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Cómo reconocer una guerra cuando la ves. ¡Sin esperar al día X!

RiseUp4Rojava – agosto de 2022

Sobre la guerra de baja intensidad del fascismo turco contra las regiones liberadas en el Kurdistán (Rojava, Qandîl, Şengal…)

Puedes descargarte el folleto aquí:

Prefacio

El proceso revolucionario en Rojava está entrando en su décimo año. Es importante ver este proceso en sus diferentes fases. Estas fases se diferencian, por ejemplo, en los actores involucrados, en el equilibrio del poder o en las formas de los conflictos. Algunas fases se pueden datar de forma precisa y están asociadas a eventos que conocemos (la defensa de Kobanê a inicios de 2015, la liberación de Raqqa a finales de 2017, la guerra de ocupación turca contra Efrîn en enero de 2018, etc.). Otros cambios parecen ser más progresivos y únicamente se pueden ver retrospectivamente. Este planteamiento permite que visualicemos diferenciadamente las condiciones particulares en las que este proceso se está desarrollando.

Sin duda nos topamos con una de las cualidades más destacables de lxs compañerxs, tanto kurdxs como turcxs, que están sobre el terreno, la de estar constantemente encontrando nuevas vías que, valiéndose de este método, puedan garantizar la continuidad de este proceso de circunstancias siempre variables. Observamos esta ejemplaridad en la forma en que lograron aprender de la derrota militar en Efrîn y como el ejército turco chocó con una resistencia mejor preparada en Serêkaniyê. También lo observamos, por ejemplo, en la manera en que lxs guerrillerxs son constantemente capaces de desarrollar nuevos métodos en las zonas liberadas de las montañas de Qandîl. Este enfoque nos protege del dogmatismo y del cortoplacismo; permite que toda la sociedad de Rojava se dirija hacia el objetivo común de defender este proceso.

Creemos que al movimiento de solidaridad internacional con Rojava le haría bien usar un método similar con el fin de sostener un hilo conductor de solidaridad internacional que sea constante y al mismo tiempo sea adapte a los cambios. Actualmente, – verano del 2022 – el mayor enemigo de Rojava es el Estado turco. Uno de los argumentos más importantes de este cuadernillo es que nos equivocamos en esperar pasivamente el Día X, el día de la «gran ofensiva» en que sea imperativo mostrar la solidaridad. Por el contrario, la táctica de guerra de baja intensidad que hoy Turquía está librando en las cuatro partes de Kurdistán es una amenaza mortífera. Y esta específica táctica de guerra es bastante apropiada des del punto de vista turco en cuanto a que «normaliza» el estado de guerra y dificulta la posibilidad de un amplio movimiento de solidaridad.

El primer borrador de este estudio se escribió en invierno 2019-20. Por lo general fue bien recibido, y las veces que se criticó, no fue sobre una base científica, ya porque a algunxs les parecía que el concepto de «baja intensidad» corría el riesgo de presentar este tipo de guerra como «menos seria», o «menos real». Seamos clarxs: no solo la guerra de baja intensidad sigue siendo una guerra real, dura y sangrienta, sino que es una guerra que amenaza la propia existencia de la revolución de Rojava. Este estudio busca concienciar sobre este punto.

Está en nuestras manos, codo a codo con nuestros compañeros y compañeras en Rojava y Qandîl, actuar en consecuencia.

Verano de 2022

Cómo reconocer una guerra cuando la ves

I. Introducción

Des del alto el fuego del 17 de octubre del 2019 y el fin de los ataques militares clásicos de las fuerzas turcas contra Rojava, la guerra contra la población kurda en Turquía, Siria e Irak no se ha parado.

Ha tomado una nueva forma, combinando tres tipos de guerra teorizados por estrategas: la guerra de baja intensidad, la guerra híbrida y la guerra compuesta. Las actuaciones militares clásicas han sido limitadas y suplementadas con una variedad de acciones hostiles. Esto incluye ataques selectivos, quema de cultivos, bombardeos dirigidos con drones, ataques con proxies, desplazamientos masivos forzados…

En solo seis semanas de alto el fuego después del 17 de octubre del 2019, las fuerzas armadas turcas han perpetrado 143 ataques en áreas rurales de Rojava, 42 bombardeos con drones, 147 con bombas de mediana potencia y proyectiles de artillería. Ejecutaron redadas en 88 lugares, mataron centenares de personas y desplazaron a 64.000. No solo para los medios de comunicación, pero incluso dentro del movimiento en Rojava había un sentir general de que la guerra se había
«suspendido».

Rojava apenas sale en los telediarios y, como mucho, el movimiento de solidaridad está dudando y preparándose para la “Gran Guerra”, la gran “ofensiva” de las fuerzas armadas turcas contra Rojava, como ocurrió recientemente, en el verano de 2022. Este estudio analiza las acciones hostiles que Turquía y sus proxies han llevado a cabo contra Rojava durante algunos meses del “alto el fuego” de finales de 2019. Este análisis es importante porque éstos no son casos aislados, sino componentes de una estrategia muy planificada y pensada a fondo.

Esto no solo afecta a Rojava, como veremos más adelante, también afecta a otras regiones liberadas del Kurdistán (como las montañas de Qandîl en Irak) o lugares donde el movimiento de liberación permite la libertad y auto#organización del pueblo (el campo de refugiadxs de Mexmûr, la región yezidi de Şengal en Irak, etc.).

Esta forma de guerra puede continuar y supone una amenaza mortal para las regiones liberadas del Kurdistán.

El movimiento de solidaridad con Rojava tiene que entender esta amenaza y aprender a responder ante ésta.

II. El cambio de estrategia

No está claro por qué en 2019 Turquía se desvió de su estrategia de guerra total (es decir, una intervención directa y masiva por parte del ejército y las fuerzas aéreas turcas) hacia una estrategia de guerra de baja intensidad. Tal vez las consideraciones respecto a las políticas internacionales han tenido una influencia. La resistencia de Serêkaniyê en octubre del 2019, que demostró que las FDS (Fuerzas Democráticas Sirias) estaban mejor preparadas que durante la batalla de
Efrîn (de enero a marzo del 2018), también puede haber tenido una influencia en el cambio de estrategia.

La guerra que actualmente está llevando a cabo Turquía contra Rojava combina tres características:

  •  Es una guerra de “baja intensidad”: Turquía no utiliza todo su poder militar de manera deliberada.
  •  Es una guerra compuesta: Turquía actúa más a través de los proxies que a través de sus propias fuerzas armadas.
  •  Es una guerra híbrida: Turquía combina métodos convencionales con no convencionales, y acciones políticas, económicas y militares (por ejemplo, financiar una organización sin ánimo de lucro puede ser un elemento estratégico). La guerra híbrida tiene lugar tanto en campos de batalla convencionales y entre poblaciones de la zona de conflicto, como en la comunidad internacional. Casi todas las guerras de contra-insurgencia son guerras híbridas.

Antes de entrar a discutir los diferentes aspectos de esta nueva forma de guerra contra las regiones liberadas del Kurdistán (principalmente contra Rojava y las montañas de Qandîl) tiene que constar que varias de sus características existían antes del alto el fuego de octubre del 2019. Turquía siempre ha utilizado proxies y medios no convencionales. Aquello que caracteriza esta nueva fase es que los métodos que antes eran complementarios ahora son estratégicos.

III. Los métodos de guerra de Turquía

1. El uso de proxies

Los proxies son más económicos (es decir, más baratos) y políticamente menos peligrosos. No siempre son 100% controlables (algunos de los crímenes de guerra cometidos por proxies pueden ser parcialmente planificados y calculados por la política turca, otros pueden simplemente ser iniciativas de los proxies). Se pueden distinguir tres tipos de proxies: proxies directos (grupos que dependen directamente de Turquía, como la milicia Jaysh al Sharqiya (Leones del Ejército del Este) afiliada al Ejército Libre Sirio), mercenarios (como la División Sultán Murad, que es tan dependiente del Estado turco que éste los mandó a Libia en enero del 2020 para defender sus intereses allá) y otros actores beligerantes que tienen su propia autonomía política, pero cuyos intereses coinciden con los de Turquía (y que reciben ayuda de Turquía), como Daesh.

2. Ataques militares clásicos

Los ataques militares clásicos continúan. Suceden de manera lo suficientemente ocasional como para dar la impresión de que son excepciones o accidentes, pero son suficientes y eficaces para tener una función estratégica de debilitamiento de la resistencia en general. De estas operaciones, las mayores combinan ataques aéreos, despliegues de tropas terrestres y ataques con helicópteros.

En el Kurdistán Iraquí, el ejército turco llevó a cabo grandes operaciones a finales de los noventa (Operación “Acero” de marzo a mayo del 1995 y Operación “Martillo” de septiembre a octubre del 1997), y una nueva operación ejecutada en febrero del 2008 (Operación “Sol”). De todas maneras, desde el 28 de mayo de 2019, una operación está en marcha durante periodos considerablemente largos y con una intensidad variable, bajo el nombre de “Garra”. Estas operaciones combinadas (bombardeos y ataques terrestres) se renovaron en la región este 2020.

Las operaciones «Garra de tigre» y «Garra de águila» se lanzaron en 2020, «Garra-trueno» y «Garra-rayo» en 2021, y la última «Garra-cierre», está en curso desde abril de 2022. Alrededor de 4.000 soldados turcos están involucrados en estas operaciones.

3. Cambio demográfico

La intención es provocar movimientos de población que fuesen alineados con los intereses estratégicos de Turquía. Estos movimientos suceden en dos fases:

  • Primero, la población local es desplazada. El éxodo de la población cristiana asiria de Siria fue provocado por una combinación de acoso, amenazas, terror (por ejemplo, las imágenes de prisionerxs crucificadxs por los soldados del Ejército Libre Sirio).
  • Consiguientemente, las regiones ocupadas por las fuerzas turcas son repobladas: personas refugiadas sirias suníes y árabes, son reubicadas en áreas estratégicas. Después de la ofensiva turca de enero del 2018, 140.000 personas escaparon de Efrîn para buscar refugio en otros lados de Rojava. Entonces, Turquía ubicó más de 160.000 árabes suníes en el cantón de Efrîn. Venían de Ghuta, Idlib y otras regiones que el régimen sirio había tomado de los islamistas. De este modo, Turquía cambió de manera metodológica y sistemática la estructura demográfica de la región para erradicar la presencia kurda. La mayoría de estos colonos son gente voluntaria; familias de personas desplazadas o refugiadas que lo han perdido todo. Les ofrecen un futuro en esta nueva localización, tierras y una casa, que son financiadas por Turquía, pero también por bancos alemanes y ONGs. Otras personas refugiadas sirias están siendo obligadas a mudarse allá para tomar el rol de colonos. Por ejemplo, les hacían firmar documentos en turco, un idioma que no entendían.

4. Ataques a la economía de las regiones no ocupadas

En estas áreas, la economía es atacada sistemáticamente. La intención es debilitar el potencial de resistencia material y moral y provocar contradicciones dentro de la sociedad al dificultar la vida de la gente. Podemos distinguir los siguientes:

  • Ataques directos como la quema del trigo en Rojava en mayo del 2019: a veces los incendios son provocados por Daesh, que los reivindica, y otras veces son provocados por los ataques de la artillería turca.
  • El bloqueo como el que aísla a Rojava del Kurdistán iraquí, un bloqueo orquestado por las fuerzas del gobierno regional kurdo del clan Barzani, que está íntimamente ligado a los intereses turcos. Desde verano del 2020, los efectos de este bloqueo han sido reforzados por las sanciones de los EE. UU. contra Assad y el veto de Rusia a abrir los pasos fronterizos.

5. Ataques a la economía de las regiones ocupadas

La destrucción también se está produciendo en las regiones ocupadas y tiene dos objetivos, según la zona tiene dos objetivos, según la zona:

  • Uno de ellos es hacer imposible las condiciones de vida en las zonas gestionadas por las autoridades regionales autónomas. De este modo se contribuiría a la despoblación de estas áreas. Por ejemplo, el 5 de diciembre de 2019, un convoy de soldados turcos desmanteló la subestación de Mabruka y al-Bawab, lo que provocó el colapso del suministro eléctrico en la región.
  • Turquía tiene como objetivo impedir la autonomía económica de los territorios ocupados para hacer que la población dependa de los intercambios económicos con la potencia ocupante. En Efrîn, las milicias arrancaron los olivos, la principal fuente de ingresos de la población. Inmediatamente se beneficiaron de esta operación porque a partir de entonces hay que importar aceitunas y aceite de Turquía. De esta forma consiguen que la región sea económicamente dependiente de Turquía.

