Rojava: Una crónica sobre Mujeres, Tierra, y Libertad
Fuente: Poder Popular
Autoras: Mónica G. y Rocío S.
Fecha de publicación: 8 abril, 2019
Es sábado 30 de marzo. Tras visionar la película de Alba Sotorra “Comandante Arian”, tres palabras se repiten varias veces y resuenan en el Centro Cultural Ágata de Villaverde Alto, al que vamos a escuchar a Rohash Shexo, responsable en Europa del Kongreya Star, “Organización”, “Libertad”, y “Mujeres”. Al final de la charla nos llevaremos estas tres palabras cargadas de contenido, como armas de futuro, como poesías.
Rohash comienza contextualizando la geografía del Kurdistán hablándonos de 4 mujeres mártires y de su lucha común. Cada una, de una de las 4 partes del territorio kurdo: Leyla Qasim (Irak), Zilan Kinaci (Turquía), Silan Kobani (Siria), Viyan Peyman (Irán). Cualquier ataque a cualquier parte del territorio kurdo es también una amenaza común, por ello la masacre que se está perpetrando actualmente en el sur kurdo hacia la minoría Azadí, supone una amenaza directa también para sostener Rojava como proyecto emancipatorio de los pueblos.
En Siria, la revolución comenzó con manifestaciones pacíficas de la población civil contra el régimen dictatorial y represor de Al-Assad en 2011. No llegó a triunfar porque el pueblo no estaba organizado. Sin embargo el pueblo kurdo venía organizándose en la resistencia desde los años 80.
El Kongreya Star fue creado en 2005. Es una Organización Democrática de Mujeres en Rojava. En 2016 lo ampliaron para que mujeres de otras identidades pudieran ser parte. Representa un paraguas para todas. La base son mujeres organizadas, y han desarrollado un sistema confederal dentro de Rojava, que incluye la lucha contra la mentalidad machista. Por eso el trabajo dentro de la revolución Siria es el doble, pues asume el tratar de cambiar la mentalidad del hombre dentro de casa. Podemos decir, que el Kongreya Star es en sí mismo una lucha contra el patriarcado. La formula es que siempre haya paridad en los órganos de representación electos para la presidencia y la organización. No es una cuota, ni una intención, ni un “se procurará”, es una obligación.
También lo es que los representantes pertenezcan a etnias distintas. Las comunas y las asambleas son la base de su organización social, y se articulan mediante comités, que se ocupan de diferentes áreas dependiendo de las necesidades de cada comuna. Las comunas deciden qué realidades se abordarán, y las y los representantes electos no pueden intervenir en sus decisiones, puesto que sus competencias afectan a decisiones de otro rango. El objetivo y Lo importante como dice Rohash es “que todas estén organizadas, y construir de abajo hacia arriba”.
No se aceptan los sistemas que existen, así que cuando desarrollaron éste, se escogió “la tercera línea”, que es la del confederalismo democrático y la hermandad entre los pueblos. “Los asirios y los árabes son nuestros hermanos, si ellos no son libres, nosotros tampoco. El sistema de 1 persona con poder, un partido, una ideología, una televisión y una nación no es el nuestro” dice Rohash. La lucha y el trabajo diario contemplan todos los ámbitos de la vida y existe una gran diversidad en cuanto a identidades y partidos. Los principales idiomas son el árabe, el kurdo, y el asirio.
También se organizan comités de autodefensa para las mujeres que no van al frente y han de afrontar el trabajo de cuidados de los hijos e hijas. No obstante, en las fronteras, y en pueblos y aldeas tomadas por el Daesh, para recuperar el territorio las mujeres se han organizado y han tomado las armas para luchar, entrando de lleno en un terreno vedado tradicionalmente para ellas, la defensa y la seguridad. “La mujer de la YPJ es la esperanza de todas las mujeres de Siria” dice Rohash y se llena de fuerza, orgullo y emociones contenidas al recodar a las combatientes caídas y a los y las 11mil mártires que han dado su vida por la causa.
La justicia, otro espacio de lucha. Persiguiendo el objetivo de demostrar que en la historia es la mujer la que ha asumido la carga de la reproducción de la vida, también se establece el comité Malaji (La casa de mujer), como espacio para resolver los conflictos y los problemas de las mujeres. Si no se consigue solución ahí, se traslada la competencia del juicio a la justicia regular.
