Bombarderos sobre Hasakah: Assad se enfrenta a los kurdos
NOTA DE ROJAVA AZADI: A pesar de que este texto se ha quedado un poco obsoleto, consideramos oportuno publicarlo por su certero análisis para entender mejor la actual situación.
Publicado por: ARON LUND
Lunes, 22 de agosto 2016
El jueves 18 de agosto, la Fuerza Aérea siria bombardeó varios objetivos en la capital de la provincia de Hasakah, en el este de Siria. Ha sido la primera vez que el presidente Bashar al-Assad ha utilizado su fuerza aérea contra las Unidades de Protección Popular, o YPG, una poderosa milicia kurda vinculada al Partido de los Trabajadores de Kurdistán, o PKK, que domina la región de Hasakah.
«El jueves hubo ataques aéreos de advertencia; el viernes, los ataques aéreos golpearon posiciones; también se repitieron el sábado», dice el periodista independiente Wladimir Van Wilgenburg, que se encuentra junto a las fuerzas kurdas en Hasakah, cuando fue contactado el domingo por la noche. «Hoy no lo sé seguro, pero la lucha continúa».
Por un momento, los ataques aéreos sirios amenazaron con incluir a los Estados Unidos en la batalla, ya que aviones de combate estadounidenses se apresuraron a recorrer la zona. Finalmente, los EE.UU. no se han involucrado en los ataques sirios, pero mantienen una vigilancia extrema desde entonces, sus patrullas de protección vuelan alrededor de la ciudad, aunque permiten que los aviones sirios continúen atacando a las YPG. El Pentágono parece haberse movido principalmente por temor a que los aviones sirios bombardeasen a las tropas estadounidenses que colaboran con las YPG, pero no se sabe si las fuerzas estadounidenses actuarán para proteger a sus aliados kurdos, que libran una guerra aparte contra el gobierno sirio. Las declaraciones de los militares de EE.UU. han sido amenazantes, aunque también un tanto ambiguas: «El régimen sirio haría bien en no interferir con las fuerzas de la coalición o nuestros socios», ha declarado el portavoz del Pentágono, el capitán Jeff Davis, para el New York Times.
En otras partes de Siria, el gobierno y las YPG, que conforman el núcleo de una coalición anti-jihadista respaldada por EE.UU. conocida como Fuerzas Democráticas Sirias, mantienen relaciones frías, pero no hostiles. Ambas partes cooperaron para expulsar a las facciones rebeldes sunitas y al auto declarado Estado Islámico de la ciudad de Hasakah en 2015 y aunque desde entonces ambos han pujado por el control de barrios y carreteras, la dividida ciudad se ha mantenido tensa, aunque mayormente pacífica. Los recientes ataques aéreos no parecen haber inclinado la balanza contra los kurdos, que se ven mucho más fuertes que el gobierno de Assad en el este de Siria y amenazan con desalojar al gobierno de Hasakah. Aún es posible alcanzar un alto el fuego, pero los combates se producen en un momento delicado y pueden tener implicaciones para las relaciones de Assad con los estados regionales.
Una guerra contra milicias, tribus y patrocinio
El origen de los enfrentamientos no está claro. Ya sea por orden de instancias superiores o como resultado de una disputa a nivel de calle, los enfrentamientos parecen haber comenzado como una escaramuza entre una milicia tribal árabe pro-Assad y las fuerzas policiales Asayish kurdas. A continuación, el pequeño contingente que el ejército de Assad mantiene en Hasakah intervino al lado de la milicia, disparando armas pesadas y morteros contra posiciones kurdas. A su vez, las YPG devolvieron el golpe en nombre de las fuerzas de seguridad kurdas, cortando las carreteras hacia la ciudad y movilizando tropas por toda la zona. Entonces, el gobierno subió aún más la apuesta enviando su fuerza aérea para atacar bases Asayish, matando e hiriendo a varias personas, entre ellas muchos civiles, según las YPG.
A excepción de la participación de la fuerza aérea, el choque ha sido similar a un asalto previo en el interior de Hasakah, que estalló en enero de 2015. También entonces, la lucha se relacionó supuestamente con una disputa por los puestos de control y, tal vez, por la creciente visibilidad de una nueva milicia pro-árabe que había puesto nerviosos a los comandantes kurdos. Después de una semana de grave violencia, seguida de algunos enfrentamientos callejeros, los combates disminuyeron y las partes negociaron un nuevo modus vivendi. Parece posible que esto sea también lo que ha pasado en esta ocasión. Ya hay informes de la mediación de Rusia para poner fin a la disputa. Pero el gobierno es mucho más débil en esta ocasión, mientras que las YPG son más fuertes y han desarrollado nuevas prioridades desde la ronda de combates anterior. Aunque siguen siendo en gran medida un vehículo para los intereses comunales kurdos, las YPG buscan ahora influencia en las zonas y comunidades que se consideraban anteriormente como reserva baasista.
