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No dejemos que Erdogan inicie otra guerra regional

KNK – Mayo 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Contenido

  • Erdogan necesita la guerra para mantenerse en el poder.
  • Erdogan ordena la ocupación del Kurdistán iraquí.
  • La colaboración del KDP pone en peligro la unidad nacional kurda.
  • El poder necesita una economía fuerte.
  • Oriente Próximo como epicentro del conflicto mundial.
  • Violación del derecho internacional, limpieza étnica y cambio demográfico.
  • Cuestión turca, solución kurda.

Los planes del presidente turco Recep Tayyip Erdogan de ampliar las operaciones militares en la región del Kurdistán iraquí amenazan con desencadenar otra guerra regional. En todo el mundo crecen las demandas de paz, democracia y estabilidad en Palestina, Israel y todo Oriente Medio en respuesta a la devastadora guerra de Israel en Gaza y la consiguiente escalada regional. La misma respuesta es necesaria para abordar la guerra de Turquía, la limpieza étnica y la violación del derecho internacional en Irak, Siria y Kurdistán. Si la comunidad internacional no resuelve estas crisis, Oriente Medio se enfrentará a una guerra y un conflicto sin precedentes, con consecuencias mundiales irreversibles.

Erdogan necesita la guerra para mantenerse en el poder

En las elecciones locales del 31 de marzo en Turquía, Erdogan sufrió la derrota más importante de sus 22 años en el poder. Casi el 60% de Turquía está gobernada ahora por el principal partido de la oposición, el CHP (Partido Republicano del Pueblo), o por el partido pro-paz DEM (Partido de la Igualdad y la Democracia de los Pueblos). Esto ha ocurrido a pesar de unas condiciones electorales injustas y sin libertad.

Pocos días antes de la votación, en las celebraciones de Newroz (Año Nuevo kurdo), millones de kurdos pidieron una solución política a la cuestión kurda. Argumentaron que esto puede ser posible mediante la liberación del líder político kurdo Abdullah Öcalan, encarcelado desde 1999 en condiciones inhumanas y al que no se ha permitido comunicarse con el mundo exterior durante más de 3 años, violando el derecho internacional.

El Gobierno de Erdogan sigue sin estar interesado en una solución política. Al igual que tras los anteriores reveses electorales de 2015 y 2019, opta por intensificar las operaciones militares contra los kurdos para galvanizar el apoyo nacionalista y encontrar pretextos para reprimir toda disidencia.

Erdogan ordena la ocupación del Kurdistán iraquí

Erdoğan ya había abierto la expansión prevista de las operaciones militares turcas en el norte de Irak en una reunión con su gabinete el 4 de marzo. «Con la bendición de Dios», dijo Erdoğan, «también resolveremos finalmente la cuestión de nuestras fronteras con Irak este verano». El objetivo de los esfuerzos militares es establecer un «corredor de seguridad» a lo largo de la frontera que se extienda entre 30 y 40 kilómetros hacia Irak.

Otros numerosos representantes del Estado turco, como el ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, también han prometido intensificar las campañas militares.

Turquía lleva varios años ocupando territorio en el Gobierno Regional de Kurdistán (KRG). Se han establecido al menos 87 bases militares turcas y extensas redes de carreteras militares a profundidades de entre 5 y 80 kilómetros en territorio iraquí.(1) Turquía ha lanzado innumerables ataques aéreos en el KRG, ha ampliado su actividad con drones y presuntamente ha utilizado armas químicas prohibidas. Según las organizaciones Airwars(2) y CPT(3), alrededor de 170 civiles han sido víctimas de los ataques desde 2015.

Turquía afirma que necesita controlar esta región para contrarrestar las supuestas «amenazas a la seguridad» del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). En realidad, el gobierno de Erdogan tiene otros objetivos.

A corto plazo, el objetivo de estos ataques generalizados es presionar a los aldeanos y civiles de las montañas y expulsarlos para que Turquía pueda establecer y controlar una zona más amplia para sus operaciones.

Al menos 800 pueblos han sido evacuados por la fuerza desde 2015 con la ayuda del KDP (Partido Democrático del Kurdistán) de Barzani. El objetivo a largo plazo de los ataques es destruir el estatus autónomo de la Región de Kurdistán y asegurar el control turco de territorios estratégicos en el norte de Irak, incluidas importantes regiones en torno a Mosul y Kirkuk.

La colaboración del KDP pone en peligro la unidad nacional kurda

Erdogan realizó una breve visita a Hewlêr (Erbil), capital de la Región de Kurdistán, el 22 de abril. Allí se aseguró el apoyo del KDP. Desde entonces, fuentes locales han informado de un número creciente de provocadores avances de las milicias del KDP, como las unidades Roj-Peshmerga y Zerevanî, en zonas controladas por las HPG y las YJA-STAR. Al parecer, estas fuerzas han intentado asegurar zonas que Turquía pretende ocupar.

