudad y las provincias circundantes el 21 de julio de 2013 hasta el ataque del Ejército Nacional Sirio y las fuerzas turcas en el noreste de Siria en 2019 en la Segunda Batalla de Serêkaniyê. Desde entonces, Serêkaniyê ha caído bajo la ocupación directa de Turquía. Tras intensos enfrentamientos, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) se retiraron de la ciudad como parte de un acuerdo de alto el fuego que no solo benefició directamente a Turquía y a sus yihadistas aliados, sino que también estableció esencialmente una ocupación permanente de la ciudad y la región circundante, similar a la ocupación de Afrin allá por 2018.

Turquía lanzó su «Operación Primavera de Paz» el 9 de octubre 2019 y se produjo una feroz batalla entre las fuerzas turcas y los yihadistas aliados, en lo que los observadores han denominado «bandas armadas y mercenarios», entre los que se encontraban las Divisiones Hamzah, las Brigadas Sultán Murad y el grupo Ahrar a-Sharqiyah, originario de Deir ez-Zor. Lo que siguió a la ocupación fue calificado de «catastrófico» por organizaciones de derechos humanos como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Otros acusaron a las fuerzas turcas de llevar a cabo una limpieza étnica «suave» en la región.

El objetivo del gobierno turco al atacar la ciudad era la aspiración abierta de «eliminar a las fuerzas kurdas, imponer una zona segura y reasentar a millones de refugiados sirios.» Los observadores no tenían ninguna duda de que el objetivo clave de Ankara era la continuación deliberada y en curso de la limpieza étnica que había comenzado en la región tras la anexión de Afrin. A pesar de este objetivo establecido, las fuerzas estadounidenses iniciaron la retirada de la región antes del comienzo de la operación, lo que en esencia dio luz verde a la ocupación turca.

La influencia estratégica de Serêkaniyê es amplia, sobre todo por el hecho de que alberga la crucial estación de bombeo de agua de Allouk, que suministra agua a toda la gobernación de Hesekê. La ocupación turca de Serêkaniyê ha ejercido una inmensa presión sobre la AANES y los civiles de la región, ya que Turquía ha utilizado sistemáticamente el suministro de agua y su reducción deliberada para imponer un estado de terror e inestabilidad. Las organizaciones internacionales han señalado que la estación de Allouk abastecía a más de medio millón de personas en la ciudad de Hesekê, Tell Tamer y el campo de al-Hol, que alberga a terroristas de ISIS detenidos y a sus familias. Sin embargo, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, desde la ocupación de Serêkaniyê el suministro de agua se ha interrumpido en gran medida y se ha cortado durante largos periodos de tiempo o fluye a un caudal históricamente bajo que crea unas condiciones de vida insoportables para los civiles afectados.

Uno de los resultados más insidiosos de la ocupación turca de Serêkaniyê han sido los cambios demográficos. Antes de la ocupación de 2019, la ciudad albergaba una mezcla multicultural de kurdos, armenios, yazidíes, turcomanos, asirios y chechenos. Desde entonces se han producido cambios demográficos generalizados y una limpieza étnica, ya que la mayoría de la comunidad kurda y cristiana ha huido de la ciudad y las provincias ocupadas. También hay numerosas pruebas de que el gobierno de ocupación turco ha reasentado a refugiados árabes sirios en la ciudad en los hogares de las personas y familias desplazadas. Desde la ocupación de Afrin en 2018, Turquía ha intentado constantemente una limpieza étnica abierta y sistemática de las regiones que se ha anexionado de Rojava. Así que cuando se aplicó una política similar en Serêkaniyê, nadie se sorprendió. Pruebas contundentes apuntaban al uso de armas químicas ilegales en la ocupación de Serêkaniyê por parte de las fuerzas turcas y grupos aliados.

Al igual que en la ocupación de Afrin, cuando las fuerzas turcas de ocupación y las fuerzas yihadistas aliadas invadieron la ciudad, pronto se produjo una intensa oleada de saqueos, incendios y destrucción. Se produjeron otros crímenes de guerra contra los civiles que permanecieron, como detenciones ilegales y arbitrarias, torturas, asesinatos y ejecuciones sumarias. Mientras arreciaban los gritos de terrorismo y abusos, Amnistía Internacional informó de que el ejército turco y sus aliados yihadistas demostraban «una vergonzosa falta de respeto por la vida de los civiles.»