Los últimos ataques aéreos en Hasakah por el régimen del presidente sirio, Bashar al-Assad, puede ser señal de un cambio en la estrategia contra los movimientos kurdos en Siria.
Mapa de la situación estimada en Hasakah el 20 de agosto 2016. Publicado con autorización de @desyracuse (www.agathocledesyracuse.com)
Como gran parte del este de Siria, Hasakah es un territorio tribal. Su población árabe proviene de las comunidades beduinas que, en algunos casos, se han asentado recientemente o incluso son semi-nómadas, y permanecen fuertemente estructuradas por la cultura tribal y las lealtades. De acuerdo con Haian Dukhan, estudiante de doctorado que estudia las relaciones estado-tribu en el Centro de Estudios Sirios de la Universidad de St. Andrews, que fue entrevistado en directo por Siria en Crisis, muchas de las tribus árabes beduinas en la región noreste de Siria apoyan al gobierno sirio por razones históricas y políticas. Aunque algunas, como facciones de los Shammar y los Jaiss, han unido sus fuerzas con las YPG kurdas en la coalición Fuerzas Democráticas de Siria, y otras se han unido a grupos de oposición o al denominado Estado Islámico, el Partido Baas y los servicios de inteligencia sirios han conseguido poner en pie varias milicias árabes locales. Por ejemplo, la principal milicia que da cobertura a Assad, conocida como Fuerzas de Defensa Nacional, incluye a muchos miembros de la tribu Tayy de Qamishli, en la frontera con Turquía, y la tribu Jabbour en la ciudad de Hasakah.
El gobierno sirio parece haber jugado el juego tribal de forma eficiente durante el conflicto, basándose en décadas de experiencia y viejas conexiones, servicios y recursos aún disponibles en Damasco, y en el temor entre algunos árabes de la toma de control por los kurdos. Pero el aparato de seguridad baasista está debilitado de forma sustancial en Hasakah, y el gobierno está desesperadamente corto de dinero y recursos para pagar a sus aliados.
El aumento de las Fuerzas Democráticas Sirias, en las que las YPG son la facción dominante, no sólo ha reforzado a la comunidad kurda en Hasakah. También ha privado al gobierno sirio de su papel como árbitro supremo indiscutible de la ciudad en los conflictos locales y como fuente primaria de patrocinio para los hombres fuertes de clanes y milicias. A medida que las Fuerzas Democráticas Sirias se expanden cada vez más por las regiones sunitas, ha surdido una creciente competitividad entre el gobierno y los kurdos por la lealtad de los clanes beduinos locales, que tienden a operar de manera pragmática y buscar vínculos con el lado más fuerte. Mientras que el gobierno tiene lazos históricos fuertes con estos clanes y puede explotar las tensiones étnicas entre árabes y kurdos, el aumento de las Fuerzas Democráticas Sirias y su control sobre lucrativos pozos de petróleo y rutas de contrabando ha cambiado el equilibrio. Se dice ahora que las Fuerzas Democráticas Sirias y sus aliados kurdos están pagando salarios significativamente más altos que el gobierno sirio y sus líderes milicianos, erosionando las redes de este último. Esta, también, parece ser una razón tras los enfrentamientos en Hasakah.
Tal vez no sea coincidencia que una demanda primaria de las YPG sea la disolución de las Fuerzas de Defensa Nacional en Hasakah. Las milicias han sido una fuente de anarquía y una irritación constante para las YPG y las fuerzas de seguridad kurdas. Pero también sirven como vehículo para el sentimiento nacionalista árabe, convocando a las comunidades beduinas locales contra las YPG y bloqueando los intentos kurdos por convencer, coaccionar o cooptar a los líderes de las tribus.
Un ligero sabor a terror
La razón principal tras la decisión del ejército sirio de enviar bombarderos a Hasakah es quizás una muy simple: debilidad. Los kurdos están avanzando y Damasco necesita apuntalar la moral de sus combatientes, al tiempo que demuestra que, aunque el gobierno baasista es débil en tierra, aún tiene un montón de músculo en el aire. También muestra que, a pesar de que es posible que Assad no sea capaz de mantener su control sobre Hasakah, si los kurdos estuvieran librando una decidida campaña para acabar con el aparato de seguridad del partido Baath, él podría hacer que la vida en la ciudad resultara muy desagradable.
Gracias al pacto tácito de no agresión entre las YPG y el ejército, muchas de las áreas kurdas de Siria han mantenido algún tipo de acceso a servicios útiles del gobierno central, como salarios del sector público, sanidad, escuelas, viajes con líneas aéreas civiles y tramitación de documentación estatal como pasaportes, tarjetas de identidad, registros legales y registros de propiedad. Todo esto podría perderse si el gobierno fuera expulsado de la ciudad. No menos importante es que los kurdos han quedado a salvo de los ataques aéreos del gobierno, que han sembrado el terror en la Siria controlada por la oposición desde 2012.
Este estado de cosas ha beneficiado a los civiles kurdos y también al proyecto político de las YPG. Mediante una cooperación pragmática o tomando el control de centros funcionales del gobierno, complementados con algunas nuevas instituciones propias, los kurdos han sido capaces de establecer un gobierno regional autónomo en la zona conocida como Rojava, en el norte de Siria. Aunque el Partido Baath ha perdido su influencia política en estas áreas, conserva el acceso y una potencial influencia a través de los lazos institucionales y económicos residuales que las conectan a Damasco, que podrían ser cortados. Además, los kurdos son muy conscientes de la increíble destrucción causada por la fuerza aérea siria en las zonas controladas por grupos rebeldes árabes. El bombardeo de Hasakah desde el 18 de agosto ya ha hecho huir a civiles kurdos al norte hacia Qamishli.
Además de su potencial impacto en el equilibrio militar y la moral de las fuerzas de Assad en Hasakah, los bombardeos parecen diseñados para demostrar a las autoridades kurdas que tienen que tomar una decisión: si quieren destruir el gobierno del Partido Baaz en Hasakah u otras áreas del Kurdistán sirio, pueden hacerlo. El ejército no puede detenerlos. Pero tal elección acarrearía consecuencias: los barrios civiles, la economía y las instituciones de Rojava podrían sufrir el mismo tratamiento que los de Homs, Deraa y Alepo.
¿Señalando sutilmente a Turquía?
La escalada del gobierno también puede haber tenido otros usos. Como leales y a menudo miembros veteranos del PKK, los líderes kurdos sirios mantienen un enfoque muy ajustado sobre el papel de Turquía en la región. El gobierno de Ankara sigue siendo el principal enemigo del PKK y también una fuerza poderosa en Siria. En los últimos meses, Turquía ha estado realineando su política exterior. A pesar de que Ankara se mantiene hostil a Assad, hay algunos indicios de que podría estar buscando un entendimiento pragmático con él respecto a la cuestión kurda. Irán y quizás también Rusia están tratando ansiosamente de fomentar estas ideas; los ministros de Asuntos Exteriores iraní y turco han acordado recientemente trabajar para preservar la «integridad territorial» de Siria.
Como era de esperar, por lo tanto, la filial del PKK en Siria sospecha la intervención de la mano de Turquía en los últimos eventos en Hasakah. «El régimen sirio está aparentemente trabajando con algunos países de la región y en especial con Turquía», han declarado las autoridades de Rojava en un comunicado, afirmando: «Ésta es una indicación de la coordinación entre Turquía, Irán y el régimen baasista de Siria para detener la ejecución del proyecto democrático en el norte de Siria y Rojava». El líder kurdo sirio Saleh Muslim ha condenado de manera similar la» mentalidad baasista» y ha acusado a Assad de intentar dar «pruebas de buena conducta a Turquía, sobre todo tras el reciente acercamiento de Irán hacia Ankara» El comandante de las YPG Lewend Rojava quien, al igual que Muslin, atribuyó los enfrentamientos «al chovinismo del régimen baasista», se mostró algo más cauto en su análisis, según informó la agencia de noticias ANHA, cercana al PKK: «Estamos siguiendo las reuniones que se mantienen entre el régimen sirio, Turquía e Irán, pero esperamos que no Turquía no intervenga en estos ataques, y deseamos que el régimen sirio no tome parte de la trama turca contra nuestras fuerzas».
Aunque no se puede considerar una invitación a conversaciones de paz, Damasco ha estado enviando señales sutiles a todo el que ha querido escuchar en Turquía, utilizando la retórica del silbido al perro tan apreciada en el partido Baas. El gobernador baasista de Hasakah, Mohamed Zaal al-Ali, hizo recientemente una declaración de similar apariencia conciliadora pidiendo a «todos los líderes políticos y militares del PKK la adhesión a su lealtad y pertenencia a su patria». La Dirección Política del Ejército Árabe Sirio se ha pronunciado en tonos similarmente comedidos, cargando la culpa de los combates en el «PKK». Esas tres letras son de hecho una buena descripción del grupo con el que están luchando en Hasakah, pero no es el término normalmente utilizado por el gobierno sirio. En los últimos cinco años, Damasco se ha referido más a menudo a las facciones pro-PKK en Siria por el simple uso de sus nombres oficiales (como YPG, Asayish, etc.) o con alguna expresión curiosamente patriótica, como «ciudadanos kurdos leales». Es raro que empleen el término “PKK» y es más raro aún que lo suelten en los medios de comunicación estatales.