Este proceso ya lo aplicaron los aliados de Turquía en Alepo: antes de la guerra civil, uno de los objetivos de la política local en Alepo era construir una economía que fuera lo más independiente posible. Para lograrlo, combinaron la inversión pública con estrictos controles de importación. Con esta estrategia, la ciudad se convirtió en un centro de la industria textil siria. Pero durante la guerra hasta que la ciudad fue reconquistada por las tropas del gobierno sirio, los islamistas aliados de Turquía desmantelaron la industria para abrir el mercado sirio a los productos turcos.

6. Control de puntos estratégicos

La guerra de baja intensidad que el ejército turco libra contra las regiones liberadas en el Kurdistán iraquí no solo se manifiesta con los bombardeos (incluso con armas químicas) y las incursiones de comandos contra las montañas de Qandîl, sino también con la creación de numerosas bases militares para cercar y estrangular las regiones liberadas. La primera de estas bases se instaló en 1997.

En ese momento, cientos de manifestantes kurdxs protestaron contra las bases militares y los bombardeos. Desarmadxs, atacaron la base de Şeladize (provincia de Duhok) y prendieron fuego a vehículos militares. Sin embargo, en junio de 2018, ya había 13 grandes bases turcas en la región de Qandîl, así como varios pequeños puestos avanzados periféricos.

En agosto de 2022, hay cerca de 100 bases permanentes de distintos tamaños. Este augmento desemboca en un cambio cualitativo lo que era un entramado de bases de operaciones anti-guerrilla se convierte en puramente una ocupación militar que va más allá del marco de la baja intensidad.

7. Ataques en el frente informático

Turquía también está atacando al movimiento de liberación kurdo en el campo de las tecnologías de la información. Estos ataques contra la tecnología de comunicación se pueden distinguir por su naturaleza (ataques de hardware o ataques a nivel informático) y por su objetivo (a nivel de comunicación interna o los medios hacia el mundo exterior). Un ejemplo de esto es la ofensiva en Twitter antes de los ataques turcos del 9 de octubre de 2019, cuando se crearon un gran número de cuentas de Twitter para enviar propaganda pro-turca.

8. Terror y asesinatos selectivos

Los ataques terroristas y los asesinatos selectivos también forman parte del repertorio del Estado turco. Los primeros es más probable que sean realizados por las milicias, por ejemplo, el 11 de noviembre de 2019, cuando tres explosiones simultáneas en Qamişlo, una ciudad de mayoría kurda, mataron a seis personas e hirieron a 42. Sin embargo, el Estado turco es directamente responsable de los asesinatos selectivos. Así, el servicio secreto turco MIT asesinó al miembro del Comité Central del MLKP y líder del MLKP#Rojava, Bayram Namaz (Baran Serhat), con una bomba en su coche el 23 de marzo de 2019, y el tercero de los casos
son los ataques con drones (ejemplo: el que mató a Jiyan Tolhildan, Roj Xabûr y Barîn Botan, 3 mujeres comandantes de las YPJ que habían acudido a una conferencia público el 22 de julio de 2022, cerca de Qamishlo).

Esta categoría se puede ampliar con los bombardeos militares, cuyo principal objetivo es aterrorizar la población y provocar su desplazamiento. Entre ellos se encuentra el bombardeo militar del mercado de Tel Rifat el 2 de diciembre de 2019, que tuvo como objetivo a las personas que habían huido de Efrîn hacia Rojava. Este bombardeo mató a diez civiles, incluidxs ocho niñxs.

El terror también es la norma en los territorios ocupados: los secuestros, asesinatos, violaciones y saqueos son habituales para la población de Efrîn y Serêkaniyê.

9. Inversiones económicas y de infraestructura

Como cualquier guerra, la guerra compuesta tiene como objetivo la paz, pero la paz en una situación política que se ha transformado. Las inversiones económicas y de infraestructura, denominadas «programas de desarrollo», forman parte de este marco: hay «ciudades nuevas», escuelas y carreteras, subvenciones para las ONG y sus asociaciones locales, etc.