Como parte de su campaña de terror, las fuerzas turcas y las bandas aliadas filmaron repetidamente sus crímenes contra los aterrorizados ciudadanos y los difundieron amplia y libremente a través de las redes sociales. Según el diario británico Independent, el SNA, respaldado por Turquía, se filmó a sí mismo llevando a cabo «ejecuciones sumarias, mutilación de cadáveres, amenazas contra los kurdos y saqueos generalizados», que naturalmente, y como se pretendía, «han sembrado el terror en las decenas de miles de personas que [se] encontraban en el camino de la ofensiva». Muchos de los civiles que huyeron acabaron en campos de desplazados internos y refugios improvisados de la AANES, que los drones y ataques aéreos turcos volvieron a aterrorizar esta semana, especialmente en los alrededores del campo de Washokani.

En consecuencia, se llevaron a cabo asesinatos selectivos para sembrar el miedo y el terror en los corazones de los civiles restantes. Por ejemplo, en un horrible acto de violencia de género, las milicias sirias aliadas de Turquía fusilaron a tres enfermeras en Suluk, cerca de la ciudad de Gire Spi (Tal Abyad). Sus cuerpos mutilados aparecieron en el alcantarillado al día siguiente.

Las comunidades yazidíes tanto de Afrin como de Serêkaniyê también han sido objetivos clave de la atención de los ocupantes yihadistas turcos y aliados. En Serêkaniyê, las aldeas yazidíes de Shakariyah y Jan Tamir fueron saqueadas y arrasadas. También se arrasaron tierras de cultivo, se destruyó maquinaria, se robó combustible y se sacrificaron animales. Este enfoque no está diseñado para ganarse «los corazones y las mentes» de los civiles de la región.

Una defensora kurda de las YPJ comprueba sus armas en previsión de que los mercenarios yihadistas de Turquía invadan Serêkaniyê (octubre de 2019).

Berxwedan Jiyane (La resistencia es vida)

El gobierno de Ankara, cada vez más duro, es una criatura de la rutina y tiene tendencia a conmemorar las fechas que considera importantes. Octubre es una fecha importante para la política turca de opresión histórica y terrorismo contra los kurdos de Rojava. Esta última oleada de ataques comenzó el 5 de octubre, mientras que la ocupación de Serêkaniyê comenzó el 9 de octubre de 2019. El 9 de octubre de 1998 es también la fecha en que el líder kurdo Abdullah Öcalan fue obligado a abandonar Siria como resultado de la presión diplomática de Turquía.

En una condena de los recientes ataques de Turquía, la comandante general de las YPJ Rojhilat Afrin, declaró que:

«Por este motivo, cada octubre se producen ataques contra nuestra tierra, contra nuestro pueblo y, por supuesto, contra las mujeres. Los ataques que se están produciendo ahora pretenden erradicar una identidad, una cultura y una lengua. Alejar a la gente de la revolución y de su propia identidad cultural. Expulsar a la gente de sus tierras indígenas y meterles miedo en la cabeza».

Ankara celebra su terrorismo contra los kurdos a intervalos regulares, y para el gobierno de Erdogan octubre es un mes propicio para reanudar los ataques con aviones no tripulados, los asesinatos selectivos y continuar la política en curso de limpieza étnica y genocidio descarado de los kurdos. Con Afrin y Serêkaniyê sistemáticamente limpias de kurdos, con bombardeos incesantemente intensos y ataques de drones que continúan sin cesar, los observadores se han quedado preguntándose cuánto tiempo pasará antes de que la Revolución de Rojava con su modelo radical de confederalismo democrático se derrumbe sobre sí misma.

Sin embargo, es una marca de las credenciales revolucionarias de Rojava que siga resistiendo y luchando a pesar de la intensa traición y apatía mundial. La resistencia de Rojava se ve a través de su firme compromiso con la vida, la democracia y la humanidad a pesar de las continuas presiones orquestadas por Turquía y la traición descarada de la comunidad internacional al heroico pueblo que derrotó a ISIS. Pero esto no significa que las naciones oprimidas como los kurdos tampoco merezcan justicia y paz.

¿Permitirá la comunidad internacional que Serêkaniyê o Afrin sigan ocupadas por bandas y mercenarios respaldados por Turquía? Lo más probable. Pero mientras se plante un solo árbol en los áridos desiertos de la región, mientras las jóvenes de la región sigan enarbolando armas en defensa de sí mismas y de otros pueblos oprimidos, y mientras los ideales revolucionarios del confederalismo democrático se pongan en práctica un segundo, una hora o un día más, entonces todos los sacrificios y las pérdidas habrán merecido la pena. El sueño kurdo de Rojava se ha hecho realidad, y ahora se erige como un faro de paz y humanidad sobre una colina que domina una región de Oriente Próximo convulsa y en llamas. Los drones asesinos y los crueles mercenarios de Turquía seguirán intentando apagar la luz, pero cada mañana nos demuestra que el sol siempre vuelve a salir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies