Viajes y crónicas

Crónica 2: Conociendo en Makhmur un modelo de democracia directa, resistencia y sociedad comunal

Durante nuestra estancia en Makhmur conocimos su modelo de funcionamiento, basado en el Confederalismo Democrático que apuesta por la autogestión, la liberación de la mujer, la importancia de la juventud, la comunidad, la cultura y la ecología.

Queremos tener conexión con la gente – sobre todo con grupos anarquistas, socialistas, feministas, ecologistas…- no con los Estados”, nos dijo al llegar Bewar, uno de los miembros del comité de Diplomacia del campo.

El problema de la opresión en la humanidad no es un problema exclusivamente kurdo; las personas que viven en España también están oprimidas y tenemos que colaborar para acabar con este sistema. Tenemos que saber distinguir lo que es la sociedad de lo que son los actores que nos oprimen”, explica Leila, copresidenta del Ayuntamiento.

En Makhmur, nos contó Bewar, “el poder va de abajo a arriba” y por ello fueron pioneros en la construcción de una sociedad de base asamblearia.

Funcionan con tres asambleas principales: la del Pueblo, la de la Mujer y la de los Jóvenes, además de las comunas de barrio y de distrito. Cada asamblea o comuna tiene sus comités y comisiones – siendo los de educación y salud los más importantes – y trabajan todos de forma coordinada.

Según Filiz, copresidenta de la Asamblea del Pueblo:

Hemos desarrollado el sistema confederal como resistencia al imperialismo y a los estados-nación; como lucha del pueblo contra la opresión. Las personas se pueden representar a sí mismas, sin necesidad de un ente externo que las represente”.

El campo de Makhmur fue fundado en 1998 por parte de personas refugiadas de Bakur (Kurdistán de Turquía) represaliadas por el gobierno turco, la mayoría de la región de Botan, que habían pasado por siete campos distintos antes de llegar aquí.

Durante los años 90, la guerra del Estado turco contra el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) dejó miles de personas encarceladas, torturadas, asesinadas y poblaciones enteras arrasadas. Unas 15.000 personas huyeron a finales de 1993 de Bakur de la represión, atravesando la frontera con Irak, la cual estaba siendo bombardeada por Turquía.

Antes de poder instalarse en Makhmur fueron expulsadas de siete asentamientos en el Kurdistan iraquí. El primero, en 1994, estaba cerca de Zaxho, una ciudad próxima a la frontera turca, y de allí fueron desalojados hasta que llegaron a la zona desértica de Makhmur en 1998.

Somos el pueblo más antiguo de todo el Medio Oriente y, sin embargo, se nos ha negado toda nuestra identidad, nuestra cultura, nuestro idioma y nuestro derecho a existir. El movimiento liderado por Öcalan no acepta esta opresión y se ha levantado contra ella. Ha habido a lo largo de la historia, millones de kurdos desplazados, asesinados, torturados y muchísimos pueblos quemados y destruidos. El motivo de nuestra situación como refugiadas es que no aceptamos el régimen de Erdogan y por eso hemos tenido que abandonar el Estado turco y venir a Bashur” (Leila, copresidenta del Ayuntamiento).

En cada uno de los primeros siete campos levantaron, una y otra vez, tiendas con lonas donde vivían varias familias enteras, sin ayuda, agua y electricidad, sólo con unas pocas mantas. En Makhmur sólo había tierra y polvo cuando llegaron, y muchos niños y niñas murieron de picaduras de escorpiones que salían de debajo las piedras, pero la cohesión social y su determinación les permitieron construir lo que hoy en día es un campo sin precedentes.

A través de trabajos comunales se levantaron casas de piedra, se plantaron los primeros árboles, se trajo agua de la ciudad con bidones, construyéndose tanques para almacenarla. El primer hospital se situó en una tienda de campaña. En 2005 participaron en la construcción de la infraestructura eléctrica que proporcionó el gobierno iraquí, una de las pocas ayudas que tuvieron (y que les da 12 horas de electricidad al día que complementan con sus propios generadores). Ahora es un campo con casas, tiendas, árboles, huertos… y, sobre todo, mucha vida comunitaria.

Durante los primeros años los esfuerzos se centraron en la construcción y, aunque ya desde 1995 empezaron a crear las primeras asambleas y comités, fue en 2003 cuando implementaron el sistema del Confederalismo Democrático, basado en las comunas de barrio y de distrito y en la Asamblea del Pueblo, de Mujeres y de Jóvenes.

Este año han celebrado veinte años de autogestión, democracia directa y resistencia, con una tercera generación nacida ya en el campo. Es el único campamento de refugiados que ha aguantado 20 años sin ayuda externa, a excepción de unos pequeños fondos estatales para el ayuntamiento. Años atrás tuvieron algunas ayudas de las Naciones Unidas, pero se fueron reduciendo y desaparecieron en 2014.

Filiz cuenta que: Gracias a nuestro sistema de autogestión tenemos más capacidad de resiliencia. Por ejemplo, después del ataque del ISIS en 2014, enseguida reconstruimos el pueblo, a diferencia de otros territorios, como Mosul o Sinjar. Aquí hay mucha cohesión social”.

En 2014, después del genocidio por parte de ISIS al pueblo yazidí de Sinjar, se prepararon para la defensa del campo previendo un ataque. Contaron con apoyo de las YPG de Rojava, del PKK de Qandil y de los Peshmerga del Gobierno Regional del KRG además de sus propias organizaciones de autodefensa. Se evacuó la población civil hacia Rania (una ciudad del KRG cercana a Qandil), donde se crearon lazos de solidaridad con la población del lugar; se cortaron los pozos de petróleo para que ISIS no los tomara y se pusieron controles en las carreteras. Al cabo de un mes y medio después del ataque del ISIS pudieron recuperar Makhmur.

Con los años han llegado nuevas familias refugiadas de Bakur (en su mayoría) y Rojilat (el Kurdistán iraní); viven también algunas personas turcas, y es que el campo está abierto a todas las etnias.

Ahora se enfrentan a los bombardeos de Erdogan, que ya ha atacado Qandil y Sinjar (en la zona iraquí) en su política expansionista y de aniquilación del pueblo kurdo. Además, ahora el gobierno del PDK del Kurdistán iraquí (KRG) amenaza con desmantelar el campamento al no compartir el mismo marco político. Sin embargo, Makhmur que era territorio del KRG, está en la actualidad en manos de las fuerzas iraquíes que ocuparon ese territorio como represalia al referéndum de independencia.

Es una guerra psicológica. Nos hacen pensar que en cualquier momento pueden venir y destruir el campamento. Por eso tenemos que confiar en el sistema de autogestión. Debemos tener la moral alta” (Filiz).

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