Turquía ya ha aplicado esta política en el norte de Kurdistán (el sudeste de Turquía). Partes enteras del distrito de Sûr, el centro histórico de la ciudad de Amed, fueron arrasadas tras la abolición de la autonomía. En 2015, 6.000 familias kurdas fueron expulsadas y no se les permite regresar. En marzo de 2016 se destituyó al Consejo de ministros. El estado turco creó así la posibilidad de expropiación de tierras privadas. Se sustrajeron a la población local 6.292 viviendas, edificios públicos municipales y patrimonio cultural cristiano.

10. Alianzas políticas e ideológicas

Para construir su “paz”, las fuerzas invasoras deben poder contar con una red de colaboradorxs. Esta red se adquiere a través de la confluencia de intereses, la corrupción directa o la afinidad ideológica. Obviamente, especialmente las fuerzas reaccionarias y patriarcales son parte potencial de esta red. En Siria, lxs colaboradores de Turquía son las fuerzas islamistas, pero también las estructuras tribales feudales; en Irak es el gobernante Partido Democrático del Kurdistán (PDK) del clan Barzani.

11. Propaganda

La propaganda es un elemento esencial de esta guerra, que no quiere mostrarse como tal.

La acción de propaganda es directa (a través de canales asociados abiertamente con Turquía y sus aliados) o indirecta (a través de medios aparentemente neutrales).

Por un lado, se difunde información seleccionada específicamente. Por otro lado, la desinformación juega un papel importante, difundiendo acusaciones falsas, mentiras y rumores creíbles y bien investigados. Están dirigidos a los medios de comunicación, a las fuerzas políticas y a las ONG europeas.

Algunos ejemplos son:

  • Provocaciones y operaciones de «falsa bandera»: los delitos cometidos por las fuerzas turcas o sus aliados se atribuyen a las fuerzas kurdas.
  • Montaje de operaciones humanitarias que presentan la ocupación turca como beneficiosa para la población.

12. Legalismo «antiterrorista»

Una de las grandes ventajas para el ocupante de esta guerra de baja intensidad es que puede presentarse como una fuerza policial en lugar de una fuerza militar. A nivel legal, esto priva a la resistencia de todas las medidas de protección de las leyes de la guerra.

La potencia ocupante también puede invocar la ley antiterrorista a nivel nacional e internacional, en particular refiriéndose a los acuerdos internacionales del “alto el fuego”, para estigmatizar las acciones de la resistencia.

De esta manera, Turquía se asegura de que Estados Unidos y las potencias europeas condenarán a las fuerzas de resistencia. Lxs miembros de las fuerzas de resistencia también son amenazadxs con la denegación o la retirada del estatuto de refugiadx políticx. Esto puede resultar en la extradición a Turquía o el encarcelamiento en Europa.

13. Medidas estratégicas profundas

La guerra turca no se limita al Kurdistán. Se está extendiendo por todas las zonas donde el movimiento de liberación kurdo tiene sus fuerzas y alianzas, y en las regiones vecinas de Kurdistán. En este sentido, los agentes de Turquía también están intentando aislar al movimiento solidario en Europa y en otros lugares: utilizan campañas de prensa y grupos de presión para la criminalización de las organizaciones kurdas o de la izquierda revolucionaria turca, etc.

14. La guerra del agua

Desde el comienzo de la ofensiva turca, uno de los objetivos estratégicos de Turquía ha sido tomar bajo control el suministro de agua para la población de Rojava. El 10 de octubre de 2019, la presa de Bouzra, que abastece de agua a la ciudad de Dêrik, fue el objetivo de las fuerzas aéreas turcas, mientras el suministro de agua para la ciudad de Hesekê fue interrumpido debido a daños en la planta de tratamiento de agua ubicada en Alok. Esta última abastece a 400.000 personas en la región con agua. En 2022, el gobierno turco ha disminuido el caudal del Éufrates por segundo año consecutivo, entregando a Siria solamente promedio 200 metros cúbicos de agua por segundo, en lugar de los 500 metros cúbicos garantizados por el tratado firmado entre Turquía, Siria e Irak en 1987.

La retención de agua por parte de Turquía provoca sequías en el Noreste de Siria dónde el Éufrates es la fuente principal de agua tanto para el consumo de personas, como para riego y producción de electricidad. La agricultura, ganadería y la sanidad pública ya están resentidas. La reducción del flujo fluvial conduce al estancamiento y la contaminación y por lo tanto pone en peligro las cosechas de cultivos de verano (verduras y algodón).