Erdogan aspira a un conflicto intrakurdo entre el KDP, el PKK y la PUK, aprovechando la debilidad del KDP. La reciente visita de Erdogan a Hewlêr (Erbil) demuestra hasta qué punto el presidente turco cuenta con la participación activa del KDP en sus esfuerzos por ocupar territorio kurdo en Irak y aplastar las aspiraciones kurdas en Turquía.

El poder necesita una economía fuerte

El gobierno de Erdogan ha devastado la economía turca. La guerra constante en Kurdistán, incluido el establecimiento de cientos de bases militares, la financiación de milicias proxy extremistas y la adquisición de armas y otros recursos, ha agotado los recursos del Estado y a menudo ha tenido consecuencias económicas internacionales.

Como consecuencia, la lira turca atraviesa una grave crisis monetaria desde 2020. La inflación no deja de aumentar. Desde marzo de 2024, Turquía es el cuarto país del mundo con mayor inflación anual al consumo, con un 68,5%. Según Trading Economics, esta tasa supera las tasas de inflación de todos los países africanos.

En el marco de las intensas relaciones diplomáticas entre Ankara y Bagdad, en los últimos meses se han celebrado negociaciones sobre el proyecto «Ruta de desarrollo de Irak», que prevé la construcción de un enlace ferroviario y por carretera de 1.200 km desde el puerto iraquí de al Faw, en Basora, a través de las zonas kurdas, hasta la frontera turca, con el fin de facilitar un relanzamiento económico urgentemente necesario. Esta ruta de desarrollo, valorada en 17.000 millones de dólares, pretende servir de nuevo enlace entre Asia y Europa y es, por tanto, una contrapartida del proyecto IMEC (Indian Middle East Economic Corridor), liderado por Estados Unidos y acordado el año pasado en la cumbre del G20 celebrada en Delhi en julio.

Sin embargo, el Estado turco parece supeditar el éxito del proyecto a la destrucción del PKK y a la creación de una zona de seguridad, ampliando así sus esfuerzos de expansión a las regiones de Duhok, Mosul y Erbil. En particular, la carretera de desarrollo está relativamente lejos de las zonas en las que actúa el PKK. La ruta prevista discurre hacia el oeste desde Mosul, circunvalando la región del Kurdistán iraquí y llegando hasta la ciudad fronteriza turca de Ovakoy, una zona en la que el ejército turco ya tiene una fuerte presencia en el lado iraquí.

Sin embargo, Turquía alega que tiene que asegurar las montañas de Gare para que la ruta se considere segura, a pesar de que las montañas se encuentran al menos 30 kilómetros al oeste del paso de la carretera de desarrollo.

Para Turquía, la aplicación del «Acuerdo de Sinjar» también está «estrechamente vinculada a la realización del proyecto». El 9 de octubre de 2020, el gobierno central iraquí y el gobierno regional kurdo liderado por la familia Barzanî firmaron el «Acuerdo de Sinjar» bajo la supervisión de Naciones Unidas, que prevé el desarme y la disolución de las Unidades de Resistencia de Sinjar, una unidad de autodefensa yazidí formada tras el ataque de ISIS. Esto supondría dejar desprotegida y sin derecho a la autodeterminación a la comunidad yazidí, que sufrió un genocidio reconocido internacionalmente en 2014.

Bajo la apariencia de la ruta de desarrollo turco-iraquí, Erdogan quiere alcanzar su verdadero objetivo de completar la ocupación turca del norte de Irak y separar la Región del Kurdistán del norte y este de Siria. Esto plantea la cuestión de si el gobierno iraquí tolerará tales acciones turcas en nombre de unas mejores relaciones y si el impacto económico de una guerra mayor en Kurdistán hará que los supuestos beneficios de la ruta carezcan de valor.

Oriente Próximo como epicentro del conflicto mundial

La sociedad kurda y las voces internacionales de solidaridad llevan años haciendo campaña para que se ponga fin a la política de guerra de Turquía y a la consiguiente destrucción de los medios de subsistencia de millones de personas en Kurdistán. En los últimos años, esta guerra ha provocado un aumento de la emigración de Kurdistán a otros países.

Dada la realidad multipolar de la política en el siglo XXI, cualquier conflicto local o regional tiene hoy repercusiones mundiales. Todos los Estados y actores no estatales intentan utilizar cualquier conflicto regional para promover sus propios intereses. Muchas potencias regionales y mundiales tienen capacidad para influir en los acontecimientos, no sólo una o dos potencias o bloques. Por tanto, la guerra planeada por Erdogan podría convertirse en una guerra con repercusiones regionales y mundiales. Los kurdos de Siria, Irán, Turquía y la diáspora no permanecerán en silencio. Es posible que los países árabes, así como Irán, no acepten la agresión turca en su región y opten por responder.