Los comités de justicia, surgieron porque las leyes establecidas adolecían de una misoginia rampante. Matrimonios forzosos, pérdida de custodia de los hijos e hijas en caso de divorcio, no tener derecho a herencia, y casos en los que se daba ese derecho, se establecía siempre como un 25% menos frente al del varón de la familia. Dichos comités son una forma de luchar contra la justicia patriarcal con justicia popular.
En Rojava saben que para acabar con el capitalismo es necesario compartir la economía entre hombres y mujeres por igual, y por eso crearon un sistema cooperativo. Entre los muchos proyectos cooperativos que se crean, uno de ellos es el Jim War, un pueblo de sólo mujeres, basado en la sostenibilidad ecológica.
Es en el Congreya Star donde se decide el lugar al que cada mujer que se alista para la lucha, deberá ir. No importa el lugar de procedencia, ni las creencias religiosas, ni el pasado que tengan, todas son la clave de este futuro. Mujeres que se cuidan unas a otras, mujeres que se convierten en puente, mujeres mártires, mujeres que son bandera. Es el caso de Anna Campbell. Anna, de origen británico murió en Afrín. la situación de Afrín dentro de Rojava es ilustrativa para entender que la lucha de las mujeres no coincide con la lucha de los supuestos gobiernos democráticos de países como Turquía. Afrín ha mantenido siempre un sistema democrático, y tras las masacres en Alepo e Idlib, abrió sus puertas a 300mil civiles que huían de la barbarie, compartiendo pan y refugio. No obstante, bajo la falsa excusa de acoger presencia del PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos), el gobierno turko lo bombardeó. Sin filtros, sin más, y se llevó por delante entre tantas y tantos mártires a Anna. Ella representaba y representa el puente de humanidad entre Rojava y Europa. Mujer puente, mujer puño como Leyla Güven, política diputada del HDP (Partido Democrático de los Pueblos) en Turquía, lleva 143 días en huelga de hambre para exigir el fin del régimen de aislamiento de Abdullah Öcalan. Ella es una de las más de 9000 personas en huelga de hambre actualmente por esta causa.
Rohash es clara “Pedimos un Kurdistán libre y una Siria democrática. Nuestros enemigos son enemigos de toda la humanidad”. El pueblo kurdo no será libre mientras que un solo pueblo no lo sea, porque “cuando vives libre, las fronteras no tienen sentido. Las fronteras son un invento del capitalismo.” dice Rohash. Pero la liberación de un pueblo nunca puede ser parcial, es por eso que ningún pueblo será libre sin la liberación de la mujer, y es por ello que el elemento crucial de la lucha kurda es la liberación de la mujer.
El proyecto de Rojava no sólo es para Rojava, por eso estaba ahí Rohash compartiendo con nosotras la realidad que se vive allí entre la destrucción y la creación. Es un ejemplo iniciado por el pueblo kurdo, para todos los pueblos de Siria y del mundo. Es por ello que ante la situación de embargo absoluto que vive Rojava, la mejor forma de solidaridad no sólo es apoyar y luchar por la revolución allí, también lo es vivir revolución, ponerla en práctica donde estemos.
Casi al final, después de una hora y media de charla, Rohash tras una pregunta del público dijo “Soy mujer kurda y soy la voz de todas las mujeres, y todas las mujeres son mi voz”. Entonces nosotras, somos mujeres migrantes y obreras en Madrid, y somos la voz de todas las mujeres y todas las mujeres son nuestra voz. Gracias Rohash por este regalo.
Al terminar la charla, y llenas de inspiración para continuar la lucha y seguir construyendo un mundo libre alrededor, fuimos a degustar un poco de gastronomía kurda con todas las personas que tuvimos la suerte de compartir esta tarde de sábado.
Para apoyar, si hay ayuda humanitaria, crear un grupo y llevarlo directamente allí, adquiere un significado distinto, pues crea un vínculo de hermandad muy poderoso.
Mónica G. y Rocío S. son miembros de la Asamblea Feminista FEP.