IV. Antecedentes históricos

Turquía no inventó la estrategia de guerras de baja intensidad contra los pueblos liberados. Esta estrategia ha sido utilizada por varias potencias dominantes para debilitar a un país liberado en conexión con una invasión clásica o como una estrategia de «segunda opción» después del fracaso de una invasión.

Pondremos solo dos ejemplos:

  • Cuba: Estados Unidos practicó la misma mezcla de sabotaje económico, asesinatos y difusión de rumores. A principios de 1960, por ejemplo, quemaron 300.000 toneladas de caña de azúcar en varias partes del país. Lxs simpatizantes de la revolución fueron asesinados deliberadamente, especialmente lxs maestrxs que trabajaban en la campaña de alfabetización en zonas rurales. En diciembre de 1960, la CIA y la Iglesia difundieron sistemáticamente rumores de que Fidel Castro quería enviar a la juventud a campos de adoctrinamiento en la URSS. Esto provocó pánico en las familias, lo que hizo que más de 14.000 niños y niñas fueran llevados a Estados Unidos por exiliadxs cubanxs. Según estimaciones cubanas, la guerra de baja intensidad provocó 3.478 muertes, 2.099 personas descapacitadas de por vida y un total de 181.100 millones de dólares en daños materiales.
  • Mozambique: Después de la liberación del país del poder colonial portugués en 1975, Sudáfrica inició una guerra de baja intensidad contra este país. La razón de esto era que Sudáfrica temía que el país sirviera de base para movimientos contra el apartheid. Patrocinando la milicia RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña), Sudáfrica y Rhodesia mantuvieron viva una fuerza guerrillera de derachas que mató a casi un millón de personas y devastó Mozambique en quince años. Como consecuencia, en 1986 se había convertido en el país más pobre del mundo.

Se podrían citar otros ejemplos, como el de Nicaragua. Durante la Guerra Fría, los efectos de estas guerras de baja intensidad se compensaron de alguna manera mediante intervenciones de la URSS o de China.

Sin embargo, estas guerras tuvieron un fuerte impacto en las sociedades a las que afectaron. Por un lado, un impacto directo a través de las muertes y la destrucción, y por otro lado, indirecto, afectando a los recursos para la construcción y reproducción de la sociedad.

V. El modelo israelí

Los poderes que se enfrentan a uno o más pueblos que son hostiles a su gobierno han adoptado esta estrategia de guerra de baja intensidad en lugar del genocidio total. Hemos visto sus principios, una guerra que pretende no serlo, desde los barrios republicanos de Belfast hasta los bantustanes en Sudáfrica.

También es la estrategia que Israel está usando contra la población palestina. La gente palestina está segregada en áreas económicamente inviables, rodeadas de asentamientos, muros y bases militares, que dependen del Israel para el agua y la electricidad. Todos los intentos de resistencia son aplastados de manera brutal y eficaz, pero con la suficiente precisión y discreción para que esta guerra cotidiana contra todo un pueblo aparezca como una simple operación de seguridad.

Las técnicas israelíes son imitadas por el Estado turco hasta el último detalle:

  • La destrucción de las casas de las familias de las personas acusadas de ser miembro de la resistencia. Así, la primera semana de diciembre de 2019, los militares turcos y los islamistas del FSA (Ejército Libre Sirio) arrasaron con dinamita las casas de personas que supuestamente apoyaban a las Fuerzas Democráticas Sirias como medida punitiva. En el pueblo kurdo de Gora Maza, a unos 30 kilómetros de Girê Spî, arrasaron casas con máquinas de construcción.
  • La construcción de un «muro de seguridad»: a partir de 2005, Israel construyó un «muro de seguridad» que delimita los territorios palestinos. La barrera sigue aproximadamente la frontera de 1967 a lo largo de más de 700 km, pero a menudo penetra en Cisjordania para integrar asentamientos judíos. Basándose en este modelo, Turquía construyó un muro de 564 km de largo en 2017-2018 utilizando bloques de hormigón móviles de 2 metros de ancho y 3 metros de alto, cada uno con un peso de 7 toneladas.
  • El plan para crear una zona de seguridad de 30 km de profundidad a lo largo de la frontera turco-siria, ocupada por personas desplazadas y gestionada por fuerzas aliadas con Turquía, también se basa en una estrategia ya utilizada por Israel. Entre los años 1978 y 2000, Israel estableció una franja fronteriza de 20 km de profundidad a lo largo de la frontera con el Líbano. Esta zona fue construida y equipada por Israel. El Ejército del Sur del Líbano libró allí una guerra sucia (con centros de tortura y ejecuciones extrajudiciales) contra la resistencia libanesa y palestina.
  • El control de la población a través del control del agua: durante los acuerdos de Oslo, Israel declaró que va a utilizar el 80% del agua, mientras que el 20% restante será para la población palestina. En las zonas A (bajo la Autoridad Palestina) y B (bajo régimen mixto), las ciudades palestinas son abastecidas en principio por la compañía de agua israelí. Sin embargo, en verano, el agua del río es insuficiente y las autoridades palestinas tienen que racionarla. La gente palestina que viven en la Zona C (67% de Cisjordania), donde Israel ejerce un control civil y militar absoluto, tiene que vivir con 20 litros de agua por persona y día. Esto incluye agua para agricultura.