Lo que está sucediendo ahora, con la diplomacia turco-iraní-rusa en fluidez total, no es probable que sea una coincidencia y las señales parecen recibirse alto y claro. «Esta es una situación nueva», ha declarado a la prensa el sábado el Primer Ministro turco Benali Yildirim. «Está claro que el régimen ha entendido que la estructura que los kurdos están tratando de formar en el norte ha comenzado a convertirse en una amenaza para Siria también». Y, ya sea verdadera o falsa, el diario libanés al-Safir, afin a Assad, asegura ahora que un ayudante del director de la inteligencia turca, Hakan Fidan, visitó Damasco el domingo para «discutir los acontecimientos en el norte de Siria con un alto funcionario de la seguridad siria.»
La mano de Assad sigue siendo débil
Entonces, ¿todo esto es parte del plan de Assad? Probablemente no. Los recientes cambios en la retórica de Turquía respecto a Siria obviamente no han escapado a Damasco y, ciertamente, se han incubado planes para explotar estos cambios. Pero el gobierno sirio parece principalmente estar reaccionando a la amenaza a la que se enfrenta en Hasakah y, en lugar del despliegue de una gran conspiración, puede que estemos siendo testigos de un episodio de diplomacia regional que aprovecha los rifirrafes de las milicias locales. Sea lo que sea que en realidad esté provocando estos enfrentamientos con las YPG, el gobierno sirio no tiene nada que perder con explotarlos políticamente.
En el mejor de los casos, Assad será capaz de aprovechar la cuestión kurda para influir lentamente en las ideas de los líderes de Ankara o, al menos, provocar confusión en la actual política pro-rebelde del Presidente Recep Tayyip Erdogan. Incluso si esto no sucede, es seguro que provocará un escalofrío en la columna vertebral de todos los partidarios del PKK, muchos de los cuales están condicionados, como es comprensible debido a su amarga historia, a no esperar nada más que la traición de la comunidad internacional. Las YPG arremetieron furiosamente contra las declaraciones del gobierno sirio sobre el PKK el sábado, alegando que el régimen sirio «el desesperado régimen baasista está distorsionando los hechos y hablando con la lógica del Estado turco, describiéndonos como una extensión de otras partes del Kurdistán, al tiempo que son conscientes de nuestra independencia». Un pacto Assad-Erdogan contra los kurdos parece poco realista en estos momentos, pero el temor de que pueda materializarse en un futuro aún puede ayudar al ejército sirio en sus conversaciones de alto el fuego con los kurdos en Hasakah. Además, como los europeos, americanos, turcos, árabes y otros ponderen su papel en la guerra de Siria, cualquier signo de flexibilidad y pragmatismo por parte de Assad es muy probable que le resulte de beneficio.
Aun así, la hostilidad entre Damasco y Ankara está tan arraigada que es difícil imaginar cualquier cambio importante en su relación, a pesar de los mejores esfuerzos de Irán y Rusia. Lo que sucede en el terreno es mucho más importante que lo que dicen o no dicen los funcionarios del gobierno sirio, y si los EE.UU. se involucraran en el lado kurdo, la ventaja restante de Assad podría desmoronarse rápidamente.
Además, hay otras maneras de leer lo que acaba de ocurrir en Hasakah. Es muy posible que los funcionarios turcos analicen la situación allí y concluyan que, lejos de ser un aliado potencial en la lucha contra el PKK, el ejército sirio es por ahora demasiado débil en el este y en las zonas fronterizas para resultar de utilidad a nadie.
Anteriormente en Siria en Crisis (original en inglés):
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Syria’s Kurdish Army: An Interview With Redur Khalil (December 25, 2013)
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The People’s Rule: An Interview With Saleh Muslim, Part I (February 27, 2014)
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Knocking On Every Door: An Interview With Saleh Muslim, Part II(February 28, 2014)
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What’s Behind the Kurdish-Arab Clashes in East Syria? (January 23, 2015)
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Syria’s Bedouin Tribes: An Interview With Dawn Chatty (July 2, 2015)
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Syria’s Kurds at the Center of America’s Anti-Jihadi Strategy (December 2, 2015)
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Manbij: A Dress Rehearsal for Raqqa? (August 10, 2016)
Fuente: Carnegiee
Traducido por Rojava Azadi