Violación del derecho internacional, limpieza étnica y cambio demográfico

Al mismo tiempo, Erdogan intenta tomar medidas enérgicas contra la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria, cuyas fuerzas militares han derrotado a ISIS junto con las fuerzas internacionales, y que goza de una gran reputación por su tolerancia multirreligiosa, la libertad de las mujeres y su sistema político democrático.

Pero la ocupación turca del norte de Siria provocó desplazamientos masivos de población kurda y estuvo plagada de graves violaciones de los derechos humanos y del derecho humanitario, como bombardeos indiscriminados, asesinatos sumarios, detenciones ilegales, torturas y desapariciones forzadas, así como saqueos sistemáticos y confiscación ilegal de bienes, afirma Human Rights Watch. Esto hace suponer que una ocupación prolongada del norte de Irak también conducirá a una mayor limpieza étnica contra los kurdos y otros pueblos indígenas y, en consecuencia, al cambio demográfico de la región multicultural.

Cuestión turca – Solución kurda

Es evidente que Erdogan no tiene ningún interés en democratizar Turquía. Su estrategia de política exterior también está orientada a sacar provecho de los conflictos. Mientras rescataba a Rusia con cuentas bancarias, su yerno, Selçuk Bayraktar, suministraba drones a Ucrania. También ha jugado un doble juego en la guerra entre Hamás e Israel.

Erdogan está intentando utilizar la pertenencia de Turquía a la OTAN, que siempre ha apoyado a Turquía en su lucha contra los kurdos durante los últimos 40 años, en su propio beneficio personal mediante una política de chantaje. Los acuerdos con Suecia y ahora con Holanda, cuyo ex primer ministro se postula para el cargo de Secretario General de la OTAN, demuestran que Erdogan vincula su aprobación de las decisiones de la OTAN a la condición de apoyar su guerra contra los kurdos. Su desprecio por las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que dictaminó la liberación de varios políticos de la oposición, también demuestra que cada vez pisotea más los acuerdos internacionales. La Turquía de Erdogan se ha convertido así en una cuestión internacional.

Erdogan no podría hacer todo esto si organismos internacionales como la OTAN, la UE y el Consejo de Europa no hubieran guardado silencio ante la política de opresión de Turquía contra los kurdos. Los kurdos llevan 22 años resistiendo continuamente al régimen de Erdogan y siempre han buscado una solución política.

Entre 2013 y 2015, estos esfuerzos dieron algunos resultados. El líder político kurdo Abdullah Öcalan entabló un diálogo con representantes del Estado turco. Se mantuvo un alto el fuego entre el PKK y Turquía durante dos años. Durante este tiempo, Turquía se abstuvo de llevar a cabo operaciones militares desestabilizadoras en Irak y Siria, mejorando su relación con los Estados vecinos y con la comunidad internacional en su conjunto. Öcalan había creado una atmósfera en Turquía que daba esperanzas de paz a la población. El proceso de diálogo 2013-2015 también fue bien acogido internacionalmente. Fue Erdogan quien saboteó este proceso porque quería aprovechar este tiempo para preparar una nueva guerra.

Ahora que Erdogan ha perdido su poder político en las elecciones locales, es más peligroso, como explica este análisis. Sin embargo, también es más débil. Su visión de Turquía ha sido rechazada por muchos ciudadanos del país y supone una amenaza para los intereses de muchos Estados de Oriente Medio y potencias mundiales. Para evitar consecuencias negativas a nivel nacional e internacional, Turquía debe tomar otro rumbo.

Es hora de escuchar la solución de los kurdos, que llevan un año diciendo que hay que dar a Öcalan una nueva oportunidad de participar en las negociaciones para resolver las cuestiones kurdas en el marco de una nueva constitución turca.

  • El primer paso, sin embargo, es levantar la prohibición de comunicación con el exterior que se le ha impuesto desde hace tres años.
  • La opinión pública mundial, las Naciones Unidas y el Consejo de Europa, encargados de velar por el cumplimiento del derecho internacional, así como Estados Unidos y la Unión Europea, deben presionar inmediatamente a Turquía para que retome este proceso democrático, que estabilizaría la región al resolver la cuestión kurda.
  • Como demuestra la guerra de Gaza, los conflictos enquistados son intrínsecamente inestables, y los intentos de resolver los problemas políticos sólo por medios militares hacen inevitables nuevas pérdidas de vidas y la inestabilidad internacional. Las soluciones políticas sostenibles a la cuestión kurda y a otras crisis regionales basadas en los derechos humanos, la democracia y el derecho internacional son el único camino para salir del derramamiento de sangre.

(1) https://www.reuters.com/world/middle-east/turkeys-push-into-iraq-risks-deeper-conflict-2023-01-31/

(2) https://airwars.org/civilian-casualties/?country=iraq&belligerent=turkish-military

(3) https://cptik.org/reports-1/2024/3/19/fully-locked-the-upcoming-turkish-military-operation-in-spring-2024-deep-within-iraqi-kurdistan

Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso Nacional del Kurdistán (KNK)
Mayo de 2024

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