VI. Baja y alta intensidad

Desde la primera edición de este estudio, ha habido una nueva alerta de invasión en el verano de 2022: la declaración de intenciones de Erdogan, el despliegue militar, las maniobras diplomáticas para obterner luz verde por parte de EE.UU. y Rusia. Desde entonces Turquía ha temporalmente retenido el proyecto de invasión, y la guerra de baja intensidad ha regresado.

Este recrudecimiento tendría que suscitar reflexiones teóricas. ¿Puede la «baja intensidad» cambiar a «alta intensidad» únicamente a través del incremento de las hostilidades?
La cuestión es particularmente relevante en el caso Kurdistán de Irak donde el número de bases turcas y posiciones ha aumentado notablemente. Este crecimiento puede proceder de un mecanismo clásico en la historia de la contrainsurgencia. Las fuerzas represivas construyen bases de operaciones, aseguran carreteras para abastecer esas bases y posiciones. Es un proceso clásico: cada nuevo asentamiento se convierte en sí mismo un objetivo para la guerrilla, lo que justifica la construcción de nuevos puestos avanzados…

Pero hay cierto momento, como ya hemos mencionado, en el que la presencia turca se convierte pura y simplemente en una ocupación militar, y es allí donde ya hace tiempo que hemos dejado atrás la «baja intensidad». Para Rojava, la ofensiva terrestre que amenaza las ciudades parece estar relacionada con dos formas de guerra, como de hecho el desarrollo de la tecnología y la doctrina de uso de drones.

El uso de drones permite:

  • presencia aérea permanente (bajo consumo de combustible, pilotos no se cansan, etc.).
  • bajo coste (el gasto de producción, funcionamiento operativo y mantenimiento es más bajo que en caso de aviones).
  • baja repercusión política (los drones pueden volar sobre Siria sin restricciones, mientras que el uso de aviones podría suponer una intervención por parte del Estado sirio o requeriría autorización de Rusia y/o EE.UU.).
  • bajo riesgo (pilotos no entran en peligro).
  • impacto superior en comparación con ataques aéreos ocasionales (debido a la capacidad de atacar en cualquier momento).

Durante el primer semestre de 2022, el Noreste de Siria ha sufrido 47 ataques con drones (89 en total en 2021). Con el uso de drones (que sin duda está encabezado por Turquía e Israel), un nuevo fenómeno está emergiendo, la “ocupación aérea” que cada vez más se parece a una ocupación del país.

VII. Conclusión

El movimiento de solidaridad con Rojava no debe perder de vista la posibilidad de una nueva ofensiva a gran escala contra Rojava, como la hubo contra Efrîn y Serêkaniyê. No sabemos cuánto durará la fase actual que comenzó a finales de 2019.

Lo que sí sabemos es que la guerra de baja intensidad que actualmente está librando Turquía contra todas las áreas liberadas de Kurdistán (Rojava, Qandîl, etc.) constituye una agresión militar fuerte, continua y variada.

Para ofrecer resistencia, se necesita mucho esfuerzo, medios, inteligencia y determinación. La solidaridad internacional puede y debe ser un apoyo decisivo para esta resistencia, siempre que sea fuerte, continua y diversificada.


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