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Campo de refugiados “Kobanê” – 16/03/15, Suruç

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Campo de Refugiados «Kobanê» en Suruç

Esta mañana un grupo de periodistas y voluntarios han decidido ir a hablar con las autoridades turcas sobre la clausura de la frontera de Kobanê. Tras tratar con el responsable de la administración municipal turca nos han dado una dirección para hablar con la autoridad turca de la región en su ciudad principal, Salinurfa. Un grupo de 5 personas han decidido ir a hablar con las autoridades a la ciudad principal de la región y como cabía esperar, allí han dado la misma respuesta. La frontera está cerrada, no se puede pasar. Cada responsable da una excusa diferente y tratan de “marear la perdiz” para que pierdas la paciencia y la esperanza. Tras esta negativa hemos decidido visitar otro campo de refugiados.

Hemos estado en el campo de refugiados al que llaman “Kobanê”. A este campo puedes acceder andando desde el Centro Cultural Amara está a 5 minutos. Este campo es más pequeño que el campo de Kulunya, el cual visitamos ayer, pero ha llegado a albergar 228 tiendas. Hemos paseado entre las tiendas sin ninguna restricción y hemos tenido más tiempo para conversar con las personas que allí habitan. Muchas de los refugiados quieren llegar a Europa, siendo Alemania el destino preferente. Muchos de ellos ahorran el poco dinero que tienen para llegar a Marruecos y Argelia y allí cruzar ilegalmente a España o Italia. Nosotros les advertimos que el estrecho es una zona muy peligrosas, que mucha gente muere a diario tratando de alcanzar la costa, pero ellos nos responden que ya no tienen nada más que perder y que aún así quieren intentarlo.
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Por suerte hemos coincidido con dos voluntarios de la organización “Support the Life”, que nos han dado datos precisos y actualizados de la situación de los campos. En el campo de Aryen Marxwan hay 184 tiendas, en el de Rojava 69 tiendas, en el de Kobanê 79 tiendas y en el de Sabhy Nojed 161 tiendas. En cada tienda caben unas 4 o 5 personas, así que es sencillo echar cuentas de cuantos refugiados hay en todos los campos. El único campo del que no tenían datos actualizados era el campo de Kulunya. Hemos preguntado sobre la ayuda internacional que hemos enviado desde España y otros países de Europa. Ellos nos han respondido que si, que algo han oído, pero que a ellos no les ha llegado nada. No han podido (o querido) especificarnos por qué no llega la ayuda.

Una mujer, de un pequeño pueblo del cantón de Kobanê nos ha relatado las historia de cómo huyeron del ejercito del ISIS hace 6 meses cuando atacaron su pueblo, así como las barbaries del ISIS. Según sus declaraciones el ISIS no tiene problema en masacrar niños o ancianos. Nos confiesa que ella quiere regresar a su tierra pero que por desgracia su pueblo sigue en manos del ISIS, ella confía que dentro de poco las YPG/YPJ recuperen su pueblo para poder regresar y continuar, de la manera que sea, su vida con sus hijos.  Lo que más hay en estos campos de refugiados son niños, decenas de niños y niñas que adoran las cámaras y que les hagan fotos. Luego hay muchas mujeres y ya por último, en menor número, hombres. Los hombres no están tan dispuestos a hablar o a dejarse fotografiar o grabar, aunque son muy agradables y respetuosos. Las mujeres sin embargo son más abierta y muy atentas. Todos ellos, siempre que entablas un poco de conversación, te invitan a pasar a sus tiendas a tomar té.
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También hemos conocido a una profesora de Kobanê. Ella era la responsable de 6 clases de primaria en una de las escuelas públicas de la ciudad.  Llegó a Suruç con su familia hace 6 meses, los dos primeros meses pudieron alquilar unas habitaciones, pero pasados los dos meses el gobierno retiró su paga de profesora, los precios de las habitaciones subieron debido a la demanda y tuvieron que migrar al campo de refugiados. Su mayor ilusión es llegar a España. Nos enseña unas fotos de una hermana suya que vive en Málaga. Ella convive con su madre, una hermana y dos sobrinos desde hace 4 meses en el campo que hoy hemos visitado. Ella no tiene hijos y no está casada, pero ahora tiene a cargo a dos niños pequeños, hijos de uno de sus tres hermanos. Sus 3 hermanos han muerto en la guerra, cuando nos relata esta historia su madre, que está frente a mi preparando té, comienza a llorar tímidamente. Ella me sonríe y confiesa que ya no puede ni quiere llorar más, ha gastado las lágrimas de toda una vida.

Por la noche hicimos una entrevista a un combatiente árabe herido de las YPG. Nos contó que había luchado tanto en el FSA (Ejército libre Sirio) como en las YPG. Confesó que habían matado a su mujer e hijos y que no le quedaba nada más que enfrentarse al ISIS. Tenía la pared de su pequeña caseta llena de dibujos y poemas que él mismo escribía. La mayoría con colores pasteles, dulces y dibujando palomas de la paz. Nos insistió mucho con que la idea de que el ISIS no es Islam, que son un grupo de bárbaros que lo único que quieren es matar a todo el que se les pasa por delante. Tenía el cuerpo lleno de heridas, las manos bajo sus vendas estaban quemadas y tenía agujeros en el muslo de su pierna provocados por la metralla del combate. Este combatiente estaba recuperándose de sus heridas para volver a combatir al frente. Acabó su entrevista diciendo «Libertad o Muerte»

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Combatiente árabe de las YPG en campamento de los refugiados «Kobanê» en Suruç

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